Porqué Rusia no quiere resignar el
control militar sobre Georgia y el Cáucaso
La carta secreta de Moscú
Por Manuel Freytas (*)
IAR Noticias, 19/08/08
A partir del control militar de
Georgia y del Cáucaso, Moscú se posiciona claramente en
tres escenarios: El control del estratégico oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan
(BTC), una negociación por separado con Alemania y Francia
que produce una fisura en las relaciones USA-UE con el petróleo
del Caspio como protagonista, y el envío de una clara
advertencia (especialmente para Ucrania, Polonia y Rep.
Checa) de que Moscú puede extender la lección de Georgia a
otros enclaves pro-EEUU del espacio postsoviético.
El
desarrollo de la etapa post-bélica demuestra que el
gobierno de Moscú está buscando (al mejor estilo de Putin)
un "equilibrio" entre el cumplimiento de la
"formalidad diplomática" del acuerdo de alto el
fuego suscripto con Georgia (con mediación de Francia) con
una profundización del control militar estratégico que
hoy detenta sobre la región del Cáucaso y Georgia.
Para el
Kremlin y su Estado Mayor la cuestión estaría clara: Después
de la derrota de Georgia (un Estado títere de Washington),
la región no puede volver a su status anterior de presión
militar de la OTAN y hegemonía encubierta de EEUU.
Con el
reforzamiento del cerco militar sobre Georgia, Rusia
controla de hecho el estratégico oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan
(BTC), una llave de acceso del petróleo del Caspio hacia
Europa, que Moscú ya estaría barajando como herramienta
para negociar un "nuevo orden regional" que
lo tenga como protagonista central.
Según
agencias rusas y "occidentales" el presidente
ruso, Dmitri Medvedev, le comunicó este domingo a su
homólogo francés, Nicolás Sarkozy, en conversación telefónica,
que el lunes comenzará la "retirada" de las
tropas rusas desplegadas en Georgia, aunque no precisó
la modalidad ni el calendario del retiro total.
Según la
interpretación de algunos analistas rusos, pese a que se
realizará un retiro gradual y formal de las tropas, los
enclaves estratégicos de control militar de la región no
se desmontarán aunque el Kremlin haya firmado
"oficialmente" el acuerdo del cese al fuego al que
el canciller francés definió como un "pedazo de
papel".
De acuerdo
con esas interpretaciones, las claves de ese dispositivo de
control militar estratégico cuenta con tres emplazamientos
: Osetia del Norte y la frontera rusa por el norte, Osetia
del Sur, como centro de proyección a Tiflis, y la Flota
del Mar Negro, como plataforma de monitoreo del
movimiento aéreo y portuario de Georgia.
En ese
escenario, la estrategia de Moscú estaría orientada a
"ganar tiempo" con retiros parciales y lentos
de tropas para cubrir las reglas "diplomáticas",
manteniendo y fortificando el dispositivo militar de
"cerco" sobre Georgia y el resto de la región.
Pero la
estrategia rusa ya generó una reacción en EEUU y la Unión
Europea, que por ahora se muestran impotentes y sin medidas
claras para neutralizar la operación de Moscú.
Tanto
Washington como su Estado títere de Georgia, calificaron de
"ambigua y confusa" la promesa de retiro
reiterando sus advertencias de que las tropas rusas de
combate deben abandonar de inmediato y sin más preámbulos
el territorio georgiano y las provincias separatistas de
Osetia del Sur y de Abjasia, o Moscú deberá enfrentar un
aislamiento internacional.
Un
comunicado del Estado Mayor militar ruso precisó aún más
los alcances de la decisión rusa.
En el
comunicado, la plana mayor militar del Kremlin precisó que la
retirada de las tropas rusas de Georgia será
"gradual" e insistió en la necesidad de que
éstas continúen cumpliendo con su "misión de
paz" en la zona de conflicto.
El general
Anatoli Nogovitsin, subjefe del Estado Mayor del Ejército
ruso, añadió que las tropas rusas también se ocupan de
liquidar las secuelas de la catástrofe humana provocada por
la guerra. "En estos momentos, las tropas rusas
mantienen el control sobre tres ciudades georgianas (Gori,
Senaki y Zugdidi), además de mantener el cerco sobre el
puerto de Poti, en el Mar Negro, con la Flota Rusa
monitoreando todos los movimientos", precisó.
"La
principal tarea de las tropas rusas de paz y de las unidades
del 58 Ejército en la zona de conflicto es estar en
permanente alerta para cumplir con sus misiones de
pacificación", aseguró en una rueda de prensa el
general Anatoli Nogovitsin.
Hay que
puntualizar que -según medios y analistas rusos- Moscú
sostiene que la fracasada invasión de Georgia del Sur tenía
como objetivo una intervención de la ONU y el despliegue de
"fuerzas de paz" que marginaría a las fuerzas
rusas de la función que cumplían en la región en el marco
del la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que
aglutina a las ex repúblicas soviéticas.
El fracaso
de la invasión de Georgia a Osetia del Norte, y el
posterior contraataque y despliegue de sus tropas, le
permitió a Moscú la
posibilidad de reposicionarse militarmente sobre Georgia y
sobre el grifo petrolero del oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan
(BTC), desnudando el corazón estratégico del conflicto
que no es otro que el control del flujo petrolero del Caspio
hacia Europa.
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Mapa
del oleoducto BTC: por él pasa la mayor parte de
crudo
que produce la región |
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A partir
del control militar de Georgia y del Cáucaso, Moscú se
posiciona claramente en tres escenarios: El control del
estratégico oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan (BTC), una negociación
por separado con Alemania y Francia que produce una
fisura en las relaciones USA-UE con el petróleo del Caspio
como protagonista, y el envío de una clara advertencia
(especialmente para Ucrania, Polonia y Rep. Checa) de que Moscú
puede extender la lección de Georgia a otros enclaves
pro-EEUU del espacio postsoviético.
A su vez,
el afianzamiento militar del control territorial y sobre el
estratégico BTC le permite a Moscú presionar sobre la UE
para la no aceptación de Georgia en la OTAN. Si
Georgia ingresara a la OTAN se completaría el círculo de
aislamiento de la Flota Rusa del Mar Negro.
En los últimos
años, países post-soviéticos que tienen costas en el Mar
Negro se integraron a la Alianza: en 2004 (además de Turquía)
Rumania y Bulgaria se agregaron a la OTAN y estos dos últimos
desde principios de 2007, además, se integraron a la Unión
Europea. La estrategia de Washington buscaba (y busca)
claramente el aislamiento de Rusia y su flota en la región.
El dominio
ruso del Mar Negro, además, tiene una clara incidencia
geopolítica-militar sobre Irán y Turquía (una llave
militar de EEUU) y juega un papel estratégico en el
desarrollo del conflicto de Medio Oriente.
En las últimas
horas la prensa rusa difundió versiones según las cuales
Moscú podría amenazar con la interrupción del
estratégico oleoducto que trasporta petróleo a Europa
desde el Caspio y cuyas redes de tendido pasan a través
de Georgia.
En su nueva
guerra fría por áreas de influencia con Moscú, EEUU
construyó el BTC, un oleoducto que parte del Azerbaidjan y
concluye en el Mediterráneo, en Turquía, para evitar el
territorio de Rusia (e Irán), con el propósito claro
de monopolizar la explotación y el transporte del petróleo
y el gas asiáticos.
Es la única
tubería que lleva al continente europeo el crudo del
Caspio sin pasar por Rusia e Irán, que hasta su
construcción ostentaba el monopolio de los suministros de
hidrocarburos procedentes de Asia Central.
El
oleoducto BTC, que empezó a funcionar en el 2006, se
extiende a través de Chechenia y las provincias
separatistas de Abjazia y Osetia del Sur en Georgia.
Debido a su
importancia geopolítica-militar y económica en la
competencia por áreas de influencia con Rusia, EEUU
proporcionó a Georgia multimillonarias cifras en ayuda
económica, dotándola de armamento y equipamiento
estadounidense de última generación en el espacio
post-soviético.
El BTC ha
costado unos 3.600 millones de dólares (unos 2.370 millones
de euros), que aportaron varias petroleras internacionales,
entre las que se destacan British Petroleum y las
norteamericanas Chevron y Conoco-Philips.
De ser
destruido o interrumpido el vital oleoducto, el
monopolio de los suministros de petróleo volvería a la
ruta rusa, a través de Bielorrusia y Ucrania. Puesto en
funcionamiento en 2006, el BTC permite a Europa obtener
diariamente 1,2 millones de barriles de crudo.
Esta es la
principal carta en la manga de Moscú para forzar a la Unión
Europea (la principal perjudicada en caso de interrupción
del flujo petrolero) a negociar un acuerdo al margen de
Washington y de sus petroleras.
Rusia, por
medio de la anterior administración de Putin, inició una
estrategia de apuntalamiento de sus relaciones con Europa
a partir de su desarrollo con el petróleo y la energía.
De la mano
del gigante petrolero estatal ruso, Gazpron, Putin avanzó
en acuerdos sectoriales con Alemania, Austria, Italia y
Francia.
Gazprom ya
distribuye el gas en Italia, con Alemania mantiene un
contrato de provisión de gas por el Báltico, y en Rusia
le ha otorgado contratos a la Total francesa, rompiendo
la hegemonía de las petroleras anglo-norteamericanas.
El nuevo
mapa de dominio regional del Cáucaso, y su virtual
control militar de Georgia, posiciona a Moscú para avanzar
hacia la consolidación de nuevos acuerdos energéticos con
Europa produciendo una fisura en la alianza EEUU-UE con
-todavía impensables-influencias en el mapa del poder
regional.
(*) Manuel Freytas
(manuelfreytas@iarnoticias.com) es periodista, investigador
y analista, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica.
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