Phoenix,
EEUU.– Mientras se procesa la investigación por los
motivos que llevaron a un psiquiatra del ejército de
Estados Unidos a asesinar a 13 personas en una base militar
de Texas, soldados en el cuartel consideran que el incidente
"trae la guerra a casa".
"Fort
Hood está como un pueblo fantasma", dijo a IPS por teléfono
desde la base Fort Hood el soldado Michael Kern, veterano de
la guerra de Iraq. "La mayoría de las unidades dieron
franco a sus soldados. Hay más seguridad, soldados en
guardia por doquier. Creo que temen otro ataque."
"Estamos
todos en estado de shock", agregó Kern, quien estuvo
en Iraq entre marzo de 2007 y marzo de 2008. "El golpe
me sorprende, pero, al mismo tiempo, sabía que algo así
sucedería: la guerra está viniendo a casa y es preciso que
se haga algo."
"Hay
soldados hiriendo y matando a civiles inocentes, y eso es
completamente inaceptable", sentenció.
El
psiquiatra y mayor del ejército Nidal Malik Hasan, de 39 años,
abrió fuego con dos pistolas de modelo civil tras irrumpir
el jueves en el Centro de Preparación de Soldados (SRC, por
sus siglas en inglés), instalación donde se somete a
militares a pruebas médicas antes de despacharlos a
Afganistán e Iraq.
Hasan
mató a 13 personas, 12 de ellos soldados, e hirió a otras
30 antes de recibir cuatro disparos de una agente de la
policía civil.
Este
mayor del ejército se encuentra ahora en condición
estable, conectado a un respirador artificial y bajo
custodia militar en un hospital civil cercano a la base,
informó a la prensa el coronel John Rossi, portavoz del
cuartel.
Hasan
ingresó en el ejército apenas se graduó en un centro de
enseñanza secundaria. Había revistado en el centro médico
para veteranos de guerra heridos en el Hospital Walter Reed,
en Washington, y fue transferido a Fort Hood en abril. Hace
poco se le había notificado su inminente envío a Afganistán.
Su
primo, Nader Hasan, informó a la prensa que el mayor y
psiquiatra manifestaba reticencias a trasladarse al
extranjero y que había iniciado gestiones para evitarlo.
"En los últimos cinco años ésa ha sido, tal vez, su
peor pesadilla", indicó.
Kern
dijo a IPS que no le constaba, ni tampoco a ninguno de sus
camaradas residentes en la base con los que habló al
respecto, que el ataque de Hasan pudiera haber sido motivado
por su fe musulmana, como sugirieron algunos medios de
prensa.
"Todos
aquí vestimos el mismo uniforme verde. Escuché los
noticieros, pero la mayoría de los que estamos aquí
suponemos que se trata sólo de un soldado que enloqueció",
aseguró.
"No
hablé con nadie que crea que actuó así por ser musulmán.
Hay miles de musulmanes que sirven con dignidad en las
fuerzas armadas estadounidenses", sostuvo Kern.
Fort
Hood es una de las bases militares estadounidenses más
grandes, sea en territorio nacional o en el extranjero. Allí
residen unos 50.000 soldados.
Además,
sufre la condición de ser uno de los puntos principales de
salida hacia Afganistán e Iraq. En sus instalaciones
ocurrieron más suicidios que en ninguna otra base desde el
lanzamiento de la invasión a Iraq, en marzo de 2003. Entre
enero y julio de este año, se registraron 75.
El
11 de mayo último, un soldado estadounidense abatió a
tiros a cinco camaradas suyos en un centro de atención
psiquiátrica en la base Camp Liberty, en Bagdad.
La
masacre de Fort Hood tuvo lugar en un sitio al que los
soldados "acuden en busca de ayuda", indicó el
jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas,
almirante Mike Mullen, en conferencia de prensa en el Pentágono,
sede del Departamento (ministerio) de Defensa.
Por
lo tanto, el incidente dice mucho "sobre la necesidad
de redoblar los esfuerzos" para evitar que los
militares sean enviados varias veces al frente y para tratar
el estrés que sufren los que han pasado por situaciones de
combate, consideró Mullen.
El
Pentágono debe esforzarse más para aliviar las
enfermedades mentales causadas por esas circunstancias,
exacerbadas por el tiempo limitado que los soldados están
en sus hogares entre despliegue y despliegue, coincidió el
secretario (ministro) de Defensa, Robert Gates.
La
condición descripta por Mullen y Gates recibe la denominación
técnica de desorden por estrés post–traumático. Se
refleja, en casos extremos, en conductas violentas y
autodestructivas por parte de veteranos de guerra, como
tiroteos y suicidio.
Episodios
como el de mayo en Bagdad o el del jueves en Texas no toman
por sorpresa a muchos expertos en salud mental, teniendo en
cuenta que el Pentágono ha despachado a Afganistán e Iraq
a numerosos soldados que no completaron el tratamiento para
el estrés post–traumático.
Más
de "43.000 miembros del servicio ––dos tercios
pertenecientes al ejército o a su reserva–– fueron
clasificados como 'no desplegables' por razones médicas
tres meses antes de ser despachados a Iraq", según un
análisis del Centro de Vigilancia de Salud de las Fuerzas
Armadas reproducido por el diario The Denver Post.
"Casi
20 por ciento de los miembros del servicio militar que
regresaron de Iraq y Afganistán ––300.000 en
total–– reportan síntomas de estrés post–traumático
o depresión severa, pero apenas poco más de la mitad han
recibido tratamiento", informó en abril de 2008 la
Corporación RAND.
El
presidente Barack Obama dijo que la masacre de Fort Hood fue
un "horrible estallido de violencia". "Es
aterrador que ellos (las víctimas) hayan quedado bajo fuego
en una base del ejército en suelo estadounidense", se
lamentó.
Víctor
Agosto, veterano de Iraq dado de baja por haberse negado a
servir en Afganistán, tiene una experiencia personal en el
SRC de Fort Hood.
"Sabía
que habría un enfrentamiento cuando estuve ahí, porque la
única razón para hacer ese procedimiento (en el SRC) es
desplegar" la mayor cantidad de soldados en el frente,
dijo Agosto a IPS por teléfono, desde la localidad cercana
a la base militar donde ahora reside.
Este
ex militar fue sometido a una corte marcial por negarse a
acudir al SRC con el fin de prepararse para su despacho en
Afganistán.
(*) Dahr Jamail, periodista
estadounidense. Se destacó especialmente por su crónicas
de la ocupación de Iraq.