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Puntos
de la ley propuesta
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Sistema de límites e intercambio de derechos de emisión de gas ("cap
and trade").
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Apoyo oficial a la construcción de plantas nucleares para producción
de electricidad.
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Exigir que las plantas de producción de electricidad usen fuentes
alternativas al carbón o diesel, como solar o eólica.
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Desarrollo de autos con consumo más eficiente e incentivo de
tecnologías híbridas (electricidad-gasolina).
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Reglas más estrictas para la perforación costa afuera.
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Levantar el tope legal de US$75 millones para pagos individuales en
accidentes industriales, como derrames petroleros. |
Washington.- Una de las
propuestas del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que más
resistencia ha encontrado en el Congreso es la relativa al cambio climático y
la energía. Los acuerdos ya eran difíciles pero el derrame petrolero en el
Golfo de México ha empantanado más las discusiones.
Tan empantanado que este
jueves los senadores demócratas no lograron ponerse de acuerdo sobre cómo
mover las propuestas de ley sobre el tema que ellos mismos presentaron al
Senado y de la que debería salir un texto que eventualmente se funda con el
aprobado por la Cámara de Representantes el año pasado.
El líder de la mayoría demócrata
en el Senado, Harry Reid, salió del encuentro asegurando a la prensa que sus
colegas estaban inmersos "en un trabajo en desarrollo", lo que
algunos interpretan como la imposibilidad de lograr un consenso.
Este martes, el presidente
Obama usó su primer discurso a la nación desde la Oficina Oval para vincular
la situación del Golfo de México con la necesidad de aprobar la ley para
cambiar patrones de producción y consumo de energía.
Usando el
derrame
Aunque el discurso
presidencial fue criticado por la oposición republicana como un intento de
usar la crisis para promover una agenda política, parece que los estrategas
de la Casa Blanca quieren aprovechar el efecto del derrame de BP en el ánimo
de los ciudadanos.
Los sucesos en el Golfo de México
reforzaron la posición de quienes respaldan las llamadas "energías
limpias" (solar, eléctrica y nuclear) y el uso más eficiente de los
tradicionales hidrocarburos, con el objetivo de reducir la dependencia
estadounidense del petróleo, sobre todo del importado.
Aunque una encuesta del
Centro Pew presentada esta semana refleja que un 68% opina que se debe seguir
explorando hidrocarburos en el mar, al mismo tiempo el 56% de la población
favorece el establecimiento de controles a la emisión de gases contaminantes.
"La necesidad de acción
nunca ha sido más fuerte", afirmó Eileen Claussen, presidenta del
Centro Pew sobre Cambio Climático Global, quien advierte que el retraso en
adoptar una ley sobre energía hará que las medidas que se tomen en el futuro
serán "más severas" y "costosas".
"Con una fuerte política
sobre energía y clima, EE.UU. estará en la capacidad de capitalizar su
ventaja competitiva y dirigir la economía limpia del siglo XXI", explica
Clauseen, haciéndose eco de uno de los argumentos favoritos de Obama, quien
asegura que países como China y algunos europeos están liderando el
desarrollo de energías limpias.
El
problema chino
La competencia con China es
también un argumento de quienes se oponen a la propuesta presidencial, ya que
consideran que esconde aumentos de impuestos que hará menos competitivo al país
frente a rivales extranjeros.
Para el representante de
Texas, Joe Barton, la ley no sólo pondrá costos excesivos en las empresas
estadounidenses, sino que las debilitará frente a la competencia de China y
otros países en desarrollo.
"Adoptar esta legislación
incuestionablemente causará la pérdida de trabajos en el sector
manufacturero, industrial y otros sectores de uso intensivo de energía de
EE.UU.", aseguró Barton, el republicano de mayor rango en el Comité de
Energía de la Cámara de Representantes.
Además, Barton asegura
disponer de estudios que demostrarían que los puestos de trabajo que el
gobierno dice que se crearán con la promoción de energías limpias serán
menos que los que se perderán en las industrias tradicionales o en la
agricultura.
"Mientras que se impone
un nuevo y masivo impuesto de energía en los consumidores y los negocios
estadounidenses, en la práctica la ley no será efectiva para reducir las
emisiones de gas de efecto invernadero".
En campaña
Los adversarios de la reforma
no parecen dispuestos a ceder en su posición, aún a riesgo de parecer
benevolentes con grandes corporaciones energéticas que, como BP a raíz del
accidente en el Golfo de México, son percibidas como "avaras" e
"insensibles".
Barton presentó el jueves
una polémica disculpa al jefe de BP, Tony Hayward, por lo que llamó la
"extorsión" a la que la Casa Blanca sometió a la petrolera para
crear un fondo de compensación.
Ante la presión de sus
propios colegas republicanos, Barton se retractó poco despuéss de sus
palabras, pero sus declaraciones están siendo usadas por los demócratas como
"demostración" de que la oposición da la espalda a los intereses
ciudadanos.
En EE.UU., el debate sobre el
cambio climático parecen haberlo perdido los que cuestionaban la validez
científica de la teoría del calentamiento global, sin embargo han conseguido
nuevos argumentos para oponerse a reformas legales para atacar el problema.
Además del efecto pernicioso
en la industria y el empleo, los detractores aseguran que es poco lo que
EE.UU. puede hacer si otros grandes contaminantes, como China o India, no están
dispuestos a actuar en conjunto.
En cuanto al debate político,
no es claro que el Senado logre aprobar su versión de la ley antes de las
elecciones de noviembre. Pasada esa fecha, es posible que los demócratas no
cuenten con la mayoría suficiente para aprobar los cambios.