¿Un
Hussein en la Presidencia de EEUU?
Por
Isaac Bigio
rodelu.net,
28/02/03
Hace
cinco años cuando Bush depuso a Saddam Hussein planteamos
que ello no sólo podría generar un “cambio de régimen”
en Iraq, sino tal vez en Norte América. El hecho que
Washington se haya atascado en esa guerra y en la de
Afganistán ha ayudado a que todos los gobernantes aliados a
Bush en dichas invasiones ya hayan caído. Hoy en EEUU
vienen potenciándose quienes proponen un “cambio”.
Paradójicamente el candidato que más viene creciendo
enarbolando ese lema es alguien quien tiene el nombre de
“Hussein”: Barack
Hussein Obama.
El
fenómeno Obama
Hasta
fines de diciembre parecía que Hillary Clinton iba a ser
coronada como la candidata de los demócratas. Durante todo
el 2007 ella solía encabezar las encuestas para ser
nominada como la aspirante de su partido por siempre dos dígitos
de ventaja (hasta, incluso, con un 30%).
Sin
embargo, el 3 de Enero Barack Hussein Obama le ganó la
votación en el primer estado que entró a la lid (Iowa). A
pesar que la ex primera dama se recuperó en New Hampshire,
su rival le propinó una fuerte derrota el 26 de Enero en
Carolina del Sur. Allí Obama ganó por 29 a 29 puntos de
diferencia, algo que hasta ahora no ha conseguido ningún
precandidato en ninguna votación. También el número de
votos que él obtuvo allí es superior al de la suma que
todos los precandidatos demócratas tuvieron en las pasadas
internas (2004).
A
pesar que la Clinton sigue encabezando las encuestas a nivel
nacional y tiene el mayor número de delegados para el
congreso demócrata que nominará a su plancha presidencial,
Obama se ha transformado en la nueva e impensada sensación
de este proceso eleccionario. El viene movilizando a
sectores que anteriormente no iban en tan gran escala a
sufragar como los jóvenes y, sobre todo, los
afroamericanos.
Obama
viene de recibir el endose de Carolina Kennedy la única
hija viva de John F. Kennedy y podría pronto contar con el
apoyo de Ted Kennedy. Igualmente, se baraja la posibilidad
que John Edwards, quien va tercero en la lid demócrata,
podría terminar dándole sus votos.
Todo
indica que el partido que más posibilidades tiene para
ganar las presidenciales del 4 de Noviembre solo tiene dos
precandidatos: Hillary (quien podría ser la primera
presidenta de EEUU) y Obama (quien podría ser el primer
negro en llegar a gobernar no sólo EEUU sino alguno de los
grandes países americanos o del grupo de las 8 potencias
industriales).
Obama
y Osama
No
sólo el nombre Hussein sino un apellido que algunos quieren
confundir con “Osama” son cosas que algunos buscan que
produzcan rechazo ante Obama. No obstante, si éstas son una
de las presidenciales más atípicas en la historia de EEUU,
Obama es uno de sus aspirantes más atípicos.
A
pesar que Obama es un evangelista practicante, tiene un
padrastro y un abuelo musulmanes y él se educó en el Islam
estudiando en un colegio de la república con mayor población
mahometana del mundo: Indonesia. Nunca alguien con raíces
tan musulmanas ha llegado a gobernar a cualquiera de los 5
miembros permanentes del Consejo de Seguridad o del G8.
Obama
es técnicamente un mestizo (pues su madre es blanca),
aunque él es hijo de un africano (su padre es de Kenia,
donde dicen que apoyó a los guerreros anticoloniales mau
mau) y su esposa e hijos son negros.
De
todos los precandidatos, él es el único que ha nacido
fuera del continente americano (vino al mundo en Hawai,
Oceanía) y también luego que en 1959 estas islas se
convirtieron en el último Estado de EEUU.
Mientras
que la mayor parte del resto de sus rivales viene de
“familias bien” él tuvo una difícil infancia. Su padre
le abandonó a los dos años y él luego se hizo hombre en
casa de sus abuelos. También confiesa haber consumido
drogas.
El
“Hussein americano”
Su
popularidad no radica en su origen étnico, sino en el que
él encarna varios postulados antagónicos al militarismo y
al conservadurismo social y cristiano de Bush.
Según
la “tradición” cuando los norteamericanos deciden
cambiar a un presidente buscan alguien que sea lo más
opuesto a su predecesor. Reagan encarnaba el reverso de
Carter y Bill Clinton el de Bush padre. Esta vez, Hillary
Clinton no es ya quien más representa ello, sino Obama.
Él
es quien introdujo el slogan “cambio”, el cual otros
candidatos quieren tomar, y con el cual él quiere resaltar
que él representa una renovación total frente a los Bush
(tanto por procedencia social, por raza, por generación
como por políticas).
Sus
lemas son “cambio, reconciliación y esperanza”. Muchos
republicanos temen que él pueda ser un candidato más difícil
de abatir pues su mensaje puede calar en algunos de sus
propios votantes. Obama trata de diferenciarse del sistema
de gobierno cerrado, secreto, sectario y parcial con el cual
describe al de Bush, por uno que tienda puentes a todas las
creencias, etnias, clases y formaciones políticas.
Obama
se vanagloria de haber sido el único de los precandidatos
importantes en haberse opuesto a invadir Iraq, aún cuando
en el 2003 dicha guerra y Bush eran muy populares. Él
promete que sacará a las tropas de EEUU de Iraq en sus
primeros 16 meses de gobierno, dejando solamente algunas
unidades para patrullar lugares diplomáticos o para atacar
a bases que se encuentren de Al Qaeda. También plantea
desembolsar $US 2 mil millones en ayudar a los 4 millones de
refugiados y desplazados iraquíes. Asegura que desmantelará
el campo de prisioneros de Guantánamo y que restablecerá
el “habeas corpus”.
El
programa de Obama
En
política externa él se jacta de ser el único que está
dispuesto a negociar cara a cara con los presidentes de
todos los “Estados parias” (en cuya categoría no solo
ubica a Irán y Siria, sino también a Cuba y Venezuela). A
diferencia de otros precandidatos él sostiene que no
quisiera atacar Irán y menos aún lanzar bombas atómicas
sobre “bases terroristas”.
El
también postula ir hacia un mundo sin bombas nucleares,
para lo cual inicialmente parará el desarrollo de éstas e
iniciará un gradual desmantelamiento de estas armas en
negociaciones con Rusia.
Sin
embargo, Obama no es un “pacifista” . El plantea
tecnificar e incrementar a las FFAA de su país y que éstas
tengan 65,000 soldados y 25,000 marinos de más. Al buscar
salirse de Iraq y no bombardear Irán él busca concentrar
todos sus esfuerzos en derrotar a Al Qaeda, para lo cual él
está dispuesto a liderar una amplia coalición que les
garantice el triunfo.
Obama
tiene receptividad entre quienes se preocupan por la pobreza
mundial y la ecología. Él llama a anular la extrema
pobreza mundial para el 2015 e invertir $US 50 mil millones
en ello.
Si
bien no menciona al “tratado de Kyoto” en su portal, él
sugiere que él dará un giro radical en la política
medioambientalista del principal emisor de carbono en el
globo. Sus recetas son: reducir la dependencia en el petróleo
importado (que significó, según él, $US 500 mil millones
en el 2006), incentivar el etanol (algo que le pone en la
mira de Castro y Chávez quienes acusan a esta forma de
energía de encarecer los alimentos), hacer que EEUU logre
que el nivel de carbono en la atmósfera baje un 80% por
debajo del que había en 1990, e invertir en una década $US
150 mil millones en desarrollar energías limpias.
En
cuanto a la inmigración él llama a frenar el ingreso anual
de medio millón de indocumentados y él votó a favor de la
construcción del súper–muro de más de mil kilómetros
que detenga a los latinos que cruzan a su país desde México.
Llama a penalizar a las empresas que contratan ilegales. Sin
embargo, él postula programas que pudiesen dar la ciudadanía
a ciertos indocumentados. Este juego de posiciones, empero,
no le ha causado gran popularidad dentro de los latinos,
quienes en las votaciones demócratas de Nevada fueron
quienes inclinaron la balanza a favor de la Clinton.
Obama
plantea extender los servicios de salud para todos, aunque
no cuestiona el sistema de grandes corporaciones privadas de
salud, algo que hasta los conservadores de Canadá, Francia
o Reino Unido no aceptan para sus países.
Al
mismo tiempo que él llama a restablecer algunas libertades
cívicas restringidas por Bush, él no se opone a la pena de
muerte.
Críticas
a Obama
Hillary
Clinton le ha enrostrado a su rival por haber estado primero
a favor del seguro universal de salud, para luego oponerse a
éste, y que él, si bien estuvo contra la guerra de Iraq,
luego votó por más fondos para ésta.
Su
esposo Bill ha querido presentarlo como el candidato de una
raza al haber hecho hincapié que Carolina del Sur también
votó (gracias a sus electores negros) por Jesse Jackson en
1984 y 1988 (el único otro afroamericano que tuvo un buen
papel en las internas demócratas).
Sin
embargo, en ese mismo Estado Obama reclutó el voto de un
cuarto de los electores blancos y su primera victoria se dio
en Iowa, donde solo el 2% de su población es de piel
oscura.
El
New York Times ha editorializado en pro de Clinton por
encima de él pues la ve más competente y experta.
Los
republicanos creen que sus políticas debilitarán el poderío
de EEUU y que producirán más impuestos, gastos públicos y
concesiones a las uniones homosexuales o al derecho al
aborto.
Si
bien muchos izquierdistas aceptan poder votar por él, Obama
se reclama abiertamente como un “anticomunista” que esté
convencido en la superioridad del sistema americano de
capitalismo de libre mercado. El, a su vez, tiene como a uno
de sus asesores a Zbigniew Brzezinski, quien fuera consejero
de Carter y quien es tradicionalmente uno de los principales
halcones del partido demócrata.
Un
Hussein en la Casa Blanca
Si
Obama llegase a la Casa Blanca, él buscaría darle a ésta
un cambio en su imagen internacional que, si bien no sería
tan radical como el que Mandela le dio a Sudáfrica, le
permitiría a EEUU mejorar su perfil ante los
medioambientalistas, musulmanes y el Tercer Mundo.
Sería
un gran cambio el hecho que la Presidencia de EEUU vaya a
recaer en la primera persona que tenga ancestros y educación
musulmanes y que tanto él como la primera dama sean
afroamericanos.
Un
eventual gobierno suyo haría que la maga–potencia
abandonase el unilateralismo en lo externo y la
desregularización y los grandes cortes de impuestos a nivel
interno. Trataría de restablecer el poderío norteamericano
abandonando el pantano de Iraq para concentrarse en
construir más consulados y dotarse de más destacamentos.
Buscaría derrotar a Bin Laden dejando de dispersarse en
distintos teatros de combate para centrarse en destruir su
organización. Es tras ese objetivo de aplastar a Al Qaeda
que Obama buscaría llegar a acuerdos con Irán, Siria, Cuba
y Venezuela.
Sin
embargo, aún Obama sigue segundo en las internas demócratas
y nada garantiza que él gane la nominación de su partido o
luego la Presidencia. Entre tanto, Obama buscará no seguir
la senda del “radical” Howard Dean que se esfumó tras
llegar al clímax de su carrera en el 2004. Su presencia en
el proceso electoral está creando mella en las candidaturas
de todos los partidos.
Si
el “Hussein americano” no llega a la Casa Blanca su
propia irrupción podría presagiar un cambio de
administración en Washington y un eventual retiro de Iraq.
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