Comprobando
la realidad
Los
demócratas son el verdadero problema
Por
Mike Whitney (*)
CounterPunch,
21/07/08
Rebelión, 22/07/08
Traducido por Sinfo Fernández
Se acabó
el candidato Obama; kaput. Ha afirmado que no tiene intención
de parar la guerra y, de esa forma, se ha descalificado ya a
sí mismo. Esa es su prerrogativa; nadie le pone una pistola
en la cabeza. Su artículo de opinión en el New York Times
del pasado lunes elimina cualquier rescoldo de duda sobre la
cuestión. Lo que Obama propone es trasladar el escenario
central de las operaciones de Iraq a Afganistán. ¡Pues qué
bien! ¿Por qué es más aceptable matar a un hombre que
lucha por su país en Afganistán que en Iraq?
No lo es;
por haber dicho eso, hay que derrotar a Obama, hay que tirar
por la borda al equívoco Partido Demócrata, todos juntos.
Los demócratas son un partido sangriento del mismo cariz
que los republicanos, sólo que más discretos. Por esa razón,
la gente que se toma en serio acabar con la guerra tiene que
apoyar a candidatos que estén fuera de esa charada de los
dos partidos. El duopolio demócratas/republicanos no va a
sacarnos del apuro; es tan sencillo como eso. La cuestión
es parar la matanza, no apoyar ciegamente a políticos
melosos que intentan enmascarar sus verdaderas intenciones
verdaderas. Obama eligió, ahora que sufra las
consecuencias.
Nancy
Peloso es un ejemplo perfecto de lo que son sobre todo los
demócratas. Sólo tienen que contemplar la forma en que
hace caso omiso de la gente que la eligió. Toda esa gente
no significa nada para ella. En cuestión de meses, la
“liberal de San Francisco” ha conseguido lo que el
antiguo Portavoz de la Casa Hastert sólo podía soñar; ha
logrado que los índices de aprobación pública del
Congreso bajen hasta un único dígito por primera vez en la
historia, convirtiéndose en la peor portavoz de todos los
tiempos. Autorizó sin cuestionarla siquiera la factura
FISA, ocultó lo que ya sabía sobre los programas de
tortura global de la CIA y votó para parar cualquier
esfuerzo público que intentara conseguir que la
administración respondiera de sus crímenes de guerra (No
al impeachment). Ha traicionado a sus más ardientes
seguidores y, sin que nadie la ayudara, ha transformado el
ya castrado Congreso en una entidad puramente ceremonial
incapaz de hacer su trabajo para el pueblo.
Al menos,
Bush no traicionó nunca a sus seguidores. Nunca. Pelosi es
peor que Bush, mucho peor.
Y todavía
están los liberales insistiendo en que deberíamos votar el
abono demócrata. ¡Ni lo sueñen!
¿Qué
izquierdista o progresista no se siente completamente harto
de la hipocresía de dar gato por liebre típica de la
astucia demócrata? Votar el abono demócrata no es un signo
de “esperanza”; es señal de ser un imbécil. Los demócratas
no han hecho nada para parar la guerra y no harán nada para
parar la guerra. La candidatura de Obama es simplemente una
forma de reemplazar un grupo de maníacos genocidas por
otro. ¿Quién necesita un chico carismático y glamouroso,
con pico de terciopelo, para llevarnos a la batalla cuando
un carroza senil, “con buen manejo de la ira”, lo hará
estupendamente.
Los
votantes de conciencia deberían rechazar totalmente esa
opción. Al igual que deberían rechazar la teoría del
“menor de dos males”, que no funciona cuando las
ordenanzas se están volcando a diario sobre civiles
inocentes. Eso tiene que acabarse.
Obama no es
un candidato antibelicista, es simplemente una ficción
mantenida por su equipo de relaciones públicas. De hecho,
quiere reforzar el ejército con 65.000 nuevos efectivos
para las fuerzas terrestres y 27.000 marines más. También
ha declarado que llevará “dos brigadas de combate más a
Afganistán” y ha animado a la OTAN a hacer
“contribuciones mayores con menores restricciones”. En
su artículo de opinión, fanfarroneaba: “Como Presidente,
haré de la lucha contra Al Qaida y los talibanes la
principal prioridad. Esta es una guerra que tenemos que
ganar”.
Añadía
también esta ominosa advertencia:
“La
amenaza más grande para la seguridad se halla en las
regiones tribales de Pakistán, donde los terroristas
entrenan a los insurgentes que van a combatir a Afganistán.
No podemos tolerar un santuario terrorista y, como
Presidente, no quiero tolerarlo. Necesitamos una alianza más
fuerte y sostenida entre Afganistán, Pakistán y la OTAN
para asegurar la frontera, eliminar los campos terroristas y
adoptar medidas enérgicas contra los insurgentes que cruzan
la frontera. Necesitamos más tropas, más helicópteros, más
satélites, más aviones teledirigidos Predator en la región
de la frontera afgana. Y debemos dejar claro que si Pakistán
no puede o no quiere actuar, acabaremos con cuantos
terroristas de alto nivel, como bin Laden, se nos pongan por
delante”.
Los
seguidores de Obama deberían tomar al pie de la letra lo
que dice su candidato. Lo que está proponiendo es una
escalada y expansión drástica de la guerra en otro país
soberano. ¿Cómo puede ser eso compatible con las demandas
de su base o los millones de estadounidenses que creen que
Obama representa un cambio real?
Ya es hora
de examinar la realidad; los demócratas son el problema
real, no los republicanos. Si la senda a la paz requiere
aplastar al Partido Demócrata y a sus candidatos sedientos
de sangre, que así sea. Lo importante es parar las
matanzas. Si Obama no lo quiere hacer, tendremos que
encontrar alguien que sí esté dispuesto a hacerlo.
(*)
Mike Whitney vive en el estado de Washington. Puede
contactarse con él en: gergiewhitney@msn.com
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