La
nueva administración USA
Obama
elige a los que han fracasado
Por
Eric Toussaint (*) y Damien Millet (**)
Red Voltaire,
11/12/08
Barack
Obama, niño preferido de Wall Street y de la City
londinense, auspiciado por los buenos publicistas como el «candidato
de los pobres» viene de nombrar su equipo económico. Obama,
el ex senador del Illinois, que llevó a cabo la campaña
electoral más gastadora y cara de la historia de los EEUU
gracias a las millonarias donaciones de los bancos JP Morgan
Chase y Goldman Sachs, viene de designar en la Casa Blanca
aquellos que en el pasado organizaron la ola de
desregulaciones económicas de los años 90' analizan Eric
Toussain y Damien Millet.
Algunos
esperaban que Barack Obama, el presidente electo de Estados
Unidos, nombrará un equipo económico profundamente
renovado para poder poner en marcha un New Deal. Obama iba a
cambiar el capitalismo, aunque no abolirlo, y a instaurar
una nueva era de regulación de la economía. Pero, en
realidad, Obama ha elegido a los más conservadores entre
los consejeros demócratas, los mismos que organizaron una
desreglamentación desbocada durante la presidencia de Bill
Clinton, a finales de los noventa. Cuando nos detenemos en
tres nombres emblemáticos, la coherencia de su elección es
reveladora.
El primero
en la línea de salida es Robert Rubin, secretario del
Tesoro entre 1995 y 1999. Desde que llegó al Tesoro tuvo
que enfrentarse con la crisis financiera de México, primer
gran fracaso del modelo neoliberal en los años noventa.
Luego impuso, junto con el FMI, un tratamiento de choque que
agravó las crisis producidas en el sudeste asiático en
1997–1998, y después en Rusia y Latinoamérica en 1999.
R. Rubin no dudó nunca de los beneficios de la liberalización
y contribuyó decididamente a imponer a la población de los
países emergentes políticas que degradaron sus condiciones
de vida y aumentaron las desigualdades.
En Estados
Unidos, ejerció su potente influencia para conseguir la
abrogación de la Glass Steagall Act, o Banking Act,
establecida desde 1933, y que, en especial, declaró la
incompatibilidad del banco de depósitos con el banco de
inversiones. De este modo, la puerta quedó abierta para
toda suerte de excesos de los financieros ávidos del máximo
beneficio, lo que posibilitó la crisis internacional
actual. Para rizar el rizo, esta abrogación de la Banking
Act permitió la fusión de Citicorp con Travelers Group
para formar el gigante bancario Citigroup... En el 2000,
Robert Rubin entro en la dirección de Citigroup… que el
gobierno estadounidense acaba de salvar con urgencia, en
noviembre de 2008, ¡garantizándole más de 300.000
millones de dólares de activos! A pesar de ello, R. Rubin
es uno de los principales asesores de Barack Obama.
La segunda
personalidad en escena es Lawrence Summers, heredado del
puesto de director del Consejo Económico Nacional de la
Casa Blanca. Sin embargo, su carrera contiene cierto número
de manchas que deberían ser indelebles. En diciembre de
1991, mientras era economista jefe del Banco Mundial,
Summers osó escribir en una nota interna: «Los países con
escasa población de África tienen una bajísima
contaminación. La calidad del aire es de un nivel inútilmente
mayor que la de Los Angeles o México.
Es
necesario alentar el desplazamiento de las industrias
contaminantes hacia los países menos avanzados. Debe
existir cierto grado de contaminación en los países en los
que los salarios son más bajos. Pienso que la lógica económica
que dice que los residuos tóxicos deben volcarse allí
donde los salarios son los más bajos es imparable. [...] La
inquietud [a propósito de los agentes tóxicos] será
evidentemente mayor en un país donde la gente vive
bastantes años como para enfermar de cáncer, que en un país
donde la mortalidad infantil es del 200 por mil en menores
de cinco años.»
E incluso
agrega, en ese mismo año: «No hay […] límites a la
capacidad de absorción del planeta capaces de bloquearnos
en un futuro previsible. El riesgo de un apocalipsis debido
a un calentamiento global o a cualquier otra causa es
inexistente. La idea de que el mundo corre hacia su perdición
es profundamente falsa. También es un profundo error pensar
que deberíamos imponer límites al crecimiento debido a los
límites naturales, que además es una idea cuyo costo
social sería asombroso si alguna vez se llegase a aplicar.»
Con Summers al comando, el capitalismo productivista gozará
de un espléndido porvenir.
Habiendo
sido nombrado secretario del Tesoro durante el gobierno de
Clinton, en 1999, Summers presionó al presidente del Banco
Mundial, James Wolfensohn, para que se sacara de encima a
Joseph Stiglitz, que lo había sucedido en el puesto de
economista jefe y que era muy crítico con las orientaciones
neoliberales que Summers y Rubin ponían en marcha en todas
las partes del mundo donde estallaban incendios financieros.
Después de la llegada de George W. Bush, Summers continuó
su carrera convirtiéndose en presidente de la universidad
de Harvard en 2001, pero se destacó particularmente en
febrero de 2005, cuando logró la enemistad de toda la
comunidad universitaria después de una discusión en la
Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, sus
siglas en inglés).
Interrogado
sobre las razones por las que hay escasas mujeres en los
puestos elevados en el ámbito científico, afirmó que las
mujeres están menos dotadas que los hombres para las
ciencias, descartando cualquier otra explicación posible
como el origen social y familiar, o una voluntad de
discriminación. Esto provocó una gran polémica, tanto en
el interior como en el exterior de la universidad. A pesar
de sus excusas, las protestas de una mayoría de profesores
y estudiantes de Harvard lo obligaron a dimitir en 2006.
Si su
responsabilidad en la situación actual todavía no está
demostrada, su biografía, que se puede consultar en el
sitio internet de la universidad de Harvard en la época de
su presidencia, confirma que «ha dirigido el esfuerzo de la
puesta en marcha de la más importante desreglamentación
financiera de estos últimos 60 años». ¡No se podría ser
más claro!
La tercera
personalidad elegida por Obama, Timothy Geithner, será
nombrado secretario del Tesoro. Actualmente presidente del
Banco Central de Nueva York, había sido subsecretario del
Tesoro encargado de las Relaciones Internacionales entre
1998 y 2001, adjunto sucesivamente a Rubin y a Summers, y
activo, en particular, en Brasil, México, Indonesia, Corea
del Sur y Tailandia, todos símbolos de los desastres del
neoliberalismo, que sufrieron graves crisis durante ese período.
Las medidas promovidas por este trío infernal hicieron
recaer el coste de la crisis sobre las poblaciones de estos
países. Rubin y Summers son los mentores de Geithner.
Ahora, el
alumno se une a sus maestros. Nadie duda que continuará
defendiendo las grandes instituciones financieras privadas,
sordo a los derechos humanos fundamentales, ridiculizado en
Estados Unidos y en cualquier lado debido a las políticas
económicas que defiende con vehemencia.
Pretender
regular de nuevo una economía mundial que ha perdido el
norte dando el comando de la operación a los que la
desregularon con violencia, es como querer apagar un
incendio con gasolina.
(*)
Eric Toussaint es presidente del CADTM–Bélgica (Comité
por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo). Último
libro publicado: Banque mondiale: le coup d'État permanent,
CADTM/Syllepse/Cetim, 2006.
(**)
Damien Millet es Presidente del Comité por la Anulación de
la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), (www.cadtm.org), coautor
con Eric Toussaint del libro "50 preguntas, 50
respuestas sobre la deuda, el FMI y el BM".
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