Empresas carcelarias impulsaron la ley
antimigrante de Arizona, revela investigación
Enviar indocumentados a prisión genera
ganancias millonarias
Por
David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 29/10/10
Nueva York, 28 de octubre.– Empresas
de la industria privada carcelaria elaboraron e impulsaron
la ley antimigrante de Arizona para generar ganancias
multimillonarias con el negocio de encarcelar migrantes,
reveló hoy National Public Radio en una amplia investigación
periodística, negocio que se intenta repetir en otros
estados del país.
La ley que ha provocado la mayor
controversia sobre migración y racismo contra latinos,
tanto en Estados Unidos como en México, puede tener el
efecto de enviar a decenas de miles de indocumentados a
prisión, lo cual potencialmente podría generar cientos de
millones de dólares en ganancias para las empresas de cárceles
privadas que se encargan de alojar a las víctimas de la
ley, informó NPR.
La llamada ley SB1070 está congelada
por los tribunales, pero si finalmente es apoyada por el
sistema judicial, obliga a que las fuerzas de seguridad pública
en el estado arresten y encarcelen a todo individuo que al
ser detenido no pueda comprobar que ingreso al país de
manera legal.
Aunque la gobernadora Jan Brewer y líderes
legislativos estatales como el senador Russell Pearce se
atribuyen el crédito por promover esta ley, después de una
extensa investigación de documentos tanto del gobierno como
empresariales, y entrevistas con algunos de los
participantes en este esfuerzo legislativo, NPR descubrió
que hubo “un esfuerzo silencioso y detrás del escenario
para ayudar a redactar y aprobar la SB 1070 por una
industria que saldría beneficiada: la de prisiones
privadas”.
Las empresas de prisiones tenían “un
nuevo modelo de negocios para encerrar a los inmigrantes
indocumentados. Y el plan se volvió en la ley de inmigración
de Arizona”, afirmó en su reportaje la cadena nacional de
radio pública.
NPR reveló que aunque Pearce dice que
la SB 1070 fue su idea, en lugar de negociarla en la
legislatura el senador estatal la presentó primero ante una
reunión privada de empresarios y legisladores estatales en
Washington llamada American Legislativa Exchange Council o
ALEC. Entre los miembros influyentes de esa asociación está
la Corrections Corporation of America, la empresa de
prisiones privadas más grande del país. Fue ahí donde se
le dio forma a la idea de Pearce, algo que los participantes
orgullosamente describen como resultado del trabajo
cooperativo entre legisladores y el sector privado. En
cuatro días se elaboró el proyecto de ley “modelo” en
esa reunión de empresarios y legisladores estatales y
“cuatro meses después, ese modelo de ley se volvió, casi
palabra por palabra, en la ley de inmigración de
Arizona”, reporta NPR.
Pero ahí no acabó. La empresa CCA
contrató a un poderoso cabildero en Arizona, mientras 36
legisladores declararon de inmediato su apoyo al proyecto de
ley (dos tercios de ellos también estaban en la reunión de
ALEC o son miembros de esa asociación). Y de pronto también
empezaron a fluir donaciones financieras electorales para
políticos favorables a la ley (30 de sus patrocinadores
recibieron donaciones de CCA y de otras dos empresas de
prisiones privadas), según NPR.
La misma gobernadora Brewer también
tiene vínculos con estas empresas: su vocero y su director
de campañas son ex cabilderos de empresas de prisiones
privadas.
Los ejecutivos del Corrections
Corporation of America (CCA), reporta NPR, creen que la
detención de inmigrantes es el próximo gran mercado para
ellos, y en un informe de la empresa de 2009, afirman que
esperaban generar “una porción significativa de nuestros
ingresos” a través de la agencia federal de inmigración
y aduanas (ICE) encargada de detener migrantes.
El presidente de otra de estas
empresas, el Geo Group, en una teleconferencia con
inversionistas, felizmente comentó sobre las oportunidades
a nivel federal en torno a la migración. “Esta gente que
cruza la frontera y que es atrapada tendrá que ser
detenida, y para mí, por lo menos así lo considero, habrá
mejores oportunidades para lo que nosotros hacemos”. O
sea, el negocio de encarcelar migrantes.
Hace un mes, el Center for American
Progress Action Fund, una ONG y centro de análisis político
en Washington, publicó una investigación en su sitio
ThinkProgress sobre el papel de la industria carcelaria
privada en la promoción de la SB 1070. CCA, señaló,
estaba por recibir más de 74 millones en fondos públicos
para administrar centros de detención de migrantes en el año
fiscal 2010, y que la prosperidad de esa empresa en el
futuro dependerá cada vez más de aumentar el número de
migrantes enviados a las prisiones.
ThinkProgress advirtió que CCA y otras
empresas parecidas canalizan fondos para promover proyectos
de ley idénticos a SB 1070 en varios estados del país,
sobre todo en Tennessee, Florida, Colorado, Oklahoma y
Pennsylvania.
“Las revelaciones de hoy demuestran
que la detención de inmigrantes en Estados Unidos no es
impulsada por la justicia sino por una industria de
prisiones privadas que buscan cómo lucrar con el
encarcelamiento de nanas y jardineros”, denunció Ali
Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigración
en Washington.
Perseguir,
detener y deportar
inmigrantes es un buen negocio
Plata, plata, dinero
Por Juan Gelman
Bitácora, 31/10/10
De todo se puede hacer plata en EE.UU.,
hasta de los inmigrantes a punto de ser deportados. Varias
empresas privadas administran prisiones por las que
alrededor de un millón de sin papeles han pasado en espera
de su expulsión y en condiciones de pesadilla: mujeres y niños
violados por los guardianes y muertes causadas por falta de
atención médica básica. Las más importantes son la
Corrections Corporation of America (CCA) y el GEO Group, las
financia el gobierno y gozan del pleno apoyo de Wall Street.
No es raro entonces que alienten con fuerza la criminalización
y el encarcelamiento de centroamericanos, mexicanos y otros
que entraron a la potencia del Norte en busca de trabajo.
La T. Don Hutton, una verdadera cárcel
con sede en Taylor, Texas, es un caso que grita: en los
primeros días de marzo de 2006 se comenzó a encerrar en
ella a los padres y los hijos que iban a ser echados y no
tardaron los informes y denuncias sobre el maltrato que el
personal de la CCA propinaba a los niños. La Unión
Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas
en inglés) documentó los hechos en una querella judicial y
se prohibió alojar a familias en T. Don Hutton, sólo podían
ingresar mujeres (www.aclu.org, 26/8/07). El remedio fue
peor que la enfermedad: se incrementaron los abusos sexuales
y violaciones (www.aclu.org, 20/8/10). La Casa Blanca se
ocupa de otras cosas, de guerras, por ejemplo.
Los presos deben pagar su atención médica
y que puedan es difícil y aun imposible: en el centro de
detención del condado texano de Reeves murieron cinco
hombres entre agosto de 2008 y marzo de 2009 –dos
suicidios incluidos– por inatención a su salud. El 12 de
diciembre de 2008 falleció encerrado en solitario Jesús
Manuel Galindo, aquejado de epilepsia, y los guardianes
retiraron su cuerpo en una bolsa. Esto desató a mediodía
un motín de proporciones: el 12 de diciembre se celebra el
Día de la Virgen de Guadalupe, un hondureño y un mexicano
recluidos en un calabozo quemaron un colchón y los demás
cautivos obligaron a sus vigilantes a liberarlos (www.texasobserver,
7/10/09). Acudieron Rangers, agentes del FBI, policías y
efectivos del Departamento de Seguridad Pública, pero no
pudieron sofocar la protesta.
Comenzaron las negociaciones y los
intermediarios descubrieron, para su sorpresa, que no se
trataba de un enfrentamiento gangsteril, una cuestión
racial o un estallido espontáneo de violencia: los presos
tenían sus demandas por las pésimas condiciones en que los
sume el GEO Group. Exigieron una reunión con miembros del
Consulado mexicano, el FBI y los guardianes para exponer sus
reivindicaciones. Por la tarde, una delegación de siete
detenidos –un venezolano, un nigeriano, un cubano y cuatro
mexicanos– denunciaron la comida incomible, el abuso del
solitario para castigar a quienes pedían tratamiento médico
y, sobre todo y ante todo, una completa falta de atención
en la materia. Las autoridades prometieron soluciones y el
motín terminó al día siguiente.
Promesas son promesas y menos de dos
meses después, el 31 de enero del 2009 los presos tomaron
nuevamente el control de la cárcel. Esta vez la rebelión
duró cinco días y el valor de los daños causados por la
represión y la resistencia ascendió a 20 millones de dólares.
El GEO Group fue obligado a pagar compensaciones por los
maltratos que su personal había infligidos a los internados
en Pennsylvania, Texas, Illinois y Nuevo México –hasta 40
millones de dólares por la muerte de un preso en
Raymondville–, pero esto poco dañó sus finanzas: acopia
1700 millones anuales.
El sitio Seeking Alpha, que presenta análisis
de mercado muy tenidos en cuenta por Wall Street, reveló
que los ingresos de la CCA ascendían a 1600 millones de dólares
en 19 estados, con un margen de ganancia del 9,4 por ciento
(//seekingalpha.com, 23/3/10). Y no es casual que en el
presupuesto federal ocupe cada año más espacio el rubro de
la represión a los inmigrantes. Estas empresas practican un
lobby muy eficaz en los departamentos gubernamentales
competentes: cada dólar que el GEO Group invirtió en dicha
actividad en el período 2005/2009 se convirtió en 662
billetes verdes en los contratos que obtuvo por un valor
total de casi mil millones de dólares. Por algo la inversión
del gobierno en la materia aumentó un 51 por ciento desde
2006 a la fecha.
La Casa Blanca aplica la legislación
aprobada en 1995 con más dureza cada vez. El número de
operativos para detener inmigrantes en lugares de trabajo,
vecindarios y hasta en paradas del transporte público y
estaciones del subte se duplicó en 2007 en relación con el
2006, según las últimas cifras conocidas, y la cantidad de
los encarcelados pasó de unos 250.000 a más de 310.000 en
ese lapso. En tanto, los cerebros de Wall Street aconsejan a
sus clientes comprar acciones de la CCA y el GEO Group.
Perseguir, detener y deportar inmigrantes es un buen negocio
en EE.UU.
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