Una recuperación con sabor a recesión
Por Brenda Cronin
Wall
Street Journal, 01/11/11
Pese a que ya han transcurrido dos años desde que
Estados Unidos oficialemnte salió de la recesión, muchos de sus ciudadanos
sienten que no es mucho lo que ha cambiado. La economía se sigue recuperando
a paso de tortuga de una crisis que no respetó edad, sexo, región ni profesión.
Una serie de estadísticas sombrías sirve como telón de
fondo de los numerosos estadounidenses obligados a cambiar de carrera, volver
a vivir con sus padres o reducir drásticamente sus gastos para ajustarse a
sus nuevas circunstancias.
Una cifra, el ingreso mediano por familia, es decir el
que está precisamente en la mitad, descendió 3,2% a US$53.518 durante la
recesión de 2007-2009. Entre junio de 2009 y junio de 2011 cayó otro 6,7%
según un análisis de los datos mensuales de la Oficina del Censo.
Otros datos pintan un panorama igual de sombrío. La última
recesión sólo fue superada en duración y fuerza por la Gran Depresión de
los años 30. La producción total de bienes y servicios demoró dos años en
retomar el nivel anterior a la crisis, el lapso más prolongado desde el fin
de la Segunda Guerra Mundial. El PIB per cápita, a su vez, aún permanece 3%
por debajo del de fines de 2007.
Desde mediados de 2009, cuando acabó la recesión, la
economía se ha estado expandiendo pero a un ritmo que resulta insuficiente
para reducir el desempleo, que se ubica en 9,1%. Y el sector inmobiliario, el
más golpeado por la crisis, aún no repunta. Los precios de las viviendas en
junio, por ejemplo, estaban 10,1% por debajo de los de mediados de 2009. Uno
de cada cinco deudores hipotecarios tiene que pagar una hipoteca que supera el
valor de su casa.
La educación, otrora un camino confiable hacia un empleo
bien remunerado, no ha frenado el declive de los salarios durante la
recuperación. Durante junio de 2009 y junio de 2011 cayeron los ingresos
medios de las familias encabezadas por los egresados de la escuela secundaria
(8,2%), y por quienes tienen un título universitario (5,9%), según los cálculos
de la firma Sentier Research.
El resultado es que las personas que reciben menores
ingresos y ven cómo sus pensiones se han reducido gastan menos. Las
preocupaciones acerca de perder o encontrar un empleo, o el pago de deudas, se
traducen en una mayor cautela a la hora de abrir la billetera.
Sólo 21% de los estadounidenses espera una mejoría de
la economía durante los próximos 12 meses, según una encuesta realizada en
octubre por The Wall Street Journal y NBC News.
La mayoría de los economistas que participaron en la última
encuesta de proyecciones de The Wall Street Journal, por su parte, estima que
el ingreso medio demorará más de 10 años en regresar a los niveles previos
a la recesión.
En momentos en que los ingresos están estancados, las
familias han optado por reducir paulatinamente sus niveles de endeudamiento.
Jerry Webman, director de inversión y economista jefe de Oppenheimer Funds,
estima que los estadounidenses sólo han recorrido la mitad del camino en este
sentido. Basándose en información como los niveles de crédito de consumo,
"pareciera que a estas alturas estamos tocando fondo", indicó.
Hasta que termine, este proceso de reducción de deuda
limitará el repunte de la economía, aunque EE.UU. no reciba ningún shock
externo, lo que obliga a los estadounidenses a tratar de sobrevivir en una
recuperación económica que es muy desigual.
La crisis actual en EEUU ya no es sólo la implosión del
sistema económico,
sino también del político
El 1% y todos los demás
Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 31/10/11
Casi como propaganda para nutrir las protestas de Ocupa
Wall Street, informes oficiales del gobierno, el sector financiero y centros
de investigación confirman lo que todos saben: ricos más ricos mientras
todos los demás pagan los costos de un sistema económico y político que ya
no funciona para el 99%.
La semana pasada la Oficina del Censo emitió un informe
en el cual destaca que la tasa de pobreza se incrementó en 32 estados entre
2009 y 2010. Anteriormente había reportado que entre esos dos años la tasa
de pobreza creció de 14.3 por ciento a 15.3 por ciento (casi uno de cada seis
habitantes); en números el incremento fue de 42.9 millones a 46.2 millones de
personas y los analistas suponen que las cosas sólo se han puesto peor a lo
largo de 2011.
A la vez, aunque a veces con trucos de contabilidad, casi
todos los bancos principales acaban de reportar grandes utilidades en este último
trimestre: el Bank of America 5 mil 900 millones de dólares, Citibank 4 mil
800 millones de dólares, JP Morgan Chase 4 mil 260 millones, Wells Fargo 4
mil 100 millones dólares y así.
Todo indica que las tendencias de los últimos 30 años
continúan, pero ahora en medio de la peor crisis desde la gran depresión,
con los costos sociales en evidencia en todas las esquinas del país. Como
reportó La Jornada la semana pasada, un informe oficial de la Oficina
del Congreso sobre Presupuesto (CBO) encontró que el 1 por ciento más rico
casi triplicó su ingreso nacional en las últimas tres décadas. A partir de
2007, el 20 por ciento más próspero capta un ingreso total más grande que
el que se reparte entre el 80 por ciento restante de la población.
Un nuevo informe de la Fundación Bertelsmann, difundido
la semana pasada, colocó a Estados Unidos en el número 27 de los 31 países
de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico en su índice
de justicia social, que evalúa tasas de pobreza, participación educativa,
social y laboral y otros aspectos considerados indicadores de legitimidad y
estabilidad de cualquier comunidad política. En su análisis informa que
“Estados Unidos, con sus niveles alarmantes de pobreza, está casi en la
cola del índice, ocupando un puesto sólo un poco mejor que el de su vecino México
(30) y… Chile (29)”.
Mientras tanto, tal como acusan los manifestantes, la cúpula
política parece estar comprada por los sectores más ricos. El precandidato
presidencial republicano por ahora favorito, Mitt Romney, goza de más apoyo
del sector financiero que sus rivales; más de 23 por ciento de los fondos
recaudados por su campaña provienen de ese sector, reporta el Center for
Responsive Politics. Los sectores de finanzas, aseguradoras y bienes raíces
han contribuido con unos 16 millones de dólares a todos los candidatos
presidenciales hasta la fecha, y otorgarán muchos millones más antes de las
elecciones de 2012.
Pero es lo mismo con los demócratas. Aunque Romney ha
recibido casi el doble de Wall Street que Barack Obama, el presidente ha
recaudado este año más fondos en total del sector financiero para su campaña
y el Partido Demócrata que cualquier candidato republicano. El Washington
Post reporta que Obama ha recaudado más fondos (para su campaña y para la
tesorería electoral de su partido juntos) de banqueros, financieros y otras
empresas relacionadas con Wall Street que todos los candidatos republicanos
juntos.
Los estrategas de Obama, que han elaborado un guión más
populista para su candidato en meses recientes, que incluye críticas al
sector financiero y acusa a los republicanos de ser títeres de ese sector,
también buscan cómo emplear la ira expresada por el movimiento nacional de
Ocupa Wall Street para sus fines electorales, pero tienen un grave problema
que superar: cómo presentar a Obama, que espera obtener decenas de millones
de dólares del sector financiero, como un representante del 99% y no del 1%
que tanto apoyo le ha ofrecido. Muchos expresan que un objetivo es evitar que
sea percibido como uno de los políticos que le deben favores políticos a
Wall Street.
En su programa de radio semanal, el sábado, Obama señaló
el informe de la CBO que confirma que “los ricos se han vuelto más ricos…
Ahora bien, en este país no nos molesta la riqueza o el éxito de otros; la
alentamos, la celebramos. Pero Estados Unidos está en mejores condiciones
cuando todos han tenido la oportunidad de prosperar, no sólo los que están
en la cima de la escala de ingresos”. Afirmó que su objetivo es construir
una economía en la cual todos tengan la oportunidad de ser exitosos.
Pero sus palabras cada vez tienen menos efecto entre los
14 millones de desempleados, más, por lo menos, otros 10 millones que no
tienen empleo de tiempo completo o que ya ni buscan, más los 6 millones que
están perdiendo sus hogares por la crisis hipotecaria, los millones de
estudiantes que egresan endeudados de las universidades y que ahora enfrentan
además un panorama con menos empleos y oportunidades.
Tampoco ven a los republicanos como una opción. De
hecho, 89 por ciento de los habitantes del país no confía en el gobierno y
tres cuartas partes creen que el país avanza en dirección equivocada, según
la última encuesta de CBS News/New York Times.
Cada vez más analistas y observadores señalan que la
crisis actual en Estados Unidos ya no es sólo la implosión del sistema económico,
sino también del político.
Las cifras y datos oficiales parecen confirmarlo. Es por
esto, en parte, que Ocupa Wall Street no está enfocado sobre el esquema político
oficial. “Este movimiento ya está mucho más allá del ‘oye, hay que
elegir a este tipo’. Esos días ya se acabaron… ya todos participamos…
¿y qué logramos? ¿Dónde estamos? Estamos en las peores condiciones que jamás
he visto en mi vida en este país”, comentó Michael Moore en entrevista con
CNN sobre si Ocupa Wall Street tendrá impacto electoral.
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