Importancias
Por
Juan Gelman
Bitácoras, 09/11/08
Por primera
vez en la historia de EE.UU., un presidente negro ocupará
la Casa Blanca. Mulato, más bien, o exactamente,
afroamericano. Es obvio subrayar el valor simbólico y la
importancia cultural del fenómeno, que tantas esperanzas ha
levantado en todo el mundo, o casi. Era un resultado que los
propios republicanos habían previsto. Como señaló el
senador John Ensign, figura destacada del partido rojo,
“obviamente esperábamos este tipo de jornada” (Fox News,
5–11–08). Su camarada, el representante Christopher Asis,
habló del “tsunami” que llevó a Obama a la presidencia
y al Partido Demócrata a ganar la mayoría en ambas cámaras.
La naturaleza de este tsunami se presta a interpretaciones
diversas y aun combinadas o mezcladas.
¿Tanto
cambió la mentalidad de la mayoría del pueblo
norteamericano que en corto tiempo, unas décadas apenas,
abolió los prejuicios racistas que le duraron largo después
de la abolición de la esclavitud? ¿Fue la ocupación de
Irak y Afganistán, que ha segado la vida de más de cuatro
mil efectivos estadounidenses? ¿La crisis que golpea
duramente a los hogares y acelera el desempleo? ¿Algo de
todo eso junto? Las encuestas demostraron que la preocupación
mayor del electorado es la situación económica que azota
al país, preocupación mucho más densa que la provocada
por la guerra. Obama prometió “el cambio” y la cuestión
estriba en cuándo, cómo y hasta dónde se producirá.
El día
posterior a las elecciones es el primer día de gobierno del
electo y se barajan y entrecruzan nombres de posibles
miembros del gobierno de Obama. Su primer nombramiento es
algo inquietante: designó jefe de gabinete a Rahm Emanuel,
representante demócrata por Illinois, ex funcionario de la
Casa Blanca en los tiempos de Clinton, ex banquero inversor.
Emanuel fue quien más fondos consiguió de Wall Street para
financiar la campaña: 2,7 millones de dólares, a saber en
qué términos. En materia de política internacional, los
asesores principales del próximo presidente de EE.UU. han
sido y son reflotados del gobierno Clinton –Richard
Holbrooke, Susan Rice, Madelaine Albright–, que con Bill
practicaron el llamado “intervencionismo liberal”:
promovieron las sanciones contra el Irak de Saddam, la
participación norteamericana en la guerra de los Balcanes,
la invasión de Haití, la acción militar en Sudán y
siempre se mostraron remisos a presionar a Israel para que
concretara la paz con los palestinos.
El círculo
íntimo de Obama ha filtrado a la prensa que éste se
inclinaría por mantener a Robert Gates, actual jefe del
Pentágono, como el próximo jefe del Pentágono, lo que daría
un tinte bipartidista a su gobierno. Durante decenios, Gates
fue agente y aun tres veces director de la CIA en las
administraciones de Reagan, Bush padre y Bush hijo, se
identificó con el envío de más tropas a Irak y participa
activamente en la planificación de la escalada de la guerra
en Afganistán y en los bombardeos de territorio pakistaní.
Cabe señalar que Obama saludó “el éxito” del primero
y que ha hecho de Afganistán –al que quiere enviar otros
7000 efectivos–– y Pakistán el objetivo central de su
política “antiterrorista”. ¿Casualidad o qué?
Barack ha
calentado el ánimo del mundo y ha recibido ya
solicitaciones y advertencias de diferentes países. El
gobierno de Afganistán le pide que los ocupantes dejen de
matar a civiles que acuden a una boda. El paquistaní, que
cesen los ataques contra su frontera con Afganistán. El de
la India, que no se inmiscuya en la cuestión de Cachemira,
otro desvelo de Obama. Tel Aviv saludó su elección y
aseguró que no cambiará la política de la Casa Blanca
para con su aliado principal en Medio Oriente, aunque la
mayoría de los israelíes con pasaporte estadounidense votó
por McCain. El presidente Saakshvili reiteró que Obama en
persona le confió sus planes concretos para fortalecer a
Georgia. Europa Occidental demanda que EE.UU. la considere
socio igualitario. Varios gobiernos latinoamericanos
expresaron la esperanza de que serán ahora tratados con
respeto. China mostró cautela. El Kremlin, muy criticado
por Barack, que lo considera el segundo enemigo potencial de
EE.UU. después de Irán, lanzó un primer reto: anunció
que instalará un sistema adecuado para contrarrestar el
escudo antimisiles del que participan Polonia y la República
Checa.
Es evidente
que Obama cambia la imagen de EE.UU. en el mundo, en parte
porque es afroamericano, en parte porque el padre nació en
Kenia, en parte porque los pueblos quieren paz y no guerra,
en parte porque no es Bush. Probablemente entablará
negociaciones diplomáticas con los países malditos para W,
pero no se distanciará mucho de su política bélica.
Parece tener razón el ex diplomático Edward Walker: “La
diferencia esencial será el estilo”. Lástima.
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