Tras
el supermartes... el miércoles
Por
Txente Rekondo (*)
La
Haine, 08/02/08
Cientos
de líneas y comentarios se han escrito desde hace varios días
en torno al llamado "super–martes" electoral en
Estados Unidos. Desde ese mismo país se hablaba de un
martes "super–duper" (un giro para expresar algo
así como "estupendísimo") o incluso de una
especie de tsunami electoral tras la celebración de esos
comicios. Sin embargo más allá de estas expectativas
interesadas, sobre todo desde un punto de vista mediático,
de cara a señalar al candidato presidencial republicano o
demócrata con tanta antelación, lo cierto es que tras los
resultados se pueden subrayar dos aspectos. La carrera del
candidato republicano, John McCain parece imparable de cara
a esa nominación, mientras que en el campo demócrata, la
pugna entre Clinton y Obama se asemeja a una competición de
maratón.
Un
giro inesperado se está produciendo en la batalla de las élites
políticas norteamericanas apara nominar al sucesor de Bush
al frente de la Casa Blanca. Si cuando empezó este largo
proceso electoral los republicanos se presentaban claramente
divididos, con cinco candidatos principales disputándose
los votos y representando cada uno de ellos una cara del
conservadurismo estadounidense, y el Partido Demócrata hacía
lo propio con tres figuras políticas, pero dando una imagen
de unidad, tras las ultimas citas, todo parece indicar que
esas claves están variando.
En
estos momentos, el Partido Republicano parece encaminar su
elección de candidato presidencial en torno a McCain, con
un camaleón como Rommey y otro candidato, Huckabee,
manteniendo todavía alguna pequeña o mínima esperanza.
Pero dando la sensación que la unidad del partido podrá
superar las perspectivas más pesimistas de comienzo de
campaña. El llamado "bloque anti McCain" parece
estar perdiendo fuerza, sobre todo tras el impulso que ha
recibido en estas elecciones, y el candidato republicano
estaría preparando el ultimo impulso para hacerse con la
nave conservadora del partido (no podemos olvidar la
importancia de la llamada derecha religiosa, tanto por su
potencial cuantitativo como por su capacidad de movilización),
e iniciar así la estrategia de cara a derrotar en el futuro
al rival demócrata.
En
este sentido, la maquinaria republicana estaría preparándose
para enfrentarse a uno u otro candidato del partido rival.
El dilema central es quién es el candidato más débil, y
por tanto el más fácil de vencer. El apellido Clinton es
una espina clavada en el subconsciente republicano, y las
derrotas anteriores todavía escuecen. Por su parte predicen
que un enfrentamiento con Obama sería favorable para ellos,
pero temen al mismo tiempo que "represente un peligro
mayor" de cara a cambiar la cara de la política
actual.
La
situación entre los demócratas se asemeja a esa
"carrera de fondo" para ver quién es el elegido o
elegida. La senadora Clinton ha logrado concentrar en torno
suyo una coalición de "mujeres, demócratas de la
"clase obrera", militantes de base con muchos años
en el partido y latinos. Esta suma ha sido suficiente en
otras ocasiones para hacerse con el triunfo final. Por su
parte Barack Obama ha hecho lo propio con "titulados
académicos, clases altas, liberales (en el sentido
estadounidense del término) e independientes. Además, ha
conseguido añadir dos elementos muy importantes también,
por un lado ha logrado articular un número importante de jóvenes
cuadros que se han movilizado como nunca y también cuenta
con el apoyo aplastante de la comunidad afro americana.
Ambos
candidatos han logrado al mismo tiempo hacerse con los
apoyos que había recogido hasta su retirada el candidato
John Edwards (opositores a la guerra, demócratas
partidarios del cambio y clases trabajadoras blancas
preocupadas por temas económicos).
A
la vista de los resultados que ambos contendientes han
obtenido hasta ahora, todo parece apuntar que el
enfrentamiento se alargará hasta el verano y las
consecuencias de ello todavía no son muy predecibles. Además,
Hillary Clinton puede contra con un importante factor
desfavorable a sus pretensiones. "El calendario puede
ser su mayor enemigo", en los próximos meses los demócratas
celebrarán tres caucus, otros estados celebrarán
elecciones y cuentan con una importante población afro
americana y le sigue el
caucus de Hawai, y en todas esas situaciones el candidato
Obama se ha mostrado más fuerte que Clinton, que esperaría
que en plazas como Ohio o Pennsylvania pudiera contrarrestar
lo anterior.
En
esa carrera hacia la Casa Blanca, o hacia la nominación
como candidato, aparece un protagonista que puede ser
decisivo para desequilibrar la balanza hacia Obama o
Clinton, es la figura del "superdelegado". Desde
que en los años ochenta se introdujeron medidas destinadas
a contrarrestar "el poder de las masas en las
nominaciones", la utilización de esos superdelegados
ha sido muy importante. Forman un grupo de 796 personas
(congresistas, gobernadores, miembros del Comité Nacional
Demócrata, dirigentes del partido, cuadros estatales...), y
aunque no representan un bloque homogéneo su peso es
indiscutible. Sus decisiones se basan en "lealtades
personales o en las promesas
que puedan arrancar de los candidatos".
A
la vista de lo reñida que está la carrera demócrata puede
que esperen hasta último momento para apostar por uno o por
otro candidato. Las ventajas institucionales que ha podido
tejer Clinton pueden ser decisivas al final de esta apretada
pugna.
Otro
factor que ganará espacio mediático en los próximos meses
es la elección del candidato a vicepresidente, aunque su
nominación oficial no se hará hasta el verano, las
maniobras de unos y otros por hacerse con el puesto ya han
comenzado. Alianzas interesadas, trasvases de votos y deseos
indisimulados por hacerse con tan preciado galardón no
pasarán desapercibidos. Algunos apuestan por la candidatura
final entre los contendientes actuales, pero las grietas que
han surgido y que seguirán apareciendo en las próximas
semanas pueden hacer inviable esa opción.
Nuevos
actos de esta función se sucederán en las próximas
semanas, y el título de "continuará" marcará de
momento el devenir electoral estadounidense y la atención
mediática de buen aparte de los medios de todo el planeta,
aunque cerca de la mitad de la población de la poderosa
potencia mundial hace tiempo que ha dado la espalda a ese
proceso, algunas marginados por el sistema y otro hartos de
que gane quien gane los perdedores son siempre los mismos. Y
como con cierta ironía decía un ciudadano estadounidense,
al ser preguntado por el devenir electoral de la campaña y
por la incertidumbre que parece atosigar a los medios,
"tras el llamado "super martes" lo que vendrá
seguro es el miércoles".
(*) Txente Rekondo.– Gabinete Vasco de Análisis
Internacional (GAIN).
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