Leve
brisa de cambio hacia América Latina
Por Haider Rizvi
Inter Press Service (IPS), octubre 2008
Nueva
York.– La posibilidad de cambios en la política de
Estados Unidos hacia América Latina si el opositor Barack
Obama es electo presidente en las elecciones del próximo
martes es objeto de cierto debate entre expertos.
"No
creo que Obama le esté poniendo mucha energía a América
Latina", dijo a IPS Forrest Hylton, autor de "Evil
Hour in Colombia" ("Hora del mal en
Colombia") y "Revolutionary Horizons: Past and
Present in Colombia" ("Horizontes revolucionarios:
Pasado y presente en Colombia").
"Estos
puede deberse a la crisis económica. Pero no pierdo las
esperanzas porque él es muy racional y pragmático",
apuntó.
Las
encuestas prevén un cómodo triunfo de Obama, del opositor
Partido Demócrata, sobre John McCain, candidato
presidencial del gobernante Partido Republicano, tanto en
cantidad de votos en términos absolutos como en escaños en
el colegio electoral.
Investigadores
y expertos en asuntos latinoamericanos están muy
preocupados por el papel de Estados Unidos en la región en
los últimos años, y esperan cambios, señaló Hylton,
también profesor de la Universidad de Nueva York.
"Aproveche
la oportunidad histórica para mejorar las relaciones con América
Latina", reza la carta que Hylton y otros especialistas
en la materia enviaron a Obama el martes. "Sea un
socio, no un adversario, de los cambios que están en
marcha" en el continente, agrega.
La
misiva, que da por descontada la victoria electoral de
Obama, fue firmada por casi 400 expertos, entre ellos Eric
Hershberg, presidente de la Asociación de Estudios sobre América
Latina, la mayor organización mundial de especialistas en
asuntos de la región en el mundo.
"Lo
felicitamos por su campaña", señala el texto.
"Así como los ciudadanos de Estados Unidos empezaron a
discutir asuntos básicos sobre qué tipo de sociedad
quieren gracias, en parte, a su propia candidatura, (...)
también lo hacen los de América Latina", añade.
Los
expertos trazaron un paralelo entre la consigna de campaña
de Obama, "esperanza y cambio", y las aspiraciones
de millones de latinoamericanos que ganaron batallas por
justicia económica y social en sus propios países.
"El
ímpetu de cambio en América Latina es un rechazo al modelo
de crecimiento económico impuesto en la mayoría de los países
a partir de los años 90 y que concentró la riqueza, basándose,
sin éxito, sobre las fuerzas ilimitadas del mercado para
resolver problemas sociales profundos, que socavaron el
bienestar de la población", según los firmantes.
Ese
mensaje está más o menos en consonancia con la postura
expresada por Obama a lo largo de su campaña.
De
hecho, el candidato del opositor Partido Demócrata fue
atacado por su propuesta de aumentar los impuestos a los
ricos y de mejorar la condición de la clase media. Eso le
valió al candidato liberal los calificativos de
"socialista" y "marxista".
Obama
prometió disminuir de inmediato algunas de las sanciones
impuestas por el presidente George W. Bush a Cuba en los últimos
años y abogó por una "nueva alianza de las Américas"
en la que los vecinos del sur no sean tratados como
"socios menores".
También
abogó por un "aumento sustancial" de la ayuda de
Estados Unidos a la región, mediante mecanismos que
reduzcan la "inequidad agotadora" entre ricos y
pobres y la promoción de un "desarrollo de abajo hacia
arriba".
Sin
embargo, formuló esta promesa antes de que se desatara la más
reciente fase de la actual crisis económica y financiera.
"En
vez de involucrar a la población de la región, actuamos
como si todavía pudiéramos darles pautas de forma
unilateral", señaló Obama en mayo, en un discurso
sobre América Latina.
El
grupo de expertos también rechazó la actual política de
Estados Unidos en América Latina, aplaudió el papel de los
nuevos gobiernos democráticos y señaló que los actuales
"movimientos de cambio" en la región obtienen su
fuerza de la activa participación de trabajadores,
campesinos, mujeres y comunidades indígenas.
"No
son títeres ni están cegados por un fanatismo o una
ideología, como los caricaturizan algunos medios de
comunicación", reza la misiva. "Al contrario,
esos movimientos merecen nuestro respeto y amistad."
En
sus discursos, Obama prometió reformar la política
exterior estadounidense, incluido el vínculo con países
latinoamericanos hacia los que el gobierno de Bush tuvo una
actitud hostil.
La
prensa de derecha lo atacó por manifestar su inclinación
al diálogo con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Para
la mayoría del público latinoamericano, Estados Unidos es
"un agresor y garante de un sistema económico
internacional que funciona contra ellos y no para ellos, la
antítesis de la esperanza y el cambio", señaló
Hershberg.
En
los años 70 y 80, dictaduras militares apoyadas por Estados
Unidos cometieron graves violaciones de derechos humanos,
incluida la ejecución extrajudicial de opositores y la
detención masiva y la desaparición de dirigentes políticos
y sindicales.
La
retórica prodemocrática y libertaria de Washington no se
condice con su hostilidad hacia países como Bolivia,
Ecuador, Nicaragua y Venezuela, cuyos gobernantes alcanzaron
el poder con el apoyo de vastas mayorías electorales.
Hace
poco, Bolivia y Venezuela expulsaron a los embajadores de
Estados Unidos, a quienes acusaron de conspirar con la
oposición de esos países.
Estados
Unidos debe defender de forma activa los derechos humanos en
todos los países, incluidos sus aliados en la región como
Colombia, México y Perú, sostuvieron los expertos en la
carta.
Además,
señalaron que "por desgracia, a los ojos de muchos
latinoamericanos, Estados Unidos se convirtió en defensor
de regímenes injustos".
También
reclamaron nuevas medidas para asegurar la libertad de
investigación académica en el ámbito local y levantar la
prohibición al intercambio de ideas con expertos cubanos.
Tienen esperanzas de que Obama pueda promover acuerdos y
cooperación en el hemisferio.
Aunque
para Hylton nada de eso será posible si no aparece en
Estados Unidos un movimiento de base que vigile al gobierno.
"Un
fuerte movimiento progresista de trabajadores obligaría a
Obama a implementar nuestra agenda, pero no lo veo en el
horizonte", admitió.
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