Crece la tensión política en
Washington: la imagen de solvencia ya está cuestionada
El bloqueo de la negociación puede
conducir a
EEUU a la cesación de pagos
Por Antonio Caño
Corresponsal en Washington
El País, 14/07/11
A medida que ese acerca la fecha fatídica
en la que el Gobierno de Estados Unidos puede declararse en
suspensión de pagos, crece extraordinariamente la tensión
política, aparecen las divisiones dentro de los partidos y
aumenta el pesimismo sobre la solución de una crisis que
puede marcar el rumbo de este país por varios años y
mantiene en vilo a la economía internacional. Todos los
esfuerzos por evitar un escenario catastrófico han
resultado hasta hoy infructuosos.
Asuntos cruciales para EE UU y el
mundo, desde el valor de los bonos del Tesoro hasta la
fortaleza del dólar –sin mencionar lo más esencial: la
credibilidad de la mayor potencia económica–, penden
actualmente de una negociación política que está en manos
de un grupo de radicales republicanos dispuestos a hacer de
esta batalla la razón misma de su existencia.
En esas condiciones, las múltiples
llamadas a la cordura desde los círculos financieros,
empresariales y políticos, incluso las amenazas de las
agencias calificadoras de rebajar la nota de solvencia de
este país, se estrellan con la intransigencia ideológica
de quienes, indiferentes a todas las consecuencias,
entienden que reducir el déficit sin subir impuestos es un
dogma de fe. Así pues, el peligro de que el Gobierno
norteamericano no pueda hacer frente a sus pagos a partir
del dos de agosto es en estos momentos absolutamente cierto.
Obama busca una salida
El presidente Barack Obama, que desde
la semana pasada reúne a diario en la Casa Blanca a los líderes
del Congreso en busca de un acuerdo, pretende juntarlos a
todos en un retiro de fin de semana en su residencia de Camp
David para forzar un arreglo. Pero el líder republicano en
la Cámara de Representantes, John Boehner, no cree
necesario ni oportuno un esfuerzo semejante.
Detrás de esa negativa está el
intento de la oposición de evitar que Obama tenga demasiado
protagonismo en la negociación y pueda, por tanto,
rentabilizar políticamente una hipotética solución. En
ese cálculo de corto plazo, en esos movimientos tácticos
por hacer parecer al otro como el culpable del daño que se
está causando a la nación, se consume el tiempo mientras
EE UU se aproxima al precipicio
Lo que se negocia es un acuerdo para
reducir el déficit federal en unos cuatro billones de dólares
en una década a cambio de que el Congreso dé luz verde al
Ejecutivo para asumir nueva deuda con la que pagar sus
facturas, sus créditos y los beneficios de los bonos del
Estado. Sin ese permiso, el Gobierno no puede endeudarse más.
Sin esa nueva deuda, la Administración se queda sin dinero
a partir del dos de agosto.
Los
republicanos, en contra de las subidas de impuestos incluso
a los más ricos
La negociación está estancada porque
Obama propone que esos cuatro billones salgan tanto de la
reducción de servicios públicos, incluidas las ayudas
sanitarias, como del aumento de los impuestos a las empresas
petroleras y a los ingresos superiores a los 250.000 dólares
anuales.
Los republicanos pretenden que toda la
reducción del déficit provenga del recorte de gastos y han
advertido que la Cámara de Representantes, en la que tienen
mayoría, no va a pasar ninguna iniciativa que contenga un
solo céntimo de aumento de impuestos.
Para Obama, a su vez, aceptar un
acuerdo en el que todo el sacrificio corra a cargo de los
beneficiarios de los programas sociales supondría un
suicidio político. Es más, eso tampoco pasaría en el
Congreso porque lo rechazarían los demócratas.
El peligro inminente de la
quiebra
Así pues, o los dos bandos hacen
renuncias significativas o estamos condenados a un verano
dramático en el que los pensionistas pueden quedarse sin
sus cheques, China sin el cobro de sus bonos y el mundo
entero en estado de alarma por el impacto de un conflicto de
esta naturaleza. Puede ser, sencillamente, el golpe final a
una economía ya amenazada por múltiples riesgos en otras
regiones.
Obviamente, la política nacional es
soberana y cualquier congresista elegido por su pequeña
circunscripción tiene derecho a defender lo que cree que
son los intereses de sus electores sin preocuparse por las
relaciones con China o las presiones sobre el dólar. Pero,
en este caso, a estas alturas, ese derecho soberano está
siendo administrado con una alarmante irresponsabilidad.
No debería de ser una sorpresa. Cuando
los republicanos ganaron la mayoría en noviembre pasado
aupados por la vitalidad del Tea Party, ya se advirtió que
ésta no era una fuerza amiga de las componendas. Ese grupo
está haciendo ahora buenas sus palabras. Después de que el
líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, propuso
esta semana darle a Obama el permiso que quería para
endeudarse –no para ayudarle, sino para culparle después
exclusivamente por la deuda–, fue inmediatamente comparado
con Poncio Pilatos en las páginas webs del Tea Party.
Un republicano mucho más duro que
McConnell, el número dos en la Cámara, Eric Cantor, este sí
un halcón anti impuestos, asumió entonces la voz cantante
de la negociación en la verdadera línea intransigente que
exigen sus bases. Tan áspero está el clima político, que
Obama se marchó abruptamente de las conversaciones el miércoles
después de un choque dialéctico con el portavoz de la
oposición. "Si Cantor sigue al frente, habrá
quiebra", pronosticó ayer el senador demócrata
Charles Schumer.
El conservadurismo
tradicional trata de apartar al 'Tea Party'
Discretamente, otros republicanos
tratan de apartar a Cantor y al Tea Party de esta jugada. El
conservadurismo tradicional entiende que esto está yendo
demasiado lejos y que los ciudadanos van a castigar al
Partido Republicano si se llega a la suspensión de pagos.
Ante esa eventualidad, en las filas de la oposición, desde
el mismo McConnell hasta Karl Rove, han empezado ya a
apuntar a Obama como único responsable de una quiebra pública.
Nadie va a salir bien parado si se
llega a eso, pero Obama está haciendo todos los esfuerzos
por mostrarse centrista, moderado y conciliador. "Está
demostrando más paciencia que el santo Job", declaró
ayer la líder de los demócratas en la Cámara, Nancy
Pelosi.
Las próximas horas son críticas. La
agencia Moody's ha advertido que puede rebajar la calificación
máxima de la deuda norteamericana en pocos días.
Standard's & Poors considera que existe un 50% de
posibilidades de rebajarla. Ambas creen que, sin esperar al
dos de agosto, la imagen de solvencia de EE UU,
imprescindible para mantener su posición como faro de la
economía mundial, ya está en peligro.
Standard & Poor's pone la deuda de
EE UU
en vigilancia con perspectiva negativa
Agencia EFE,
15/07/11
El presidente de la agencia ha
apuntado que incluso la firma de un acuerdo sobre la deuda pública
no salvaría al país del riesgo de una rebaja de su nota
crediticia.
Nueva York.– La agencia de calificación
de riesgo Standard & Poor's ha situado la deuda
estadounidense "bajo vigilancia con perspectiva
negativa" y ha indicado que hay un 50% de posibilidades
de que la degrade en los próximos tres meses. El anuncio de
Standard & Poor's se suma al emitido el miércoles por
otra de las grandes agencias mundiales de calificación,
Moody's, que colocó bajo revisión la calificación AAA de
la deuda de Estados Unidos, ante la posibilidad de que no se
logre un acuerdo que eleve el límite de endeudamiento del
país antes del 2 de agosto.
El presidente del comité de
calificaciones soberanas de la agencia Standard &
Poor's, John Chambers, ha señalado que la firma de un
acuerdo sobre la deuda pública no salvaría a Estados
Unidos del riesgo de una rebaja de su nota crediticia.
"Si alcanzan un acuerdo pequeño, eso llevará a una
rebaja de la calificación", ha completado Chambers en
una entrevista a Reuters.
De no lograr un acuerdo bipartidista en
los próximos días, la agencia considera que el país no
podría alcanzarlo "en varios años", lo que
resulta "inconsistente con una calificación AAA, dada
la trayectoria esperada de la deuda en los próximos años.
El subsecretario del Tesoro para
finanzas domésticas, Jeffrey Goldstein, consideró la
medida un nuevo toque de atención sobre la urgencia de que
republicanos y demócratas encuentren cuanto antes un
acuerdo que evite que el país entre en suspensión de pagos
por primera vez en su historia. "La acción de hoy de
S&P demuestra lo que el Gobierno de Barack Obama lleva
diciendo un tiempo: que el Congreso debe actuar
expeditamente para evitar un incumplimiento de las
obligaciones nacionales, y para trazar un plan de reducción
del déficit creíble y que tenga un apoyo
bipartidista", dijo Goldstein en un comunicado.
Si el Congreso y el Gobierno finalmente
llegan a un acuerdo antes del 2 de agosto, S&P
"revisará los detalles" de ese plan en los 90 días
siguientes para determinar si, en su opinión, "es
suficiente para estabilizar la dinámica de la deuda de
Estados Unidos a medio plazo", según el comunicado de
la agencia.
Obama indicó hoy a los líderes
republicanos y demócratas del Congreso a esforzarse para
llegar a un acuerdo en las próximas 24 a 36 horas, para
evitar exponerse a la fecha límite en la que caduca el
anterior tope de la deuda, de 14,29 billones de dólares.
El presidente, cuya propuesta inicial
estaba ligada a una ambiciosa reducción del déficit
valorada en unos 4 billones de dólares en los próximos
diez años, sigue abogando por el "acuerdo más amplio
posible", pero está ahora más dispuesto a aceptar un
plan más modesto, con un recorte de unos 2 billones de dólares.
Sin embargo, la propuesta de Obama, que incluye concesiones
demócratas como los recortes a la Seguridad Social, sigue
contemplando subidas de impuestos a los más adinerados,
algo que los republicanos aseguran que no aceptarán.
Advierte Obama, que asegura que EE UU
no es Grecia ni Portugal:
"Se nos acaba el tiempo"
Por Antonio Caño
Corresponsal en Washington
El País, 15/07/11
Barack Obama intenta, con la ayuda de
un grupo de senadores moderados de ambos partidos, una
solución intermedia y provisional que evite una catastrófica
suspensión de pagos del Gobierno de Estados Unidos. Pero
incluso esa alternativa, que va madurando discretamente en
medio de una enorme tensión política en Washington, corre
el riesgo de ser rechazada por la Cámara de Representantes,
donde el sector radical del Partido Republicano está
decidido a llevar al país al abismo antes que permitir que
la Administración siga endeudándose.
"Se nos acaba el tiempo", ha
dicho hoy Obama en la segunda conferencia de prensa esta
semana dedicada a la crisis. "Tienen horas para
presentarme sus propuestas; si me ofrecen un plan serio, yo
estoy dispuesto a aceptarlo". El presidente ha
manifestado que sigue pensando que la mejor solución es la
de aprovechar este momento para "hacer algo
grande" que permita "estabilizar nuestras finanzas
para una década". "No tenemos que hacer nada
radical para conseguirlo", ha asegurado, "nosotros
no somos Grecia, no somos Portugal". Pero ha asumido
que eso es muy difícil en las circunstancias actuales
–esencialmente porque los republicanos se niegan a acompañar
los recortes presupuestarios con aumentos de impuestos– y
se ha mostrado dispuesto a una alternativa más modesta, que
evite la quiebra y haga solo reducciones simbólicas del
gasto.
Las palabras de Obama no parecen haber
impresionado a la oposición, que ha prometido seguir
adelante con su idea de combatir como sea el déficit público
sin recurrir a ningún tipo de incrementos fiscales. Sin un
acuerdo para la reducción del déficit, los republicanos se
niegan a permitir un aumento del límite de endeudamiento
del Gobierno, un paso imprescindible para que EE UU pueda
seguir asumiendo los pagos que le corresponde a partir del 2
de agosto. "Hemos pedido un plan serio al presidente y
lo único que hemos recibido son discursos", ha
declarado hoy el presidente de la Cámara de Representantes,
John Boehner. "No vamos a permitir que este nivel de
gastos continúe", ha añadido el líder del grupo
republicano en la Cámara, Eric Cantor.
Lejos de ofrecerse conciliadora, la
oposición ha anunciado que presentará la próxima semana
en la Cámara "un verdadero proyecto antidéficit",
que incluye una reducción del gasto público de más de
seis billones de dólares en una década y la propuesta de
una enmienda constitucional para obligar a cualquier
Gobierno en el futuro a presentar presupuestos sin déficit.
Esa iniciativa aleja aparentemente cualquier opción de
acuerdo, pero es difícil aún calcular cual es el verdadero
propósito de un paso semejante. A estas alturas de la
crisis, los dos partidos están tratando de salvar la cara
ante su electorado y de salir victoriosos de esta batalla.
De la percepción que el público tenga sobre el
comportamiento de cada cual en estos días depende en gran
medida el resultado de las elecciones presidenciales del año
próximo. La apuesta política es muy grande y eso complica
mucho la búsqueda de una solución.
En riesgo, la imagen de
solvencia
Sin embargo, también es mucho lo que
está en juego con la declaración de quiebra. "El
mundo tiene los ojos puestos sobre nosotros", ha
advertido el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. La
imagen de solvencia de EE UU, que ya se ha deteriorado
notablemente, podría quedar hecha añicos si se llega a
suspender pagos, lo que con toda probabilidad obligaría a
las agencias calificadoras a rebajar la nota de la deuda
norteamericana, que se ha mantenido durante más de 70 años
en la máxima AAA.
Por esa razón, al mismo tiempo que se
anuncia firmeza en las posiciones, algunos senadores
negocian con la Casa Blanca una fórmula que permita evitar
la catástrofe. Se trataría de una solución que le permita
al Gobierno asumir nueva deuda sin incluir recortes de los
programas sociales ni aumentar impuestos. Es decir, una
salida para sortear el plazo del 2 de agosto pero sin
abordar seriamente el asunto del déficit. Los líderes demócrata
y republicano en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell,
negocian personalmente esa opción.
Resulta, no obstante, muy difícil de
creer en estos momentos que la Cámara de Representantes
vaya a aceptar un arreglo de esas características. Los
republicanos en esa institución llevan diciendo desde hace
meses que no van a autorizar nueva deuda si el Gobierno no
se compromete a recortar el gasto, incluido y especialmente
el gasto social. Para ellos esto no es una táctica
electoral, es una posición filosófica y, desde su óptica,
una prueba de coherencia. Para eso fueron enviados por los
ciudadanos a Washington, para pararle los pies al Gobierno,
y eso es precisamente lo que están haciendo. No importa si
para conseguirlo tienen que llevarse por medio a toda la
nación y poner en jaque a la economía mundial.
El fantasma
de la cesación de pagos
Obama pide un "sacrificio"
para atacar la deuda
Llamó tanto a republicanos como a demócratas
a ceder
para impedir que se llegue al default
Agencia
Associated Press, 17/07/11
Washington.– Cuando faltan dos
semanas para que venza el plazo para aumentar el techo de la
deuda norteamericana, el presidente Barack Obama instó
ayer, una vez más, a los legisladores republicanos a llegar
a un acuerdo, a fin de evitar una cesación de pagos y,
eventualmente, una nueva recesión.
El jefe de la Casa Blanca dijo que será
necesario un "enfoque equilibrado" y un
"sacrificio compartido" para lograr un acuerdo
para que el Capitolio extienda el límite de emisión de
deuda pública, que ya alcanzó su tope de 14,29 billones de
dólares.
"En pocas palabras, se necesitará
un enfoque equilibrado, un sacrificio compartido y la
voluntad de tomar decisiones impopulares por parte de
todos", dijo Obama en su discurso radial semanal.
"Esto significa gastar menos en
los programas nacionales", explicó el presidente de
Estados Unidos. "Significa gastar menos en los
programas de defensa. (...) Y significa abordar el código
tributario y recortar algunas deducciones fiscales para los
estadounidenses más ricos".
El techo de la deuda federal de 14,29
billones de dólares fue alcanzado a mediados de mayo. Desde
entonces, el Tesoro apela a distintos recursos para mantener
el Estado en funcionamiento, pero, según dijo el secretario
del Tesoro, Timothy Geithner, éstos se agotarán el 2 de
agosto, fecha en que el país puede caer en insolvencia de
pagos, con efectos desastrosos para el sistema financiero
mundial.
La Casa Blanca instó a alcanzar un
acuerdo antes del viernes próximo, de manera de tener
tiempo para aprobarlo antes del 2 de agosto. Sin embargo,
los republicanos en el Congreso se niegan a aumentar el límite
de la deuda pública a menos de que haya profundos recortes
de gastos (que no incluya suba de impuestos).
En su alocución radial de ayer, Obama
insistió en que el problema del déficit no se puede
resolver sin pedir a los estadounidenses más ricos que
paguen su parte.
"No creo que las compañías
petroleras deban seguir recibiendo deducciones fiscales
especiales cuando están ganando decenas de miles de
millones. No creo que los que gestionan fondos deban pagar
menores impuestos que sus secretarios", sostuvo el
mandatario.
Obama recordó, además, el acuerdo de
presupuesto negociados por el presidente Ronald Reagan y el
presidente de la Cámara baja, el demócrata Tip O'Neill, así
como el acuerdo alcanzado por Bill Clinton y el republicano
Newt Gingrich.
El presidente estadounidense apeló
ayer sus oyentes: "Ustedes nos enviaron a Washington
para hacer las cosas difíciles, las cosas correctas
–dijo–. No sólo para algunos de nosotros, sino para
todos''.
A medida que se acerca el vencimiento
del 2 de agosto, las posibilidades de que Obama obtenga un
acuerdo para reducir el déficit en cuatro billones de dólares,
para los próximos diez años, como él desea, parecen
desvanecerse.
Incluso parece difícil que se logre un
recorte de dos billones de dólares en momentos en que el
Congreso trata de tomar el control del debate.
Estancamiento
En la Cámara de Representantes, los
republicanos se alistaban para decidir la próxima semana si
permitirán que aumente el tope del endeudamiento soberano
hasta 2012, siempre y cuando el Congreso apruebe una
enmienda constitucional de presupuesto equilibrado, algo muy
poco probable.
En el Senado, líderes republicanos y
demócratas negociaban un plan bipartidista que permita a
Obama aumentar el límite de la deuda sin una votación
previa de los legisladores. Las conversaciones se centraban
en cómo abordar en el plan la reducción del déficit a
largo plazo, con la esperanza de satisfacer a los
republicanos de la Cámara baja.
El senador republicano Orrin Hatch
aseguró ayer que "la única solución a largo plazo es
una enmienda constitucional para un presupuesto
equilibrado". "Sólo mediante la restauración de
las restricciones constitucionales sobre la capacidad del
Congreso para gastar podemos limitar el crecimiento del
gobierno federal", opinó.
En tanto en Wall Street, los banqueros
y corredores de bolsa observan con preocupación el
estancamiento de las conversaciones, temiendo que el fracaso
en alcanzar un acuerdo político perjudique sus negocios en
el país y en todo el mundo.
Por su parte, las agencias de
calificaciones Moody's y Standard & Poor's han dicho que
reducirán la evaluación de la deuda de Estados Unidos si
el límite de endeudamiento no es elevado y no se presentan
medidas convincentes de reducción del déficit.
El FMI urge a Estados Unidos a elevar
su techo de deuda
Por Sandro Pozzi
Desde Nueva York
El País, 30/06/11
El fracaso no es una opción posible
para Estados Unidos ni para la economía mundial. Ese fue el
mensaje que lanzó ayer el Fondo Monetario Internacional
(FMI) donde ven pasar los días sin que Washington cierre un
acuerdo que permita elevar el techo de la deuda federal
antes de la fecha límite del 2 de agosto, cuando el Tío
Sam ya no estará en condiciones de pagar sus facturas.
"Un eventual impago de la deuda
tendrá repercusiones serías", comentó John Lipsky,
actual director gerente en funciones del FMI, que será
dirigido pronto por Christine Lagarde. Es el desafío
inmediato al que se enfrenta la mayor potencia del planeta.
"Hay que evitar en la medida de lo posible un shock que
pudiera tener graves consecuencias en la economía y en los
mercados financieros mundiales", alertó.
A medio plazo, señaló, sin embargo,
es necesario que se acuerde un paquete fiscal que permita
contener la escalada de la deuda y reducir el déficit. La
degradación actual de las cuentas públicas en EE UU,
reiteró, es "insostenible" y no se resuelve con
el proyecto de presupuesto presentado el pasado mes de
febrero por la Administración de Barack Obama.
Pero el ajuste presupuestario debe
hacerse teniendo en cuenta la debilidad de la coyuntura económica,
precisó Lipsky durante la presentación del informe anual
que hace el organismo sobre el país. La proyección es que
EE UU crezca por debajo del 3% durante los próximos cinco años.
Una expansión anémica que hará más difícil la
consolidación fiscal.
El FMI advierte de
que la situación
fiscal
de EE UU es "insostenible"
Por Sandro Pozzi
Desde Nueva York
El País, 29/06/11
El Fondo Monetario Internacional tira
de las dos orejas a EE UU. El organismo considera que la
situación fiscal en la mayor potencia del mundo es
"insostenible". Lo más urgente, según la
insititución, es que Estados Uniodos aumente el techo de
endeudamiento. El organismo alerta de que sería
"sumamente perjudicial" que Washington perdiera
credibilidad para "poner su casa en orden".
El toque de atención es serio y
coincide con un intenso choque ideológico en el Congreso
que ha llevado a bloquerar las negociaciones para aumentar
el techo de endeudamiento. El FMI admite que cualquier
ajuste "deberá ajustarse el ciclo". En este punto
señala que la reducción del déficit propuesta por la
administración de Barack Obama en el proyecto de
presupuesto de febrero podría ser "excesivamente
intensa" debido a la debilidad de la economía. Aún así,
cree es insuficiente para contener la escalada de la deuda y
considera que el ajuste debería iniciarse ya en el
ejercicio 2012 (arranca el 1 de octubre). Pero antes, debe
incrementarse el techo de la deuda federal. "Hay que
evitar en la medida de lo posible un shock que pudiera tener
graves consecuencias en el economía y en los mercados
financieros mundiales", alerta la insitución.
Fecha límite: 2 de agosto
Las negociaciones para ampliar la
capacidad que el Tío Sam tiene para pedir prestado están
bloqueadas en el Congreso. Si para el 2 de agosto no se
desbloquean y no se alcanza un acuerdo, el Gobierno podría
toparse con el problema de no poder responder a sus
obligaciones. En ese escenario, las agencias de calificación
recortarían la nota a su deuda soberana.
Los riesgos que lastran el
crecimiento"han aumentado", según afirma el FMI.
Y añade a la encrucijada fiscal, la debilidad persistente
en la vivienda, el alza de las materias primas, las
restricciones en el acceso al crédito y la incertidumbre
por la crisis soberana en Europa. Aún así, cree que la
recuperación podría sorprender al alza si la confianza y
la demanda mejoran.
Crecimiento
"modesto"
El FMI proyecta un crecimiento
"modesto" del 2,5% para este año, cuatro décimas
menos que en 2010. De ahí repuntará ligeramente el año próximo,
hasta el 2,7%. Ese ritmo se mantendrá en el ejercicio
siguiente, antes de estabilizarse de nuevo en el 2,9% en
2014 y 2015. La tasa de parom se mantendrá cerca del 9%
este año y bajará al 8,4% el próximo, según las
previsiones del organismo.
En cuanto a la evolución de los
precios, el Fondo constatan que la inflación subyacente
cobró fuerza. Pero no ve que esto vaya a provocar que la
Reserva Federal cambie de estrategia, "dado que las
perspectivas de inflación están bajo control". La
actual política monetaria del banco central, valora el FMI,
"seguirá siendo la adecuada durante un tiempo".
Esto no quita, señala, que la Fed deba
bajar la guardia y cualquier medida que adopte en el futuro
para retirar los estímulos monetarios deberá amortiguar el
efecto de la consolidación fiscal. También aconseja al
equipo que preside Ben Bernanke que comunique
"debidamente" al mercado sus pasos, en especial
cuando proceda a vender la masa de activos que tiene en
balance.
Tensa negociación por la deuda
EEUU, cada día más cerca del default
Por Silvia Pisani
Corresponsal en EEUU
La Nación, 16/07/11
|
Algunos números
14,29 billones de dólares:
Es
el techo de la deuda norteamericana fijado en la actualidad;
congresistas demócratas y republicanos negocian elevar ese
tope.
4 billones de dólares:
Es la
ambiciosa reducción del déficit para los próximos 10 años
que propuso inicialmente Obama.
36 horas:
Es el plazo máximo
que exigió ayer Obama al Congreso para que presente un plan
serio sobre el déficit.
2,5 billones de dólares:
Es el
monto de los recortes de la propuesta de los republicanos.
|
Obama urgió al Congreso a
elevar el tope de endeudamiento al que puede acceder el
gobierno; el 2 de agosto, fecha límite.
Washington.– Nada. Ni los llamados a
la reflexión, ni los pronósticos de debacle financiera, ni
las apelaciones más catastróficas ("No somos Grecia
ni somos Portugal") que hizo Barack Obama dieron, hasta
ahora, resultado alguno.
Por eso, anoche, Estados Unidos
enfrentaba un escenario real de quiebra estatal y default
ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo político para
que el Capitolio extienda el límite legal de emisión de
deuda pública, que alcanzó ya su tope máximo de 14,29
billones de dólares.
"El tiempo se está acabando. No
podemos jugar con esto", clamó Obama, en una
conferencia de prensa montada contra reloj en la Casa
Blanca. "Lo que les dije a los miembros del Congreso es
que tienen las próximas 24 a 36 horas para darme una idea
del plan que acuerden para elevar el techo de la deuda con
el mecanismo que crean apropiado", agregó.
"Que, en el escenario de
incertidumbre internacional en que nos encontramos, esto esté
ocurriendo con la principal potencia mundial es como jugar
con querosén cerca de un fósforo", sintetizó Cindy
Crowley, presentadora del popular espacio político State of
The Union.
El comentario reflejó el aire de
incredulidad e indignación que se palpaba ayer en esta
capital, mientras que desde Wall Street, como desde Europa y
China –el principal tenedor de bonos del Tesoro
norteamericano– llegaban advertencias por el "grave
impacto" que podría tener una declaración de quiebra.
Consciente de que la solvencia
financiera está en juego, Obama destacó la necesidad de
alcanzar un acuerdo para subir el tope de deuda porque,
"aunque algunos piensen lo contrario, Estados Unidos no
es Grecia ni Portugal".
La crisis se produjo porque, a
diferencia de casi todos los países del mundo, Estados
Unidos no puede endeudarse sin límite, sino que existe un
tope máximo para hacerlo, fijado por el Congreso. El
gobierno federal no puede superarlo sin su permiso.
Ese techo, de 14,29 billones de dólares,
ya fue alcanzado. El Capitolio tiene facultad para
extenderlo y, de hecho, lo hizo varias veces en el pasado
reciente. Pero, en esta ocasión, los republicanos, que
controlan la Cámara de Representantes, radicalizaron sus
exigencias a un duro recorte de gastos y a que no se aumente
ni un centavo en impuestos.
"Recortar el gasto sin pedir algo
a los más ricos es poco serio", dijo Obama.
Las negociaciones se realizan contra
reloj. El plazo para que el país no caiga en insolvencia se
agota el 2 de agosto, fecha en que –según dijo el
secretario del Tesoro, Timothy Geithner– se le acabarán
los recursos para seguir operando un aparato público que
gasta más de lo que ingresa y al que no se le permite
endeudarse.
"Ni siquiera deberíamos estar tan
cerca de esa fecha límite", dijo Obama, molesto por el
hecho de haber llegado hasta este punto, en que la
credibilidad financiera del país ya está en boca del
mundo. Junto con eso, se arriesga la estabilidad de sus dos
indicadores más inmediatos: los bonos del Tesoro y el dólar.
Los mercados financieros comienzan a
preocuparse. Las calificadoras Moody's y Standard &
Poor's advirtieron que podrían degradar la nota crediticia
norteamericana que, durante más 70 años, se mantuvo en el
nivel máximo de AAA, que considera a la deuda con mayor
garantía de reembolso en el mundo.
"Una moratoria podría causar
conmoción en los mercados globales y llevar a Estados
Unidos a una nueva recesión", dijo a La Nación
Charles Toplin, académico de economía de la Universidad de
Pensilvania.
"Frustrante"
Ante el cariz de los acontecimientos,
el presidente alteró su plan inicial de reunirse
"todos los días" con los legisladores hasta
llegar a un acuerdo. El cambio ocurrió luego de cinco
reuniones consecutivas en la Casa Blanca.
"Yo lo entiendo, es frustrante
estar horas escuchando las mismas cosas", dijo la
titular del bloque demócrata de la Cámara de
Representantes, Nancy Pelosi.
Los republicanos tampoco se quedan atrás.
"Los demócratas no han hecho un trabajo serio. No
parecen dispuestos a poner un plan real sobre la mesa. Sin
recortes de gasto, esto no puede ser resuelto", terció
su vocero en la Cámara, John Boehner.
Pero eso no es verdad. En la mesa está
la intención de reducir el déficit en cuatro billones de dólares.
Para eso, hay dos caminos: disminuir los gastos o aumentar
los ingresos. O un poco de cada cosa, que es lo que impulsa
el mandatario.
Obama quiere recortar esa cifra en los
próximos diez años. Para eso, propone reformar programas
sociales como el Medicare, que ofrece ayuda en salud a
mayores de 65 años. Pero, también, los gastos de defensa.
El plan republicano, en cambio, no toca
los impuestos y contempla extender las ayudas fiscales a los
más ricos, que expiran a fin de este año.
Las negociaciones seguirán en las próximas
horas y la idea es que prime el sentido común y se llegue a
un acuerdo, tal como ocurrió meses atrás con la votación
del presupuesto, que se logró una hora antes de que
expirara el plazo legal para votarlo.
Una alternativa que parecía crecer
anoche era la posibilidad de postergar un acuerdo de fondo
para más adelante y aprobar ahora, de urgencia, un aumento
parcial del techo de deuda. A Obama esto no le gustaba.
Pero, la necesidad, se sabe, a veces cambia la perspectiva.
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