Por qué la economía aún no ha tocado fondo
Por
Mike Whitney (*)
Counterpunch, 05/07/09
Traducción de Miguel de Puñoenrostro
Sin Permiso, 05/07/09
Hay una enorme diferencia entre una recesión inducida por
razones de inventario y una recesión inducida por razones
crediticias. Una recesión de inventario está causada por
un desajuste entre la oferta y la demanda. Resulta de la
sobrecapacidad y de la subutilización, y sólo puede
resolverse con el tiempo a medida que los inventarios van
menguando y va formándose la demanda. Las recesiones
inducidas por problemas de crédito son una historia
completamente diferente. Lo normal es que duren el doble y
precipiten crisis financieras.
La actual recesión es una quiebra crediticia de una
magnitud propia de tiempos de depresión. El sistema
financiero, en efecto, se ha fundido. El sistema crediticio
al por mayor (titularización) está paralizado, el sistema
bancario es disfuncional e insolvente y el gasto en consumo
está colapsado. Las facilidades multibillonarias de préstamo
y los estímulos ofrecidos por la Fed han logrado evitar el
completo desjarretamiento del sistema financiero, pero no se
han resuelto los problemas. El presidente de la Fed, Ben
Bernanke, ha optado por no tomar decisiones duras y mantener
artificialmente alto el precio de los activos tóxicos con
la ayuda de un respaldo líquido de 12,8 billones de dólares.
Por eso las acciones no han dejado de subir en los últimos
cuatro meses, mientras que las condiciones de la economía
real no dejaban de deteriorarse. Bernanke está sirviéndose
de todos los medios a disposición de la Fed para eludir el
reequilibrio del mercado y para evitar que la montaña de
deuda que ha ido acumulándose en las pasadas décadas de
expansión crediticia sea purgada del sistema.
Las alzas de los mercados de valores han hecho más difícil
ver que la economía está reconfigurándose a una tasa más
baja de actividad económica. La deflación está sentado
sus reales en todos los sectores. Los precios de la vivienda
encabezan la retirada, con caídas del 18,1% anual, según
el nuevo informe Case–Schiller. El desplome de los precios
inmobiliarios –en cuya subida se apoyó la deuda
hipotecaria– está obligando a los hogares a recortar sus
gastos, lo que debilita la demanda y dispara ulteriores
despidos. Es un círculo vicioso que termina en una
ralentización del crecimiento.
Asimismo, el sistema bancario está roto. Los 700 millones
del programa TARP no se han usado para adquirir activos tóxicos,
sino para comprar participaciones en los bancos y para
rescatar al gigante de los seguros AIG. Bernanke sabe que un
sistema bancario renqueante supondrá un constante drenaje
de recursos públicos, pero se niega a nacionalizar los
bancos o a reestructurar su deuda. En cambio, lo que ha
hecho es expandir el balance contable de la Fed por un monto
de 1,2 billones de dólares dando un formidable empujón
alcista a los mercados de valores. La carrera al alza
inducida por Bernanke en un mercado bajista ha logrado sacar
del bache a las finanzas, generando el capital que los
bancos necesitan
para sobrevivir a la depreciación de sus activos malos. El
antiguo jefe de la Fed, Alan Greenspan, ilustró esto sin
pretenderlo en un editorial del Financial Times:
"Se puede sostener que el alza experimentada por los
precios globales de las acciones desde marzo hasta mediados
de junio es la causa primaria del giro sorprendentemente
positivo observado en el ambiente económico. Los 12
billones de dólares de nueva creación en el valor de las
acciones de las corporaciones han venido a añadirse
significativamente a la salvaguardia de capital que sostiene
la deuda emitida por las compañías financieras y no
financieras... Compañías previamente vaciadas de capital
han sido capaces en estos últimos meses de levantar un
volumen considerable de deuda y de acciones ordinarias. Los
miedos del mercado a la insolvencia bancaria, en particular,
se han calmado.
"Los mercados globales de valores han subido tanto y
tan rápido este año, que se hace difícil imaginar que
puedan seguir haciéndolo a ritmos parecidos. Mas ¿qué si,
tras la corrección, siguieran inexorablemente subiendo aún
más aceleradamente? Eso tendría por efecto reforzar los
balances contables con grandes cantidades de valor
accionarial nuevo y suministrar a los bancos el capital
nuevo necesario que les permitiera volver a sus actividades
de préstamo". (Alan
Greenspan, "Inflation, the real threat to a sustained
recovery", Financial Times.)
Es claro: Bernanke pensaba en términos análogos a los de
Greenspan cuando decidió empujar a los comerciantes
financieros de regreso a los mercados con sus generosos
programas de liquidez y de alivio cuantitativo (QE, por sus
siglas en inglés). Probablemente, se dio cuenta de que se
había desvanecido el apoyo político para ulteriores
rescates y de que se necesitarían, por decirlo con las
palabras de Greenspan, "grandes cantidades de valor
accionarial nuevo" para evitar las quiebras bancarias.
Cualesquiera que hayan sido sus motivos, el estímulo de
Bernanke ha imprimido un turborritmo a las acciones,
mientras que la economía real sigue en situación de
estancamiento.
Jordan Irving, que colabora en la gestión de más de
110.000 mil millones de dólares en la empresa Delaware
Investments, radicada en Filadelfia, declaró lo siguiente a
la revista Bloomberg News: "A lo que hemos asistido es
a un curso alcista inducido por el gobierno. Lo que
necesitamos es ver algo positivo que venga de la demanda
interna, no de la demanda ligada a la actividad del
gobierno. Y eso es lo que no se ve."
Lo cierto es que la intervención de la Fed en los
mercados no ha logrado remover la amenaza planteada por los
activos tóxicos; un problema que no deja de agravarse a
cada día que pasa. Por eso el Banco de Pagos
Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) publicó la
semana pasada un informe alertando de los
"peligros" de no enfrentar de cara el problema. He
aquí un extracto del informe, preparado por The Guardian:
"... a pesar de meses de acción coordinada a escala
global para estabilizar el sistema bancario, hay todavía
peligros agazapados que acechan a las instituciones
financieras del mundo, de acuerdo con el Banco de Pagos
Internacionales con sede en Basilea.
" 'Podría ser que los gobiernos no hubieran actuado
con rapidez bastante a la hora de remover los activos
problemáticos de los balances contables de bancos clave',
dice el BIS en su informe anual. 'Al mismo tiempo, las
garantías y los seguros de los activos ofrecidos por los
gobiernos han expuesto a los contribuyentes a pérdidas
potencialmente muy grandes'.
"Tratándose de una de las pocas entidades que hizo
sonar fundadamente la alarma en torno a la formación de
activos financieros de riesgo y a la subcapitalización de
los bancos en el curso de la crisis crediticia, el juicio
del BIS tendrá su peso en las decisiones de los gobiernos.
Se dice: 'La falta de progreso amenaza con prolongar la
crisis y retrasar la recuperación, porque un sistema
financiero disfuncional reduce la capacidad de las acciones
monetarias y fiscales encaminadas a estimular la economía."
El problema de los activos tóxicos se complica más a
causa de unas pérdidas adicionales –estimadas en 2
billones de dólares– derivadas de hipotecas de vivienda
impagadas, de préstamos para bienes raíces comerciales, de
préstamos ligados a tarjetas de crédito y de derivados
financieros basura hipotecariamente respaldados. Al propio
tiempo, el consumo personal ha caído mucho, y los signos de
contracción económica son visibles por doquiera, desde los
atestados refugios para gentes que han perdido su hogar,
hasta las largas colas en las oficinas de desempleo, las vacías
arcas de los estados o los carritos de compra a medio llenar
en los supermercados. El desempleo crece a un ritmo de
600.000 nuevos parados cada mes, la confianza de los
consumidores bate registros negativos, las ventas al por
menor han caído drásticamente y los precios de la vivienda
siguen desplomándose. Los datos son claros; no hay brotes
verdes. Ni sol detrás de las nubes.
La más veraz imagen de la economía
apareció en el Libro Beige de la Fed, publicado hace
dos semanas, pero apenas reseñado en los medios de
comunicación especializados en economía. El informe emite
un franco juicio sobre una economía que se halla en graves
dificultades. He aquí un extracto:
"Informes procedentes de los doce bancos de distrito
de la Reserva Federal indican que las condiciones económicas
seguían siendo débiles o estaban deterioradas en el período
comprendido entre abril y mayo... La actividad manufacturera
seguía en declive o permanecía en niveles muy bajos en la
mayoría de distritos... La demanda de servicios no
financieros se contrajo en todos los distritos que emitieron
informes. El gasto en la compra al por menor seguía débil,
en la medida en que los consumidores se centraban en la
adquisición de productos necesarios menos caros y se abstenían
de comprar bienes de lujo. Las adquisiciones de automóviles
nuevos seguían deprimidas, y muchos distritos señalaron
que las restringidas condiciones crediticias se atravesaban
en el camino de las ventas de automóviles. La actividad
viajera y turística también declinaba... Las tasas de
propiedades comerciales cerradas crecían en muchas partes
del país... Las condiciones crediticias seguían siendo muy
estrictas, cuando no se endurecieron más. La actividad
energética seguía siendo débil en la mayoría de
distritos, y la demanda de recursos naturales seguía
deprimida... Las condiciones del mercado de trabajo seguían
siendo débiles en todo el país, con unos salarios
generalmente estancados, cuando no en caída... Los
distritos que informaron sobre los servicios no financieros
indicaron que, en su mayor parte, la actividad seguía
cayendo... La actividad seguía debilitándose o permanecía
en niveles bajos en el caso de los proveedores de servicios
profesionales como contabilidad, arquitectura, consultorías
empresariales y servicios jurídicos... El gasto de los
consumidores seguía siendo bajo, puesto que los hogares se
centran en la adquisición de productos necesarios menos
caros.... La actividad viajera y turística seguía en
declive, y quienes van de vacaciones tienden a gastar
menos...
"Los mercados de bienes raíces comerciales seguían
debilitándose en todos los distritos... Con unas pocas
excepciones, los bancos de distrito informaron de que los
precios en todas los estadios de la producción estaban
generalmente estancados, cuando no en caída... Los informes
de varios distritos indicaban que los precios de la venta al
por menor seguían muy débiles...". (Fed's
Beige Book.)
Todo anda mal
El desplome financiero ha dejado a los propietarios de
vivienda con la peor tasa deuda/ingresos de la historia. La
gente trabajadora se ha visto obligada a recortar el gasto
discrecional y a comenzar a ahorrar. La tasa de ahorro de
los hogares se disparó al 6,9% en mayo, la cifra más alta
de los últimos 15 años. En abril de 2008, la tasa de
ahorro era cero.
El problema con la tasa creciente de ahorro es que
contribuirá a profundizar y a prolongar la recesión. El
casi imperceptible incremento en el gasto al por menor puede
atribuirse al estímulo fiscal. Sin la chequera del
gobierno, la economía seguirá dando brazadas.
Ha habido un súbito desplazamiento del consumo alimentado
por la deuda al ahorro estricto. El trauma representada por
la pérdida del puesto de trabajo, por la pérdida de la
cobertura sanitaria o por la pérdida de la vivienda, o
simplemente el vivir a un paso del desastre, contribuirán
probablemente a moldear durante años el comportamiento económico.
Los ahorros personales seguirán creciendo en la medida en
que los hogares sientan la necesidad de construir un nido
mayor para capear el temporal y enfrentarse a la pérdida de
valor de sus activos inmobiliarios, a la caída de sus
cuentas de jubilación y a la posibilidad de perder sus
puestos de trabajo. Este cambio fundamental en el
comportamiento de los consumidores apunta a una actividad
económica menor, a una reducción de inventarios, a más
despidos y menguados beneficios empresariales. Cuando los
consumidores se dan al ahorro, la economía se contrae.
El gasto de consumo representa el 70% del PIB, pero los
consumidores se han atado súbitamente los machos. Y eso
significa una cambio real de las reglas de juego. Aun si los
mercados crediticios se recuperaran y los bancos mostraran
una mayor disposición al préstamo, no se volverá a los
pasados niveles de consumo anteriores a la crisis; esos días
pasaron. La administración tendrá que proporcionar más
estímulos fiscales, programas de trabajo, ayuda de los
estados y otras formas de alivio público para compensar la
sobrecapacidad y la caída de la demanda. Los presupuestos
de los hogares están sometidos a tanta tensión, que los
ingresos adicionales de que puedan llegar a disponer se
dedicarán a satisfacer deudas y a incrementar los ahorros.
Las pasadas tendencias del consumo no son confiables a la
hora de predecir el futuro. Estamos en un juego con reglas
totalmente distintas.
La riqueza de los hogares ha disminuido en un 14% desde el
comienzo de la crisis. Parte en ello han sido las
considerables pérdidas registradas en bienes raíces,
inversiones y fondos de jubilación. El valor de la vivienda
ha caído un 41% (una nueva marca negativa) y el desempleo
está al alza. Ahora, el proceso se ha invertido. El crédito
se ha secado, los valores colaterales se han desplomado, el
PIB es negativo y los consumidores están enterrados bajo
una montaña de deudas. Las quiebras personales, los impagos
y las ejecuciones hipotecarias están a la orden del día.
Se necesitarán años, tal vez una década, si no más, para
reconstruir los equilibrios presupuestarios de los hogares y
restaurar la desmayada economía. El consumidor va con el
depósito vacío, y las posibilidades de una recuperación
robusta son nulas.
(*) Mike Whitney es un analista político independiente
que vive en el estado de Washington y colabora regularmente
con la revista norteamericana CounterPunch.
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