Especulaciones
Por
Juan Gelman
Rodelu.net, 16/05/08
Hasta el
Subcomité de Investigaciones del Comité de Seguridad
Interior y Asuntos de Gobierno –Senado de EE.UU.– lo
declaró hace un par de años: "Hay evidencias
sustanciales que permiten concluir que el vasto número de
operaciones especulativas en el actual mercado (de petróleo
y gas natural) aumentó los precios de manera
significativa" (The Role of Market Speculation in
Rising Oil and Gas Prices, www.senate.gov/~levin/newsroom,
27–6–06). No se debería entonces a un desequilibrio
entre la oferta y la demanda mundiales ni la causa radicaría
en lo que se ha dado en llamar "pico máximo de
producción petrolera". Nadie le hizo caso al informe
del Subcomité. Antes, por el contrario.
La ley
estadounidense de intercambio de mercancías (CEA, por sus
siglas en inglés) fue aprobada en 1936 bajo Franklin Delano
Roosevelt y establece que "la excesiva especulación de
mercancías en virtud de contratos de venta para su entrega
futura provoca fluctuaciones repentinas o cambios
irrazonables de su precio" (www.cftc.gov). Por dicha
legislación se creó una comisión senatorial (CFTC, por
sus siglas en inglés) encargada de vigilar que los precios
de los mercados a futuro obedecieran a la oferta y la
demanda, pero en el año 2000 el Congreso aprobó –y Bill
Clinton promulgó– una ley que la "modernizó".
Resultado: Enron y otras megaempresas que comercian energía
fueron eximidas de someter al control de la CFTC sus
transacciones a futuro realizadas por vía electrónica.
El papel de
Nymex en Nueva York y de ICE Futures en Londres es
fundamental en este asunto. Son los centros internacionales
más importantes de las operaciones petroleras a futuro y su
referente para fijar los precios es el crudo Brent que se
extrae del Mar del Norte. Grandes productores como Rusia y
Nigeria se atienen a esa norma. Pero el proceso para fijar
los precios del petróleo es tan nebuloso que sólo los
grandes bancos que intervienen en esas transacciones
–Goldman Sachs o Morgan Stanley– saben quién compra y
quién vende el oro negro a futuro mediante contratos que
fijan su precio en este curioso mercado de petróleo de
papel. No hay políticas reguladoras para semejantes
acuerdos y así se abrieron las puertas de la especulación
más desenfrenada (www.globalresearch.ca, 2–5–08).
El informe
del subcomité senatorial subraya que la falta de reglas
permite que "sea ilimitado el número de contratos que
un especulador puede colocar mediante la práctica electrónica
sin supervisión ni necesidad de informar a la CTFC sobre su
monto al final de cada día". Consecuencias: en enero
del 2006, el precio del barril de petróleo era de 59 o 60 dólares.
Cuando se escriben estas líneas ha alcanzado un nuevo
record: 127 dólares el barril. El prestigioso especialista
F. William Engdahl ha verificado que quienes más invierten
en estos movimientos no son los productores o consumidores
del producto. Son los especuladores.
En junio
del 2006, el precio del petróleo ascendía en los mercados
a futuro a 60 dólares el barril: la investigación del
Senado estimó que era de 25 dólares –más del 40 por
ciento– el sobreprecio ocasionado por la mera especulación
financiera. Si hoy se aplicara la misma proporción, el
barril debería costar 76 dólares y no 127. Para Engdahl,
"lo más probable es que hasta el 60 por ciento de ese
monto se deba a las maniobras especulativas". Algo que
únicamente los grandes bancos que participan en esos tratos
saben, pero nunca dirán, ¿verdad?
No faltan
las paradojas. En los dos últimos años ha crecido la
demanda del crudo, pero también su extracción: la oficina
de información energética del Departamento de Energía de
EE.UU.(www.eia.doe.gov) pronosticó no hace mucho que la
producción mundial de petróleo aumentará de 3 a 5
millones de barriles por día hacia el año 2010. Sin
embargo, los conglomerados petrolíferos y las industrias
petroquímicas incrementan sus reservas porque esperan que
el precio del crudo seguirá en alza y esto engorda la
especulación con los contratos a futuro. Las reservas de
oro negro de EE.UU. son las más elevadas desde el año 2000
y se observa el fenómeno de reservas mayores y precios más
altos a la vez. Esta lógica absurda –no para el poder
financiero mundial, claro– contribuye al aumento del coste
de los alimentos.
Mientras
algunos analistas estiman que el precio del energético ha
llegado a su tope, otros opinan que seguirá subiendo en razón
de la gran demanda de India y China. Un informe de Goldman
Sachs pronosticó la semana pasada que en el 2010 sería de
150 a 200 dólares el barril (AP, 12–5–08). Un desastre.
Bien decía el escritor francés Pierre Mac Orlan: "El
petróleo tiene claramente el olor más perfecto a
desesperación humana, si es que la desesperación humana
tiene olor".
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