Estados Unidos

Corrupción institucionalizada de la política en EEUU

Lobbys reparten dinero a manos llenas

Por Abid Aslam
Inter Press Service (IPS), 10/04/08

Washington.- El viejo chiste según el cual Estados Unidos tiene la mejor democracia que el dinero puede comprar se confirmó dramáticamente este jueves, cuando una organización no gubernamental informó sobre la influencia del poder económico en la política de este país.

Por cada día que el Congreso legislativo estuvo en sesión el año pasado, los cabilderos gastaron, en promedio, 17 millones de dólares para ganar el favor de legisladores y otros funcionarios, sostuvo el Centro para una Política Sensible (Center for Responsive Politics, CRP).

Empresas, sindicatos, gobiernos extranjeros y otros grupos de presión ("lobbies", en inglés) invirtieron el año pasado la suma sin precedentes de 2.790 millones de dólares --7,7 por ciento más que en 2006-- para influir sobre las decisiones políticas.

"Cuando nuestra economía está al borde de la recesión, la industria del 'lobby' se encuentra en expansión", dijo la directora ejecutiva del CRP, Sheila Krumholz.

"Los grupos de presión son resistentes a la recesión. En algunos aspectos, incluso, buscan más (favores) del gobierno cuando la economía se desacelera", agregó.

Pero es difícil "cuantificar cuánto obtienen los cabilderos como retorno de sus inversiones. Generalmente, el dinero gastado es relativamente poco comparado con las ganancias que sus clientes obtienen", señaló el portavoz del CRP, Massie Ritsch.

En el caso de los contratos gubernamentales, "los retornos son astronómicos. Se ganan licitaciones por valores multimillonarios a cambio de unos 100.000 dólares invertidos en el 'lobby'", agregó.

El sector de la salud fue el que más dinero dedicó en 2007: 444,7 millones de dólares, señaló el CRP.

Las instituciones financieras, de seguros e inmobiliarias se ubicaron en segundo lugar, con un desembolso de 418,7 millones de dólares, mientras que los laboratorios medicinales pagaron a los cabilderos 227 millones de dólares.

El CRP destacó que la industria farmacéutica invirtió en este concepto 1.300 millones de dólares en la última década, lo cual la coloca al tope de la estadística.

Las empresas de seguros, en 2007, gastaron 138 millones de dólares, seguidas por las compañías de electricidad (112,7 millones) y las de computación e Internet (110,6 millones). El sector bursátil y la banca de inversión repartieron 87,3 millones, 40 por ciento más que en 2006.

Entre las empresas u organizaciones individuales, la Cámara de Comercio de Estados Unidos figura al tope de la lista. Aunque la suma de dinero dedicado al cabildeo cayó 27 por ciento en 2007, tras alcanzar un récord en 2006, la organización y sus entidades miembro gastaron 52,8 millones de dólares, según el estudio.

Entre las 20 empresas más generosas figuran General Electric (23,6 millones de dólares), General Motors, el gigante petrolero Exxon Mobil, AT&T y las fabricantes de armas Northrop Grumman y Lockheed Martin.

El estudio del CRP señaló que el aumento del gasto en cabildeo durante 2007 está en línea con el incremento que ha venido registrando desde fines de los años 90, en torno a ocho por ciento anual.

Entre las organizaciones que se dedican al cabildeo, Patton Boggs fue la que obtuvo mayores ganancias por quinto año consecutivo: 41,9 millones de dólares, 20 por ciento más que en 2006.

Entre sus clientes más redituables figuran corredores de bolsa, productores de alimentos para mascotas y laboratorios como Bristol-Myers Squibb y Roche.


La guerra paga dividendos a legisladores

Por Abid Aslam
Inter Press Service (IPS), 08/04/08

Washington. - La salud de las finanzas personales de legisladores estadounidenses está ligada a las operaciones militares en Afganistán e Iraq, según el análisis de documentos sobre su patrimonio realizado por una organización especializada de la sociedad civil.

Miembros del Congreso legislativo han invertido casi 196 millones de dólares de su peculio en compañías que recibieron contratos del Departamento (ministerio) de Defensa para proveer bienes y servicios a las fuerzas armadas estadounidenses, según el Centro para una Política Sensible (Center for Responsive Politics, CPR).

Esta organización advirtió que diversos legisladores, entre cuyas funciones figura la de controlar a los contratistas del Departamento de Defensa, poseen acciones de esas compañías, al igual que varios de sus pares que critican en público la guerra de Iraq.

El senador John Kerry, ex candidato a la presidencia del opositor Partido Demócrata y actual miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara alta, figura a la cabeza de la lista de inversores.

Al 31 de diciembre de 2006, tenía en su portafolio entre 28,9 y 38,2 millones de dólares en acciones de empresas que recibieron contratos de defensa de por lo menos cinco millones de dólares.

Los legisladores deben prestar cada año informes sobre sus finanzas personales, pero sólo se les exige que lo hagan en términos generales, sin entrar en grandes detalles.

Otros "grandes inversores" en compañías con contratos de defensa son los representantes del gobernante Partido Republicano Rodney Frelinghuysen (con acciones por entre 12,1 y 49,1 millones de dólares), Robin Hayes (entre 9,2 y 37,1 millones de dólares) y James Sensenbrenner (entre 5,2 y 7,6 millones de dólares), así como la demócrata Jane Harman (entre 2,7 y 6,3 millones de dólares).

El CRP añadió que el senador demócrata Jay Rockefeller, presidente de la Comisión de Inteligencia, invirtió alrededor de dos millones de dólares en acciones de contratistas del Departamento de Defensa.

En la lista también figuran el senador independiente Joseph Lieberman, ex candidato a la vicepresidencia del Partido Demócrata y presidente de la Comisión de Seguridad Interna, y el representante republicano Howard Berman, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja.

De los 535 legisladores que componen ambas cámaras del Congreso, 151 --más de la cuarta parte-- habían invertido en total entre 78,7 y 195,5 millones de dólares en compañías que recibieron contratos de defensa por al menos cinco millones de dólares.

Esas empresas obtuvieron más de 275.600 millones de dólares del gobierno en 2006, es decir 755 millones de dólares diarios, según la no gubernamental OMB Watch, que supervisa la asignación de fondos públicos y los gastos presupuestarios.

Las inversiones supusieron un retorno para los legisladores de entre 15,8 y 62 millones de dólares en concepto de dividendos, ganancias de capital, regalías e intereses entre 2004 y fines de 2006, según el CRP.

No todas las compañías en las que los congresistas colocaron su dinero fabrican armas o equipo militar. Algunas producen gaseosas o productos farmacéuticos y los contratos del Departamento de Defensa representan apenas un mínimo porcentaje de sus ingresos.

Muchas de esas empresas son líderes en su rama de actividad y una inversión preferida por gran parte del público.

"Grandes corporaciones como Pepsico, IBM, Microsoft y Johnson & Johnson han recibido contratos del Departamento de Defensa y son todas inversiones muy populares, tanto entre congresistas como el público en general", admitió el CRP.

"Estas compañías son tan comunes, tanto como inversión personal al igual que como contratistas de defensa, que parece difícil armar un portafolio diversificado de acciones líderes sin tener en cuenta al menos a algunas de ellas", agregó.

Colaboradores de los legisladores dicen que ellos son tan inocentes como las acciones. Algunos no las compraron sino que las heredaron, agregan, y otros las poseen por haber colocado dinero en fondos comunes de inversión. Es decir que las decisiones son tomadas por sus administradores y no por quienes aportaron las partes que conforman su capital.

A pesar de todo, señaló el CRP, poseer acciones de contratistas del Departamento de Defensa puede resultar "problemático para congresistas que integran las comisiones que deben supervisar la asignación de fondos y las políticas" del sector.

Miembros de las comisiones de Relaciones Exteriores y Defensa del Senado poseen entre tres y 5,1 millones de dólares de compañías especializadas en la fabricación de armas y otros bienes y servicios de exclusivo uso militar, agrega el informe.

Por otra parte, tanto el presidente estadounidense, George W. Bush, como el vicepresidente Dick Cheney han sido cuestionados por sus estrechos lazos con empresas que se han beneficiado con contratos derivados de la invasión a Iraq y la guerra en Afganistán.