La dictadura de los lobbies
Por Serge Halimi (*)
Le Monde diplomatique
Edición Colombia, Nº 82, septiembre 2009
En Estados Unidos, un programa de ayuda social reservado a los pobres fue
abolido en 1996 por el Congreso republicano y por el
presidente demócrata William Clinton con el motivo
(ampliamente falaz) de que favorecía “fraudes, derroches
y abusos”.
Trece años más tarde, la reforma que defiende Barack Obama no alterará
los fundamentos de un sistema de salud lamentable porque
aquellos que se aprovechan de él compraron la protección
de los congresistas. El programa de ayuda social abolido en
1996 representaba cerca del 1% del presupuesto
estadounidense; las aseguradoras privadas bien protegidas
devoran lo esencial del 17% de la riqueza nacional afectado
a los gastos médicos.
El presidente de Estados Unidos es sin embargo uno de los mejores fiscales
acusadores del orden con el que ha decidido componer. Noche
tras noche cuenta “la historia de personas que trabajan
duro y son rehenes de las compañías de seguro que se
niegan a cubrirlas, o les anulan la póliza cuando más la
necesitan, o les reclaman primas que no pueden pagar a
cambio de cuidados desesperadamente necesarios. Tenemos un
sistema de salud que funciona mejor para las aseguradoras
que para el pueblo estadounidense” (1).
El proyecto defendido por Obama incluía en un principio dos avances reales.
Por una parte, preveía hacer obligatoria la cobertura de
salud para los 46 millones de estadounidenses que no están
cubiertos subvencionando a los más pobres. Por otra parte,
proyectaba la creación de un sistema público de seguros
capaz de ofrecer tarifas menos prohibitivas que las de los
trusts privados (2). En efecto, estos últimos consagran
sumas enormes a la investigación de las argucias jurídicas
que les permitirán no pagar los cuidados de sus asegurados
apenas éstos se enferman.
Ahora bien, ¿por qué se alarma la derecha? “Si nace una ‘opción pública’
–fulmina el gobernador republicano de Luisiana–, ésta
impondrá a las aseguradoras privadas una competencia
desleal que las llevará a la quiebra” (3). Otras
quiebras, más desgarradoras, deberían haber llamado su
atención. Particularmente, en Luisiana, uno de los estados
más pobres del país.
La política estadounidense está a tal punto gangrenada por el poder del
dinero de los lobbies industriales y financieros que sólo
las reducciones de impuestos pasan sin dificultad la barrera
del Congreso. Imponer cualquier cosa a los bancos, a las
compañías de seguros, a la industria farmaceútica se
convierte en un desafío.
En este caso particular, el presidente (demócrata) de la Comisión de
Finanzas del Senado, Max Baucus, cuya participación es
necesaria para la adopción de la reforma, es también el
parlamentario que más dinero recibe de los hospitales, las
aseguradoras y los médicos privados. Pero sus principales
financistas no se preocupan mucho por los problemas de su
pequeño estado rural, Montana, ya que el 90% de las
donaciones que recibe, por lo menos legales y registradas,
provienen de otra parte. ¿Se ha comprendido ya que Baucus
se opone a una reforma del actual sistema médico?
A un año del crack del liberalismo, el (pequeño) pánico de las oligarquías
se ha disipado; el sistema político parece congelado en su
favor. De vez en cuando, un operador más sospechoso –o más
desafortunado– que otro termina detrás de las rejas; se
rezan entonces las palabras mágicas: moralización, ética,
reglamentación, G20. Y todo vuelve a empezar. Interrogada
sobre los bonos colosales otorgados a los traders del BNP–Paribas,
Christine Lagarde, ministra de Economía de Francia y ex
abogada de negocios en Chicago, se ha negado recientemente a
condenarlos: “Si se dice ‘prohíbamos los bonos’, ¿qué
es lo que va a pasar? Los mejores equipos de traders irán
simplemente a trabajar a otra parte”.
Resguardados en un sistema político que los protege –y que protegen–,
sacando provecho del cinismo general y del desánimo
popular, los traders y las aseguradoras médicas sólo
pueden perseverar en su función de parásitos. El
“abuso” no es una desviación de su comercio, sino su
esencia. Por lo tanto, lo que se impone no es una
“reforma” a la que puedan consentir, sino su desaparición.
(*)
Director de Le Monde diplomatique, Francia.
Notas:
1.– Reunión pública en Montana, 14–8–09.
2.– En 15 de los 50 estados que forman el país, más de la mitad del
“mercado” está en manos de una sola compañía privada.
Véase “The Tight Grip of Health
Insurers”, Business Week, Nueva York, 3–8–09.
3.– Bobby
Jindall, “How to Make Health–Care Reform Bipartisan?”,
The Wall Street Journal, Nueva York, 22–7–09.
Proyecto Censurado
Lobbystas de EEUU compraron el Congreso
Por
Lindsay Renick Mayer
Projet Censored, 07/10/09
Traducción de Ernesto Carmona
Fuentes:
Open
Secrets.org, “Washington Lobbying Grew to $3.2 Billion
Last Year, Despite Economy”, por Lindsay Renick Mayer
Center for Responsive Politics. – Estudiantes
investigadores: Alan Grady y Leora Johnson – Faculty
Evaluator: John Kramer, Ph.D., Sonoma State University.
Los “intereses especiales” [eufemismo que designa a los grupos de presión
que influyen en los poderes públicos: Congreso, Casa Blanca
y Poder Judicial] pagaron 3,2 mil millones de dólares a los
lobbystas de Washington en 2008, más que en cualquier otro
año estudiado, informó el Centro para la Responsabilidad
Política. El aumento fue de 13,7 por ciento respecto a
2007, que a su vez rompió el registro de 7,7 por ciento de
incremento de 2006.
El Centro calcula que los grupos de interés gastaron 17,4 millones de dólares
diarios en cabildeo por cada jornada en que hubo sesión del
Congreso en 2008, o 32.523 dólares diarios por legislador.
Sheila Krumholz, directora del Centro, dijo: “El gobierno
federal está asignando miles de millones de dólares cada día
y esto significa un trabajo seguro para los cabilderos
capaces de ayudar a conseguir un pedazo de la torta a las
corporaciones y a las industrias”.
El grupo de intereses de la “industria de salud” gastó más que
cualquier otro sector económico en cabildeo federal. Su
“inversión” de 478,5 millones de dólares les garantizó
la corona por tercer año consecutivo, por encima del sector
financiero, aseguradoras y propiedad inmobiliaria, que
desembolsó 453,5 millones de dólares.
La industria de productos farmacéuticos/salud contribuyó con 230,9
millones de dólares, elevando su total para los últimos 11
años por encima de 1,6 mil millones de dólares. El segundo
mayor gastador de dinero en lobby entre las corporaciones
durante 2008 fue el rentable sector de las eléctricas, que
pagó 156,7 millones de dólares en cabildeo, seguidas por
los seguros, que gastaron 153,2 millones, y el petróleo y
gas, que pagaron a los lobbystas 133,2 millones. Los grupos
pro israelíes, las empresas de transformación de alimentos
y la industria del petróleo y gas fueron quienes más
aumentaron el porcentaje de sus gastos en cabildeo entre
2007 y 2008.
Las finanzas, seguros e inmobiliarias estuvieron compitiendo para conseguir
del Congreso un buen pedazo del paquete de ayuda urgente de
700 mil millones de dólares aprobado a fines del año 2008.
La mayoría de las compañías que redujeron el cabildeo son
aquellas que declararon la quiebra o cuyo control fue
asumido por el gobierno federal y todas juntas paralizaron
sus operaciones de cabildeo. “Aunque algunos intereses
financieros, de seguros y de propiedad inmobiliaria tiraron
para atrás el año pasado, todavía manejaron más de 450
millones de dólares gastados como sector para cabildear por
políticas de mercado. Ese dinero puede comprar mucha
influencia, y es una fracción de lo que a cambio el sector
financiero está cosechando con el programa de ayuda urgente
del gobierno”, dijo Krumholz.
Los negocios, asociaciones y coaliciones de propiedad inmobiliaria están
entre las organizaciones ascendentes en la rampa de los
mayores gastos de cabildeo de 2008. La Asociación Nacional
de Agentes Inmobiliarios aumentó el gasto en 25%, desde
13,9 a 17,3 millones de dólares. La Asociación Americana
de Banqueros dispensó 9,1 millones de dólares en 2008, con
un aumento del 47% respecto a 2007. Otros grupos
industriales que más pagaron en 2008 incluyen al Consejo
Privado de la Equidad, la Asociación de Banqueros
Hipotecarios de EEUU y la Mesa Redonda de Servicios
Financieros.
La Cámara de Comercio de EEUU siguió siendo el gastador Nº 1 de dinero en
lobby en 2008, pagando casi 92 millones, más de 350.000 dólares
por cada día laborable, con un aumento del 73 por ciento
sobre 2007, en gestiones a favor de los intereses de sus
miembros. Las asociaciones pro–empresariales en conjunto
aumentaron su gasto en cabildeo en 47% entre 2007 y 2008.
Según los registros del gasto en lobby, algunas industrias hicieron
recortes severos y pusieron freno al dispendio, pero no
interrumpieron la práctica. Las compañías automotrices
disminuyeron en 7,6 por ciento la cantidad que pagaron a los
cabilderos, desde 70,9 a 65,5 millones de dólares. Este fue
un gran cambio respecto a años anteriores; los fabricantes
y distribuidores de automóviles aumentaron su gasto en
cabildeo en 21% entre 2006 y 2007. Entre 2007 y 2008, la
Alianza de Fabricantes de Automóviles, cuyos “Tres
Grandes de Detroit” (General Motors, Ford y Chrysler)
atestiguaron ante el Congreso para pedir ayuda el año 2008,
rebajó en 43% su cabildeo conocido, desde 12,8 a 7,3
millones de dólares. Entre los Tres Grandes, solamente la
Ford aumentó sus esfuerzos en lobby, aunque no mucho: de
7,1 a 7,7 millones, un 8%.
Entre las empresas de lobby de Washington, Patton Boggs (que significa
“volando muy alto”) divulgó los ingresos más elevados
registrados en cabildeo por quinto año consecutivo: 41,9
millones de dólares, con un aumento de más de 20% respecto
a 2006. Entre los clientes más lucrativos de la empresa
figuran la financiera privada Cerberus Capital Management,
el fabricante de dulces y alimentos para animales Marte, el
grupo de comunicaciones Verizon, los fabricantes farmacéuticos
Bristol–Myers Squibb y Roche y la Asociación Americana
para la Justicia (llamada antes Asociación de Abogados
Litigantes de EEUU).
Actualización de Lindsay Renick Mayer (de Open Secrets.org)
Luce como un anuncio clasificado: ¿“Despedido y buscando trabajo? ¡La
industria del lobby lo necesita!” Desde que publicamos
esta historia en OpenSecrets.org en enero de 2008, sólo la
industria del cabildeo ha continuado creciendo, incluso
mientras otras industrias han continuado encogiéndose a
través del país, llevando al desempleo a centenares de
miles de estadounidenses. Este crecimiento se podría
atribuir en parte a la economía en sí misma, porque muchos
ejecutivos están buscando una cierta ayuda del gobierno
para mantener a flote sus negocios. Otros, simplemente están
sacando ventajas de las oportunidades que presenta la
crecida de los paquetes del gobierno. Pero mientras exista
un gobierno federal dispensando fondos, los cabilderos
gastarán cada vez más cada año en seducir a sus clientes
que fabrican leyes.
Año tras año vemos incrementos efectivos en los gastos de lobby, más del
100% en la última década, y la ráfaga de actividad
durante los primeros tres meses de 2009 indica que la
tendencia no acabará pronto en ningún momento. De acuerdo
con los expedientes de la Oficina de Registros Públicos del
Senado, el independiente Centro para la Política
Responsable (CRP, su sigla en inglés) encontró
precisamente eso entre enero y marzo: un crecimiento leve
del cabildeo comparado con el mismo período del año
pasado, de por lo menos 2,4 millones de dólares. Las
uniones, organizaciones y compañías pagaron por lo menos
799,7 millones de dólares en lo que va de este año en
mandar vendedores ambulantes de influencia a la Colina del
Capitolio [donde está el Congreso], en comparación con
797,2 millones de dólares gastados durante el mismo
trimestre de 2008. Esto puede parecer como un pequeño
aumento comparado con los miles de millones gastados cada año
en esta actividad, pero en una época de turbulencia económica
constituye una fuerte corriente de ingresos para una sola
industria.
Dicho esto, las industrias que aparecen en la mayoría de los titulares
relacionados con la ayuda, sea porque han pedido o recibido
fondos del gobierno federal, realmente disminuyeron la
cantidad gastada en cabildeo en los primeros tres meses de
2009 comparados con 2008. Los beneficiarios del dinero en
efectivo repartido por el programa de rescate de activos
financieros del gobierno federal (Troubled Asset Relief
Program, TARP, literalmente “Programa de Alivio de los
Activos Perturbados”) distribuyeron menos dinero entre los
cabilderos que en cualquier trimestre de 2008, quizás en
parte porque hicieron frente a nuevas reglas que restringían
su contactos de lobby con los funcionarios públicos
respecto al programa de ayuda urgente. El CRP encontró que
los beneficiarios del TARP hasta ahora, este año, han
gastado 13,9 millones de dólares en cabildeo, comparados
con 20,2 millones desembolsados entre enero y marzo del año
pasado y los 17,8 millones del último trimestre de 2008.
Con el gobierno repartiendo hacia fuera cientos de miles de
millones de dólares, estas sumas resultan pálidas respecto
a las ventajas que están cosechando las corporaciones.
Para conocer más acerca de cómo legislan los cabilderos en EEUU y sobre el
tráfico de influencia, consultar el blog del CRP en http://www.opensecrets.org/news/.
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