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También
recortes en la educación pública
Reducen $ 300 millones del presupuesto
en
el estado de Illinois
Por Tara Malone
Chicago Tribune, 23/06/10
Traducido por Gus Canadian
para
Socialismo o Barbarie
La Dirección de Educación del estado
de Illinois (el estado de Obama) acordó el miércoles
cortar de un saque casi $ 300 millones a su presupuesto,
cancelando la ayuda financiera para todas las ramas, desde
la educación agrícola pasando por la educación artística
y siguiendo con las escuelas alternativas de educación
secundaria que tuvieran un alto índice de deserción.
El Superintendente estatal Christopher
Koch llamó a las reducciones “un desentramado de la
infraestructura de la educación del estado."
"Esto me hace mal físicamente", dijo Koch en una
reunión del comité de finanzas y auditorías.
La Dirección ya se había enfrentado
inicialmente con $ 480 millones en recortes a programas
específicos basados en el proyecto de presupuesto aprobado
por los legisladores del estado. Sin embargo, el gobernador
Pat Quinn evitó grandes reducciones en la educación
inicial y en la educación bilingüe, proporcionando una
ayuda de $ 194 millones, dijeron funcionarios estatales de
educación.
Los directivos lidiaron el miércoles
para decidir de que otro lugar exprimir 282 millones de dólares
del presupuesto para el próximo año. El objetivo apuntado
fueron los programas extracurriculares, los reembolsos de
desayunos escolares, así como el plus por tutoría para
directores y docentes.
Los defensores de la educación pública
y los estudiantes instaron a la Dirección a seguir
financiando los programas, “aún en forma limitada.” Por
ejemplo, el Director del Illinois Arts Council Terry Scrogum
dijo que los $ 2 millones en ayuda estatal para las artes y
lenguas extranjeras benefició a más de 500.000 estudiantes
en 43 distritos escolares.
La
Red de Escuelas Alternativas de Chicago, por otra parte,
puede llegar a perder $ 3,6 millones en fondos estatales. El
director Jack Wuest dijo que, como resultado, entre 700 y
800 estudiantes secundarios se quedarán sin vacantes
aumentando de esta forma la deserción escolar.
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Más
de 15 millones de estadounidenses carecen de empleo, la
cantidad de los que no tienen vivienda ha aumentado en un
50% en algunas ciudades, y 38 millones reciben cupones
alimentarios, más que ningún momento en los casi 50 años
de historia del programa.
Hay
amplia evidencia de las crecientes tribulaciones económicas.
Hay un estándar utilizado comúnmente para medirlas: la
tasa de pobreza de la Oficina del Censo de EE.UU. Se utiliza
para guiar gran parte de los gastos federales y estatales
destinados a ayudar a los que no logran ganarse la vida
decentemente.
Pero
una serie de Estados están convencidos de que las cifras
federales restan importancia a la pobreza y han comenzado a
utilizar diferentes criterios para operar sus programas
sociales. Al mismo tiempo, economistas conservadores
advierten que un cambio en la fórmula a un límite que
cuenta más gente como pobre podría llevar a un aumento
inaceptable en el coste de los programas federales y
estatales de servicio social.
Cuando
la Oficina del Censo publique nuevas cifras de 2009 en
septiembre, los expertos predicen que mostrarán un fuerte
aumento en la tasa de pobreza. Un investigador independiente
calcula que los datos mostrarán el mayor aumento de año en
año en la historia escrita.
Según
Richard Bavier, un ex analista en la Oficina Federal de
Administración y Presupuesto, los datos que ya están
disponibles sobre tasas de empleo, salarios, y registro para
cupones alimentarios sugieren que otros 5,7 millones de
personas fueron oficialmente pobres en 2009. Eso llevaría
la cantidad total de personas con ingresos bajo el límite
federal de pobreza a más de 45 millones. La tasa de
pobreza, espera Bavier, llegará a un 15% –un aumento
respecto a los 13,2% en 2008, cuando la Gran Recesión
comenzó a surtir efecto.
No
obstante, las nuevas cifras de la Oficina del Censo de
EE.UU. ofrecerán sólo un cuadro parcial de cómo la
estropeada economía de la nación afecta a los
estadounidenses más pobres – un problema que debe ser
encarado por los funcionarios estatales y el gobierno de
Obama.
Sobreestimación
de los costes de alimentos
La
actual fórmula para fijar la línea de pobreza federal
–que no ha cambiado desde 1963– toma el coste de los
alimentos para un individuo o familia y multiplica la cifra
por tres, suponiendo que la gente gasta un tercio de sus
ingresos para poner comida sobre la mesa. Aunque la fórmula
puede haber sido una buena manera de estimar el coste de
vida de subsistencia a principios de los años sesenta, los
expertos dicen que ahora el alimento representa sólo un
octavo de un presupuesto familiar típico, ya que gastos
como la vivienda y la atención de los niños causan una
presión creciente sobre familias necesitadas.
Además,
la medición oficial no toma en cuenta diferencias
regionales en el coste de la vivienda, no incluye gastos médicos
o de transporte, y a 22.000 dólares para una familia de
cuatro, la línea de pobreza es considerada por muchos como
simplemente demasiado baja.
Igualmente
preocupante para los responsables políticos es que la
Oficina del Censo no considere la ayuda en especie federal y
estatal en el cálculo del ingreso. La fórmula existente
toma en cuenta sólo ingresos en efectivo antes de
impuestos, dejando fuera beneficios tales como cupones
alimentarios, subsidios para la vivienda y para la atención
infantil, así como deducciones fiscales de los Estados para
los trabajadores pobres.
Como
resultado, la medición oficial de la pobreza de la nación
no es afectada por los miles de millones gastados en
programas de la red de seguridad social. Sin embargo sigue
siendo de lejos la medida utilizada con mayor frecuencia
para evaluar cómo los gobiernos cuidan a sus ciudadanos más
vulnerables.
Los
conservadores han argumentado consistentemente que si se
consideraran los programas de seguridad social, la tasa de
pobreza sería muy inferior. Al mismo tiempo, defensores de
los pobres han argumentado que las mediciones de la pobreza
serían mucho más elevadas si fueran incluidos el coste de
la vivienda, la atención infantil y otros gastos.
Hace
casi dos décadas, el Congreso solicitó a la Academia
Nacional de Ciencias (NAS por sus siglas en inglés) que
reconsiderara la medición oficial de la pobreza e hiciera
recomendaciones para una nueva medición que satisfaga a críticos
a ambos extremos del espectro.
En
marzo pasado, el gobierno de Obama dijo que utilizaría las
líneas directivas de la NAS en 1995 para actualizar el cálculo
de la pobreza del gobierno federal y prometió presentar la
primera “medición suplementaria de la pobreza” en
septiembre de 2011.
“La
nueva medición suplementaria de la pobreza suministrará
una visión alternativa para comprender la pobreza y medir
los efectos de las políticas contra la pobreza”, dijo la
subsecretaria de comercio Rebecca Blank. “Además, será
dinámica y se beneficiará de mejoras con el pasar del
tiempo sobre la base de nuevos datos y nuevas metodologías”.
Según
las recomendaciones de la NAS, los datos de gastos del
Departamento de Comercio para alimentos, vestimenta,
vivienda y otros gastos domésticos serían utilizados para
establecer un límite de la pobreza para una familia de
referencia de cuatro –dos adultos y dos niños–.
Entonces los recursos de una familia o de un individuo se
compararían comparados con esa línea, incluyendo
prestaciones de ingreso y en especie, excluyendo impuestos y
otros gastos no–discrecionales– como gastos médicos y
de atención infantil.
Porque
muchos esperan que el nuevo cálculo resulte en una medición
más elevada de la pobreza, el anuncio en marzo enfrentó
fuertes críticas de algunos conservadores de que el
gobierno federal no puede permitirse un aumento de sus
gastos para la red de seguridad social.
Experimentos
de los Estados
Sin
embargo, responsables estatales y políticos aplaudieron la
iniciativa porque dijeron que les darían los instrumentos
que necesitan para evaluar la efectividad de los programas
contra la pobreza.
En
la Ciudad de Nueva York, por ejemplo, donde se adoptó hace
tres años una medición de la pobreza del tipo de la
propuesta por la NAS, el alcalde Michael Bloomberg dijo que
los nuevos datos permitirán a la ciudad la identificación
de quién necesita más ayuda y qué servicios sociales de
la ciudad han sido los más efectivos en la mejora del nivel
de vida de sus residentes.
Utilizando
una medición actualizada, la Ciudad de Nueva York estableció
que los niños –receptores de una amplia gama de programas
de asistencia social– eran menos pobres de lo que se pensó
originalmente, mientras que los mayores, que tenían
problemas con gastos médicos previamente no considerados,
eran más pobres.
A
medida que los Estados tienen cada vez más inconvenientes
debidos a la disminución de los ingresos y la creciente
cantidad de gente necesitada, más de una docena han
establecido comisiones para ayudar a familias de bajos
ingresos y muchos han fijado objetivos de reducción de la
pobreza.
Entre
ellos, Minnesota y Connecticut han utilizado fórmulas
similares a la de la NAS para evaluar la efectividad de
medidas existentes y propuestas contra la pobreza.
Con
ayuda técnica del grupo de investigación de política pública
The Urban Institute, ambos Estados utilizaron los resultados
para basar agresivas campañas contra la pobreza.
Minnesota
tiene una Comisión Legislativa para Terminar con la Pobreza
en Minnesota hasta 2020, y Connecticut creó un Consejo de
Pobreza Infantil y Prevención con el objetivo de reducir la
pobreza infantil a la mitad antes del año 2014.
Connectitut
descubrió sólo un ligero aumento en la cantidad de gente
que vive en la pobreza cuando utilizó el cálculo
actualizado –21.000 personas en 2006–, en comparación
con 20.000 utilizando la medición existente del Censo.
Pero
obtuvo resultados muy diferentes al determinar qué
programas de asistencia social pública contribuyeron más a
la reducción de la pobreza. Utilizando los supuestos
anteriores, los subsidios para la atención infantil y la
educación y formación profesional de adultos eran
considerados como los más efectivos para sacar a la gente
de la pobreza con el pasar del tiempo. Pero la nueva fórmula
mostró que el aumento de la participación en programas
como cupones alimentarios, ayuda para la energía y
subvenciones para la vivienda constituían un camino más
efectivo para reducir la pobreza infantil a corto plazo.
Como resultado, el Estado redobló sus esfuerzos por lograr
más alcance para incluir la mayor cantidad posible de
familias de bajos recursos en esos programas financiados por
el gobierno federal.
En
Minnesota, donde los resultados fueron similares, un comité
legislativo bipartidista recomendó que el Estado refine su
definición de pobreza, conciencie a la gente, y monitoree
cuidadosamente el impacto de toda legislación importante
sobre los programas existentes contra la pobreza.
Ambos
Estados se unieron a otros 12 durante este año al llamar al
gobierno federal a que adopte una fórmula del tipo de la de
NAS que “considere la creciente carga financiera para la
familia estadounidense moderna resultante de la vivienda, el
cuidado infantil y la atención sanitaria y reconozca el
beneficio de apoyos críticos como deducciones impositivas,
cupones alimentarios, y otros subsidios que no sean en
dinero efectivo”.
La
medición suplementaria de la pobreza del gobierno sigue
siendo controvertida, y algunos dirigentes en ambos extremos
del espectro político instan al Congreso y al gobierno a no
adoptar la nueva fórmula a fin de asignar financiamiento
federal o determinar la elegibilidad individual en un futuro
cercano.
Si
se utilizara para desglosar los subsidios federales a los
Estados, podría cambiar radicalmente la cantidad de dinero
recibida por cada Estado. Es razonable, por ejemplo, que a
una familia de cuatro que trate de vivir con 22.000 dólares
le sería más fácil hacerlo en Alabama rural que en
Massachusetts suburbano. Y si la nueva medición se
utilizara para establecer la elegibilidad individual para
programas de la red de seguridad social, algunos temen que
los actuales receptores serían descalificados si se
contaran todas sus prestaciones federales y estatales.
Para
el gobierno de Obama, la actual medición de la Oficina del
Censo es problemática porque no mostrará los beneficios de
por lo menos 100.000 millones de dólares en dinero de estímulo
gastados en 2009 para familias de pocos recursos. Aún así,
a medida que se vayan eliminando esos subsidios directos y
otros fondos federales para la creación de empleos, sus
propugnadores esperan que la tasa de pobreza vuelva a
aumentar el próximo año, cuando hayan aparecido los datos
del año 2010.
(*)
Para contactos con Christine Vestal escriba a: cvestal@stateline.org