Al invadir Irak, el
presidente George Bush se comprometió a que una vez derrocado Saddam Hussein,
Estados Unidos ayudaría a reconstruir el país en el marco de lo que llamaba
el “nation building” (construcción nacional).
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Después
de destruir Iraq, se roban el dinero de la “reconstrucción” |
Ayer trascendió, sin
embargo, que el Departamento de Defensa no puede justificar la falta de 8.700
millones de dólares procedentes del crudo iraquí destinados a la
reconstrucción de los servicios básicos y al desarrollo de programas de tipo
humanitario en Irak.
Nadie sabe con exactitud dónde
fueron a parar todos esos millones, lo que ha multiplicado las sospechas de
que hubo corrupción.
La noticia provocó un
verdadero escándalo. Sólo un día después de que el sitio de internet Wikileak
diera a conocer 92.000 documentos sobre la complicada situación en Afganistán,
el informe del Investigador Especial de EE.UU. para la Reconstrucción de Irak
originó nuevos interrogantes entre los estadounidenses sobre la política
exterior del presidente Obama. En el 2009, Estados Unidos gastó, en Irak y
Afganistán, 990.000 millones de dólares.
El informe
es devastador
La auditoria que hicieron
indica que hubo “laxitud” con respecto a la cantidad de fondos empleados
“mientras que la población carece de los servicios básicos como
electricidad y agua corriente”.
Esto significa que los fondos
realmente no llegaron a sus destinatarios. Todo indica que los millones de dólares
se esfumaron en el bolsillo de algún funcionario o de algún contratista
privado.
La suma representa casi el
96% de los 9.100 millones de dólares que el Fondo de Desarrollo para Irak (DIF)
le da al Pentágono para invertir en el territorio iraquí anualmente. El DIF
fue creado por la Autoridad provisional de la Coalición presidida por EE.UU.
que asumió el gobierno en Bagdad después de la invasión de 2003.
Creado con la aprobación de
las Naciones Unidas, el objetivo del DIF es invertir el dinero proveniente de
las exportaciones de petróleo, derivados del petróleo y el gas natural, como
también de los fondos congelados en cuentas del gobierno iraquí y del
programa alimentos por petróleo de la ONU en beneficio de los iraquíes.
“La debilidad en los
controles financieros y administración del Pentágono impiden saber dónde
fueron a parar esos 8.700 millones de los 9.100 millones que el DIF percibió
para la reconstrucción de las actividad en Irak”, dice textualmente el
informe que deja entender que la plata desapareció sin dejar rastros.
Como es lógico, el gobierno
de Irak está que trina. A finales de 2007, Bagdad ordenó al Pentágono que
devolviera los fondos, pero de acuerdo a la auditoria del Investigador
Especial de Estados Unidos para la Reconstrucción de Irak, algunas
organizaciones del departamento de Defensa se guardaron la plata y en algunos
casos la gastaron. En una palabra la plata no puede ser devuelta.
“La falta de controles dejó
a los fondos expuestos a un uso inapropiado y pérdidas no detectadas”,
denuncia el informe.
“Nuestra auditoria muestra
que los registros no están completos. Por ejemplo, el Departamento de Defensa
no pudo brindar información para probar cómo gastó 2.600 millones de dólares”,
sostiene el texto.