El
Senado estadounidense rechazo el rescate
Automotrices
al borde del abismo
Página
12, 13/12/08
La
sorpresiva marcha atrás del rescate para las automotrices
en el Senado estadounidense obliga al Tesoro a salir al
auxilio del sector. El paquete de 14.000 millones de dólares
que la Cámara de Representantes acordó el último miércoles
quedó en “punto muerto” luego de que el Senado no
lograra sumar los 60 votos necesarios para aprobar el
proyecto. La noticia, que se conoció en la madrugada de
ayer, desbarrancó los mercados financieros internacionales
(ver aparte). El sindicato del sector criticó con dureza la
posición de los legisladores republicanos, sobre los que
hicieron recaer toda la responsabilidad del fracaso y la
posibilidad creciente de que algunas de las compañías más
grandes del rubro deban declararse en bancarrota. Sin
embargo, tras el revés legislativo, la Casa Blanca dijo que
estaría dispuesta a salir al rescate de las automotrices.
La Cámara
alta sorprendió con una votación “no positiva”. El
resultado de 52 a favor y 35 en contra no alcanzó para que
el proyecto de ayuda a General Motors y Chrysler por 14.000
millones de dólares se convirtiera en ley. Los responsables
de que no se alcanzara el acuerdo volvieron a ser los
republicanos, que otra vez votaron en contra de un salvataje
económico. Por su parte, los senadores demócratas pidieron
al presidente Bush que “actúe con celeridad” para
evitar el derrumbe de las principales empresas automotrices.
Fuentes de
Wall Street informaron que General Motors contrató a un
equipo de asesores y de abogados para casos de insolvencia
con el objetivo de que diseñen un plan provisorio para
evitar la quiebra y ya anunció que reducirá su producción
en un tercio. La compañía confirmó que fabricará 250 mil
vehículos menos de lo que había previsto en el primer
trimestre de 2009, lo que calificó como una “reducción
significativa”, ante la fuerte caída de la demanda.
La Casa
Blanca no ocultó su malestar ante el tratamiento del
proyecto y catalogó a la jornada como un “fracaso del
Congreso”. Finalmente, Bush encomendó al Tesoro que use
parte de los 700.000 millones de dólares del megasalvataje
para aliviar la situación.
El rescate
contaba con un principio de acuerdo de la Casa Blanca y de
la Cámara de Representantes que no logró convencer a los
senadores republicanos en el Congreso, lo que terminó por
hacer naufragar el proyecto. La ayuda a las automotrices se
compone de 14.000 millones de dólares y 1500 millones
adicionales para la construcción de vehículos eficientes
en energía.
El primer
borrador contempla la creación de un “supervisor”
nombrado por la Casa Blanca que vigilará el cumplimiento de
los objetivos que presenten previamente las terminales e,
incluso, decretar su bancarrota si fallan en la
reestructuración. Se incluyeron los mismos
condicionamientos para los directivos de las compañías que
los que contempla el megasalvavidas de los bancos
auxiliados. Pero en el caso particular del sector automotor,
las restricciones son más severas y hasta deberán evitar
el uso de sus aviones privados mientras dure la ayuda.
La ayuda
del Tesoro permitirá a las dos automotrices un respiro y
seguir con sus operaciones, a pesar de que las compañías
solicitaron unos 34.000 millones de dólares para aliviar su
situación. Ford se encuentra en una situación menos
comprometida y podría quedar al margen, al menos en esta
primera fase.
En la Cámara
baja aseguran que el proyecto cuenta con las
“salvaguardas” necesarias para evitar un mal uso de los
fondos, así como de un control estricto de los planes de
compromiso que las automotrices presenten en los próximos días.
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