Tigre
de papel
Washington
decreta un año de tregua global
Por
Thierry Meyssan (*)
Red
Voltaire,
10/12/07
Al
cabo de dos años de prueba de fuerza en Washington, la
administración Bush–Cheney acaba de ceder al aceptar una
suspensión de las grandes operaciones militares, aunque no
renuncia definitivamente a su política de rapiña global.
Thierry Meyssan analiza y describe este cambio temporal de
rumbo y evalua sus consecuencias internacionales.
Luego
de varios meses de vacilación, Washington ha tomado la
decisión final. Desde el principio del verano no se había
emitido ninguna directiva destinada al "Gran Medio
Oriente", fuera de lo tocante a la crisis pakistaní.
Los conflictos empeoraban en Palestina, Líbano e Irak y se
acumulaban los indicios más contradictorios en cuanto a Irán.
Todos estaban a la espera de un pronunciamiento claro por
parte de la Casa Blanca, sin que este acabara de tener
lugar.
El
Imperio, víctima de su propio poderío
Este
vacío indicaba la existencia de una profunda crisis en
Estados Unidos.
El
balance de 7 años de administración Bush–Cheney, desde
un punto de vista de los intereses económicos
transnacionales que la controlan, es desastroso. Es cierto
que empresas como Halliburton o Lockheed–Martin han
obtenido extraordinarias ganancias, pero el sistema alcanza
ahora aun punto de desequilibrio –si no de ruptura– que
se expresa simultáneamente en la crisis del crédito
inmobiliario (subprime) y la caída del dólar.
En
lo adelante, lo que se encuentra en peligro es el predominio
monetario de Estados Unidos sobre el resto del mundo [1] al
extremo que la Reserva Federal se ha visto obligada a
suspender la publicación del índice M3, correspondiente a
marzo 2006, convirtiendo así la cantidad de billetes verdes
en circulación en un secreto de Estado. La medida ha
llevado muchas instituciones a la conclusión de que
Washington estaba recurriendo a la fabricación de billetes
y que, como no está en correspondencia con une realidad
económica concreta, el dólar corre el riesgo de hundirse a
mediano plazo [2].
El
presidente de Venezuela, Hugo Chávez, llamó a los Países
No Alineados a salir del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial y a participar en la fundación de una nueva
institución, el Banco del Sur [3]. Posteriormente, invitó
a los Estados miembros de la OPEP a no seguir facturando el
petróleo en dólares [4]. Independientemente de su papel
como moneda de cambio, el dólar ya ha perdido parcialmente
su función como moneda de reserva: sólo el 65% de las
reservas de los bancos centrales sigue siendo en dólares.
Hasta los diarios preferidos de la City londinense, el
Financial Times [5] y el semanario The Economist [6] han
hecho sonar las sirenas de alarma. Para los golden boys británicos
más vale mantenerse bajo el amparo de las monarquías
petroleras del Golfo que a la sombra del dólar
estadounidense.
La
credibilidad militar del Pentágono está en entredicho
debido a los reveses sufridos en Afganistán e Irak,
mientras que los altos oficiales de las fuerzas terrestres
lanzan advertencias a la administración civil ante el
excesivo despliegue de tropas y el agotamiento de los
soldados estadounidenses. Sin más dilación, Rusia y China
desafían abiertamente la hegemonía estadounidense en
Europa Central mediante el cierre de sus puertos a los navíos
de guerra norteamericanos que se ven en dificultades,
aumentando además las incursiones aéreas de sus
bombarderos dentro de la zona de la OTAN y al establecer una
alianza militar apenas camuflada (la Organización de
Cooperación de Shangai) para expulsar a la CIA de Asia
Central, entrenar conjuntamente sus propias fuerzas,
establecer formas de coordinación entre estas y aportar su
apoyo a Irán.
El
proyecto de la Casa Blanca de utilizar armas nucleares tácticas
contra Irán luego de una provocación que podría costarle
una de sus flotas a la marina de guerra estadounidense
sacudió a la clase dirigente de Estados Unidos [7].
El
almirante William Fallon, comandante en jefe del CentCom (o
sea, de las fuerzas estadounidenses en el "Gran Medio
Oriente", y su estado mayor anunciaron que se negarían
a ejecutar una orden en ese sentido y que dimitirían de
forma colectiva [8]. Medios militares mencionaron que entre
las responsabilidades de los oficiales superiores se
encuentra la de evitar una guerra que arrastraría el país
a la catástrofe, responsabilidad que podría llevarlos a
organizar un golpe de Estado [9]. El escándalo del B–52
de la base de Minot [10] y la posterior muerte de los
principales testigos de dicha operación, así como la
autodestrucción de un satélite espía [11] hacen pensar
que las tensiones internas se han hecho extremas.
El
senador y candidato demócrata Joe Biden mencionó la
posibilidad de emprender el proceso de destitución del
presidente en caso de que éste ordenase atacar Irán [12].
Mientras tanto en el Departamento de Justicia corren rumores
sobre la organización de un nuevo Watergate que nuevamente
permitiría que la "garganta profunda" del FBI
hiciera caer al presidente [13].
Solución:
el "poder inteligente"
En
diciembre de 2006, el Iraq Study Group, comisión
bipartidista del United States Institute of Peace, más
conocido en los medios de difusión bajo el nombre de
"Comisión Baker–Hamilton", aconsejaba un vuelco
total de la política de la administración Bush: retirada
masiva de las tropas destacadas en Irak y diálogo con Siria
e Irán. En otras palabras, suspensión léase abandono–
del proyecto de remodelamiento del "Gran Medio
Oriente".
Como
forma de resistencia ante las presiones conjuntas de sus
amigos republicanos y de sus rivales demócratas, el equipo
Bush–Cheney se limitó a sacrificar a Donald Rumsfeld,
reemplazándolo como secretario de Defensa por un miembro de
la propia Comisión, Robert Gates. Este último limitó su
accionar a poner fin al proceso de privatización de las
fuerzas armadas y a culpabilizar a su principal contratista,
la empresa Blackwater.
Este
cambio de fachada gubernamental sirvió para ganar tiempo y
elaborar un proyecto político alternativo, basado en algo
que no sea la fuerza bruta. El Center for Strategic and
International Studies (CSIS) [14], que financió la
actividad del Iraq Study Group, organizó un nuevo
compromiso –esta vez lejos de las cámaras. La Comisión
bipartidista Armitage–Nye sobre el "poder
inteligente".
Además
del hecho que la propia expresión "poder inteligente
(Smart Power) no puede menos que movernos a risa cuando
pensamos que se refiere precisamente a lo que le falta a la
política actual de la administración Bush, su aparición
debe ser interpretada como la búsqueda de una síntesis
entre el Hard Power clásico (o sea, la llamada política de
"la zanahoria y el garrote") y el Soft Power (o
explotación de la atracción que puede presentar el modelo
estadounidense), que tanto propagandiza el profesor Nye.
Esta
manera de actuar responde a tres objetivos principales:
•
Dar un respiro a los militares, ya agotados por el ajetreo
de la guerra en el "Gran Medio Oriente";
•
Garantizar ganancias a las grandes industrias que no forman
parte del tríptico armamento–energía–farmacia
(software, medios de difusión, entertainment, etc.) y que,
lejos de sacar ganancias de la guerra, están perdiendo
mercado a medida que se desarrolla el
"antiamericanismo";
•
Limitar los gastos públicos en momentos en que el
presupuesto del Pentágono se ha convertido en un barril sin
fondo que se está tragando la economía estadounidense.
Receta:
un año de convalecencia
Tres
ejes caracterizan esta concertación:
•
Washington renuncia a la fuerza en todos los frentes y a la
intimidación. Simbólicamente, habrá que cerrar el campo
de detención de Guantánamo. La administración renuncia
simultáneamente al unilateralismo y a la creación de
coaliciones ad hoc y vuelve a la diplomacia clásica. De
modo general, para obtener apoyo a largo plazo, será
conveniente asociar la mayor cantidad posible de Estados a
la toma de decisiones y a la ejecución de las mismas. La
ONU es el marco más apropiado en lo tocante al
mantenimiento de la paz, la reconstrucción, la salud pública
y la lucha contra el calentamiento global. Washington tendrá
que dar también la impresión de que ya no desprecia el
derecho internacional, razón por la cual tendrá que firmar
alguna que otra de las convenciones antes rechazadas.
•
Washington renuncia al actual principio de la globalización
en virtud del cual la modernización de un país se traduce
en la agravación de las desigualdades sociales. La ayuda al
desarrollo tendrá que ser coordinada, por no decir
centralizada, según el modelo del Plan Marshall, para que
la gente acepte el remodelamiento de las sociedades
partiendo del presupuesto que este se acompañará de una
mejora de sus condiciones de vida. Se dará la prioridad a
las acciones dirigidas al campo de la higiene (como la
construcción de infraestructuras para el agua potable) y de
la salud porque sus consecuencias positivas son visibles
para todos. Esta ayuda pasa por la creación de una agencia
estadounidense especializada y por una reforma de la
Organización Mundial de la Salud. También habrá que
modificar las reglas del comercio internacional mediante una
reactivación del ciclo de Doha, para evitar que se
generalice la pobreza, fuente de conflictos. Este
voluntarismo debe acompañarse de un plan interno de
reformas para que, cuando aparezca el próximo huracán
Katrina, Washington pueda presentarse como un protector
eficaz.
•
Este reajuste político implica una suspensión de toda acción
militar de envergadura hasta la próxima elección
presidencial (aunque podrían realizarse maniobras en el
desierto de Darfur).
Aunque
no desea abordar el tema ante la opinión pública, el
Departamento de Estado convocó una conferencia
internacional en Annapolis para presentar la tregua a las
grandes potencias [15]. En realidad, no se discutió allí
el tema de la agenda. El objetivo era únicamente informar a
los participantes que habrá una pausa en la colonización
de la región y presentarles un calendario [16]. Se congeló
por un año el conflicto israelí–palestino. Se pospuso la
proclamación de dos bantustanes en las reservas de Gaza y
Cisjordania, aunque se deja a los israelíes la posibilidad
de utilizar a su colaborador Mahmud Abbas para realizar las
operaciones policíacas que estimen necesarias.
La
participación de Siria en dicha conferencia refleja, como
aconsejaba la comisión Baker–Hamilton, la distensión del
cerco que atenazaba al trío Damasco–Beirut–Teherán.
Inmediatamente se autorizó a Serge Brammertz, jefe de la
misión de asistencia de la ONU ante la justicia libanesa, a
confirmar que Siria no tiene responsabilidad alguna en el
asesinato de Rafik Hariri. El subsecretario de Estado David
Welch ordenó al delegado del gobierno libanés de facto
presente en Annapolis, Tarek Mitra, que se eligiera como
presidente del Líbano al general Michel Sleimane. Este último,
que hace sólo 15 días era calificado aún como prosirio,
es presentado ahora como "un candidato neutro y de
consenso". Sin embargo, es el único militar del mundo
que ha vencido hasta ahora a los mercenarios islamistas de
la CIA ya que comandó el ejército libanés –que recibió
para ello equipamiento proveniente de Siria– cuando dicha
fuerza aplastó al movimiento Fatah al–islam en el
campamento de Nahr el–Bared.
Mientras
tanto, Mohamed el–Baradei, director de la Agencia
Internacional de la Energía Atómica (AIEA), fue autorizado
a confirmar que el programa nuclear iraní no presenta
peligro militar alguno a corto ni a mediano plazo [17]. Se
convocó además a una cuarta reunión entre Estados Unidos
e Irán sobre el problema de Irak (donde la resistencia
pro–iraní mantiene la presión sobre los más de 300 000
militares estadounidenses y contratistas).
Lo
más importante es que el vicealmirante John Michael
McConnell, director nacional de inteligencia, obligó a las
16 principales agencias estadounidenses de inteligencia a
redactar una síntesis que contradice todos sus informes
anteriores al aseverar que Irán puso fin a todo programa
militar nuclear desde el año 2003 y que no tendría la
capacidad necesaria de producir suficiente plutonio para una
bomba
atómica hasta el año 2015 (ver documento adjunto). Por
consiguiente, el ataque estadounidense contra Irán se
pospone sine die. Al mismo tiempo, el proyecto de dividir
Irak en tres Estados queda para las calendas griegas –lo
cual implica que se autoriza a Turquía a incursionar en el
Kurdistán iraquí. El secretario de Estado adjunto John
Negroponte viajó inmediatamente al Kurdistán iraquí para
anunciar la posposición del referendo sobre el estatuto de
Kirkuk.
Enfermera:
Condoleezza Rice
En
su discurso del 22 de noviembre en la universidad de Kansas,
el secretario de Defensa Robert Gates trató de envolver
este viraje político en un manto de sabiduría: Estados
Unidos tiene que sacar lecciones de la experiencia, la
fuerza militar no es suficiente para la obtención de la
paz, es hora de fortalecer el presupuesto... del
Departamento de Estado y de poner en manos de este último
parte del trabajo (ver documento adjunto). Cosa que el
presidente Bush confirma de forma implícita, el 19 de
noviembre en el Pentágono, al presentar un presupuesto de
guerra inferior en 50 000 millones de dólares al estimado
inicial.
A
pesar de todo, las cosas no serán tan sencillas para
Condoleezza Rice. Algunos aliados, que fueron demasiado
lejos en su colaboración con Estados Unidos y ahora se ven
al descubierto, ya están interpretando la suspensión de la
presión militar como un abandono.
Dicha
suspensión constituye además, para los adversarios de
Estados Unidos, un respiro que les permite reconstituir sus
fuerzas y, para sus rivales, una oportunidad de extender su
propia influencia. Rusia lo ha entendido así y acaba de
obtener la sede de la próxima reunión sobre el futuro del
Líbano, que se desarrollará en enero en Moscú.
De
manera general, todos los que se negaron a bajar la cabeza
ante el águila estadounidense están hoy en posición
ventajosa. Pero deben ser prudentes. Por un lado, porque la
Nationale Endowment for Democracy (NED) y la CIA no dejarán
de ocupar el terreno que deje libre el Pentágono y también
porque la tregua puede ser la calma que precede la
tempestad.
Varias
interrogantes permanecen en suspenso. A falta de operaciones
militares de gran envergadura, ¿golpeará el Pentágono
objetivos periféricos (como Darfur, por ejemplo)? ¿Cuántos
hombres podrán retirarse de Irak en un año sin perder el
país? ¿Darán rápidamente resultado las diferentes
medidas de reorganización administrativa en estudio
(nominación de un secretario de Estado adjunto encargado
del poder inteligente, creación de nuevas agencias y, sobre
todo, limitación del Departamento de Seguridad de la Patria
y racionalización del Pentágono)? Y, finalmente, ¿bastará
con poner fin a la hemorragia presupuestaria causada por la
guerra de Irak para contrarrestar la recesión económica
estadounidense?
De
las respuestas a estas preguntas dependerá el que los
intereses económicos que controlan el gobierno federal
decidan mantener a los republicanos en la Casa Blanca (de
ser posible con Rudy Giulani) o poner en ella a los demócratas.
Como quiera que sea, el verdadero objetivo de esta tregua
global es averiguar si, dentro de un año, Estados Unidos
podrá aspirar aún a la supremacía global.
Materiales:
(*)
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con
sede en París, Francia.
•
Discurso de Robert Gates en la universidad de Kansas, el 26
de noviembre de 2007 (original en inglés) en
www.voltairenet.org/IMG/pdf/DoD–Gates_Kansas–2.pdf
•
"National Intelligence Estimate: Iran: Nuclear
Intentions and Capabilities", 3 de diciembre de 2007
(original en inglés) en
www.voltairenet.org/IMG/pdf/NIE–Iran–4.pdf
Notas:
[1]
"Le talon d'Achille des USA", por L.C. Trudeau, Réseau
Voltaire, 4 de abril de 2003.
[2]
"Au revoir dollar, bonjour euro", por Emad Meka ;
"La Banque asiatique de développement émet un avis de
tempête monétaire", "Incertitudes sur l'économie
mondiale", por el Bank for International Settlements
(BIS) [Conocido en español como Banco de Pagos
Internacionales o BPI.], Réseau Voltaire, 9 de febrero de
2005, 10 de abril de 2006, 29 de junio de 2007.
[3]
"Hugo Chávez propone a los No Alineados crear Comisión
del Sur", Agencia Cubana de Noticias/Réseau Voltaire,
16 de septiembre de 2006.
[4]
"Hugo Chavez demande à l'OPEP d'abandonner le dollar
et de laisser plonger l'économie US", Réseau
Voltaire, 18 de noviembre de 2007.
[5] Ver "Wake up to the dangers of a deepening
crisis", por el profesor Lawrence Summers, Financial
Times, 26 de noviembre de 2007.
[6] Dosier: "The Panic about Dollar", artículo
"The falling dollar. Losing faith in the
greenback", The Economist, 29 de noviembre de 2007.
[7]
"La Maison–Blanche sacrifiera–t–elle la Ve flotte
pour justifier la destruction nucléaire de l'Iran?",
por Michael Salla, Réseau Voltaire, 18 de noviembre de
2007.
[8]
Entrevista del autor con un testigo.
[9]
Este debate se filtró a la prensa civil de gran audiencia. Ver,
por ejemplo, "Live discussion with Post staff writer
Dana Priest", Washington Post, 27 de septiembre de
2007. "The U.S. military's role in preventing the
bombing of Iran", por Glenn Greenwald, Salom.com, 28 de
noviembre de 2007.
[10]
"L'affaire du B52 de la base de Minot La mise en place
de bombes nucléaires états–uniennes contre
l'Iran?", por Larry Johnson, Horizons et débats, 17 de
septiembre de 2007.
[11]
"El "meteorito" que se estrelló en Perú sería
más bien un satélite militar de observación de EEUU que
contenía plutonio–238", Agencia IPI/Réseau
Voltaire, 4 de noviembre de 2007. "Est–ce qu'une
attaque nucléaire des Etats–Unis contre l'Iran a été déjouée
par la destruction d'un satellite?", Horizons et débats,
1º de octubre de 2007.
[12] "Biden makes impeachment en campaign
theme", The Nation, 30 de noviembre de 2007.
[13]
Hoy en día se sabe que fue el director adjunto del FBI
quien filtró las informaciones que provocaron el escándalo
del Watergate y obligaron al presidente Nixon a dimitir.
[14]
"CSIS, les croisés du pétrole", Réseau
Voltaire, 6 de julio de 2004.
[15]
"Liste des délégations à la conférence d'Annapolis
sur la paix au Proche–Orient", Réseau Voltaire, 27
de noviembre de 2007.
[16]
"Discours de George W. Bush à l'ouverture de la conférence
d'Annapolis sur le Proche–Orient", Réseau Voltaire,
27 de noviembre de 2007.
[17] "IAEA Head Briefs Board of Governors on
Nuclear Issues", IAEA, 22 de noviembre de 2007.
|