Nueva
York, 3 de febrero.– El presidente Barack Obama da un
golpe de Estado, disuelve la Constitución y el país para
establecer la Unión de América del Norte con ayuda del
presidente de México Felipe Calderón y el primer ministro
canadiense Stephen Harper.
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Imagen tomada de Internet, del juego
de video “2011: Fracasa
golpe de Obama”, en el
cual el jefe de la Casa Blanca, con
ayuda del presidente
Felipe Calderón y el premier canadiense
Stephen Harper,
instaura la “Unión de América del Norte”
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Todo
empieza cuando Obama sostiene pláticas clandestinas durante
2010 con Calderón y Harper. Ante una masiva derrota
electoral de los demócratas en las elecciones legislativas
de este año, en parte por sospechas sobre las pláticas
secretas, Obama decide actuar antes de la asunción de la
nueva mayoría conservadora en ambas cámaras del Congreso.
Anuncia que el nuevo Congreso no sesionará, disuelve el país,
instaura la Unión de América del Norte e implementa la
prohibición de armas de fuego conforme a un nuevo tratado
global de la Organización de Naciones Unidas.
Despliega
tropas de defensa civil en la emergencia, mientras figuras públicas
conservadoras (sobre todo las de televisión y radio) son
desaparecidas o asesinadas en campos de concentración del
gobierno. Obama se declara el “legendario imán
perdido”. Según el juego: “¡El golpe marxista ha
empezado! Era obvio que los empleados y zares de Obama eran
seguidores de Marx”.
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Sara
Palin, oradora
del “Tea Party”
El
movimiento conocido como “Tea Party” inició ayer su
primera convención nacional con Sarah Palin como
protagonista. El encuentro, que durará cuatro días, tendrá
lugar en Nashville, Tennessee, y el sábado Palin, la ex
gobernadora de Alaska que compitió sin éxito por la
vicepresidencia de Estados Unidos en 2008, se dirigirá a
los asistentes en una cena cuyo costo es de 300 dólares por
persona. El “Tea Party” ganó notoriedad en abril del año
pasado con la convocatoria de centenares de manifestaciones
simultáneas en todo el país para protestar por el elevado
gasto público al que apostó la Casa Blanca para sacar al
país de la crisis. Desde entonces, la corriente captó más
adeptos y se acentuó su naturaleza partidista, ubicándose
a la derecha del Partido Republicano.
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En
ese Estado policiaco todo depende de patriotas rebeldes que
tendrán que buscar la forma de rescatar al país. Millones
se sublevan y así comienza “la segunda Revolución”. El
enemigo incluye a líderes demócratas del Congreso y altos
funcionarios, y nacionalistas negros, como “los Tigres
Negros”, que son algo así como una guardia personal de
Obama.
Diseñadores
“libertarios conservadores”
Es
un juego de video online diseñado por “libertarios
conservadores” en Brooklyn hace un par de meses, y el
jugador tiene la responsabilidad de sumarse a la revolución
para combatir a las fuerzas antipatrióticas que se han
robado al país. Se llama 2011: Obama’s Coup Fails
(“2011: Fracasa golpe de Obama”).
Pero
no es sólo un juego. Lo que lo vuelve más serio es que es
una ventana a lo que es un creciente, cada vez más poderoso
y diverso movimiento de base ultraconservador en este país
que ya provoca preocupación a las cúpulas, y hasta impacto
político nacional. Aunque los diseñadores del juego
anuncian que es sólo entretenimiento lleno de acción con
un tono satírico, advierten que “si los eventos actuales
continúan transpirando así, entonces el golpe de Obama
2011 podría, en los hechos, convertirse en un capítulo
oscuro de la historia estadounidense”.
Los
diseñadores han afirmado en entrevistas con Wired y por
separado con Mother Jones que “detestamos igualmente a
republicanos y demócratas”, y que planean otro juego en
el que el objetivo es emboscar a George W. Bush (aunque no
han cumplido con esa promesa). O sea, justo lo que piensa
una amplia corriente de este movimiento.
Los
de este movimiento son los que lograron el triunfo en la
elección legislativa especial para el escaño del senador
Edward Kennedy donde un desconocido conservador triunfó
sobre la poderosa maquinaria del Partido Demócrata, lo cual
sacudió al gobierno de Obama y el liderazgo del Congreso en
Washington. También son quienes han logrado manifestaciones
nacionales de decenas de miles en Washington, pero que también
han sido la cara popular de esfuerzos para derrotar y
debilitar la agenda política de Obama en innumerables
pueblos y ciudades en varios puntos del país.
Aunque
inicialmente descartados como extremistas locos porque
portaban carteles o expresaban consignas acusando a Obama de
ser socialista, musulmán clandestino, hitleriano,
extranjero africano, enemigo de la libertad y más, el hecho
es que sus números e influencia, como su organización
descentralizada, continúan creciendo al sumarse gente más
moderada al compartir la misma sospecha de que Washington y
Wall Street tienen secuestrado al país, y que el gobierno
no sólo no representa sus intereses, sino que es el enemigo
de la libertad y de los “valores estadounidenses”.
Son
identificados como el movimiento del Tea Party, lo cual no
es un partido, sino que la palabra “party” también es
“fiesta” o reunión social, y es en referencia a una
acción de desobediencia civil al inicio de la revolución
de independencia por los colonos contra la imposición de
impuestos sobre el te por Gran Bretaña. Éstos se treparon
a buques de carga británicos en el puerto de Boston desde
donde tiraron baúles de te al agua. Fue parte de la rebelión
que llevaba la consigna de “no a impuestos sin
representación”, o sea, se rehusaban pagar impuestos a un
gobierno en el cual la ciudadanía no tenía representación
política, y es la misma consigna que se aplica ahora.
Todos
los días hay nuevas asociaciones que se identifican como
parte del movimiento de Tea Party, espantando cada vez más
a los demócratas pero también inquietando a los
republicanos, ya que la ira y el repudio es contra los
gobernantes en Washington en general, sin importar,
necesariamente, el partido.
De
hecho, ahora los dirigentes republicanos están tratando de
incorporar, y no imponerse sobre esta bases. Por cierto,
algunas encuestas recientes indican que si de repente
existiera un Partido de Te, su popularidad sería mayor de
la que goza el Partido Republicano, reporta el periodista
Ben McGrath en un excelente reportaje sobre las dimensiones
y corrientes de este movimiento en The New Yorker.
Y
después de la derrota de los demócratas en el bastión de
Kennedy en Massachusetts, es evidente cómo la presidencia
de Obama y otros analistas liberales “subestimaron la
fuerza del movimiento, como la extensión del resentimiento
que lo nutre. Al enfocarse en las pancartas más exageradas
y burlándose de las pugnas internas de los Tea Party,
ignoraron la gradual consolidación del movimiento”,
agrega McGrath. Este movimiento ha tomado prestado muchas de
las tácticas de los movimientos progresistas de las últimas
décadas, con algunos caracterizándolo como el primer
movimiento populista de ala derecha de estos tiempos. De
repente, se ha insertado en la dinámica política nacional.
O
sea, ya no es sólo un juego (el cual se puede ver en:
www.usofearth.com/2011-obamas-coup-fails.php).