Bill
Clinton, Gore y Rubin no están en el gobierno de Obama,
pero su influencia es fuerte
Por
Gerald F. Seib
Wall
Street Journal, 19/01/09
Cuando
Barack Obama llegue a la Casa Blanca el martes, tres de las
figuras más importantes de su nuevo gobierno no estarán a
su lado. Técnicamente, ni siquiera serán miembros de su
equipo.
Estas
influyentes figuras son Bill Clinton, Al Gore y Robert Rubin,
progenitores de muchas de las figuras e ideas que estarán
presentes en los años de Obama. Ninguno de los tres tiene
un rol directo en el manejo del gobierno, al menos por
ahora.
Y sin
embargo, no resulta exagerado decir que su influencia será
sentida cada día. Si el fantasma de Lincoln pulula por los
habitáculos residenciales de la Casa Blanca, como algunos
creen, el espíritu Clinton/Gore/Rubin sin duda planea sobre
las oficinas en el Ala Oeste.
El mero
hecho que estas luminarias del último gobierno demócrata
– el presidente, vice presidente y el secretario del
Tesoro que dominaron Washington en los años 90 – estén
jugando un rol de este tipo significa que esta transferencia
de poder es marcadamente diferente de la que ocurrió la última
vez que un demócrata llegó a la Casa Blanca. Eso, claro,
fue cuando Clinton asumió el mando en 1993.
En esos
momentos, el imperativo para el equipo Clinton era tratar de
no recordar en nada a la administración demócrata previa,
la dirigida por Jimmy Carter.
Los años
Carter fueron ampliamente considerados infelices, marcados
por una mala economía y situaciones embarazosas en el
extranjero, y coronados por una humillante derrota en las
urnas.
Hoy la
situación es bastante diferente. Los años Clinton se
vieron marcados por una impugnación y un sinnúmero de
controversias, pero Clinton dejó el cargo con un buen
historial económico, un presupuesto en el terreno positivo
y una gran popularidad. Recordar los tiempos de Clinton es
algo aceptable – en algunos casos deseable – para Obama.
"La
cuestión es que tienen algo que no teníamos en el 92 y el
93, es decir un pasado utilizable", dice William
Galston, un profesor de política que formó parte de ese
equipo Clinton. "Sería tonto no utilizarlo". Así
que Obama lo está utilizando, empezando por Gore.
Aunque la
influencia del ex vice presidente puede ser la que reciba la
menor atención, puede ser la más marcada. Debido a que la
economía y las guerras en Irak y Afganistán acaparan la
mayor atención, no se ha prestado mucha atención a cuánto
los equipos de energía y medioambiente de Obama quieren
hacer por cambiar el status quo – y al alcance de la
influencia de Gore en su pensamiento.
Esta
empieza por la mujer que será la "zar" de la
energía y medio ambiente, Carol Browner, quien adquirió
experiencia en la oficina del entones Senador Gore antes de
estar a cargo de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA)
durante los años Clinton. La nueva jefa de la EPA, Lisa
Jackson, y la nueva directora del Consejo de Calidad
Medioambiental de la Casa Blanca, Nancy Sutley, trabajaron
para Browner en la EPA.
Más aún,
el elegido por Obama como Secretario de Energía, Steven Chu,
un científico de la Universidad de California ganador del
Premio Nóbel, pone un énfasis parecido al de Gore en el
cambio climático y los carburantes alternativos.
En economía,
el impacto de Rubin es fácil de percibir, sencillamente al
mirar a los elegidos por el nuevo presidente para lidiar con
la recesión. (El propio Rubin podría bien ser una de las
personas al lado del presidente si no fuera por el tiempo
que pasó como ejecutivo muy bien remunerado de Citigroup,
firma que ha tenido mucho que ver en el colapso del mercado
financiero en los últimos meses.
Los
protegidos de Rubin han sido elegidos para llenar los cargos
económicos más importantes: Timothy Geithner, elegido como
Secretario del Tesoro, el líder del Consejo Nacional Económico,
Lawrence Summers, el futuro director del presupuesto Peter
Oszag y el asesor de la Casa Blanca Jason Furman trabajaron
todos con Rubin en el Tesoro de la administración Clinton.
Es difícil
determinar cuánto la política económica de Rubin se
plasmará en las políticas de Obama. La piedra angular del
desempeño de Rubin – atacar el déficit federal – está
muy alejado de la era actual en la que el déficit para
fomentar el crecimiento es considerado una virtud. Pero la
influencia de Rubin podría significar que el equipo Obama,
en el fondo, tiene genes anti-déficit que podrían emerger
más tarde.
Es deja al
ex presidente Clinton, cuya conexión más clara con el
equipo Obama es su esposa, la Secretaria de Estado entrante,
Hillary Clinton. De manera más amplia, preparó a muchos de
los centristas – como el Jefe de Personal de la Casa
Blanca Rahm Emanuel – que ahora ostentan cargos
importantes con Obama.
Pero la
influencia de Clinton es más profunda. Como Galston hace
notar, el ex presidente llevó a los demócratas al centro
en dos asuntos sociales con fuerte carga racial – la
delincuencia y la reforma del seguro social – y prácticamente
anuló la controversia entorno a esos temas. Eso liberó a
Obama para centrarse en otros asuntos.
Otros dos
legados de Clinton en materia de política – el
presupuesto equilibrado y el libre mercado – no están muy
en boga. Sin embargo, hay una lección de Clinton más
amplia que Obama parece haber absorbido: el pragmatismo y un
poco de centrismo son buenas armas para ayudar a un
presidente demócrata a tener éxito.
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