Fuga
de fieles... y dinero: malos tiempos para los
fundamentalistas cristianos
Los
votos que lloverán del cielo
Por
Idoya Noain
Enviada especial a Wichita (Kansas)
El Periódico, 18/10/08
En el 2004,
Karl Rove, la eminencia gris del éxito de George Bush,
convirtió a la derecha cristiana en el cimiento de la
reelección del republicano. Desde entonces, en los púlpitos
se moderó el tono y temas como la justicia social empezaron
a restar fuelle al aborto o el matrimonio gay. El voto de
derecha cristiano para los republicanos parecía perdido.
Hasta que llegó Sarah Palin.
Hace solo
unos años, Terry Fox era una de las personalidades
religiosas más influyentes de Wichita. Era el principal
pastor del Immanuel Baptist Church, el templo que domina el
centro de la ciudad; su voz llegaba a decenas de miles de
personas a través de la televisión local y la radio por
satélite y los líderes cristianos nacionales aplaudían su
apuesta por extender el conservadurismo más radical desde
su púlpito hasta todos los aspectos de la vida de Wichita.
Fox fue uno
de los que convirtieron la ciudad, donde está la mayor clínica
de interrupciones de embarazos en avanzada gestación, en
epicentro de la lucha contra el aborto en EEUU en 1991. Su
esfuerzo logró convocar hasta 25.000 personas en una campaña
de protestas y desobediencia civil bautizada como el verano
de compasión.
Pero los
tiempos cambian en Kansas, el estado más rojo (republicano)
entre los rojos, escenario también de la encarnizada
batalla contra la enseñanza de la teoría de la evolución
en las escuelas.
Fuga
de fieles... y dinero
Forzado por
los directores laicos de su iglesia, que temían que sus
constantes diatribas contra el aborto y la homosexualidad
ahuyentaran a fieles moderados (y a sus carteras), Fox tuvo
que dejar Immanuel. Y ahora, con las donaciones del puñado
de fieles que le siguieron, ha conseguido dejar de predicar
en hoteles y cines y ha comprado un pequeño edificio en
mitad de una pradera para abrir Summit Church.
Su caso no
es único. Hace un par de domingos, el reverendo invitado a
su celebración dominical era Joe Wright. Él también había
sido una personalidad en Wichita cuando lideraba la
Christian Central Church, la megaiglesia cristiana de la
ciudad más poblada de Kansas. Y, como Fox, también fue
forzado a marcharse.
"Los
sacerdotes hoy han vendido sus almas –clamaba–. No
quieren ofender a nadie denunciando la perversión, el
crimen... Pero las escrituras son ofensivas, la cruz es
ofensiva, y a Dios no le importa si la iglesia se ha cansado
de oír algo".
Fox y
Wright representan lo que está pasando en la comunidad
cristiana estadounidense, especialmente entre los evangélicos.
Mayoritariamente
está dando un decidido giro hacia la moderación y dejando
que cuestiones como la justicia social, la pobreza y la paz
(o el análisis crítico de la guerra) roben terreno a otros
conflictos morales más decisivos. Y el movimiento
ultraconservador que empezó a cobrar trascendencia en los años
70, se hizo fuerte con Ronald Reagan y volvió a renacer
como elemento político determinante con George Bush, ahora
hace aguas.
"La
influencia cristiana en América no es tan fuerte como lo ha
sido –admitía Fox tras un servicio dominical– pero aún
no puede despreciarse. Y en estas elecciones, si no fuera
por el voto cristiano, Barack Obama arrasaría. Si John
McCain sigue en la carrera es por nosotros".
Sin
heredero
Hace cuatro
años fue Karl Rove, eminente cerebro de las campañas
electorales de Bush, quien se dio cuenta de la importancia
de cortejar el voto cristiano y triunfó: según estadísticas
del centro Pew, el 78% de los votantes evangélicos blancos
(que representaban un 23% del electorado) votaron por la
reelección de Bush (un 10% más que en el 2000).
Este año,
sin embargo, no ha habido una campaña similar de
acercamiento a los cristianos más conservadores. Y en el
tono de Fox había cierto deje de amenaza. "El Comité
Nacional Republicano no ha hecho un buen trabajo
–denunciaba–. Podemos irnos a pescar ese día, y si lo
hacemos la elección se acabó".
Era más
una muestra de poder que una declaración de intenciones.
Porque Fox se mostraba seguro de que en estas últimas
semanas de campaña se intensificará la movilización
cristiana. Siente que la elección de Sarah Palin como número
dos de McCain "ha revivido la fe y la energía de los
conservadores". Y él, en Summit Church, tiene siempre
a alguien preparado para registrar votantes y promete
involucrarse en "devolver la política a los púlpitos".
Rozando
la ilegalidad
Un total de
33 pastores de todo el país lo hicieron en un paso polémico
el 28 de septiembre, cuando en una iniciativa bautizada
"domingo de libertad en el púlpito" pidieron
abiertamente el voto para McCain.
Es un
precio que algunos pagarían. Y es que sus mensajes políticos
calan entre cristianos como Vicky Timmons. "Si voto a
alguien que comparte mis valores en asuntos básicos confío
en que tomará buenas decisiones en otros temas",
aseguraba tras una misa esta mujer de mediana edad. El
derecho primordial, para ella, es la vida. Como la mayoría
de evangélicos de EEUU, defiende la pena de muerte.
"Está en la Biblia", justifica.
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