La
danza macabra de la democracia estilo EEUU
Por
John Pilger (*)
Znet,
24/01/08
Traducido por Eva Calleja y revisado por Miguel Montes Bajo
El
ex presidente de Tanzania, Julius Nyerere, dijo una vez,
"¿Por qué no tenemos todos derecho a voto en las
elecciones de EEUU? Sin duda todo el que tiene un aparato de
TV se ha ganado ese derecho por el simple hecho de aguantar
el bombardeo sin piedad que se sufre cada cuatro años".
Después
de haber cubierto cuatro campañas para las elecciones
presidenciales, de los Kennedys a Nixon, de Carter a Reagan,
con sus obviedades, sus seguidores robot y sus esposas
sonrientes, entiendo lo que dice. Pero, ¿cambiarían las
cosas con ese voto? De los candidatos presidenciales a los
que he entrevistado solamente George C. Wallace, gobernador
de Alabama, dijo la verdad. "No hay ninguna diferencia
entre los demócratas y los republicanos". Le
dispararon...
Lo
que me llamó la atención, cuando vivía y trabajaba en los
EEUU, fue que las campañas presidenciales eran una parodia,
un entretenimiento, a menudo, grotesco. Son una danza
macabra ritual de banderas, globos e idioteces que camuflan
un sistema corrupto basado en el poder del dinero, la división
humana y una cultura de guerra permanente.
Mi
viaje con Robert Kennedy en 1968 me abrió los ojos. Ante
audiencias pobres, Kennedy se presentaba como un salvador.
Las palabras "cambio" y "esperanza" se
utilizaban descaradamente y sin descanso. Para audiencias de
blancos temerosos, utilizaba códigos racistas, como
"ley y orden". Ante aquellos que estaban contra la
invasión de Vietnam criticaba el "poner a los chicos
americanos en la línea de fuego", pero nunca decía
cuando los sacaría de allí. Ese año (después de que
Kennedy fuera asesinado) Richard Nixon utilizó una versión
del mismo discurso manipulable para ganar la presidencia.
Más
tarde, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Bill Clinton y los dos
Bushes también lo utilizaron con éxito. Carter prometió
una política exterior basada en los "derechos
humanos", y practicó exactamente lo contrario. La
"agenda de libertad" de Reagan fue un baño de
sangre en América Central. Clinton "garantizó
solemnemente" la seguridad social universal y desmanteló
la última red de seguridad de la Depresión.
Nada
ha cambiado. Barack Obama es un brillante Tío Tom que
bombardearía Pakistán. Hillary Clinton, otra bombardera,
es antifeminista. La única distinción de John McCain es
que ha bombardeado un país personalmente. Todos ellos creen
que EEUU no está sujeto a las normas del comportamiento
humano, porque es un "modelo de caridad
cristiana", sin tener en cuenta que la mayor parte de
la humanidad lo ve como una bestia monumental que, desde
1945, ha derrocado 50 gobiernos, muchos de ellos democráticos,
y ha bombardeado 30 naciones, destruyendo millones de vidas.
Si
te preguntas por qué este holocausto no es un
"tema" de la campaña actual, puedes preguntar a
la BBC, que es responsable de informar sobre la campaña a
la mayor parte del mundo, o, mejor todavía, preguntar a
Justin Webb, el editor de la BBC para América del Norte. En
una serie de Radio 4, el año pasado, Webb mostró la clase
de adulación que evoca al contemporizador de los años 30
Geoffrey Dawson, entonces editor del London Times. Para
Webb, Condolenzza Rice no puede ser demasiado mentirosa. Según
Rice, los EEUU están "apoyando las aspiraciones democráticas
de todas las personas", los crímenes cometidos en
nombre de este patriotismo, tales como su apoyo a la guerra
y a la injusticia en Oriente Medio durante los últimos 25 años
y en América Latina, son irrelevantes. Al contrario,
aquellos que se resisten a ese asalto épico a la democracia
son culpables de "antiamericanismo", dice Webb,
aparentemente ignorante de los orígenes totalitarios de
esta clase de abuso. Los periodistas del Berlín Nazi
condenaban las críticas al Reich como "anti
alemanas".
Además,
su sensiblería sobre los "ideales" y
"valores elementales" que constituyen el
santificado "conjunto de ideas sobre la conducta
humana" de América nos niega un verdadero sentido de
la destrucción de la democracia americana: el
desmantelamiento de la Carta de Derechos, hábeas y la
separación de poderes. Aquí tenemos a Webb siguiendo el
rastro de la campaña: "[Esto] no trata de política de
masas. Es una celebración de una relación personal entre
un individuo americano y su comandante en jefe
putativo". Webb dice que esto es
"vertiginoso". Y Webb sobre Bush: "que no se
nos olvide que mientras los candidatos ganan, pierden, ganan
de nuevo... hay un mundo que dirigir y el Presidente Bush
todavía lo está dirigiendo." El énfasis en el texto
de la BBC tiene un enlace a la página web de la Casa
Blanca.
Nada
de este babeo es periodismo. Es anti periodismo, digno de un
cortesano menor de un gran poder. Webb no es la excepción.
Su jefe Helen Boaden, directora de BBC News, envió esta
contestación a un televidente que protestó por el dominio
de la propaganda como base de las noticias: "Es
simplemente un hecho que Bush ha intentado exportar la
democracia [a Irak] y que esto ha traído problemas".
Y
¿cuál es su fuente para este "hecho"? Citas de
Bush y Blair diciendo que es un hecho..
(*)
John
Pilger es un famoso periodista y documentalista australiano,
principalmente de reportajes de guerras, que reside en
Londres.
|