Washington.–
La intención de Irán de construir 10 nuevas plantas de
enriquecimiento de uranio para aumentar su capacidad de
generación de energía atómica es considerada
"inaceptable" para el gobierno de Estados Unidos.
Anunció que aumentará la presión para evitar su concreción.
La
advertencia del gobierno estadounidense de Barack Obama,
divulgada el lunes en momentos en que Teherán arrestaba a
cinco ciudadanos británicos cuyo velero se había internado
en aguas territoriales iraníes, es el último indicio de
que la tensión entre Irán y las potencias occidentales
escalan rápidamente.
Aunque
expertos independientes consideran sumamente improbables los
planes de Irán, anunciados el domingo por el presidente de
ese país, Mahmoud Ahmadineyad, coinciden en que su mero
anuncio daría fuerza a la postura de aquellos en Israel y
Occidente que favorecen a la confrontación sobre la
diplomacia.
De
hecho, el neoconservador diario Wall Street Journal aprovechó
el lunes el anuncio de Ahmadineyad para argumentar por una línea
mucho más dura, incluso de "ataques militares"
contra Irán.
"Hasta
que el presidente, sus asesores y los europeos se percaten
de que sólo las sanciones punitivas o los ataques militares
obligarán (a Irán) a reconsiderar sus ambiciones
nucleares, la República Islámica envalentonada seguirá
marchando con seguridad hacia la bomba sobre las ruinas…
de las mejores intenciones" de Obama, escribió el Wall
Street Journal en su editorial.
El
anuncio de Ahmadineyad vino como respuesta a una resolución
de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que
exige el cese de la construcción de una planta de
enriquecimiento de uranio cerca de la ciudad de Qom, 125 kilómetros
al sur de Teherán.
La
misma fue aprobada el viernes por los 35 gobernadores del
organismo, entre ellos los representantes de China y Rusia.
Irán
informó a la AIEA de la existencia de la planta en Qom a
fines de septiembre. Las potencias occidentales sostienen
que Teherán tendría que haber avisado antes su intención
de construirla, de conformidad con las normas del organismo
con sede en Viena. Pero Irán insiste en que no estaba
obligado a hacerlo.
Irán
anunció la existencia de la planta de Qom en la víspera de
la primera, y hasta el momento única, ronda de
negociaciones entre Teherán y los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China,
Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) más
Alemania, conocido como el P5+1, sobre el programa nuclear
iraní.
Aunque
todas las partes habrían accedido en principio a
transportar aproximadamente 75 por ciento del uranio de bajo
enriquecimiento iraní para reprocesarlo en Rusia y Francia
a niveles que podrían utilizarse para la producción de isótopos
médicos, Irán posteriormente criticó las condiciones del
acuerdo.
Que
Teherán no haya dado un sí o un no definitivo, y ni
siquiera haya acordado una reunión posterior, es
considerado un indicio de una creciente lucha de poder entre
las facciones moderadas y de línea dura en el régimen islámico
tras las disputadas elecciones presidenciales de junio
pasado.
El
anuncio de Ahmadineyad de que Irán pretende construir 10
plantas nucleares más de la misma escala que su instalación
en la ciudad central de Natanz también es visto como parte
de esa lucha, especialmente porque al principio parecía
estar a favor del acuerdo.
"El
anuncio sugiere que la facción de línea dura es más
fuerte en el debate interno sobre si habrá de buscar algún
tipo de acuerdo diplomático con la comunidad
internacional", dijo Wayne White, destacado analista
sobre el Medio Oriente en el Departamento de Estado
(cancillería) hasta su jubilación en 2005.
"Uno
se pregunta si no están enviando señales no sólo a
Occidente sino a otros en el gobierno de que no hay forma de
que vayamos a hacer esto", agregó.
Junto
con el anuncio de Ahmadineyad, el parlamento iraní instó
el domingo al gobierno a que reconsidere su cooperación con
la AIEA, mientras los legisladores de línea dura piden que
el país abandone de plano el Tratado de No Proliferación
Nuclear (NPT, por sus siglas en inglés), de 1968, que
restringe la posesión de armas de este tipo sólo a los
cinco miembros del Consejo de Seguridad.
"Si
un país quiere verdaderamente conseguir la energía
nuclear, no deberá intentarlo a través de la AIEA y el
NPT, porque ellos no sirven", declaró el presidente
del parlamento Alí Larijani, un elemento clave de la línea
dura y asesor del líder iraní, el ayatolá Alí Jamenei.
"Occidente está en una encrucijada. O aceptan nuestro
programa nuclear, o Irán utilizará sus propias
capacidades", advirtió.
La
reacción inicial de Washington al anuncio de Ahmadineyad
fue relativamente contenida. En una declaración escrita, el
portavoz Robert Gibbs dijo que los planes de Irán, de
implementarse, serían "otra grave violación a las
claras obligaciones iraníes ante numerosas resoluciones del
Consejo de Seguridad de la ONU, y otro ejemplo de que Irán
elige aislarse a sí mismo".
Pero
la embajadora de Washington ante la ONU, Susan Rice, pareció
endurecer la postura del gobierno, y calificó al anuncio de
"completamente inapropiado" y "francamente
inaceptable".
"Mientras
Irán toma opciones que parecen indicar que en esta etapa no
está preparado ni dispuesto a aceptar las propuestas sobre
la vía de la participación, entonces pondremos más énfasis
en la vía de la presión", agregó.
"El
tiempo es breve y somos serios acerca de implementar en su
plena extensión esa política de doble vía", declaró.
Obama
dijo que seguiría su política de
"relacionamiento" hacia Irán hasta fin de año,
antes de considerar si la continuaba o adoptaba sanciones
para presionar al régimen.
Los
aliados europeos de Washington también amenazaron con
imponer sanciones económicas si Irán mantiene su desafío.
China,
sin embargo, se mantuvo en silencio, mientras el ministro de
energía de Rusia, Sergei Shmatko, insistió en una
conferencia de prensa conjunta con el canciller iraní que
existía "buen margen para continuar las
negociaciones".
Aunque
tanto China como Rusia apoyaron la resolución de la AIEA
que exigió a Irán el cese de la construcción de la planta
en Qom, no queda claro si las dos potencias, con poder de
veto en el Consejo de Seguridad, darán su respaldo a las
sanciones económicas contra Teherán.
La
mayoría de los expertos en Washington descartaron los
planes de Ahmadineyad como una locura desde el punto de
vista técnico y económico. También precisaron que ese
tipo de decisión le corresponde al Consejo Supremo de
Seguridad Nacional de Jamenei, y no a Ahmadineyad y su
gabinete.
"En
mi opinión, esta es una clásica respuesta fanfarrona de
Ahmadineyad a la reciente resolución de la AIEA que criticó
a Irán", escribió Gary Sick, un especialista en Irán
de la neoyorquina Universidad de Columbia, en su blog.
Pero
el analista White advirtió que el anuncio "habrá de
inflamar lo que de por sí es una situación tensa".
John
Bolton, ex embajador en la ONU del gobierno de George W.
Bush (2001–2009), dijo que tomó el anuncio de Irán con
seriedad. "Una consecuencia de un Irán con 10 nuevas
plantas de enriquecimiento (nuclear) sería que incrementa
drásticamente la dificultad de contrarrestar con un ataque
militar", dijo a la publicación en internet National
Review Online.
Aunque
descartó que Obama tome medidas militares contra las
plantas nucleares iraníes, Bolton, que ahora pertenece al
neoconservador American Enterprise Institute, dijo que
"es más probable" que Israel tome acción
preventiva por su cuenta.