El
plan de Obama ya no alcanza
Por
Paul Krugman (*)
The New York Times,
08/03/09
La
Nación, 10/03/09
Traducción
de Mirta Rosenberg
Nueva
York.- El plan del presidente Barack Obama para estimular la
economía era "grande", "gigantesco",
"enorme". Eso fue lo que escucharon los
estadounidenses durante el período previo a la votación
del plan en el Congreso. Al ver las noticias, uno podría
haber creído que el único problema era que tal vez el plan
fuese demasiado grande, demasiado ambicioso.
Sin
embargo, muchos economistas (entre ellos yo) argumentaron
que en realidad el plan era demasiado pequeño y demasiado
cauto. Los últimos datos confirman esas preocupaciones. Y
sugieren que las políticas económicas de la administración
Obama ya no dan abasto.
Para
ver hasta qué punto los números están mal, considérese
este dato: las propuestas presupuestarias de la administración,
difundidas hace menos de dos semanas, tomaban en cuenta un
índice de desempleo promedio de 8,1% para todo este año.
En realidad, el desempleo alcanzó ese nivel en febrero? y
aumenta con rapidez. El empleo ya ha descendido más en esta
recesión que en la crisis de 1981-1982, considerada la peor
desde la Gran Depresión. En consecuencia, la promesa de
Obama de que su plan creará o salvará 3,5 millones de
empleos para fines de 2010 no resulta nada impresionante.
Es
una promesa creíble: sus economistas emplearon estimaciones
sólidas y confiables sobre el impacto de las políticas
impositivas y el nivel de gasto público. Pero 3,5 millones
de empleos de acá a dos años ya no bastan para hacer
frente a una situación económica que ha provocado la pérdida
de 4,4 millones de empleos y en la que desaparecen otros
600.000 por mes.
Se
plantean ahora tres preguntas importantes sobre la política
económica. Primero, ¿la administración se da cuenta de
que lo que está haciendo no basta? Segundo, ¿está
dispuesta a hacer más? Tercero, ¿el Congreso accederá a
políticas más fuertes?
Con
respecto a las dos primeras preguntas, la última entrevista
de The New York Times con Obama no me resultó nada
tranquilizadora.
"Nuestra
convicción y nuestra expectativa es que este año
sentaremos las bases para la recuperación", declaró
el presidente. Una convicción y una expectativa que no se
apoyan en ningún dato o modelo que yo conozca. Por cierto,
se supone que los líderes tienen que hablar con tono calmo
y perfectamente controlado. Pero ante los pésimos datos
este comentario sonó ilógico y desconectado. Y en la
entrevista no hubo ningún indicio de que la administración
estuviera dispuesta a adoptar más medidas.
Una
solución real para los problemas del sistema bancario podría
ayudar a compensar la dimensión inadecuada del plan de estímulo,
de manera que en ese sentido fue bueno saber que Obama pasa
una hora diaria con sus asesores económicos
"conversando sobre la manera" de encarar los
mercados financieros. Pero Obama de inmediato desestimó los
reclamos de una acción más decisiva, al considerar que
proceden de blogs (en realidad, proceden de muchos otros
sectores, incluyendo a por lo menos un presidente de uno de
los bancos de la Reserva Federal), y sugirió que los críticos
quieren "nacionalizar todos los bancos" (algo que
en realidad nadie está proponiendo).
Para
mí, esta desestimación -junto con la persistente falta de
anuncios de un plan más amplio de reestructuración
bancaria- significa que la Casa Blanca decidió empantanarse
en el frente financiero y confiar en la recuperación económica
para el rescate de los bancos, en vez de confiar en que la
cosa será a la inversa. Y como el plan de estímulo es
demasiado pequeño para producir una recuperación económica?
bien, ya pueden darse una idea de lo que está pasando.
Tarde
o temprano el gobierno advertirá que debe hacer más. Pero
cuando vuelva a pedir dinero, ¿el Congreso accederá? En
este momento los republicanos tienen la postura de que no
debemos hacer nada para dar una respuesta a la crisis, salvo
recortar impuestos. Algo que siempre quieren hacer,
independientemente de las circunstancias en las que estemos.
Si Obama pide un nuevo plan de estímulo, no responderán de
una manera positiva. Sólo afirmarán que las políticas del
gobierno fracasaron.
El público
en general, por el contrario, apoya una acción fuerte. Según
una encuesta de Newsweek , una mayoría apoya el estímulo
y, más sorprendente aún, una gran cantidad cree que será
necesario incrementar el nivel de gastos. Pero ¿ese
respaldo persistirá, digamos, dentro de seis meses?
Además,
una mayoría abrumadora cree que el gobierno gasta demasiado
en ayudar a las grandes instituciones financieras. Esto
sugiere que la política financiera de la administración
-dar dinero a cambio de nada- acabará por agotar su capital
político.
Este
es el cuadro de situación que me asusta: es septiembre de
2009, el desempleo ha superado el 9% y, a pesar del primer
paquete de gastos destinados a estimular la economía, sigue
subiendo. Obama finalmente reconoce que es necesario
implementar un estímulo mayor.
Pero
no consigue que su nuevo plan sea aprobado en el Congreso
porque el apoyo a sus políticas económicas se ha ido a
pique, en parte porque todo el mundo considera que han
fracasado, en parte porque su política de creación de
empleos se funde, en la opinión popular, con los muy
impopulares rescates bancarios. En consecuencia, la recesión
se profundiza, descontrolada.
Está
bien, es una advertencia y no una predicción. Pero la política
económica es insuficiente y no alcanza, y existe un peligro
real, cada vez mayor, de que nunca consiga estar a la altura
de la crisis.
(*)
Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio
Nobel de Economía en 2008.
|