En abril, el Ejército trasladó
al Soldado Bradley Manning de una celda de confinamiento solitario en Quantico,
Virginia a la prisión federal de Leavenworth, Kansas. En Quantico, según un
informe de Human Rights Watch (Vigilancia de Derechos Humanos), los militares
habían puesto grilletes a Manning, lo dejaron desnudo y lo aislaron. El
gobierno explicó que realizaron estos hechos aparentemente crueles porque temían
que Manning se suicidara.
Parece que tenían tanto interés
en mantener a Manning vivo que sus guardias tenían órdenes de preguntarle
cada pocos minutos: “¿Estás bien?” Esto, admitió el gobierno, no ayudó
al Soldado Manning a dormir bien... Es más, las condiciones para impedir que
Manning se quitara la vida parecen estar lógicamente destinadas a hacer que
una persona se suicide.
El gobierno asegura que Manning
cometió el delito súper–grave de filtrar documentos que hacen que
funcionarios y políticas del gobierno sean vistos como no tan perfectos
moralmente o con inteligencia política. En marzo de 2010, Manning fue
arrestado bajo sospecha de haber entregado materiales restringidos al sitio
web WikiLeaks.
En julio, el gobierno acusó al
joven soldado por transferir información clasificada a su computadora
personal y trasmitir luego esta información de seguridad nacional a una
fuente no autorizada: periodistas.
En marzo de 2011, el gobierno
agregó otras 22 acusaciones, como “ayudar al enemigo”, aunque los
fiscales declararon que no solicitarían la pena de muerte por este pecado
menos mortífero. ¿Fue la tortura el precio que Manning pagó para no ser
condenado a muerte?
Durante la campaña presidencial
tanto John McCain como Barak Obama adoptaron posiciones duras contra la
tortura. No entraron en detalles, como si un largo confinamiento en solitario,
interrupción sistemática del sueño –“para la protección del
prisionero”, en el caso de Manning–, grilletes constantes y desnudez
forzosa no constituyan tortura. Manning no tiene antecedentes de
comportamiento criminal ni tampoco era una amenaza al orden en la prisión.
El gran académico en
jurisprudencia, presidente Barack Obama, negó las acusaciones de tortura.
Describió las condiciones del confinamiento de Manning como “apropiadas”
Hasta llegó a decir que el tratamiento a Manning “cumple nuestras normas básicas”.
Para el 10 de marzo de 2010, P.
J. Crowley, vocero del Departamento de Estado, no estuvo de acuerdo y calificó
al castigo pre-proceso por parte del Pentágono
de “contraproducente y estúpido”.
El 13 de marzo de 2011, Crowley
renunció, pero advirtió que el “ejercicio del poder en los difíciles
tiempos actuales y el implacable entorno de los medios deben ser prudentes y
consistentes con nuestras leyes y nuestros valores”.
El presidente no estuvo de
acuerdo. En una actividad en abril en San Francisco para recaudar fondos para
su campaña de 2012, a Obama se le preguntó acerca de la aseveración por
parte de Human Rights Watch de que el tratamiento que el Pentágono daba a
Manning era “extremadamente restrictivo y posiblemente punitivo y
degradante”. Obama explicó: “Si yo fuera a entregar cosas, información
que no estoy autorizado a entregar, estoy violando la ley… Somos una nación
de leyes. No tomamos individualmente nuestras propias decisiones acerca de la
manera en que opera la ley… Él (Manning) violó la ley”. ¡Ja, ja!
¿Nadie asesoró a Obama de que
después de más de un año de confinamiento Manning no ha sido juzgado y que
solo un tribunal puede determinar si él cometió un delito? ¿Estaba Obama
predisponiendo a futuros miembros de un jurado?
Para los poderosos de
Washington, el verdadero delito es la humillación pública. No se trata de
las guerras ilegales de los predecesores de Obama. Recuerden que ellos
prepararon al público “filtrando” mentiras y que distorsionaron datos de
“inteligencia” para justificar su invasión a Irak.
¿Es un delito enviar aviones
sin piloto y Equipos para Matar a golpear a gente “sospechosas” de ser
terroristas o de tener “vínculos con terroristas”? ¿Sabe Obama cuántos
no terroristas murieron en esas actividades letales rutinarias que simulan los
juegos de video?
The New York Times se hace eco
de la retorcida visión del gobierno acerca de Manning y de WikiLeaks y simultáneamente
utiliza a WikiLeaks para sus artículos de primera plana. (NY Times, 24-29 de
abril de 2011, editoriales y artículos [“Los Documentos de Guantánamo”]
acerca de cómo “Un tesoro de más de 700 documentos militares
clasificados... ofrecen una nueva visión de la evidencia contra los 172
hombres que aún están encerrados” en Guantánamo.)
En el artículo de tortura a
prisioneros y sus intentos de suicidio, el reportero William Glaberson
escribe: “Lo que comenzó como un experimento improvisado después de los
ataques terroristas de 2001 parece ser ahora una institución norteamericana
perdurable, y los archivos filtrados muestran por qué al poner al desnudo la
evidencia remendada y contradictoria que en muchos casos no hubiera sido
admitida en tribunales criminales o militares.
(Ver crítica a The NY Times en Newsbusters, http://www.newsbusters.org/blogs/clay-
waters/2011/04/28/ny-times-uses-wikileaks-discredit-guantanamo-bay#ixzz1KvFrbmil)
El editor del Times Bill Keller
se puso a moralizar para condenar a WikiLeaks y negar que el Times hubiera
recibido de ellos los archivos del horror de Guantánamo. ¿Sería que otro
periódico se los “filtró” al Times?
El periodismo exige que los
medios se distancien del gobierno. Cuando el Times se consideró a sí mismo
como asociado del gobierno, publicó artículos de primera plana que ayudaron
a justificar la invasión de Bush a Irak. Desde inicios de 2001 y durante todo
2002, The Times publicó artículos de Judith Miller acerca de la armas de
destrucción masiva de Saddam Hussein. Su fuente. Ahmad Chalabi, demostró
estar totalmente equivocado.
En abril de 1961 el Times eliminó
de un artículo de Tad Szulc el lugar y la hora del desembarco de la invasión
a Bahía de Cochinos apoyada por la CIA porque el presidente Kennedy le dijo
al director de The Times que no haría ningún bien a los intereses de
Seguridad Nacional de EE.UU. (David Halberstam, The Powers That Be, pág. 448)
Si Manning filtró información
a Wikileaks –lo que no está demostrado— él y WikiLeaks se merecen
medallas por alertar al mundo
acerca de la tortura, la detención ilegal e inhumana, y los planes
norteamericanos para desestabilizar a otros gobiernos. ¿No es el deber de la
prensa informar al público de los desmanes y comportamiento delictivo del
gobierno?
WikiLeaks y los que lo ayudan
han desenmascarado la esencia de la “seguridad nacional”, palabras que
debieran alertar ahora a los ciudadanos: funcionarios que esconden fechorías
que van de los banales errores burocráticos hasta lanzar una guerra.
(*)
Saul Landau alerta a los lectores que aspiran a puestos en el gobierno de
EE.UU. que no lean esta columna, no vaya a ser que los descalifiquen. El
conocimiento total de la boda real no dañará sus posibilidades de obtener un
cargo en el gobierno.