La
OCDE prevé un frenazo en seco del crecimiento de la zona
euro en 2012
El
agravamiento de la crisis
El
organismo internacional cree ahora que el PIB de los 17
avanzará sólo un 0,3% el próximo año, frente al 2%
que
pronosticaba hace cinco meses
Por
A. Bolaños
Bloomberg
/ El País, 01/11/11
"El
mensaje que queremos dar es que esto no tiene buena
pinta". El secretario general de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel
Gurría, optó ayer por no andarse por las ramas para
describir lo que espera en los próximos meses a los países
desarrollados, los mismos que integran la organización que
dirige. Como es norma desde el verano, el foco de preocupación
vuelve a ser la zona euro. Las cifras son tan elocuentes
como las palabras de Gurría. Según las nuevas previsiones
de la OCDE, la zona euro crecerá solo un 0,3% el próximo año,
mucho menos que lo que pronosticaba (un 2%) hace cinco
meses.
A
lo que apuntan las nuevas estimaciones del foro que
representa a una treintena de países industrializados es a
que el crecimiento europeo está ya en punto muerto.
Anticipan, incluso, que varios países corren el riesgo de
volver a dar marcha atrás, dos años después de que los
organismos internacionales proclamaran el fin de la Gran
Recesión. "En la zona euro, lo más probable es un
frenazo acentuado, con episodios de moderado
retroceso", detalla el informe de seis páginas que
acompaña al pronóstico de la OCDE.
Además
de un adelanto de las previsiones de otoño -las
estimaciones país por país se publicarán a finales de
noviembre-, el informe contiene las recomendaciones de la
OCDE a los líderes de los países avanzados y emergentes,
que celebran este viernes la sexta cumbre del G-20, en
Cannes (Francia). "En 2008, respondieron al reto de la
crisis con un plan claro y coherente y evitamos una segunda
Gran Depresión. Ahora, la adopción y desarrollo de un Plan
de Acción es igual de necesario para recuperar la
confianza", lanza el club de países industrializados.
La
formulación de un Plan de Acción de Cannes, como ya ha
sido bautizado por la presidencia francesa del G-20, fue uno
de los compromisos alcanzados en la anterior cumbre,
celebrada en Seúl, hace un año. El objetivo inicial era
pactar medidas a medio plazo para mitigar los efectos de
modelos económicos muy desequilibrados, con países (como
EE UU) que basan su crecimiento en el gasto y la deuda, y
otros (como China), muy orientados a las exportaciones y el
ahorro. Pero los ministros de Economía del G-20 anunciaron
hace un mes que el plan también incorporaría una
respuesta, inmediata y global, ante la nueva crecida de la
crisis financiera.
La
presidencia francesa se afana en lograr que cada país
especifique qué medidas va a tomar en los próximos meses.
Pero el margen es ahora, con las cuentas públicas en números
rojos, amplios programas de liquidez en marcha y tipos de
interés bajos, más reducido que en 2008. Y aun así, Gurría
reclamó de los Gobiernos más activismo. "Sin cambios,
vamos a tener durante mucho tiempo un crecimiento muy lento,
un desempleo elevado y un alto nivel de deuda. Tenemos que
agitar esto", insistió.
El
riesgo de un frenazo económico que impida volver a crear
empleo amenaza también a Estados Unidos, cuyas previsiones
sufrieron una revisión drástica (en 2012 avanzaría un
1,8%, frente al 3,1% que la OCDE pronosticaba en primavera).
Pero la falta de crecimiento y los problemas para reactivar
el flujo de crédito son ahora mucho más urgentes en la
zona euro. Y la situación se deteriora muy rápido: cuando
el FMI alertó en septiembre de que la recesión volvía a
ser una posibilidad, pronosticó que el PIB de la zona euro
crecería un 1,1% en 2012. Un mes después, la OCDE deja esa
previsión en el 0,3%.
Gurría
enfatizó que, ante la amenaza de recesión, el Banco
Central Europeo sí "tiene aún un poco de margen, y
debería usarlo". No es la primera (ni será la última)
petición al banco central para que baje los tipos de interés
de la zona euro, ahora en el 1,5%. "Les recomendaría
que lo reduzcan, entiendo que se preocupen por las presiones
inflacionistas futuras, pero el problema hoy es el
crecimiento", añadió el secretario general de la
OCDE. Mario Draghi, exgobernador del Banco de Italia,
preside desde esta semana el BCE en sustitución de
Jean-Claude Trichet. Y su primer Consejo de Gobierno, donde
se revisa la política de tipos, tendrá lugar este jueves,
solo un día antes de la cumbre del G-20.
La
OCDE considera que los acuerdos adoptados la pasada semana
por la zona euro -refuerzo del fondo de rescates, quita
pactada de la deuda griega y recapitalización de la banca-,
"van en la buena dirección" para contener la
crisis financiera. Pero espera "una información más
detallada sobre su desarrollo" para dar su veredicto
definitivo.
La
OCDE hace recaer el peso de sus recomendaciones para
reactivar el crecimiento en las "reformas
estructurales". Pese a las estrecheces presupuestarias,
el organismo pide que se refuerce a los servicios públicos
de empleo para invertir en formación. Al tiempo, reclama
una nueva regulación laboral que dé más protección a los
trabajadores temporales en detrimento de la que disfrutan
los trabajadores con contrato estable. Y abunda en la
necesidad de liberalizar el comercio y las actividades
reguladas por colegios profesionales.
El
recetario es muy similar al que, de forma recurrente,
prescribe a la economía española. "Ha hecho mucho en
la dirección adecuada", fue la escueta referencia a
España que se le pudo sacar a Gurría ayer.
Unión
Europea
Dadme una palanca y hundiré al mundo
Por Alejandro Nadal (*)
La Jornada, 02/11/11
En los dramas de Eurípides y Sófocles
las figuras heroicas frecuentemente se suicidan para
liberarse de situaciones en las que se saben perdidos de
antemano. Para el héroe no hay salida y camina
inexorablemente hacia su propia destrucción. Los profetas
en la tragedia griega poseen información y la utilizan para
encauzar al héroe hacia su destrucción, presentándola a
través de adivinanzas indescifrables o herméticos enigmas.
La tradición se mantiene viva en
Europa, pues hace unos días, en la cumbre de líderes
europeos para dar la solución definitiva a la crisis del
euro, se hizo alarde de los mismos impulsos suicidas y se
sentaron las bases de la destrucción inexorable de la
moneda común.
La cumbre anunció una rasurada de 50
por ciento sobre el principal de la deuda griega. Se dice
que es un recorte voluntario para no desencadenar un evento
crediticio. Pero ¿qué es un evento crediticio? Ese
eufemismo alude veladamente al cataclismo financiero que se
produciría si se cumplen las condiciones de los seguros de
deuda que los bancos europeos han contratado con sus
contrapartes estadunidenses para cubrirse en caso de impago
por parte de algún gobierno de la eurozona. Para que los
bancos acepten, se les ha presionado, chantajeado y
corrompido con un paquete de incentivos de 30 mil millones
de euros.
Luego vino el plato fuerte: el anuncio
de la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad
Financiera (FEEF) hasta un billón de euros. Y si usted se
pregunta de dónde sacaron ese dinero, la respuesta es que
no lo tienen. El anuncio es un engaño: el Fondo no ha sido
dotado de un céntimo de recursos frescos.
Esto demanda una explicación. Se podría
haber utilizado al Banco Central Europeo para imprimir unos
700 mil millones para aumentar el poder del Fondo. Pero los
alemanes están en contra. Así que se espera que el sector
privado en Europa pueda proporcionar una parte de este
monto. Pero con las perspectivas a la baja, esa aportación
no rebasaría unos cuantos millones de euros. Entonces, ¿de
dónde piensan los líderes europeos sacar el resto?
La respuesta: de China. Sí, ahora le
toca a esa pieza mitológica llamada mercados emergentes
rescatar a la vieja Europa. Claro, el comunicado también
habla de Brasil e India, pero no hay que engañarse. Esos
dos no podrían entrarle a una aventura de este calibre. Por
eso lo primero que hizo Sarkozy saliendo de la reunión fue
llamar a Hu Jintao para darle la buena nueva. El presidente
chino recibió el mensaje con frialdad.
El plan es absurdo. La mayoría de los
países europeos (salvo Alemania e Irlanda) mantiene un déficit
comercial importante con Pekín. Así que pedirle recursos a
China para apuntalar el FEEF equivale a pedirle dinero
prestado para seguir comprando sus exportaciones. Las
relaciones comerciales y financieras entre China y Estados
Unidos han estado basadas en el mismo principio, lo que
condujo a los desequilibrios globales que han marcado la
economía mundial en las últimas décadas.
Los chinos exigirían condiciones para
entrar en un arreglo de este tipo. Demandarían un mejor
acceso a los mercados europeos, lo que ayudaría a
deteriorar todavía más la balanza comercial y el empleo en
Europa. Luego vendría el tema delicado de la paridad
cambiaria. Ya un miembro del comité de política monetaria
del banco central chino ha declarado que a cambio de
invertir en el FEEF, Pekín apremiaría a los europeos para
que no se quejen de la manipulación cambiaria que mantiene
el renminbi subvaluado.
China tienen sus problemas: una
gigantesca burbuja inmobiliaria, bancos con estados
financieros de dudosa transparencia y una fuerte
sobre-inversión en varias industrias fundamentales. Tendría
que enfrentarles antes de comenzar a jugar al fortachón del
barrio que arregla problemas ajenos.
Este enredo esconde una profunda
distorsión del Fondo europeo de estabilidad financiera:
ahora el apalancamiento se ha convertido en una de sus
características esenciales. Apalancar significa utilizar
una pequeña cantidad de dinero para conseguir más recursos
y poder invertir (y especular). Y eso es precisamente lo que
Sarkozy y la Merkel pretenden que se haga con el FEEF. El
anuncio de la cumbre europea hasta ofreció la creación de
un vehículo especial para atraer inversionistas, no muy
diferente de los CDO (collaterized debt obligations) que
desempeñaron un papel nefasto como detonantes de la crisis
financiera. Resulta paradójico que el apalancamiento, práctica
tan apetecida de los especuladores, se haya insertado en el
corazón del instrumento que se suponía podía dominar los
excesos de la especulación financiera. Arquímedes habría
observado que con esta palanca no se necesita un punto de
apoyo para hundir la economía mundial.
Al igual que los personajes trágicos,
los líderes europeos muestran total incapacidad para
aprender y leer las señales. Creyendo dominarlas, abrazan
con gusto las fuerzas de su propia destrucción. Keynes,
quien conocía bien a los clásicos, les hubiera dicho que
el futuro es incierto.
(*) Alejandro Nadal es economista, profesor
investigador del Centro de Estudios Económicos, El Colegio
de México, y colabora regularmente con el diario mexicano
de izquierda La Jornada.
La OIT
vaticina que la crisis de empleo
seguirá hasta 2016
La eurozona bate el récord de parados
desde que nació el euro
Por M. V. Gómez
El País, 01/11/11
La crisis financiera mundial ha hecho
mucha mella en el empleo. España es el ejemplo más dramático.
El parte, de momento, arroja cinco millones de parados,
antes 1,8. Pero la factura en puestos de trabajo ha sido
alta en casi todo el mundo. Cicatrizar esta herida costará
mucho tiempo. La Organización Internacional del Trabajo
(OIT) calcula que harán falta cinco años, hasta 2016. Según
los cálculos de la agencia dependiente de la ONU, recuperar
los niveles de empleo previos al estallido financiero
precisa 80 millones de empleos. Sin embargo, "la
reciente desaceleración económica" hace que esto no
sea posible a corto plazo, por lo que retrasa un año su
pronóstico inicial de recuperación.
La OIT critica con dureza la política
seguida por la mayoría de países para salir de la crisis
en un informe previo a la cumbre del G-20 que se celebra el
próximo viernes en Cannes (Francia) y que se publicó ayer.
"No se ha puesto suficiente atención al potencial que
los empleos podrían tener para impulsar la recuperación.
Los países se han enfocado principalmente en tranquilizar a
los mercados financieros. [...] El debate se ha enfocado en
la austeridad fiscal y en cómo ayudar a los bancos [...].
El empleo ha quedado relegado como tema de segunda
instancia", analiza.
Las críticas de la OIT van más allá
de las políticas seguidas para salir de la crisis. La
organización -integrada por Gobiernos, sindicatos y
empresarios de todo el mundo- también lanza sus dardos
contra la moderación salarial en los últimos 20 años.
"No ha generado una mayor inversión real",
explica. "La moderación salarial ha contribuido a
exacerbar los desequilibrios globales, lo cual, aunado a las
ineficiencias del sistema financiero, dio paso a la crisis y
la sigue perpetuando".
Entre las advertencias que lanza el
organismo internacional está la del aumento del descontento
social, que, según las encuestas que maneja, ha crecido en
el 40% de los países estudiados (119) como consecuencia de
que han empeorado las condiciones de vida. Tomando como base
los estudios sociológicos de la empresa de sondeos
estadounidense Gallup, la OIT apunta a que es en las economías
avanzadas donde más posibilidades hay de que avance más el
descontento social.
El argumento de la OIT encaja con los
datos conocidos ayer de la evolución del paro en la zona
euro. Desde que se puso en marcha la moneda única nunca
hubo tantos desempleados. Según los datos que ayer publicó
Eurostat, en la eurozona hay 16,2 millones, cinco más que
cuando comenzó la crisis. La tasa de paro ha llegado en
septiembre al 10,2. En el conjunto de la Unión Europea, el
paro se ha situado en el 9,7%, con 23,2 millones de parados.
España es, en buena medida,
responsable de esta evolución. Según Eurostat, que elabora
sus estimaciones partiendo de la EPA y los registros de las
oficinas de empleo, de los 16,2 millones de parados, 5,2 se
encuentran en España, el 32,4%.
A comienzos de 2007, año en que comenzó
la crisis, el paro español apenas representaba el 10% del
de la zona euro. Estos datos muestran, una vez más, que las
crisis económicas en España se ceban en mayor medida con
el empleo que en el resto de los socios europeos.
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