Obama cuesta abajo

El gobierno renuncia a un plan público de salud para toda la población

El paso atrás de Obama en la esperada
reforma sanitaria

Por Alsi Canales
Desde San Francisco (EEUU)
Diagonal, 09/02/10

La promesa del presidente de los EE UU de reformar la sanidad, en el único país industrializado del mundo sin cobertura universal, se desvanece. El “Yes, we can” retrocede ante el poder de las aseguradoras médicas.

La reforma del sistema sanitario estadounidense fue un punto central en la campaña electoral de Barack Obama. En noviembre de 2009, la Cámara de Representantes aprobó una versión del anteproyecto de ley para una reforma, que fue seguida por la aprobación de la versión del Senado el pasado 24 de diciembre, en esta cámara los demócratas acaban de perder la mayoría absoluta. Si bien no se conocerá el proyecto definitivo hasta que finalice la negociación entre ambas cámaras (que ahora deberán armonizar ambos textos en uno sólo o ponerse de acuerdo en aprobar una de las dos versiones), la posibilidad de un plan público de salud para el pueblo estadounidense ya ha quedado descartada, lo que podría explicar parcialmente la decepción de buena parte de las bases y votantes del partido demócrata. La sanidad universal, promesa electoral de Obama muy aclamada por buena parte de los medios de comunicación, se convertirá finalmente en una obligación jurídica de comprar un producto privado: la ciudadanía deberá adquirir uno de los seguros médicos que ofrecen muchas de las compañías aseguradoras que operan en el país. Todo ello a pesar de que Obama y el vicepresidente Biden se expresaron en contra de esta medida hace un año. A partir de ahora, quien no obtenga una póliza médica recibirá una multa.

El Gobierno de EE UU ha renunciado también, como explica el catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas Vincenç Navarro, a la medida muy popular de financiar la reforma con los impuestos sobre los grupos más pudientes. Gana terreno, por el contrario, la propuesta republicana de que la expansión de la cobertura a las personas sin prestaciones médicas se realice a base de aumentar los impuestos de los trabajadores que tenían un aseguramiento colectivo, lo que penaliza a los colectivos de trabajadores mejor organizados.

Enemigos de lo público

Las posibilidades de tener cobertura sanitaria en EEUU

Si eres “pobre”: Si puedes demostrar, según los requisitos del Estado, muy bajos ingresos los planes públicos principales son Medicare y Medicaid: para personas mayores de 65 años (con suficiente historial laboral), personas con alguna discapacidad, indígenas y nativos de Alaska, en algunos casos.

Como obrero o empleado: Seguro privado costeado (total o parcialmente) por el empleador: para personas empleadas por cuenta ajena, según la antigüedad en el puesto y el tipo de contrato. No todos los empleadores lo ofrecen. Suele tratarse de una cobertura general (con ‘agujeros’ según las necesidades de cada persona) y se cancela al perder el empleo.

Como “autónomo”: Seguro privado abonado de forma individual: para trabajadores autónomos y personas que no entren en las categorías anteriores. La póliza aseguradora debe antes valorar y aprobar si el posible cliente es aceptable, según su edad, sexo e historial clínico, entre otros requisitos.

En el único país industrializado del mundo que sigue sin contar con una asistencia sanitaria universal, los conservadores y las aseguradoras, que con la reforma verán ampliado su mercado, se han opuesto de manera ferviente a la opción pública, que temen pueda servir de ‘caballo de Troya’ para sustituir el modelo actual de pagadores múltiples por un modelo de pagador único (single-payer), un seguro social universal. Este último, que viene siendo reivindicado desde hace tiempo por diferentes asociaciones de profesionales médicos y colectivos de los movimientos sociales, ha pasado a ser un tema del que los políticos han evitado hablar durante los meses que ha durado el debate de la reforma sanitaria. En mayo de 2009, ocho activistas fueron detenidos durante una vista que celebraba la Comisión Financiera del Senado sobre la reforma sanitaria. Esta vista incluía un panel de invitados de 41 expertos, entre los cuales no se encontraba ningún representante de las asociaciones médicas que defienden el sistema de pagador único, a pesar de que habían solicitado una invitación de forma insistente. El suceso ha pasado a ser conocido como el caso de Baucus 8.

La OMS, en su Informe sobre la salud en el mundo 2000 - Mejorar el desempeño de los sistemas de salud, dice que los objetivos de los sistemas sanitarios deben ser la buena salud, la receptividad ante las expectativas de la población y una contribución financiera justa. Sin embargo, en EE UU cada año mueren 100.000 personas por no poder sufragar los gastos de los servicios sanitarios, según un estudio de la Universidad de Harvard. Unos 47 millones de estadounidenses carecen de cobertura médica por ser rechazada por las compañías aseguradoras, por no poder pagar una póliza privada o por no cumplir con suficientes requisitos para entrar en uno de los programas médicos que ofrece el Estado a determinados grupos. Un dato más: la bancarrota por el alto precio de las facturas médicas conforma la primera causa de quiebra personal.

A la hora de intentar explicar el motivo de estos datos en el país que es considerado primera potencia económica, la mayoría de expertos no dudan en señalar hacia el poder de las compañías de seguros privados, que mueven un negocio de 400.000 millones de dólares al año. Las mismas compañías que controlan el sistema sanitario invierten también grandes sumas de dinero para financiar las campañas electorales de los candidatos (seis millones de dólares en el caso de la campaña de Barack Obama). Hace unos días aparecía en los titulares de varios medios de comunicación la decisión del Tribunal Supremo de eliminar restricciones en la financiación privada de las elecciones, por lo que no resulta difícil interpretar que la influencia de este sector seguirá creciendo, no sólo en la financiación de las carreras políticas sino además ejerciendo presión como potentes lobbies.


Entrevista a Claudia Chaufan, del grupo de médicos para un programa nacional
de salud

“Los políticos clave en la reforma han recibido
millones de los lobbies”

Por Alsi Canales
Desde San Francisco (EEUU)
Diagonal, 09/02/10

Más de 17.000 profesionales de la salud defienden desde 1989 en Médicos para un Programa Nacional de Salud un seguro social universal y público.

Claudia Chaufan es médica, socióloga y vicepresidenta de la Alianza de Médicos de California, la división californiana del grupo Médicos por un Programa Nacional de Salud (Physicians for a National Health Program), una organización de 17.000 médicos, estudiantes y profesionales de la salud que desde 1989 defienden un seguro de salud universal, público y sin fines de lucro.

Diagonal: ¿Cómo se explica que el gasto en sanidad de EE UU duplique el de otros países industrializados y, sin embargo, esté a la cola de estos en la media de esperanza de vida y cuente con los índices más altos en mortalidad infantil?

Claudia Chaufan: El sistema actual es un modelo de pagadores múltiples con fines de lucro: es decir, se dan servicios médicos a través de las compañías aseguradoras. El motivo principal por el que hay un gasto en salud tan elevado son los gastos administrativos excesivos y la burocracia. Cada paciente tiene un tipo de seguro distinto. Cada seguro conforma un grupo de papeles diferentes y cada médico debe negociar con cada aseguradora para poder justificar lo que recomendó a cada paciente. Todo este papeleo es lo que llamamos gasto administrativo. El sistema estadounidense gasta de 30 a 40 centavos por dólar moviendo papel. Otro motivo es que aquí se pagan los precios más altos del mundo por unos servicios que en otras partes cuestan mucho menos. Los médicos y hospitales se han convertido en empresarios. Algunas personas tienen un seguro privado a través de sus empleadores. Otras compran un seguro de forma individual. El 62% de la gente que se declara en bancarrota lo hace por culpa de los servicios médicos. Lo más interesante es que de ese 62% que se declara en quiebra, el 78% tiene un seguro de salud. El problema es que el seguro no cubre suficientes necesidades porque está lleno de agujeros.

D.: ¿Qué es lo que impide que se pueda implantar el modelo de asistencia sanitaria universal, de un pagador único y público, conocido como sistema single-payer?

C.CH.: Hay que seguir el trayecto que recorre el dinero y ver dónde va a parar el de las aseguradoras y las compañías farmacéuticas: a los bolsillos de los legisladores, de los senadores y del presidente. Obama era un activista comunitario que defendía el modelo de pagador único. Cuando consiguió el Senado, la Cámara de Representantes y la Casa Blanca, cambió de idea. Entre otros motivos, porque las corporaciones multinacionales le han dado dinero, a él y a los legisladores de su partido. Y los políticos clave en todo este debate de reforma sanitaria, nombrados por el presidente para, por ejemplo, presidir los comités donde se decide el destino de millones de personas, como el senador Max Baucus, han recibido sumas millonarias del lobby medico- farmacológico. Y en este país todo esto es legal.

Los proyectos beneficiarán más a las aseguradoras que a la población

D.: ¿Se puede entonces decir que los anteproyectos de ley que se han aprobado hasta ahora beneficiarán más a las compañías aseguradoras que a la población?

C.CH.: Totalmente. Esto no es un derecho a la salud. Esto es venderse a las compañías aseguradoras porque les garantizan millones de clientes. Quien no quiera o pueda comprar una póliza tendrá que pagar una multa. Dicen que darán subsidios a quien no pueda comprar un seguro, pero esos subsidios vendrán de los impuestos. Lo van a sacar de un bolsillo para dártelo en el otro. Además, habrá que probar que se es suficientemente pobre para no poder pagarlo. Habrá que ir a un tribunal, con un abogado, para demostrar que no se puede pagar. ¿Pero si no tienes dinero para pagar un seguro, cómo vas a pagar a un abogado? Es maquiavélico. Te pone entre la espada y la pared.

Lo interesante es que los políticos en este país han convencido a muchos, aunque no tantos como la prensa oficial quiere hacerte creer, de que los problemas sociales se resuelven yendo de compras, como si lo que faltase fuese competitividad. Además, las personas empleadas por cuenta ajena no podrán elegir su seguro sino que tendrán que conformarse con el seguro que escoja el empleador, con las características de la cobertura que elija éste, que es la situación que ya se estaba dando. Y si pierden el empleo, se quedarán sin ese seguro médico y tendrán que salir de compras.

La propuesta de los demócratas ha sido mantener el sistema cuya base es el seguro de salud con fines de lucro para cubrir necesidades básicas. Obama dice que al final lo han dejado así para que te puedas quedar con tu plan si te gusta. Lo que no dijo es que si no te gusta, tendrás que quedártelo igual. No hay elección. Esa explicación no me convence. Se trata de un paso atrás en el derecho a la salud: las aseguradoras tienen un poder económico, ergo, un poder político, extraordinario en este país.

“El aborto ha quedado fuera de los cambios”

D.: ¿Cómo afecta que no se lleve a cabo esta reforma del sistema sanitario a la salud y los derechos de las mujeres?

C.CH.: Dentro de las reformas y cambios que se están introduciendo, el aborto ha quedado explícitamente fuera de ellas. Las mujeres, durante la época reproductiva, tenemos más gastos que los hombres. Ahora, por ley, las aseguradoras no podrán cobrar más por ser mujer. Pero los gastos que no entren en el paquete básico se los tendrán que costear las mujeres de todos modos. El hecho de que una necesidad no entre en el paquete no significa que no vaya a existir esa necesidad.

Las mujeres siempre salen mal paradas con estas cosas, sobre todo las mujeres pobres, porque las mujeres de una cierta condición económica nunca dejaron de practicar una interrupción voluntaria del embarazo o atender sus necesidades, sean las que fueren. Este país tiene un índice de embarazos no deseados mucho más elevado que el europeo porque prohíbe que el dinero público se destine a programas de educación sexual, a menos que sólo hablen de abstinencia.