La crisis de la deuda ha convertido a
EEUU
en una república bananera
Nos estamos convirtiendo en un hazmerreír
político
Por
Charlie Cook
National Journal, 29/07/11
Cubadebate,
30/07/11
Charlie Cook –un
conocido analista especializado en los rumbos políticos de
Washington– ha publicado en su columna del National
Journal, que la crisis de la deuda y los episodios políticos
para encararla convierten a Estados Unidos en una república
bananera. A continuación, reproducimos el artículo de Cook,
traducido por Cubadebate:
El hazmerreír
Los miembros del Congreso no lo saben,
pero se han convertido en el hazmerreír de la nación.
Deberían temer por la pérdida de sus escaños.
Aquí está su tarea por el día de
hoy: Vaya al sitio del sitio web del Government Printing
Office’s y pida una edición actualizada del directorio
ilustrado del Congreso, que contiene las fotografías a
color del Congreso número 112 de los Estados Unidos. Guárdelo
y después de las elecciones del 2016, revísela y verá cuántos
legisladores todavía están en la Cámara de Representantes
y en el Senado.
Pienso que la cifra será
espantosamente baja. Muchos legisladores perderán en las
elecciones primeras o generales del 2012, 2014 y 2016.
Algunos se jubilarán y otros irán a lanzarse para otro
escaño, pero el desgaste será altísimo.
Durante el curso de la Historia tanto
el Congreso como la Casa Blanca han vivido altas y bajas,
momentos que podemos recordar con orgullo, y otros en que
los políticos no han dado la talla a las expectativas del
pueblo norteamericano.
Ahora estamos en un punto muy muy bajo,
el peor que he visto desde que llegué a Washington en
septiembre de 1972. Nunca que yo recuerde se han visto la
Casa Blanca y el Congreso tan disfuncionales como se
aprecian hoy en día. Lo que está en juego es muy alto,
pero la salida es completamente decepcionante.
Las metas de casi todos los proyectos
de ley sobre el techo de la deuda que se debaten son tan
modestas que cualquier victoria sería verdaderamente una
derrota en términos de lo que se necesita hacer.
Uno de mis cuñados me mandó un correo
electrónico hace poco con un chiste sobre un hombre que
nació con un tornillo de plata en el estómago en vez de un
ombligo. Durante toda su vida buscó siempre la manera de
que le quitaran el tornillo. Encontró a un monje en Nepal
que podía realizarle el sueño. Con un destornillador
gigante, en medio de una neblina púrpura, le quitó el
tornillo. Al saltar de felicidad, el hombre perdió el
trasero. La moraleja es: no te pongas a fastidiar
destornillando cosas que no entiendes, porque puedes perder
algo verdaderamente útil.
Al final del chiste, mi cuñado me
escribió una nota diciendo que el Congreso estaba jugando a
destornillar cosas que no entiende, como la Economía, y por
eso estamos perdiendo nuestro trasero nacional.
El blanco de los chistes nacionales
Los legisladores quizás no se dan
cuenta de que se han convertido en el blanco de los chistes
nacionales, pero así es.
Si este debate sobre el techo de la
deuda está produciendo algún ganador político, será
alguien que no tiene ninguna conexión con el Congreso ni
con la Casa Blanca. El índice de aprobación para ambos
partidos está decayendo y el del Presidente Obama ha caído
a un 43% en una sola semana, empatado con el más bajo de su
presidencia. La debacle del techo de la deuda es como una
bomba que explota continuamente en Washington, lesionando a
ambos lados de Pennsylvania Avenue (calle que delimita las
sedes de la Casa Blanca y el Congreso).
Tristemente pienso que para enfocar las
mentes de los políticos en Washington hace falta una caída
significante de la Bolsa de 500 a 1000 puntos de los índices
del Dow Jones, precipitada quizás por una reducción del índice
los bonos. Los mercados accionarios y de bonos, neuróticos
y nerviosos en la mejores circunstancias se han mantenido
increíblemente pacientes, asumiendo que todo se arreglará.
Pero en cualquier momento se agota la paciencia. Aún con un
acuerdo modesto de la reducción de la deuda más un aumento
a corto plazo del techo de la deuda, no serán suficientes
para darle confianza a los mercados.
Una caída significativa de la Bolsa
causaría gran daño a los ahorros para el retiro de la
población, y a la economía en general. El efecto negativo
sobre el dinero que tiene de la gente en los bancos sería
grande. Sin embargo, hay otra pérdida peor, aunque no tan
obvia: Washington está enlodando la reputación de EUU como
líder mundial. Nos estamos convirtiendo en un hazmerreír.
El famoso periodista ya fallecido A.J.
Liebling, quien durante muchos años escribió para The New
Yorker, dijo que Louisiana era la más norteña de las repúblicas
bananeras. Si Liebling estuviera vivo ampliaría el concepto
de “república bananera más norteña”. Diría que todo
Estados Unidos es ya una República Bananera, con Washington
como su triste capital.
Pienso que la mayoría de los miembros
del Congreso y sus asistentes están demasiado metidos en el
problema como para entender el daño que se están haciendo
a sí mismos, a la institución que representan y al proceso
político de la nación. El examen del directorio ilustrado
nos dirá si yo tengo o no la razón.
El escenario político
en EEUU
La intransigencia del Tea Party, un
arma de doble filo
Por
John Whitesides
Agencia
Reuters, 03/08/11
Washington.-
Los ultraconservadores del Tea Party consiguieron su
mayor triunfo político con el acuerdo sobre el límite de
la deuda de Estados Unidos que recorta el gasto federal,
pero sus tácticas de línea dura podrían ser castigadas
por los votantes en las elecciones generales de 2012.
Los miembros del Tea Party, que
arrasaron en el Congreso en las elecciones legislativas del
año pasado al comprometerse a recortar el gasto,
transformaron al Partido Republicano y llevaron la reducción
del déficit fiscal al tope de la agenda política de
Washington.
Pero al colocar a Estados Unidos al
borde del default y sabotear un pacto con recortes más
intensos del gasto porque incluía alzas de impuestos,
corren el riesgo de distanciarse de algunos de los votantes
más moderados que los republicanos necesitarán para
mantener el poder en la Cámara baja del Congreso y
recuperar la Casa Blanca.
"La intransigencia puede dar
dividendos en el corto plazo, pero no estoy seguro si tendrá
buenos resultados con el tiempo", dijo Steven Schier,
politólogo del Carleton College de Minnesota.
"Existe un riesgo real a que la
rigidez y la negativa a un compromiso sean vistos como un
obstáculo en el camino a soluciones serias de los problemas
nacionales, y ése es el riesgo para los republicanos",
agregó el analista.
Un sondeo del Pew Research Center
difundido anteayer reveló que las negociaciones de la deuda
habían afectado a todos los grandes protagonistas,
incluidos el presidente Barack Obama y el presidente de la Cámara
de Representantes, John Boehner.
Pero los congresistas republicanos y
del Tea Party se llevaron la peor parte. Un 42% de los
encuestados señalaron que tienen una impresión mala de los
republicanos, y un 37% dijo que su visión del Tea Party
empeoró como resultado de la disputa.
"En una multitud de gente que no
tiene muy buena imagen, ellos están en el tope de la
lista", dijo el presidente del Pew, Andrew Kohut.
Kohut agregó que la confrontación
recordó el espectáculo entre el ex presidente demócrata
Bill Clinton y el entonces presidente republicano de la Cámara
de Representantes Newt Gingrich, cuando las amenazas
republicanas de paralizar el gobierno tuvieron un efecto
contrario y ayudaron a la reelección de Clinton en 1996.
El movimiento del Tea Party, que nació
en 2009 tras la elección de Obama, se convirtió en una
fuerza de influyentes bases que ayudó a elegir a decenas de
nuevos republicanos al Congreso el año pasado con la
promesa de contener el tamaño del gobierno. Muchos de sus
seguidores denunciaron que el acuerdo es demasiado débil y
algunos prometieron desafiar en las primarias del próximo año
a los congresistas republicanos que votaron por el plan.
El consultor republicano Jim Dyke dijo
que el Tea Party fue clave en identificar los temas que
llevaron a triunfos electorales republicanos el año pasado:
el recorte del gasto, la oposición a las alzas de impuestos
y el rechazo a la ley de reforma al sistema de salud de
Obama.
Los demócratas se apuraron en
denunciar a los miembros afiliados al Tea Party en el
Congreso por negarse a un compromiso, adelantando lo que será
un punto central en los debates de cara a las elecciones.
"Les pronostico que muchos de esos
nuevos miembros que llegaron aquí diciendo: «Aquí las
cosas sólo se hacen como yo digo» perderán rápido sus
bancas si no aprenden que deben hacer compromisos",
dijo el vicepresidente Joe Biden a la cadena CBS.
"Compromiso no es una mala palabra."
En una cruda señal de la influencia
del Tea Party, el principal candidato presidencial
republicano, Mitt Romney, dijo anteayer que no respaldaría
el acuerdo sobre el límite de la deuda porque abre las
puertas a impuestos más altos e impone recortes en Defensa.
Boehner fue obligado a enmendar su
proyecto de deuda para ganar el respaldo del Tea Party y
obtener los votos para la aprobación.
Bendición mixta
El Tea Party ha sido una "bendición
mixta" para los republicanos, dijo el republicano Dan
Schnur de la Universidad del Sur de California, un asesor
del senador John McCain en la campaña presidencial de 2000.
"En algún momento, entre ahora y noviembre del próximo
año, se trazará una línea entre la fuerza del partido y
la condición de elegibilidad", agregó.
Schnur comparó a los seguidores del
Tea Party con los militantes izquierdistas contra la guerra
de los años 1960 y 1970, que cambiaron la política de
Estados Unidos ante la Guerra de Vietnam, pero a su vez
ayudaron al fracaso demócrata en las presidenciales de 1968
y 1972.
"Ellos cambiaron el foco y la dirección del
debate nacional pero sacrificaron dos elecciones",
dijo. "El desafío para los republicanos es determinar
cómo evitar ese destino para el Tea Party", indicó.
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