Se miente al pueblo cuando se le dice
que el litigio en Washington
es para reducir la deuda
nacional
Cuáles son las verdaderas causas de la
deuda
y del déficit de EEUU
Por Ismael Hossein-Zade (*)
Asia
Times, 03/08/11
Islam
Times, 04/08/11
Es obvio que ninguna enfermedad puede
curarse con éxito sin un diagnóstico apropiado de su
origen. En sus frenéticos esfuerzos por remediar la plaga
de la deuda nacional y del déficit, sin embargo, los
responsables políticos de EEUU tienden a rehuir las causas
de la raíz del problema y concentrarse, en su lugar, en
chivos expiatorios.
¿Cuáles son las causas en la raíz de
la deuda nacional y del déficit? Son, antes que nada, los
paquetes de rescate de multi-billones [millones de millones]
de dólares que fueron se otorgaron a Wall Street a fin de
rescatar a los jugadores financieros, la constante escalada
de los costes de la guerra y el militarismo, los inmensos
regalos tributarios a los acaudalados y el vertiginoso
aumento de los costes de la atención sanitaria,
incrementados sistemáticamente por las compañías
aseguradoras y farmacéuticas.
¿Cuáles son los chivos expiatorios?
Son los derechos de la red social (seguridad social,
Medicare y Medicaid) y los gastos discrecionales no
militares: salud, educación, vivienda, transporte, el medio
ambiente, el desarrollo comunitario, ciencia y energía,
servicios humanos, etc. Los califico de chivos expiatorios
porque no constituyen las fuentes de la continua escalada de
deuda y déficit.
Tomemos, por ejemplo, la Seguridad
Social. Ante todo, es un programa de seguro que se
autofinancia, financiado por impuestos sobre la renta, no
una dádiva o cortesía del Tío Sam. Segundo, aunque ya no
tiene un excedente como solía tener, tiene todavía, sin
embargo, un excedente considerable. Por cierto, sin el
excedente de la Seguridad Social, la deuda federal sería
mayor de lo que es. Tercero, en la medida en que el fondo
fiduciario pueda enfrentar una insuficiencia en el futuro,
puede remediarse fácilmente, por ejemplo, aumentando el
nivel máximo de impuesto gravable (para propósitos de
renta) de los actuales 106.800 dólares a un nivel
ligeramente superior.
Como la Seguridad Social, Medicare es
un programa de seguro financiado por el impuesto sobre la
renta. (Del 15,4% del impuesto a la renta, el 12,5% va para
financiar la Seguridad Social y el 2,9% restante para
financiar Medicare). Hace poco que los gastos de Medicare se
han aproximado a sobrepasar sus ingresos. Esto también se
puede remediar fácilmente si el máximo ingreso imponible
para financiamiento de la renta se aumenta por encima de los
actuales 106.800 dólares.
La presión financiera sobre el
programa Medicare (como sobre el programa Medicaid) no se
debe tanto a los ingresos del programa como al aspecto de
los costes, de los cuales hay que culpar a las compañías
farmacéuticas y aseguradoras médicas, no al propio
programa. Por cierto, el programa en sí ha sido un caso muy
exitoso de programas de seguros de la salud de un solo
pagador. Hay sospechas razonables de que éste es el motivo
por el cual poderosos grupos de intereses apuntan a la
destrucción de Medicare ya que lo ven como un “mal”
ejemplo de un programa de seguro de salud de coste eficiente
y exitoso.
Así como los derechos a la seguridad
social no son las fuentes de los problemas del déficit,
tampoco lo son los gastos discrecionales no militares como
la sanidad, la educación y otros gastos sociales y de
infraestructura.
Para empezar esos gastos (o para ser más
precisos, inversiones en el mantenimiento o edificación del
capital físico y humano de la sociedad) constituyen solo
una pequeña parte (15%) del presupuesto federal total. Además,
su parte en el aumento en los desembolsos federales ha sido
bastante ínfima en los últimos años, solo 14 centavos por
cada dólar en la última década, difícilmente suficiente
para culparlo del astronómico aumento de la deuda y los déficit
federales durante este período (Instituto de Política Económica,
Memorando de Política Nº º187, 13 de julio de 2011).
Es obvio, por lo tanto, que los
negociadores presupuestarios, que se agitan y gritan por el
techo de la deuda, mienten desvergonzadamente al pueblo
estadounidense, cuando culpan los derechos a la seguridad
social y los gastos públicos no militares como fuentes de
la deuda y el déficit federales. Un enfoque honesto de los
problemas de deuda y déficit consideraría, en su lugar,
las verdaderas causas de esos problemas: rescates de Wall
Street, guerra y gastos militares, regalos tributarios a los
ricos y costes fuera de control de la atención sanitaria.
La cleptocracia gobernante y los medios
corporativos han creado un inmenso error de percepción
respecto al rescate de los jugadores de Wall Street: que el
gobierno pagó solo 780.000 millones de dólares de dinero público
(con el TARP, Programa de Alivio para Activos en Problemas)
para rescatar a los especuladores en bancarrota o próximos
a la bancarrota, y que una vez que esos especuladores
financieros volvieran a la rentabilidad, devolverían todo
lo que debían a los contribuyentes – ¡y punto final!
En realidad, el dinero del TARP fue
solo una pequeña fracción del regalo de dinero público
del gobierno a Wall Street. Otras formas de apoyos
gubernamentales, no conocidas por el público, incluyeron
billones de dólares en subsidios, apoyos financieros, préstamos,
compras de activos tóxicos sin valor a sus altos precios
previos a la recesión, y una serie de desconcertantes tipos
de saqueo.
El senador Bernie Sanders (de Vermont)
lo describe como sigue: “la primera auditoría de arriba
abajo de la Reserva Federal sacó a la luz impresionantes
nuevos detalles sobre cómo EEUU suministró colosales 16
billones de dólares en préstamos secretos para rescatar
bancos y negocios estadounidenses y extranjeros durante la
peor crisis desde la Gran Depresión”.
Esto explica por qué la deuda federal
ha aumentado de 9,2 billones de dólares en 2007 a 14,2
billones en 2011, un aumento de casi 55%.
Ahora es de dominio público que un
importante contribuyente al crecimiento de la deuda y del déficit
es el aumento en los gastos de la guerra y el militarismo,
que casi se duplicó en la última década (de 295.000
millones de dólares en 2000 a los actuales 560.000
millones). Aunque el presupuesto oficial del Pentágono para
el año fiscal 2011 es de 560.000 millones de dólares, la
cifra real es casi el doble de la oficial.
El motivo de esta subestimación es que
el presupuesto oficial del Departamento de Defensa excluye
no solo los costes de las guerras en Iraq y Afganistán,
sino también una serie de importantes ítems. Estos ítems
de costes disfrazados incluyen: presupuestos para los
Guardacostas, el Departamento de Seguridad Interior, armas
nucleares, programas de veteranos, la mayoría de los pagos
a militares retirados, pagos de intereses sobre dinero
prestado para financiar programas militares en los últimos
años y otros más.
Una vez que estos gastos desubicados o
disfrazados se agregan al presupuesto oficial del Pentágono,
los ítems presupuestarios relacionados con la
“seguridad” y los militares, ascenderían a algo más de
1,1 billones de dólares, lo que absorbe aproximadamente un
tercio de todo el presupuesto federal de 3,4 billones de dólares
de 2011.
Otro importante contribuyente a la
creciente deuda y déficit han sido los inmensos alivios
tributarios otorgados a gigantescas corporaciones y a las
capas muy acaudaladas de la sociedad. Por ejemplo, según
Ciudadanos por la Justicia Tributaria (CTJ, por sus siglas
en inglés), conocidos por sus informes exactos sobre
tributación, el monto combinado de impuestos pagados por
las siguientes 12 corporaciones para el período 2008-2010
fue cero, no, ¡fue menos de cero! Colectivamente,
recibieron 2.500 millones de dólares en reembolsos.
Las
12 corporaciones fueron: Exxon Mobile, Wells Fargo, DuPont,
American Electric Power, Boeing, FedEx, IBM, General
Electric, Honeywell International, United Technologies,
Verizon Communications y Yahoo. CTJ informa que
“desde 2008 hasta 2010, esas 12 compañías informaron
sobre 171.000 millones de dólares en beneficios en EEUU
antes de impuestos. Pero como grupo, sus impuestos sobre
ingresos federales fueron negativos: –2.500 millones de dólares.”
(Hay que señalar que aunque los impuestos por el ingreso
federal total para el grupo de 12 en su conjunto fueron
negativos, cuatro de las 12 pagaron un cierto impuesto
federal, pero los pocos impuestos que esas cuatro pagaron
fue más que compensado por las otras siete compañías que
no pagaron nada.)
Es una indicación de cómo las grandes
corporaciones de EEUU pagan –o evitan pagar– sus
obligaciones tributarias. Los extremadamente ricos y
poderosos grupos de intereses han utilizado (desde finales
de los años setenta y comienzos de los ochenta)
deliberadamente una combinación del aumento de los gastos
militares y de reducción de sus obligaciones tributarias
para redistribuir los recursos nacionales desde abajo. Como
esta combinación conduce a aumentos en deuda y déficit,
luego obliga a recortes en los gastos públicos no
militares.
Esto representa una estrategia cínicamente
astuta por parte de la plutocracia gobernante que se
beneficia con la guerra, el militarismo, la deuda y el déficit:
en lugar de financiar sus guerras y aventuras militares
pagando impuesto en proporción a sus ingresos, se otorgan
alivios tributarios, financian sus guerras predilectas
mediante préstamos y luego se dan vuelta y prestan dinero
(impuestos no pagados) al gobierno y ganan intereses. Así
los ricos han convertido exitosamente sus obligaciones
tributarias en derechos de crédito, es decir, prestan en
lugar de pagar impuestos, lo que es en esencia una forma
disfrazada de robo.
De este breve análisis se desprende
obviamente que los perros políticos de Washington que
ladran ante los gastos públicos no militares como fuente
del aumento de la deuda nacional y del déficit llaman a la
puerta equivocada. Mientras los gastos fuera de control para
la guerra y el militarismo no se frenen, las
multimillonarias dádivas para el bienestar corporativo (en
la forma de regalos tributarios y costosos paquetes de
rescate/insolvencia) no sean reducidas, y los costes de
atención sanitaria en vertiginoso aumento no se restrinjan,
la deuda nacional y el déficit van a continuar su tendencia
ascendiente.
También es obvio que se miente al
pueblo estadounidense cuando se le dice que todo el litigio
que tiene lugar en Washington por el techo de la deuda es
para reducir la deuda nacional. En realidad, la deuda
nacional seguirá aumentando incluso si el gobierno de las
corporaciones extrae unos pocos billones de dólares
reduciendo aún más los gastos públicos no militares, es
decir, reduciendo aún más el nivel de vida de la gente.
* Ismael Hossein-Zadeh, autor
de “The Political Economy of U.S. Militarism” (Palgrave-Macmillan
2007), y de “Soviet Non-capitalist Development: The Case
of Nasser’s Egypt” (PraegerPublishers 1989), es profesor
emérito de economía en la Universidad Drake, Des Moines,
Iowa.
¿El
peor acuerdo de la historia de
EEUU?
La gran recompensa de Obama a Wall
Street
Por
Mike Whitney (*)
CounterPunch, 01/08/11
Rebelión, 03/08/11
Traducido por Germán Leyens
¿Es el acuerdo de Obama por el techo
de la deuda el peor trato de la historia de EEUU?
Probablemente, pero no por los motivos
que se discuten actualmente en los medios. Lo que hace que
el trato sea un desastre total es que despoja al Congreso de
su autoridad constitucional para controlar el portamonedas
de la nación. Esa autoridad se entregará a un comité
bipartidista que decidirá cómo recortar 1,5 billones
[millones de millones] de dólares del presupuesto a fin de
reducir los déficit. Pero, ya que el comité estará
formado por partes iguales por republicanos y demócratas,
es probable que haya desacuerdo sobre qué programas deben
recortarse. Todo esto es intencional, porque si el comité
no logra decidir dónde deben tener lugar los recortes, la
decisión la tomará un “mecanismo de ejecución” que
requerirá recortes generalizados.
Bastante siniestro ¿verdad? Es una
manera subrepticia de abolir la autoridad primordial del
Congreso mientras se convierte la austeridad en la posición
por defecto del gobierno de EEUU Cada vez que haya dudas:
“¡Recortad los gastos!”. Naturalmente, el Partido
Republicano rechazó todo acuerdo que involucre nuevos
impuestos.
Lo siguiente proviene del sitio en la
web de la Casa Blanca:
“El acuerdo involucra un proceso para
estatuir 1,5 billones de dólares en reducción adicional
del déficit mediante un comité bipartidista, bicameral,
del Congreso: El acuerdo crea un comité bipartidista,
bicameral, del Congreso que está encargado de estatuir 1,5
billones de dólares de reducción adicional del déficit
hasta finales del año…
Para lograr este objetivo, el comité
considerará una responsable ayuda social y una reforma
tributaria. Esto significa colocar todas las prioridades de
ambos partidos sobre la mesa, incluida la reforma de la
ayuda social y una reforma tributaria que aumente los
ingresos… El acuerdo incluye un secuestro automático de
ciertos programas de gastos para asegurar que –entre el
Comité y el iniciador– por lo menos fijemos otros 1,2
billones de dólares de reducción del déficit hasta
2013.”
No es sorprendente que expertos
liberales por doquier se quejen de que a Obama le
"asaltaron" o, peor todavía, le
"chantajearon".
¡Qué insensatez! Es el plan que Obama
quiso desde el principio, solo que los liberales simplemente
no quisieron escuchar hasta ahora. Estaban demasiado
ensimismados con su excelsa oratoria y su historia personal
como si fuera una prueba infalible de un corazón bondadoso
y una visión progresista.
Bueno, ¿adivinad qué más? No es así.
El individuo no es el que pretende ser. Lo que sigue es un
pasaje de un discurso pronunciado por Obama en noviembre de
2008, antes de tomar posesión del mando, y mucho antes de
que los déficit del presupuesto se convirtieran en un
problema.
“Nuestra economía está atrapada en
un círculo vicioso: el revuelo respecto a Wall Street
significa una nueva vuelta de amarre de la correa para
familias y negocios en la Calle Mayor… tendremos que
examinar minuciosamente nuestro presupuesto federal, línea
por línea, y también realizar recortes y sacrificios
significativos”.
¿En serio? ¿Quiere decir que Obama
estaba parloteando el mantra de la derecha incluso antes de
entrar en el Despacho Oval?
Muy en serio; eso que explica por qué
escogió a los dos perdedores más responsables del derrumbe
financiero de 2008 para que dirigieran su equipo de economía:
Lawrence Summers y Timothy Geithner. Los devotos de Obama
minimizaron la importancia de los nombramientos como un
error de neófito ya que no querían criticar al Querido Líder.
Incluso ahora, se quejan y afirman que Obama fue embaucado o
–escuchad bien– un “mal negociador”.
Volvamos a la realidad. Obama está tan
a la derecha como es posible sin ponerse un tricornio y
unirse a una milicia. ¿No lo creéis?
Ahora, un pasaje de su libro
"Audacity
of Hope" [Audacia de la esperanza] en el cual elogia
efusivamente al héroe de su infancia, Ronald Reagan:
“Reagan correspondió al ansia de
orden de EEUU, a nuestra necesidad de creer que no estamos
simplemente sometidos a fuerzas ciegas, impersonales, sino
que podemos conformar nuestros destinos individuales y
colectivos, siempre que redescubramos las virtudes
tradicionales de trabajo duro, patriotismo, responsabilidad
personal, optimismo, y fe”.
El hecho de que ese mensaje de Reagan
haya encontrado una audiencia tan receptiva habla no solo de
su habilidad como comunicador; también nos dice que el
gobierno liberal no fue capaz, durante un período de
estancamiento económico, de dar a los votantes de clase
media algún sentido de que estaba luchando por ellos.
Porque el hecho es que ese gobierno gastó a todos los
niveles los dineros públicos de un modo demasiado
displicente. Demasiado a menudo, las burocracias ignoraban
el coste de sus iniciativas. Gran parte de la retórica
liberal parecía valorar los derechos y prestaciones por
encima de los deberes y responsabilidades. Reagan puede
haber exagerado los pecados del Estado de bienestar, y
ciertamente los liberales tenían razón al quejarse de que
sus políticas interiores se orientaban fuertemente a favor
de las elites económicas, ya que los filibusteros
corporativos consiguieron grandes ganancias durante los años
ochenta, mientras se destruian los sindicatos y se pisoteaba
el salario del trabajador de a pie.
A pesar de todo, al prometer que se
pondría de parte de los que trabajaban duro, obedecían la
ley, velaban por sus familias y amaban a su país, Reagan
ofreció a los estadounidenses un sentido de propósito común
que los liberales ya no parecían compartir. Y mientras más
lo criticaban, más se ajustaban los críticos al papel que
él había previsto para ellos, una banda de elitistas políticamente
correctos fuera de contacto, que cobraban impuestos y los
gastaban, y que culpaban a EEUU primero. ("Audacity of Hope", 31-32). (Pasaje de: Christopher Caldwell, What Obama
Owes to Reagan, Daily Kos)
¿Habéis oído alguna vez a un
progresista que opinara tan intensamente sobre las virtudes
del Gipper o parloteara sobre el trabajo duro, sobre
estadounidenses patriotas respetuosos de la ley, todo lo
cual es un código para los fanáticos ultranacionalistas de
la derecha?
A Obama no le chantajearon: es tan
favorable a las corporaciones como el que más. Basta con
mirar su historial. A continuación, un pasaje de Jeff Cohen
de FAIR:
“En 2006 un senador Obama
relativamente nuevo fue el único senador que habló en la
reunión inaugural del Proyecto Alexander Hamilton lanzado
por demócratas de Wall Street como Robert Rubin y Roger
Altman, secretario del Tesoro de Bill Clinton y secretario
adjunto. Obama los elogió como “políticos innovadores,
juicioso”. (Fue la cruzada de Rubin para desregular Wall
Street a finales de los noventa lo que llevó directamente a
la catástrofe económica de 2008 y a nuestra crisis
actual.)
A principios de 2007, mucho antes de
que fuera precandidato a presidente, Obama estaba recibiendo
más dinero de intereses de Wall Street que cualquier otro
candidato, incluida la candidata a presidenta por Nueva York,
Hillary Clinton, y Rudy Giuliani.
En junio de 2008, en cuanto Hillary
terminó su campaña, Obama habló en CNBC, dejó de lado la
etiqueta “populista” y anunció: “Vean: Soy un tipo
favorable al crecimiento, de libre mercado. Me encanta el
mercado.” Llenó su equipo económico de amigos de Wall
Street, escogió a uno de los desreguladores de Wall Street
de Bill Clinton, Larry Summers, como su principal consejero
económico.” (“Obama NO “cede” ante los intereses
corporativos, Jeff Cohen, Smirking Chimp)
Obama ha estado apuntando a Medicare,
Medicaid y la seguridad social desde el comienzo. ¿Por qué
iba a dar su apoyo Wall Street a un total “desconocido”,
un senador durante solo dos años, sin experiencia en política
exterior y antecedentes de organización comunitaria? No es
exactamente el tipo de currículo que lleve a que se obtenga
una victoria fácil para el máximo puesto del Imperio.
Tiene que haber habido un quid pro quo, un acuerdo tácito
de que si Obama resultaba elegido llevaría a cabo el
programa de las corporaciones y el gran dinero. Y es lo que
ha hecho.
El fiasco del techo de la deuda solo
prueba que Obama cumple sus promesas. En otras palabras, es
hora de “pagar la deuda”.
* Mike Whitney vive en el
Estado Washington. Para contactos: fergiewhitney@msn.com
Una estafa
de 16 billones de dólares
Por Atilio A. Boron
Blog
atilioboron.com, 01/08/11
La atención de la opinión pública
internacional está centrada en el acuerdo pírrico firmado
entre Barack Obama y el Congreso mediante el cual el
presidente se compromete a aplicar un duro programa de
ajuste fiscal, centrado en el recorte de gastos sociales
(salud, educación, alimentación) e infraestructura por 2.5
billones de dólares (2.500.000 millones de dólares) pero
preservando, como lo exige el Tea Party, el nivel actual del
gasto militar y su eventual expansión.
A cambio de esto, la Casa Blanca recibió
la autorización para elevar el endeudamiento de Estados
Unidos hasta 16.4 billones de dólares (es decir, 16.400.000
millones de dólares), cifra superior en unos dos billones
al PIB de ese país. Con esto se espera –confiando en la
“magia de los mercados”– superar la crisis de la deuda
pública y reactivar la languideciente economía
norteamericana. Esta receta ya fue implementada a sangre y
fuego en América Latina y no funcionó; y tampoco lo hizo
en la convulsionada Europa de estos días. Con este acuerdo
lo único seguro será el agravamiento de la crisis y, de su
mano, la acentuación de la belicosidad norteamericana en el
escenario mundial.
“Socialismo” para los ricos, mercado para los pobres
El debate sobre el posible default de
EEUU eclipsó por completo un escándalo financiero de inéditas
proporciones: El 21 de Julio pasado se conoció el resultado
de la auditoría integral realizada por la Oficina
Gubernamental de Rendición de Cuentas (Government
Accountability Office, GAO por su sigla en inglés) en la
Reserva Federal (Fed), el banco central de los Estados
Unidos, la primera que se practica a dicha institución
desde que fuera creada en 1913.[1] Los resultados son
pasmosos: en un plazo de poco más de dos años y medio,
entre el 1º de Diciembre del 2007 y el 21 de Julio de 2010,
la Fed otorgó préstamos secretos a grandes corporaciones y
empresas del sector financiero por valor de 16 billones de dólares,
una cifra mayor que el PIB de los Estados Unidos que en el año
2010 fue de 14.5 billones de dólares y más elevada que la
suma de los presupuestos del gobierno federal durante los últimos
cuatro años.
No sólo esto: la auditoría reveló
también que 659 millones de dólares fueron abonados a
algunas de las instituciones financieras beneficiadas
arbitrariamente por este programa para que administrasen el
multimillonario salvataje de bancos y corporaciones
dispuesto como mecanismo de “salida” de la nueva crisis
general del capitalismo. De ese gigantesco total unos 3
billones fueron destinados a socorrer a grandes empresas y
entidades financieras en Europa y Asia. El resto fue
orientado al rescate de corporaciones estadounidenses,
encabezadas por el Citibank, el Morgan Stanley, Merrill
Lynch y el Bank of America, entre las más importantes. Todo
esto mientras la crisis profundizaba hasta niveles
desconocidos la desigualdad económica dentro de la población
estadounidense a la vez que hundía a crecientes sectores
sociales en la pobreza y la vulnerabilidad social. Por
supuesto, esta información apenas si mereció un espacio
completamente marginal en la prensa financiera, tanto la
internacional como la norteamericana, o en los grandes
medios de comunicación de Estados Unidos. Son noticias que,
como recuerda Noam Chomsky, no tienen por qué ser conocidas
por el gran público.
Las asombrosas revelaciones de este
informe deberían habilitar una discusión, sobre varios
temas de gran importancia. Uno, la extremadamente desigual
distribución de los esfuerzos requeridos para enfrentar la
crisis. Hasta ahora aquellos han sido aportados por los
trabajadores, mientras que las grandes fortunas personales o
corporativas así como los fenomenales ingresos de los más
ricos, se han beneficiado con las rebajas de impuestos y
rescates multimillonarios dispuestos por George W. Bush y
ratificados por Barack Obama en el reciente acuerdo. Dos,
sobre los inexistentes –o sumamente débiles e
ineficaces– mecanismos de auditoría y control democrático
sobre las políticas y decisiones de una institución
crucial para la economía norteamericana y el bienestar de
su población como la Fed. Tres, sobre la dudosa
compatibilidad existente entre un orden que se autoproclama
democrático y el estatuto jurídico e institucional de la
Fed como entidad autónoma que no tiene la obligación de
rendir cuentas ante ninguna instancia de control democrático.
En relación a esto último la Fed
manifestó su predisposición a “considerar muy
seriamente” las recomendaciones de la GAO, pero al no ser
una institución gubernamental no puede ser forzada a
aceptarlas. Pese a su carácter privado el Presidente (Chairman)
de la Fed y los siete miembros de su directorio son
designados por el Presidente de los Estados Unidos y sujetos
a su posterior confirmación por el Senado. Pero
contrariamente a lo que piensa la abrumadora mayoría de la
población norteamericana la Fed no es una agencia del
gobierno federal sino una corporación privada. En términos
políticos es el partido del capital financiero. Su autonomía
es tan grande que no se saldría un milímetro de la
legalidad si sus autoridades decidieran desoír las
recomendaciones de la GAO o rebelarse abiertamente contra
ellas.
No existe, para la Fed, la rendición
democrática de cuentas ante la comunidad y por ser una
entidad de derecho privado no tiene por qué acatar ni
siquiera lo dispuesto en la Ley de Libertad de Información,
cuya jurisdicción se extiende tan sólo a las instituciones
públicas. Situación aberrante si las hay: una cifra
equivalente al total de la deuda pública estadounidense que
puso a EEUU al borde del default fue desembolsada en
rescates fraudulentos, secretos y muy beneficiosos para los
prestatarios y lesivos para el contribuyente, con cuyo
dinero un banco central “independiente” como la Fed
financió toda esta operación. Cabe preguntarse: ¿independiente
de quién?
¿Conspiración de silencio?
El escándalo revelado por la auditoría
tuvo casi ninguna repercusión en Estados Unidos. El
“Chairman” de la Fed, Ben Bernanke, se hizo el
desentendido y expresó que en momentos en que se temía un
default de ese país lo importante era resguardar la
credibilidad de la Fed y del sistema monetario
estadounidense. Pese a que el GAO es un organismo de apoyo a
las labores del Congreso las reacciones de representantes y
senadores ante la divulgación del informe fueron del más
absoluto e inmoral silencio. Hasta donde hemos podido
indagar una de las poquísimas voces disonantes fue la del
senador Bernie Sanders, del estado de Vermont. Sanders es
una rara avis no sólo en el Congreso sino en la política
estadounidense: es un político que se declara como
socialista y que fue electo como candidato independiente en
alianza con el partido demócrata, única manera de superar
el asfixiante bipartidismo imperante en Estados Unidos.
Elegido como senador en el 2007 con un
65 % de los votos, un aluvión electoral muy poco frecuente
en la política de ese país, fue apoyado por diversos
movimientos sociales y pequeñas organizaciones políticas
de Vermont. Sanders reaccionó duramente cuando se conoció
el informe.[2] Transcribimos a continuación algunos de los
párrafos más destacados de la declaración emitida por su
oficina de prensa, que prácticamente no fue levantada por
ningún medio de los Estados Unidos, y que dice lo siguiente:
"21 de julio, 2011.
“La primera auditoría integral de la
Reserva Federal descubrió nuevos asombrosos detalles acerca
de cómo los Estados Unidos suministraron la friolera de 16
billones de dólares (16.000.000 de millones) en préstamos
secretos para rescatar bancos y empresas estadounidenses y
extranjeras durante la peor crisis económica desde la Gran
Depresión. Una enmienda propuesta por el Senador Bernie
Sanders a la ley de reforma de Wall Street –aprobada hace
exactamente un año atrás esta semana– había ordenado a
la Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (Government
Accountability Office) llevar a cabo ese examen.
“Como resultado de esta auditoría
ahora sabemos que la Reserva Federal suministró más de 16
billones de dólares en asistencia financiera total a
algunas de las más grandes corporaciones e instituciones
financieras en los Estados Unidos y el resto del mundo”,
dijo Sanders. “Esto es un clarísimo caso de socialismo
para los ricos y descarnado individualismo tipo ‘sálvate
como puedas’ para los demás.”
Aclaración: la Government
Accountability Office (GAO) es una agencia independiente y
no partidaria que trabaja para el Congreso de los Estados
Unidos. La misión de la GAO es investigar la forma en que
el gobierno federal dispone de los dólares de los
contribuyentes. El jefe de la GAO es el Contralor General de
los Estados Unidos, y es designado por un período de 15 años
por el Presidente a partir de una lista de candidatos
elaborada por el Congreso. El jefe actual de la GAO es Gene
L. Dodaro, quien había sido nominado por el Presidente
Barack Obama en Septiembre de 2010 y confirmado en su cargo
en Diciembre de ese mismo año al ser confirmado en su
puesto por el Senado. (Nota de A. Boron)
Entre otras cosas la auditoría
estableció que la Reserva Federal “carece de un sistema
suficientemente exhaustivo para tratar casos de conflictos
de interés, a pesar de que existen serios riesgos de abusos
en este sentido. De hecho, según esta auditoría la Reserva
Federal emitió dispensas de conflicto de interés a favor
de empleados y contratistas privados a fin de que pudieran
mantener sus inversiones en las mismas corporaciones e
instituciones financieras que recibían préstamos de
emergencia.”
“Por ejemplo, el CEO de JP Morgan
Chase cumplía funciones en el Directorio de la Reserva
Federal de Nueva York mientras su banco recibía más de
390.000 millones de dólares en ayuda financiera por parte
de la Reserva Federal. Además, JP Morgan Chase actuaba como
uno de los bancos de compensación para los programas de préstamos
de emergencia de la Fed.”
“Otro hallazgo perturbador de la GAO
es el que refiere que el 19 de Septiembre del 2008 el señor
William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva
York, recibió una dispensa para permitirle conservar sus
inversiones en AIG (American International Group, un líder
mundial en el campo de los seguros) y GE (General Electric)
mientras estas compañías recibían fondos de rescate.. Una
razón por la cual la FED no obligó a Dudley a vender sus
acciones, según la auditoría, fue porque tal acción podría
haber creado la apariencia de un conflicto de intereses.”
“La investigación también reveló
que la Fed tercerizaba a contratistas privados como JP
Morgan Chase, Morgan Stanley y Wells Fargo la mayoría de
sus programas de préstamos de emergencia. Estas mismas
firmas también recibían billones de dólares de la Fed por
préstamos concedidos a tasas de interés cercanas al
cero.”
Los principales beneficiarios de estos
préstamos –concedidos entre el 1º de diciembre de 2007 y
el 21 de julio de 2010– son los siguientes:
Citigroup:
$2.5 billones ($2,500,000,000,000)
Morgan
Stanley: $2.04 billones ($2,040,000,000,000)
Merrill
Lynch: $1.949 billones ($1,949,000,000,000)
Bank
of America: $1.344 billones ($1,344,000,000,000)
Barclays
PLC (United Kingdom): $868 mil millones ($868,000,000,000)
Bear Sterns: $853 mil millones
($853,000,000,000)
Goldman Sachs: $814 mil millones
($814,000,000,000)
Royal
Bank of Scotland (UK): $541 mil millones ($541,000,000,000)
JP Morgan Chase: $391 mil millones
($391,000,000,000)
Deutsche
Bank (Germany): $354 mil millones ($354,000,000,000)
UBS (Switzerland): $287 mil millones
($287,000,000,000)
Credit
Suisse (Switzerland): $262 mil millones ($262,000,000,000)
Lehman
Brothers: $183 mil millones ($183,000,000,000)
Bank
of Scotland (United Kingdom): $181 mil millones
($181,000,000,000)
BNP Paribas (France): $175 mil millones
($175,000,000,000)
Wells
Fargo & Co. $159 mil millones ($159,000,000,000)
Dexia SA (Belgium) ) $159 mil millones
($159,000,000,000)
Wachovia Corporation $142 mil millones
($142,000,000,000)
Dresdner
Bank AG (Germany) $135 mil millones ($135,000,000,000)
Societe Generale SA (France) $124 mil
millones ($124,000,000,000)
Todos los demás
$2,6 billones ($ 2,639,000,000,000)
Total
$16.115 billones ($ 16.115.000.000.000)
Notas:
[1]La versión completa del informe de
la GAO puede consultarse en : http://www.gao.gov/new.items/d11696.pdf
[2]Ver sus declaraciones en: http://sanders.senate.gov/newsroom/news/?id=9e2a4ea8–6e73–4be2–a753–62060dcbb3c3
|