El
creciente fenómeno de los asentamientos de “sin techo”
provoca alarma
"Ciudades carpa", otra cara de la
crisis
Por Jesse McKinley
The New York Times,
25/03/09
La
Nación, 27/03/09
Traducción
de Mirta Rosenberg
Fresno,
California.– Como director operativo de un centro social
para indigentes en esta ciudad, Paul Stack está
acostumbrado a ver gente librada a su propia suerte. Lo que
nunca había visto antes era gente viviendo en carpas,
cobertizos o chozas sobre los terrenos del ferrocarril que
se encuentran frente al centro.
"Surgieron
de repente hace un año y medio", dijo Stack. "Un
día el terreno estaba vacío y al siguiente había gente
instalada allí."
Al
igual que más de una docena de ciudades de Estados Unidos,
Fresno está experimentando un triste déjà vu : la aparición
de villas precarias, conocidas en algún momento como
Hoovervilles, campamentos ilegales de indigentes sin techo
que recuerdan, en menor escala, las que proliferaron durante
la Gran Depresión.
Cuando
los periodistas le preguntaron durante la conferencia de
prensa del martes sobre estas "ciudades carpa", el
presidente Barack Obama respondió: "Es inaceptable que
niños y familias no tengan un techo en un país tan rico
como el nuestro".
Aunque
los campamentos y la vida callejera siempre han formado
parte del paisaje de grandes ciudades como Los Angeles,
estas nuevas "ciudades carpa" echaron raíz –o
crecieron a partir de enclaves más pequeños de
indigentes– a medida que más personas perdían sus casas
y sus empleos, en lugares tan dispares como Nashville,
Washington, St. Petersburg y Florida.
En
Seattle, los residentes sin techo del campamento de 100
personas lo llaman Nickelsville, una referencia poco
halagadora al alcalde Greg Nickels.
Una
"ciudad carpa" en Sacramento instó al gobernador
Arnold Schwarzenegger a anunciar anteayer un plan para mudar
a las 125 personas instaladas allí a un predio ferial
cercano. Eso se produjo después de que una reciente visita
de The Oprah Winfrey Show provocara una estampida tan grande
de los medios que algunos indigentes se quejaron de exceso
de exposición mediática.
El
problema es diferente en Fresno, ya que es crónico y en
general no ha sido difundido a nivel nacional. La indigencia
ha sido alimentada desde hace tiempo por los altibajos de
los trabajos temporarios en agricultura, pero ahora la
recesión ha empezado a afectar a más personas, llevando a
cientos de nuevos indigentes a estos campamentos? desde
electricistas hasta choferes de camiones.
"Se
trata de personas en buenas condiciones físicas que
trabajaban por un salario mínimo y que antes podían
pagarse una vivienda con esos ingresos", dijo Michael
Stoops, director ejecutivo de la Coalición Nacional para
Indigentes, una ONG con sede en Washington.
El
creciente número de indigentes en Fresno, una ciudad de
500.000 habitantes, es una sorpresa. Los funcionarios dicen
que tienen tres asentamientos importantes cerca del centro y
otros más pequeños cerca de dos autopistas. En total, hay
más de 2000 personas sin techo, afirma Gregory Barfield, el
director de prevención y política a cargo de los sin
techo, que agregó que el consumo de drogas, la prostitución
y la violencia son comunes en los asentamientos.
"Forma
parte de la economía clandestina. Es lo que ocurre cuando
una persona se esfuerza por sobrevivir", dijo Barfield,
que asumió en enero, después de que el condado y la ciudad
establecieron un plan de 10 años para combatir la
indigencia.
El
aumento del número de asentamientos impulsó a la ciudad a
instalar baños químicos y guardias de seguridad en las
cercanías de una zona conocida como New Jack City, cuyo
nombre deriva de una película donde prolifera la droga,
filmada en 1991. Pero esas mejoras sólo sirvieron para
atraer más gente. "Fue como una invitación a que se
mudaran más personas", dijo Stack.
Nadie
parecía muy encantado de tener que vivir en New Jack City,
una mugrienta colección de carpas en un terreno sembrado de
basura. El asentamiento también es conocido como Taco Flats
o Little Tijuana debido al gran número de residentes
latinoamericanos, atraídos a Fresno por la promesa de
trabajar en la agricultura, empleos que desaparecieron ante
la crisis y una sequía que lleva ya tres años.
Guillermo
Flores, de 32 años, dijo que había buscado trabajo en el
campo y en el rubro de las comidas rápidas, pero que no había
encontrado nada. Durante los últimos ocho meses recolectó
latas y las recicló por entre 5 y 10 dólares diarios. Vivió
en una choza que construyó con sus propias manos.
Luego
de quedarse sin dinero en un viaje a Florida haciendo dedo,
Daniel Kent, de 27 años, vive en Taco Flats desde hace tres
meses. Consiguió ganar 35 dólares diarios enarbolando un
cartel de clausura de una tienda, hasta que finalmente cerró.
Kent
planea asistir pronto a una feria de empleo, pero dijo que
no le importaba demasiado vivir en el descampado. "Se
viva en la situación que se viva, eso no cambia el espíritu
de nadie. Aquí hay gente realmente muy buena", dice
Kent.
Pero,
cuando oscurece, el peligro es real. Barbara Smith, que
perdió un ojo cuando le dispararon años atrás, dijo haber
visto cómo mataban a dos personas en New Jack City, y que
eso la llevó a mudarse a Taco Flats y a intentar dejar la
droga. Smith dijo que su sueño era simple: "Salir de
aquí. Salir de la calle. Tener mi propio hogar".
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