Desde
el cobre hasta China...
Señales
de enfriamiento global
Por
Gregory Zuckerman y Liam Pleven, en Nueva York,
y James T. Areddy en Shanghai
Wall
Street Journal, 26/09/11
Durante meses,
la atención de los mercados se ha centrado casi
exclusivamente en Europa y Estados Unidos. Pero ahora, súbitamente,
los inversionistas tienen razones para preocuparse por la
salud del resto del mundo.
La semana
pasada, el Promedio Industrial Dow Jones descendió 6,4% en
su peor semana desde octubre de 2008. En lo que va del año,
el índice acumula una pérdida de 7%. El Standard &
Poor's 500 tuvo un desempeño casi igual de nefasto la
semana pasada y registra una caída de 9,6% en lo que va del
año.
Pero en lugar
de concentrarse únicamente en la deuda griega, los bancos
europeos y la economía estadounidense, muchos
inversionistas se están poniendo nerviosos ante un nuevo
conjunto de indicadores que podría presagiar un
enfriamiento global.
El derrumbe
del cobre y el descenso de las bolsas de Shanghai, Hong Kong
y São Paulo tienen a algunos al borde de un ataque de
nervios. Otros están pendientes de un bajón en los bonos
basura y el repentino debilitamiento en las acciones de
empresas siderúrgicas y mineras.
"El cobre
está cayendo, Brasil está cayendo, China está
cayendo", dice Michael Aronstein, presidente de
Marketfield Asset Management, que gestiona fondos de más de
USS$1.000 millones. "La gente está contando con que
mercados remotos impulsen el crecimiento", añadió.
"Es ahí donde va a surgir la decepción".
El desplome de
22% en el precio del cobre en septiembre ha sido
particularmente alarmante. La demanda de este metal está
muy ligada a la actividad económica.
El cobre se
usa en la construcción de viviendas y en la fabricación de
electrodomésticos y vehículos y su cotización está muy
expuesta a cualquier caída en el gasto de las personas,
empresas y gobiernos.
El reciente
declive del metal rojo es evidencia "convincente de una
desaceleración global de la actividad manufacturera",
dijo John Lonski, economista jefe de Capital Markets Group,
de Moody's. Los problemas del cobre también pueden
identificar debilidades en los mercados emergentes,
particularmente China, el mayor consumidor del metal a nivel
global.
Un descenso de
casi 10% en la Bolsa de Shanghai desde fines de julio, y una
caída de 21% en el índice Hang Seng de la Bolsa de Hong
Kong subrayan la forma en la que los inversionistas se están
volviendo cada vez más nerviosos acerca del crecimiento en
esa parte del mundo.
La evolución
de las bolsas chinas no siempre ha sido un indicador de la
actividad económica del país, de modo que los
inversionistas debieran interpretar su desempeño con
cautela. De todas formas, algunos economistas creen que es
probable que el crecimiento chino esté perdiendo fuerza. La
demanda de petróleo del país en agosto alcanzó su nivel más
bajo desde octubre del año pasado, de acuerdo con una
estimación de Platts, una firma de investigación del
sector energético y metalúrgico, aunque acumula un alza de
7% en los últimos 12 meses.
El cambio de
ritmo es consecuencia en parte de la decisión del gobierno
de relevar el motor de la economía, que hasta ahora han
sido los proyectos de infraestructura del Estado, como el
sistema de trenes de alta velocidad.
Pero las
exportaciones también parecen sentir la presión, dicen los
inversionistas, a medida que se desacelera el crecimiento en
otros países. El mercado de vivienda chino también muestra
señales de avanzar a un ritmo más lento.
Cabe aclarar
que existe la posibilidad de que China simplemente esté
reduciendo la marcha desde un ritmo insostenible. La caída
del cobre, a su vez, puede ser una corrección respecto de
niveles demasiado altos. Kevin Norrish, director ejecutivo
de investigación de materias primas de Barclays Capital,
dijo que la estimación de consumo de cobre por parte de
China en agosto fue las más alta en años.
La debilidad
del cobre y las acciones chinas también pueden indicar que
los especuladores están sintiendo una restricción de su
financiamiento, dicen algunos.
De todas
formas, cualquier desaceleración de China tendría un
impacto en el crecimiento global, especialmente en economías
emergentes como Brasil, que venden materias primas y otros
productos al gigante asiático.
De hecho, los
mercados que hasta hace poco resistieron bien muestran
grietas, lo que sugiere que puede haber menos motores de
crecimiento de los previstos. El índice Ibovespa, que
agrupa las principales acciones de la Bolsa de Sao Paulo,
por ejemplo, cayó más de 7% la semana pasada.
La caída la
semana pasada de las acciones de empresa mineras, siderúrgicas
y carboníferas es otra evidencia del enfriamiento global,
ya que estas industrias dependen en gran medida del
crecimiento internacional.
Al mismo
tiempo, los precios de los bonos basura están a niveles que
sugieren que las cesaciones de pago llegarán a 8% de los
emisores en el próximo año, dicen analistas. "El
mundo está ahora en medio de una desaceleración
sincronizada", dice Mohamed El–Erian, presidente
ejecutivo de Pacific Investment Management Co., la firma de
bonos más grande del mundo.
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