Un nuevo nivel de luchas
La huelga general de Oakland
Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 10/11/11
El 2 de noviembre pasado, la gran movilización y
huelga general que paralizaron la ciudad y el puerto de Oakland fueron un
nuevo hito en el resurgimiento de las luchas en Estados Unidos.
En nuestro número anterior –Socialismo o Barbarie,
Nº 212– comentábamos la “jornada mundial de los indignados” del 15 de
octubre y señalábamos que, en ese contexto, la novedad internacional más
importante era el despertar de las luchas en EEUU.
El movimiento Occupy (Ocupar!), iniciado en Nueva York
con Occupy Wall Street se
estaba extendiendo por infinidad de localidades de EEUU, incluso en regiones y
estados considerados
tradicionalmente reaccionarios. Además, en varias ciudades, como Nueva York,
Chicago y otras, se habían realizado marchas y otras actividades de
organizaciones obreras en apoyo al nuevo movimiento.
Lo sucedido en Oakland la semana pasada marca
evidentemente un nivel superior. El capitalismo estadounidense, su
prensa, y las pandillas de políticos a su servicio, republicanos y demócratas,
han quedado muy preocupados por este hecho. Eso se refleja en todos los medios
corporativos, que han rivalizado, en diferentes formas –“refinada” el
New York Times y rabiosa en medios como Fox News–, de descalificar lo de
Oakland y el movimiento Occupy en general.
Oakland no es una localidad de menor importancia ni de
una región marginal. Es el quinto puerto de EEUU y está situado en la parte
este (East Bay) del Área de la Bahía de San Francisco (San Francisco Bay
Area); es decir, uno de los nudos más importantes del capitalismo
estadounidense y del mercado mundial.
Todo comenzó el 25 de octubre con la feroz represión
policial dispuesta por la alcaldesa demócrata Jean Quan contra los
miembros de Occupy Oakland, que estaban haciendo una protesta pacífica en una
plaza.
Es significativo advertir que Jean Quan es conocida como
una de las figuras más “progresistas” del partido de Obama. Y no está
sola: en la represión policial a los Occupy, son los alcaldes demócratas
quienes se han puesto a la cabeza, por ejemplo, en Chicago, Atlanta, Denver,
Boston, Cincinnati, Nashville y otras ciudades, dando órdenes de apalear y
arrestar a los activistas.
En Oakland, la orden de “mano dura” implicó la
muerte cerebral de Scott Olsen, ex soldado de 24 años y militante del
movimiento Veterans for Peace (Veteranos por la Paz). Una granada de gas
disparada a quemarropa por la policía le destrozó el cráneo.
Pero, como suele suceder muchas veces, la represión
en vez de abatir el movimiento lo disparó a un nivel superior. Y así, en
EEUU volvió darse algo insólito, algo que no se veía desde la combativa década
de 1930: una huelga general y con movilización que paraliza totalmente una
gran ciudad.[1]
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Panfleto convocando
a la huelga general, que recuerda
los ejemplos del siglo pasado |
No es casual, entonces, que uno de los panfletos que
convocaba el paro del 2 de noviembre, comenzara recordando la huelga
general de 1934, que paralizó la vecina ciudad de San Francisco durante
cuatro días, como el ejemplo a seguir. También recordaba que Oakland
tenía el honor haber sido la última ciudad de EEUU en hacer una huelga
general: en 1946. ¡Dos fechas simbólicas: el inicio del mayor
ascenso del movimiento obrero norteamericano, la primera, y el comienzo del
“boom” de posguerra, la segunda!
Si comienza a revivir la memoria de esas luchas históricas
del movimiento obrero estadounidense, tienen razón de estar preocupados los
explotadores y sus políticos demócratas y republicanos.
Notas:
1.– En el siglo pasado, en los años 60 y 70, en que se
desarrolló el movimiento por los derechos civiles de los afro–americanos,
las movilizaciones contra la guerra de Vietnam, y una radicalización general
de la juventud y los movimientos estudiantiles, hubo algunos estallidos en
ciudades (como el célebre de Watts, suburbio negro de Los Ángeles, en 1965).
Pero este tipo de “estallido social” espontáneo es muy diferente de lo
sucedido ahora en Oakland.
Oakland
Cómo se hizo la
primera huelga general
en 65 años
Socialismo o Barbarie, periódico, 10/11/11
La jornada del 2 de noviembre detuvo totalmente la
ciudad. Todas las actividades, las escuelas, los servicios, el comercio, los
bancos, etc., lograron ser paralizadas. Y por último, también se consiguió
detener la actividad estratégica de la ciudad, el puerto.
Esto se logró por la combinación de un gran
movimiento popular y juvenil, con sectores de trabajadores sindicalmente
organizados. La movilización conjunta de esos sectores pudo poner en acción
un inmenso “piquete de huelga” (aproximadamente, de unos 20.000
manifestantes) que primero paralizó la ciudad y luego marchó a bloquear el
puerto con la consigna de “general strike” (huelga general) al
frente.
Por la mañana del 2 de noviembre, respondiendo a los
llamados de Occupy Oakland, de organizaciones sociales y sindicales locales
(principalmente de profesores, maestros, empleados de servicios civiles y de
sanidad, de comercio y alimentos, automóvil, aerolíneas, la coalición de
sindicalistas negros, etc.), comenzaron las marchas para formar el gran
piquete de masas que detendría el puerto.
Las escuelas públicas fueron los principales puntos de
partida de estas marchas. Miles de estudiantes se unieron a la lucha. Los
maestros y profesores habían difundido volantes convocando a padres y alumnos
a unirse a la movilización, la respuesta fue masiva. También, tocados por lo
sucedido a Scott Olsen, muchos veteranos de guerra del Área de San Francisco
fueron ese día a Oakland.
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Panfleto de los maestros a los padres para llamarlos a apoyar el
movimiento |
Estas columnas de jóvenes, maestros y profesores y
activistas sindicales, iban imponiendo en algunos casos el cierre de bancos,
comercios y establecimientos que aún estaban abiertos. Así una columna de
700 manifestantes que partió del Laney Community College obligó a cerrar el
banco Wells Fargo. Pero también muchas tiendas y comercios menores habían
cerrado antes con carteles que decían: “Estamos cerrados por la huelga
general convocada por Occupy Oakland”.
Los piquetes que partieron por la mañana desde esos
distintos puntos, fueron creciendo, garantizando la paralización total de
actividades, y finalmente convergieron en la plaza principal de la ciudad,
donde está el campamento de Occupy Oakland. Este sitio, que antes se llamaba
Frank H. Ogawa Plaza, ha sido rebautizado por Occupy Oakland como “Oscar
Grant Plaza”. Es el nombre de un joven negro, asesinado alevosamente por un
policía blanco en 2009, un caso famoso en la ciudad.
La prueba de fuego, parar el puerto
Pero los miles de manifestantes que formaban el
super–piquete en la Oscar Grant Plaza debían enfrentar por la tarde el gran
desafío: paralizar el quinto puerto del capitalismo estadounidense.
A diferencia de las seccionales (locals) de otros
sindicatos, los dirigentes del puerto no se habían atrevido a declarar
“oficialmente” la huelga, argumentando “problemas legales...” y
efectivamente en EEUU existe una abrumadora legislación antisindical.
Así, la burocracia “se lavó las manos” en cuanto a
declarar un paro “oficial”. Pero como reconocieron los mismos dirigentes,
fue la base la que determinó no entrar a trabajar. La mayor parte de los
portuarios se negó a ingresar al puerto cruzando los piquetes. Así, la
autoridad portuaria se vio obligada poco después a suspender oficialmente las
actividades y cerrar los docks.
La gran movilización había llegado horas antes al
gigantesco complejo portuario. Dividiéndose en segmentos, fue bloqueando
todas las puertas. Cuando finalmente llegó la noticia de que la autoridad
portuaria había decidido cerrar el puerto, estalló la celebración en los
piquetes. Se rehizo la columna y la mayoría volvió a la Oscar Grant Plaza,
donde los festejos se prolongaron toda la noche con música y cantos.
Algunos hechos trataron de ser utilizados por el gobierno y los medios
Durante toda esta extraordinaria movilización, la policía
debió meter violín en bolsa. Si pretendía reprimir los piquetes y
especialmente la gran manifestación que paralizó el puerto, hubiera
desencadenado seguramente un estallido de dimensiones y consecuencias
incalculables. Tanto la “progresista” demócrata Jean Quan como sus
represores policiales, debieron mascar su rabia todo el día.
Pero al finalizar las actividades, cuando ya casi todos
se habían retirado, algunos “idiotas útiles” (o provocadores
conscientes) desencadenaron pequeños incidentes que dieron el pretexto a la
policía para intervenir violentamente. Por supuesto, los “medios”, más
que nunca interesados en falsear las cosas, le dieron una cobertura
preferencial, para presentar al movimiento Occupy como un grupo de chiflados y
“violentos” peligrosos.
Hasta el New York Times perdió todo su ropaje de
“seriedad”: la imagen principal donde informaba lo de Oakland era la de
una sola persona quemando por la noche una bandera. ¡Esto para retratar una
movilización de masas que había realizado la primera huelga general en una
ciudad de EEUU desde hace 65 años!
Esto plantea todo un debate en Occupy. Se corre el
peligro de dos alternativas igualmente falsas y contraproducentes: por el un
lado, el pacifismo “no violento”, estilo Gandhi, que no sirve para nada;
y, por el otro, la “piedra libre” para que cualquier grupúsculo actúe
violentamente por cuenta propia (lo que abre las puertas a provocaciones: un
tema en el cual la burguesía yanqui y sus servicios son maestros).
Frente a estas falsas disyuntivas –que reviven añejas
discusiones– es necesario reafirmar la posición clásica del marxismo
revolucionario, de que es el movimiento obrero y de masas quien, democráticamente,
debe decidir las formas de lucha.
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