La
pesadilla estadounidense: la distopía (1) Obama
Por
Andrew Hughes (*)
Global
Research, edición en español, 29/05/09
Traducido
por Beatriz Morales Bastos
Ochos
después de la pesadilla Bush-Cheney durante la cual
presenciamos la destrucción gratuita de Afganistán e Iraq,
la negación cínica de siglos de un Derecho creado para
proteger los derechos humanos más básicos y una política
exterior digna de Genghis Khan, llega la “Gran Esperanza
Negra” en la persona de Barack Obama. La conciencia
colectiva del mundo se entregó sin sentido crítico alguno
hacia lo que se había presentado como una nueva era de paz,
cambio y confianza en el gobierno.
Nunca
antes se había asistido a un uso tan logrado de la
manipulación, de la propaganda y del embrujo de las imágenes
y de las relaciones públicas para vender al público un
hombre que iba a tomar de Bush el relevo del mando y
participar con él en la carrera de la destrucción de la
economía y de los derechos de los pueblos, y ayudar a dar a
luz una nación totalmente controlada por aquellos que
siempre han merodeado en las sombras del poder. Se prometió
“Cambio” y se concedió en la forma de un empeoramiento
de la distópica pesadilla.
Se
rompieron las promesas sin presentar disculpa alguna, la
misma creativa jerga jurídica que infestó la administración
Bush en la forma de John Yoo y Alberto Gonzalez se volvió a
usar para negar justicia a los presos de Guantánamo, para
justificar más tortura, más destrucción de la Constitución
y más vigilancia legal de los ciudadanos estadounidenses.
El
presidente que tendió una mano de paz al mundo musulmán ha
asesinado a cientos de hombres, mujeres y niños paquistaníes.
El presidente que prometió que su gobierno rendiría
cuentas de sus acciones se ha rodeado de miembros de lobby, banksters
[2] y belicistas. Su fiscal general se niega a emprender
acciones judiciales contra algunos de los peores crímenes
de guerra cometidos en la historia moderna y sigue dando
cobertura legal a criminales que han torturado impunemente.
El
país ha seguido arruinándose debido al robo continuo del
dinero de los contribuyentes mientras que los donantes de
Wall Street para la campaña presidencial reciben su
compensación. Obama ha permanecido impasible mientras
Bernancke afirma que la Reserva Federal privada no tiene que
rendir cuentas ni al Congreso ni al público estadounidense.
El contribuyente estadounidense está en el atolladero de
una deuda que no para de crecer de 14.3 billones de dólares.
Están aumentando los cierres de empresas y el paro sin que
la administración haga esfuerzos significativos para
aliviar los síntomas, sin importar la causa. La nueva
imagen de Estados Unidos es la de ciudades de tiendas de
campaña, largas colas ante comedores populares, sheriffs
expulsando de sus hogares a innumerables jóvenes y
ancianos, ciudades antes prósperas sumidas en una
inquietante quietud y una población cada vez más
desilusionada.
La
“Guerra contra el Terrorismo” se ha transformado en una
red de control de una población que cada vez es más
consciente. Bush ya había asentado los cimientos de ello
con [las leyes] Patriot Act, Patriot Act 2, la ley de
Comisiones Militares y muchos decretos que estrangulan lo
que quedaba de la Posse Comitatus [3] y de la Constitución.
El
ministerio de seguridad interior define ahora como
“terrorista” a todo aquel cree en la Constitución y en
la primera, segunda y cuarta Enmiendas. A los veteranos que
vuelven se les niegan los derechos que les corresponden según
la segunda Enmienda. Una “lista de terroristas bajo
vigilancia” integrada por más de un millón de personas y
que aumenta sin cesar se está usando para negar a los
ciudadanos sus derechos a viajar y a trabajar.
Obama
está dando vueltas ahora a la idea de la detención
ilimitada sin juicio de ciudadanos estadounidenses. ¡Y esto
lo hace un profesor de derecho constitucional! En el
Congreso están pendientes de aprobación una serie de
proyectos de ley para criminalizar la libertad de expresión
en internet a través de la Cyberbullying Act que
criminalizará el herir los sentimientos de alguien. Igual
que con la Patriot Act esto se transformará en una
criminalización de la libertad de expresión política y de
toda crítica al gobierno.
Se
está utilizando el “ciberterrorismo” como pretexto para
poner la regulación gubernamental como primer bastión de
la información imparcial. Washington se ha dado cuenta de
que cada vez le resulta más difícil salirse con al suya
con su agenda fascista y está tratando de controlar el
terreno. La población es cada vez más consciente del tipo
de “cambio” que Obama quería aportar.
Ha
habido una resistencia cada vez mayor a nivel estatal por
parte de varias personas que han invocado sus derechos según
las Enmiendas 9ª y 10ª en un valiente intento de impedir
que el Vampiro Federal succiones las últimas gotas de
sangre, los últimos vestigios de Libertad y Esperanza.
Esta
es la pesadilla distópica en la que se encuentra sumido hoy
Estados Unidos y cada día trae nuevos ataques a la libertad
y a la cordura. Se está elaborando el marco para un control
total de los ciudadanos, de la economía y de los medios de
comunicación en base a un cada vez mayor poder
gubernamental. Obama se sienta en la cima de su nuevo
Imperio, siempre sonriente con esa sonrisa poco sincera que
asquea y rodeado de sus experimentados cortesanos que llevan
décadas trabajado para llevar a Estados Unidos a esta nueva
era del Nuevo Orden Mundial.
(*)
Columnista de Global Research.
Notas
de la traductora:
1.-
Una distopía es una utopía perversa en la que la realidad
transcurre en términos opuestos a los de una sociedad utópica
(www.askoxford.com:80/concise_oed/dystopia?view=uk ).
2.-
Bankster es un ingenioso neologismo formado, evidentemente,
con la palabra inglesa “bank” (banco) en vez del primer
componente de la palabra gangster, “gang” (banda).
3.-
La Posse Comitatus Act (1878) es un principio político según
el cual el ejército no tiene derecho a intervenir en
asuntos del gobierno civil ni de la justicia o en un
procedimiento judicial. (www.dojgov.net/posse_comitatus_act.htm
)
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