Recientemente se le concedió un muy polémico y
cuestionable “premio Nóbel por la paz” al presidente
estadounidense Barack Obama, basándose el mercantilizado
premio simplemente en los “deseos” de Obama por librar
al mundo de las armas nucleares. Sin embargo, ese muy débil
y alejado deseo contrasta con lo que Obama ha dejado de
hacer o está haciendo no por la paz, sino en contra de
ella. Escribí a finales del año pasado un artículo
titulado “El silencio de Obama” (consultarlo en mi blog:
adansalgadoandrade.blogspot.com) en el cual daba cuenta de
que ante la masacre de palestinos una vez más por los
belicistas israelíes en la franja de Gaza en los últimos días
de diciembre, Obama nada dijo, pretextando que aún no
tomaba posesión del cargo y que, en todo caso, “era la
culpa de los terroristas de Hamas por provocar a los israelíes”,
estas poco afortunadas declaraciones, a pesar de que hubo
cientos de muertos, así como hospitales, edificios,
avenidas y escuelas bombardeadas y un sin número de
atrocidades que por estos días la ONU está dando cuenta
que cometieron los soldados judíos (emplearon a civiles
palestinos como escudos humanos o los mataban
indiscriminadamente, pretextando que cualquiera podía ser
su “enemigo”, además de que Israel sigue bloqueando el
comercio, incluso de alimentos o les restringe o deja sin
agua a miles de palestinos que habitan Gaza).
En un artículo más reciente, “Armas, corrupción y
el big Money”,
además doy cuenta de que la “estrategia” para librarse
de los talibanes en Afganistán, otro invadido país por
parte de EU, tiene como resultado que frecuentemente decenas
de civiles inocentes sean el blanco de los ataques de la
OTAN y de EU contra supuestos blancos enemigos, que resultan
falsos y que provocan la absurda muerte de tales civiles,
ante lo cual, en lugar de rectificar esa fallida estrategia,
Obama ha aceptado enviar muchas más tropas (13,000 soldados
se ha aprobado recientemente que se dirijan a ese país,
aunque Obama piensa que será necesario enviar hasta 40,000
soldados extras) para “garantizar la paz” allí.
Pero además se ha informado que la mayoría de los
soldados estadounidenses que están activos en Afganistán,
están bastante desmoralizados y deprimidos, pues declaran
que ni saben por qué están luchando en ese país, cuál es
el objetivo, si hay verdaderos avances, ni a quién están
combatiendo, porque los talibanes generalmente los atacan
mediante minas o bombas colocadas a un lado de los caminos,
pero pocas veces cuerpo a cuerpo. Tan deprimidos están, que
muchos se han estado suicidando desde el año pasado,
durante el cual 140 soldados estadounidenses se quitaron la
vida. En el presente año, hasta octubre se han suicidado
134 y se espera que la cifra supere a los suicidios del año
pasado (irónicamente, por estos días hubo una matanza en
una base militar estadounidense, Fort Hood, perpetrada por
un psiquiatra, el señor Malik Nadal Hasan, un musulmán
nacido en Jordania, pero nacionalizado estadounidense. Hasan
atendía justamente a los soldados con fuertes depresiones
que regresaban de Afganistán, y sus historias seguramente
influyeron en el desequilibrio mental sufrido por el
desesperado psiquiatra a quien, por si eso no hubiera
bastado, escuchar deprimentes historias, iba el ejército a
enviarlo al frente afgano. Y es justamente en esa base en
donde llegan los deprimidos soldados estadounidenses de
Afganistán a recibir “tratamiento psiquiátrico”).
“Esto se está convirtiendo en otro Vietnam”, ha
declarado un sacerdote de uno de los cuarteles militares
estadounidenses, en referencia a que en Afganistán no hay
objetivos claros por los cuales pelear y que la guerra se
está alargando inútilmente. Además, esa “guerra” se
está volviendo tan costosa e inútil, que más del 60% de
los estadounidenses están en contra de que EU siga
entrometido allí, además de que muchos opinan que es una
causa perdida, pues las guerrillas talibanes, lejos de estar
derrotadas y desanimadas, se refuerzan mucho más con cada día
que transcurre. Esto puede verse en opiniones de los
estadounidenses comunes como la siguiente: “Si nuestras
tropas están deprimidas, extrañan su hogar y no les
interesa pelear, no es su culpa, sino que es porque las están
obligando a pelear una guerra sin una causa justificable y
sin una política o estrategia claras. Ninguno de los
objetivos por los cuales se invadió Afganistán, han sido
cumplidos. Está en su noveno año, y el belicismo de las
guerrillas locales ha aumentado en lugar de haber
disminuido. Ni los talibanes ni Al-qaeda han podido ser
derrotados.
El supuesto presidente Karzai, es uno de los más
impopulares líderes, pero se le sostiene, a pesar de que la
reciente elección estuvo llena de fraudes y trampas. Se le
está dando apoyo al grupo minoritario que no pertenece a
los pashtun, mientras que a los pashtun se les hace a un
lado sólo porque India lo quiere así (claro, pues si se
apoyaran a los pashtuns, India correría el riesgo de que
una parte de Afganistán se uniera a Pakistán, enemigo
natural de aquélla, donde también hay pashtuns, lo que lo
reforzaría en gente y territorio, además de que también
se acrecentaría el sentimiento musulmán anti-hindú en
toda la región y en Kashmir, el territorio administrado por
India, Pakistán y China, apoyando a las guerrillas
musulmanas jihadistas que allí operan, las que luchan por
apoderarse del territorio administrado por India justamente
en Kashmir). Y a pesar de que es una guerra que no se puede
ganar, Obama trata de reforzar la derrota. Ni el aumento de
tropas, o más misiles y menos hombres, servirán, pues todo
se ha movido a favor del Talibán (por ello es que hasta se
ha sugerido que se les pague a los guerrilleros talibanes un
salario, con tal de que dejen las armas). El ejército es
inepto e incapaz de combatir al Talibán.
Y es cosa de
tiempo antes de que comencemos a presenciar indisciplina,
suicidios y desórdenes mentales (lo que está ocurriendo ya
entre los estadounidenses, como menciono antes) entre las
tropas comandadas por la coalición de la OTAN y EU. Y antes
de que eso suceda, es mejor retirarse después de haber
logrado un acuerdo con el Talibán”. Como puede verse,
este generalizado sentimiento de derrota, impotencia e
inutilidad tiende a popularizarse, y a pesar de ello el
presidente de la paz, Obama, insiste en que más tropas de
su país se estacionen allí. Lo irónico es que quizá se
tuviera que llegar, en efecto, a un acuerdo con el Talibán,
al que se derrocó luego de los muy sospechosos
derribamientos de las torres gemelas, dado que todo parece
indicar que se ha ido reforzando su presencia con los años
en Afganistán.
Además, Obama está apoyando, en el caso de Honduras,
país en donde las obscuras fuerzas reaccionarias
propiciaron un golpe de Estado contra el presidente Manuel
Zelaya, el que se realicen elecciones auspiciadas por el
golpista Roberto Micheletti y que EU reconocerá al gobierno
que pueda surgir de tan fraudulenta acción. Y puesto que el
golpe de Estado se apoyó en el mercenario ejército hondureño
– entrenado, por cierto, en bases militares
estadounidenses –, sería otra prueba más de que Obama
está dando vía libre al armamentismo en el mundo, con tal
de proteger los intereses estadounidenses, también muy
enraizados en Honduras.
Y si ya de por sí no bastara con apoyar el golpe
militar en Honduras, o el polvorín en que se ha convertido
a Afganistán, en donde, como dije, el mayor número de
muertos es entre civiles inocentes, para que se pusiera en
duda el que realmente Obama haya merecido el premio Nóbel
de la paz, además está permitiendo veladamente que el Pentágono,
dirigido por el muy beligerante secretario de la defensa
Robert Gates, se rearme y sea la punta de lanza de la nueva
estrategia de dominación estadounidense basada en un mayor
belicismo, sobre todo ahora que EU está perdiendo de alguna
manera el liderazgo económico a nivel mundial, así que si
no domina a través de sus devaluados dólares y sus
quebradas corporaciones y bancos, lo hará mediante el
empleo intensivo y extensivo de la fuerza, como veremos.
A sus 66 años, el republicano Gates ha estado inmerso
en la política, sobre todo en cuestiones militares y de
seguridad, desde 1966, en que la CIA lo contrató para sus
labores de inteligencia. Luego, en 1967, la Fuerza Aérea
Estadounidense lo reclutó para que realizara labores de
entrenamiento a tropas dedicadas a la operación de misiles
interbalísticos. En 1969 de nuevo se unió a la CIa y en
1974, durante la presidencia de Richard Nixon, fue
contratado para formar parte del Consejo Nacional de
Seguridad. Luego ha pasado de ser asesor, director de la
CIA, hasta secretario de la defensa de George W. Bush, cargo
que le fue ratificado con Obama.
El lema de Gates, en cuanto a las cuestiones militares
se refiere, es “El ejército necesita pelear en las
batallas presentes no en las batallas futuras”. Esto
porque el beligerante secretario dice que no tiene caso
estar planeando cómo se
pelearán las batallas en el futuro si no se están ganando
las batallas de hoy día. Eso lo ha declarado porque en Irak
es evidente que Estados Unidos no ha ganado la guerra, como
tampoco ha sucedido en Afganistán, como ya mencioné
arriba. Gates ha dicho de su persona que “Me he referido a
mí como el secretario de guerra porque estamos
en guerra”. Y del Pentágono declara: “Este es un
departamento que sólo se la pasa planeando
como hacer la guerra. No está organizado para ir
a la guerra. Y justamente es lo que estoy tratando de
hacer”.
Y vaya si el señor ha tomado muy en serio su
guerrero papel, pues hasta en el caso de la violencia que se
ha desatado en México, por ejemplo, por el supuesto
“combate al narcotráfico”, que han emprendido los mal
administradores panistas, ha dicho que “Estados Unidos quiere incrementar la asistencia
militar que provee a México para su lucha contra el tráfico
de drogas. La ayuda podría
ser suministrando equipo militar, entrenamiento, labores de
inteligencia, con tal de ayudar a las autoridades en su
lucha contra los bien armados y organizados
narcotraficantes” (ver mi artículo “La muy oportuna
descomposición del Estado mexicano, pretexto para
militarizar y recrudecer la represión gubernamental”). Y
Gates actúa acordemente con su inherente beligerancia, pues
sus cintas favoritas son todas aquellas que tengan que ver
con violencia y lo militar. Ejemplos recientes son
“Transformers” y “Wolverine”, de las que declara el
secretario que “La verdad salí muy contento luego de
verlas”. Si, quizá porque en ellas en muchas escenas se
hace alarde del poderío militar estadounidense, aunque éste
resulte inútil frente a superhéroes y robots gigantes.
Pero además
su estrategia puramente guerrera está haciendo énfasis en
un fuerte impulso a la aún muy importante industria
armamentista estadounidense, ya que está priorizando
proyectos que, según él, son primordiales, en tanto que
está dejando atrás o cancelando otros que, considera, no
son estratégicos, ni siquiera para el futuro. Y a
diferencia de Donald Rumsfeld, el anterior secretario de la
defensa, quien decía que el ejército de EU debía combatir
con las armas que tuviera, no las que deseara, Gates se ha
propuesto combatir con las armas que, afirma, verdaderamente
se necesitan.
Y de plano
cortó fondos o los redujo bastante en casos como los
aviones de combate F-22, que aunque son muy modernos y
pueden evadir los radares, en guerras como las de Afganistán
o Irak son casi inútiles, debido a que contra insurgentes o
“terroristas” son de poco valor, pues son objetivos
huidizos, difíciles de localizar. Decidió Gates presionar
al congreso para que no se compraran más de la cuota normal
de 187 aparatos, a pesar de que la Fuerza Aérea de EU
deseaba aumentar sus cantidad. En lugar de esos aparatos,
Gates decidió que era mejor adquirir más Predators,
aviones robots que pueden vigilar y al mismo tiempo
bombardear objetivos enemigos (de hecho esos aparatos se
emplean ya en la frontera entre México y EU para vigilar a
los muy peligrosos
ilegales mexicanos). Además de que son más baratos,
sirven más para las necesidades de combate en Irak y
Afganistán, y evitan muertes de soldados, pues son
robotizados, sentenció Gates cuando se opuso
terminantemente a que más F-22 fueran adquiridos (así se
le acabó uno de sus grandes negocios a Lockheed Martin, la
compañía que fabrica los F-22).
No sólo
eso, sino que también Gates se opuso terminantemente a
proyectos que, desde su óptica, no valían el presupuesto
que se les había asignado. Y decidió dejar fuera proyectos
como un Boeing 747, diseñado para disparar en el aire
misiles enemigos mediante un potente láser (al aparato le
tomó 13 años de desarrollo hacer su primera prueba, la que
no fue de todos modos tan satisfactoria). También eliminó
del presupuesto un conjunto de satélites que podían, según
sus diseñadores, “comunicarse” entre ellos, pero que
tampoco habían probado ser funcionales. Otro programa
futuro que Gates suprimió es el llamado Future Combat
Systems, un ambicioso plan que pretendía gastar 160,000 mdd
con tal de equipar a los soldados de sofisticados armamentos
hacia el 2011, pero que tampoco convenció a Gates de su
utilidad, pues prefiere que las guerras se ganen hoy y no en
el futuro, como ya señalé antes. Y quizá el más cómico
proyecto que eliminó, tal vez porque realmente se siente
como algo absurdo y fútil, es un costosísimo helicóptero
presidencial equipado con, ¡háganme favor!, una cocina que
puede calentar alimentos aún después de una guerra nuclear, como si tras un conflicto de ese
destructivo, mortífero nivel aún quedara vivo el
presidente estadounidense y, peor aún, se pusiera a comer
(esto más bien recuerda a los plots hollywoodenses en donde
la figura presidencial es lo más importante en una invasión
militar o extraterrestre y se le debe de mantener con vida
cueste lo que cueste).
Pero
mientras Gates ha suprimido varios programas, el desarrollo
de otros armamentos ha visto incrementado su presupuesto,
como es el caso de los aviones militares F-35, considerados
vitales para los bombardeos en Irak o Afganistán. Su
presupuesto para fabricarlos pasó de 6800 millones de dólares
(mdd) a 10400 mdd, un alza del 53%. Otro concepto que ha
subido muchísimo su presupuesto es el de los vehículos
blindados denominados MRAPs (mine-resistant,
ambush-protected, o sea, vehículos resistentes a las minas
y a las emboscadas), considerados por Gates como vitales en
los ataques con minas o bombas ligeras, pues su resistencia
los hace soportar la mayoría de los ataques de ese tipo y
de los cuales, por cierto, no se enteró por sus
subalternos, sino porque un día leyó sobre esos vehículos
en un artículo de la publicación USA Today.
Había hasta hace dos años muy pocos de esos vehículos,
pues los que se usaban eran los famosos Humvees, con
blindaje ligero, que cuando eran atacados, generalmente eran
destruidos y sus ocupantes, soldados estadounidenses, casi
todos morían o resultaban mortalmente heridos. Gates detectó
esa situación y ordenó una sustancial alza en la fabricación
de MRAP’s, a 1000 vehículos mensuales a partir de 2008.
así que fue prioritario producir miles de esos vehículos a
un promedio de medio millón de dólares cada uno, un costo
enorme, por supuesto, que implicó una inicial inversión
del Pentágono de 25,000 mdd (equivalente a las remesas
enviadas a México este año por los paisanos que trabajan aún
en EU).
Por supuesto que si la idea de Gates fue sólo la de
dotar de mejores vehículos blindados a los soldados
estadounidenses, también implicó un excelente beneficio
para la industria armamentista, ya que aquí la principal
agraciada fue una empresa casi desconocida, Force
Protection, pero que gracias al modelito de MRAP que diseñó,
el cual era el que justo conoció Gates a través de USA
Today, se fue a las nubes, y luego de casi haber vendido
unos cuantos blindados y casi quebrar, por estos días ha
entregado 2236 vehículos a un costo de nada menos que ¡1300
millones de dólares!, gracias a los cuales ya hasta cotiza
en la bolsa de valores y sus acciones son muy buscadas por
ávidos inversionistas en busca de ganancias fáciles. Le
sigue Internacional Military and Government, que ha vendido
1975 vehículos en 1000 mdd; Armor Holdings, que ha vendido
1174 blindados
en 518.5 mdd; BAE Systems, que ha vendido 929 vehículos en
484.9 mdd; Protected Vehicles Inc., que vendió 64 blindados
en 37.4 mdd; Hoscos Truck, que vendió 104 en 30.6 mdd y por
último General Dynamics, que sólo ha vendido 24 blindados
en 11 mdd. Pero no sólo eso, sino que el efecto
multiplicador que tan gran cantidad de vehículos genera, ha
también beneficiado al sector siderúrgico, pues se han
requerido 21,000 toneladas mensuales de acero de alta
resistencia balística, así como otros productos, tales
como las llantas especiales que llevan los blindados, y que
únicamente fabrica la empresa Michelin, la cual sólo hacía
1000 por mes, pero tuvo que subir la producción a 17,000
llantas mensuales, que aunque mereció un gran esfuerzo de
su parte, se compensa con los millones de dólares de
ganancias que la súbita demanda de blindados ha ocasionado.
Así que,
como se ve, muchas empresas le han entrado al gran negocio que ha promovido Gates, tanto directa, como
indirectamente, con tal de que los soldados estadounidenses
no sigan, es la justificación, muriendo en las constantes
emboscadas y minas que sus vehículos encuentran por docenas
en los caminos por donde circulan de los invadidos países
de Irak y Afganistán. Hay alrededor de 13,000 MRAP’s
actualmente tanto en Irak, como en Afganistán. Así que no
sólo se han salvado vidas, sino que ha sido parte del plan
de reactivación económica emprendido por Obama, quien ha
enfatizado que la industria militar estadounidense sigue
siendo vital para los EU, no solamente por las cuestiones de
dominación que aquélla implica, sino que financieramente
los 500,000 mdd que se gastan en promedio al año, proveen
cientos de miles de empleos, así como el que se mantenga a
flote el aparato bélico con el que EU pretende seguir
dominando al mundo, como ya señalé antes.
Otra arma
que ha recibido una gran atención por parte de Gates es un
satélite llamado Advanced Extremely High Frequency
Satellite, desarrollado por Lockheed Martin y Hughes Space
and Communications Company, al que se dedicaron inicialmente
para su desarrollo 500 mdd anuales y ahora se le reasignaron
2300 mdd, 360% de incremento, que se supone que evita que
las comunicaciones militares y de todas las operaciones
invasivas del ejército estadounidense no se saturen, ni se
colapsen.
El P-8
Poseidon fabricado por la división militar de la empresa
Boeing, Boeing Integrated Defense Systems, es un avión al
que se asignaron 1200 mdd y ahora se le dedicarán 2900 mdd,
142% de incremento. Este aparato se supone que es muy útil
para vigilar y atacar tanto objetivos aéreos, así como
submarinos, pues tiene muy “sofisticada” tecnología
para rastrear las posibles amenazas.
Por último,
está el destructor Aegis, del que existen 62 embarcaciones,
al muy módico costo
cada uno de 1100 mdd, 34 de las cuales fueron construidas
conjuntamente por las empresas militares General Dynamics y
Bath Iron Works, y 28 fabricadas por Northrop Grumman Ship
Systems e Ingalls Shipbuilding. En proporción a los otros
armamentos, el Aegis recibió muy especial atención por
parte de Gates, ya que tenía asignados apenas 200 mdd y
ahora se le dieron 3000 mdd, ¡1490% de incremento! Esta
embarcación militar se supone que puede atacar con gran
precisión, alcance y poder objetivos, tanto en tierra, como
en aire, y en el mar, ya que está armada hasta los dientes,
entre misiles Tomahawk, MK-41… torpedos Mark 32, MK-46…
metralletas, cañones, misiles balísticos… ¡toda una
joya de la mortífera ingeniería militar estadounidense!
Pero la
estrella de todo este conjunto de armas de destrucción
masiva de “nueva generación” es una superbomba
antibunkers conocida como Massive Ordnance Penetrador
(penetrador artillado masivo), MOP, que es un monstruoso
artefacto explosivo que mide seis metros de largo y pesa
13.6 toneladas, desarrollado conjuntamente por Northrop
Grumman, Lockheed Martin y Boeing (como se ve, entre algunas
de las grandes empresas militares se reparten el botín).
Está equipado con 2700 kilogramos de explosivos y es capaz
de penetrar hasta 60 metros en búnkers hechos de concreto
reforzado de mediana resistencia, hasta 8 metros en aquéllos
hechos de concreto reforzado de alta resistencia o puede
abrirse paso hasta 40 metros en estratos rocosos. Hace poco
el Pentágono urgió al congreso estadounidense para que
destinara fondos de emergencia para el desarrollo del MOP
por 88 millones de dólares, citando una “Necesidad
Operacional Urgente (UNO, urgent operacional need).
Y todo
indica que la tal urgente necesidad es la de contar en unos pocos meses con esa
monstruosa bomba que pueda destruir las instalaciones
nucleares de Irán, país que se sospecha que está
desarrollando bombas nucleares. Con el MOP, señalan
sectores de inteligencia militar y, claro, el mismo Gates,
podrían destruirse los complejos iraníes que existen en
Natanz y el que se está terminando cerca de la ciudad
sagrada de Qom, en caso de que, en efecto, se compruebe que
Irán cuenta con un programa para fabricar bombas nucleares.
Y si Irán está o no desarrollando armas nucleares, no está
claro, pues se ha venido resistiendo a que la agencia de la
ONU encargada de que los países fuera del club de
poseedores de armas nucleares no las posean, la IAEA,
realice una revisión de sus instalaciones las que, insiste
ese país, son solamente para usos pacíficos, pero sospecho
que así es. Y de todos modos si Irán está desarrollando
armas nucleares, a fin de cuentas serán no para de momento
emplearlas, por fortuna – cuando los países poseedores de
ojivas nucleares las empleen, será el fin de nuestro
planeta –, sino para disuadir a que países como EU tramen
una invasión, como hicieron en Irak, pues si este país
hubiera poseído ojivas nucleares, no se habría atrevido EU
a atacarlo, que es justo lo que pasa con Corea del Norte, país
que ya posee algunas bombas nucleares y es por ello que EU
no se ha aventurado a tocarlo ya.
Y también Gates ha solicitado al
congreso casi 52 millones de dólares para que la empresa
McDonnell Douglas acondicione un bombardero B-52 para que
pueda transportar la explosiva, pesada mole hasta el sitio
en donde se arrojaría. Y con el MOP podrían destruirse,
según sus diseñadores, tanto los búnkers iraníes, como
los norcoreanos para evitar que más países se hagan de
bombas nucleares. ¡Pues vaya con tan “éticas”
consideraciones, proviniendo de países como EU o
Inglaterra, que poseen decenas de ojivas nucleares que podrían
destruir varias veces el planeta! Además me parece
irresponsable que se empleara el MOP contra instalaciones
nucleares tanto iraníes, como norcoreanas, pues al
destruirse, seguramente detonarían explosiones del material
radioactivo que hubiera en Irán o de las bombas nucleares
norcoreanas, lo que provocaría desastres ecológicos por
las nubes radioactivas que se esparcirían. Pero además en
el caso de Corea del Norte, no imagino que se esperaría con
los brazos cruzados a ser bombardeada con MOP’s, sino que
respondería de inmediato, lo que quizá llevaría al inicio
de un conflicto termonuclear de mortíferas consecuencias
para todo el planeta. ¡Esos son los grandes planes del
beligerante Gates, auspiciados, claro, por el premio Nóbel
de la paz de este año, el señor Barack Obama!