Esa frase solía evocar
mansiones inglesas, reuniones de británicos distinguidos alrededor de una
mesa de té servido en porcelanas, un mayordomo seguramente llamado James. Ya
no. Ahora brota en la mente el Tea Party, el sector más ultraderechista de
EE.UU., con un think-tank que difunde pensamientos bastante antiguos. Se
denomina Liberty Central (LC, por sus siglas en inglés) y, para honrar su
nombre, promueve con orgullo la intolerancia, el racismo, el jamás abortos,
el nunca matrimonios gay. Lo dirige Ginni Thomas, esposa del juez Clarence
Thomas, miembro de la Corte Suprema, y abriga a 54 “agrupaciones amigas”
como la ultracatólica Tradición Familia y Propiedad (TFP), una réplica
independiente de la TFP que en 1960 fundó en San Pablo el político,
periodista y escritor Plinio Correa de Oliveira.
Este Plinio odiaba la Revolución
Francesa, el protestantismo, el catolicismo liberal, el marxismo, claro, y
opinaba que la Inquisición española era “la página más bella de la
historia de la Iglesia” porque, mientras duró, la Iglesia Católica se
expurgó de herejes a sí misma”. La TFP estadounidense no se queda atrás:
en su lista de amigos figuran Propietarios de Armas de EE.UU. –organismo que
insiste en que cada ciudadano estadounidense debe tener su ametralladora o al
menos un revólver–, Proyecto de Soberanía de Missouri –que propugna la
insurrección armada para derribar al gobierno– y 52 adictos más (www.libertycentral.org).
Siempre estuvo vinculada con la derecha más extrema, incluida la Fundación
Internacional por la Libertad (IFF, por sus siglas en inglés).
La IFF se creó en los años de
Reagan y es sobre todo conocida por el apoyo que prestó al régimen de
apartheid sudafricano. Pero su activismo ocupó otros frentes: según el
investigador Richard Bartholomew, “TFP jugó un papel en el golpe de Estado
brasileño de 1964 y se alega que en Uruguay recibió explosivos del agregado
militar de la Embajada de Brasil para atacar locales comunistas. El director
de la revista chilena de TFP, Jaime Guzmán, se convirtió en el ideólogo del
régimen de Pinochet” (//barthnotes.wordpress.com, 25-2-08). La homónima
argentina fue fundada por Mario Amadeo y su líder más famoso fue Cosme
Beccar Varela.
TFP/EE.UU. se dedica, entre
otros menesteres, a reclutar jóvenes mediante prácticas curiosas como las
militares de la Edad Media. En julio pasado promovió un “Llamado a la
hidalguía caballeresca” en un campo de Louisiana. Según el sitio del
grupo, “se enseñaron algunas técnicas nuevas como el uso de la lanza y la
arquería medievales. Los combates con espadas de utilería tuvieron mucho éxito,
así como los simulacros de guerra en el bosque tropical que rodea a la
propiedad” (www.tfpstudentaction.org , 18-7-10). No se aclara que estos
ejercicios son brutales ni se especifica el número de brazos y piernas rotos
durante su transcurso.
El Tea Party se autopresenta
como un movimiento popular, pero no conocería su ascenso súbito sin las
fortunas del billonario petrolero David H. Koch y de Rupert Murdoch, dueño
del extendido imperio mediático News Corporation, que cuenta con el grupo de
canales Fox y Sky, los periódicos The Wall Street Journal, The Sun, Times y
un centenar más que no cejaron en su apoyo a unos 150 candidatos republicanos
de ultraderecha en las recientes elecciones intermedias. Todos ellos se oponen
al aborto, algunos hasta en casos de violación, y sobre todo quieren una política
más dura en todos los planos, más libertad de mercado, menos impuestos,
recortes de los poderes del gobierno y del presupuesto federal. Sharron Angle,
una de ellos, exigió que desaparecieran el Departamento de Educación y el
Organismo de Protección Ambiental.
El sostén a los candidatos del
TP no sólo fue mediático. Koch, con una fortuna personal de 3600 millones de
dólares y propietario con su hermano Charles del megapolio Koch Industries,
cuyos ingresos anuales se estiman en 100.000 millones de dólares (www.newyorker.com,
30-8-10), canalizó ingentes sumas de dinero por intermedio de la fundación
Americans for Prosperity, que preside, y de la Freedom Works que financia para
alimentar las campañas electorales de los candidatos del TP. Todos
enarbolaron la bandera republicana y cabe suponer que forman parte de una
pugna interna por el control del partido.
El ex juez y pastor de la
iglesia New Millenium de Little Rock, Wendell Griffen, definió así la
ideología del TP: su “patriotismo” consiste en “un ataque constante a
la idea de que EE.UU. acoja a las personas de cualquier nacionalidad, creencia
y origen étnico”; su supremacismo blanco subliminal es un viejo cáncer del
país, nunca eliminado porque en todas las épocas de la historia
estadounidense, los políticos lo usaron para ganar el apoyo de la mayoría
blanca (//ethicsdaily.com, 1-11-10). Las crisis económicas originan a veces
la expansión de movimientos populistas. No todos son de izquierda.