La
sombra de Kosovo ronda a EEUU
Por
Ali Gharib
Inter Press Service (IPS), 20/08/08
Washington.–
El papel de Estados Unidos al inicio del conflicto entre
Georgia y Rusia, que se enfría tras la firma del acuerdo de
cese del fuego, y el futuro de su influencia en esa región
sigue siendo difuso.
Hace 10 días,
fuerzas de ambos países se enfrentaron a raíz de la
respuesta del ejército de Georgia a ataques de separatistas
de la región autónoma de Osetia del Sur.
La crisis
prosiguió con desplazamientos a gran escala de efectivos
rusos dentro de la región autónoma, según ha asegurado
Tiflis y afirmó esta semana en conferencia de prensa el
subsecretario de Estado (vicecanciller) estadounidense
Matthew Bryza, enviado especial a la región.
El papel
que le cupo a Washington al inicio del conflicto el 7 de
este mes no queda claro. Un artículo del diario The
Washington Post reveló el fin de semana que Bryza estaba al
tanto de las operaciones militares de Georgia antes de que
comenzaran.
"¿Quién
disparo a quién primero?", se preguntó Bryza,
inquirido en el Club de la Prensa Extranjera. "No sé
si alguna vez conoceremos la respuesta", continuó.
En
definitiva, dijo, se trata de un dato
"irrelevante" porque "Rusia repelió con tal
brutalidad" a las fuerzas de Georgia que la comunidad
internacional se puso en su contra.
El anterior
subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Nicholas
Burns, señaló en el Consejo Atlántico para Estados Unidos
que Rusia era el único responsable del conflicto y que las
incursiones rusas habían sido "la mayor decepción"
de ese país desde la caída del muro de Berlín en 1989.
Burns señaló
que las operaciones rusas respondieron a a la creciente
libertad y democracia existente en Europa desde el fin de la
Guerra Fría. "Rusia las puso en peligro", alegó
Burns.
En el mismo
sentido se pronunció el embajador estadounidense en la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), Zalmay Khalizad,
que se ensarzó en una dura discusión con su par ruso,
Vitaly Churkin,
Según
Rusia, el apoyo de Estados Unidos envalentónó a al
presidente georgiano Mijaíl Saakashvilli para lanzar una
operación militar en Osetia del Sur, provincia
mayoritariamente prorusa que aspira a independizarse desde
principios de los 90.
Burns
replicó que las acusaciones de Churkin eran infundadas. Los
que "señalan con el dedo" a Georgia y a Estados
Unidos se equivocan, subrayó: sólo Rusia, según él, es
responsable del conflicto.
"No
creo que Estados Unidos tenga la culpa de lo que ocurre en
Georgia", reiteró Burns a IPS tras la conferencia en
el Consejo Atlántico. "La culpa es de Rusia."
Pero para
el director ejecutivo del Centro Nixon, Paul Saunders,
experto en relaciones ruso–estadounidenses, no sorprende
que este país y Georgia no se consideren responsables.
"Burns,
en su calidad de subsecretario de Estado, participó hasta
hace poco en el diseño de la política de Estados Unidos
hacia Georgia", explicó. Desde esa perspectiva, es
poco probable que le encuentre fallas.
Estados
Unidos no debe inmiscuirse en la delimitación de fronteras
entre los países europeos, señaló Burns en el Consejo Atlántico,
en referencia al apoyo a la prooccidental Georgia en la
cuestión de Osetia de Sur.
Bryza dijo
no estar seguro de a qué se refería Burns, cuando IPS le
preguntó si esos comentarios representaban la posición de
Estados Unidos. Pero estuvo dispuesto a confirmar que el
mensaje general de Burns era una respuesta adecuada para el
caso específico del conflicto en Georgia.
"No
debemos permitir que la situación actual trace nuevos límites
en Europa e impida que un gobierno elegido democráticamente
se una a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico
Norte) si así lo desea", apuntó.
Muchos
analistas observaron que las ambiciones de Moscú de
independencia para Osetia del Sur y otra región autónoma
prorusa de Georgia, Abjasia, se vieron reforzadas por el
apoyo de Estados Unidos a la independencia de Kosovo, a la
que Serbia considera parte de su territorio.
Pero muchos
funcionarios estadounidenses rechazaron con dureza la opinión
de que el apoyo de Estados Unidos a Kosovo, dado poco después
de su declaración unilateral de independencia, creó un
precedente legítimo para que Rusia respalde la
independencia de regiones autónomas de Georgia.
La
independencia de Kosovo y la de Osetia del Sur y Abjasia son
"fundamentalmente diferentes", dijo Burns a IPS.
"Estuvimos
bien en apoyar el derecho a la independencia de
Kosovo", señaló Burns. La diferencia fundamental fue
el control que ejercía la ONU sobre Serbia desde fines de
los años 90 a raíz de lo que Burns llamó "ataque
salvaje" del ex presidente Slobodan Milosevic
(1941–2006).
Milosevic
gobernó Serbia desde 1989 hasta su caída a causa de un
levantamiento popular en 2000, cuando ejercía la
presidencia de la Federación Yugoslava, y falleció en 2006
en una cárcel del Tribunal Penal Internacional para la ex
Yugoslavia.
Pero
algunos analistas arguyen que Estados Unidos debió darse
cuenta cuando Kosovo declaró su independencia hace seis
meses que el hecho de sentar un precedente no es tan fácil
como declarar luego que no lo es.
Estados
Unidos "trató con todas sus fuerzas y con firmeza de
respaldar la independencia de Kosovo, pero sin sentar un
precedente", dijo Saunders a IPS. "Lo que el
gobierno debe comprender es que el precedente es según el
cristal con el cual se mira."
"No
podemos decidir cómo reacciona la gente a lo que nosotros
hacemos", señaló. "La gente decide."
Con vistas
a la solución final del conflicto, Bryza señaló que Rusia
y Georgia serán los principales actores, porque tienen
gobiernos elegidos democráticamente a los que Estados
Unidos considera legítimos.
"Respaldamos
la integridad territorial de Georgia", señaló Bryza.
"Eso quiere decir que los líderes de Abjasia y de
Osetia del Sur no tienen el mismo sustento legal que los de
Georgia y Rusia, elegidos democráticamente."
Osetia del
Sur y Ablasia no cuentan con gobiernos de derecho
reconocidos por la comunidad internacional. Sin embargo,
ambas regiones existen y, de hecho, operan de forma
independiente.
Además,
Estados Unidos menciona con insistencia que el estatus
democrático de Georgia es una fuerte razón para
respaldarla, pero muchos se preguntan entonces por qué no
se menciona el referendo de 2006, cuando los habitantes de
Osetia del Sur votaron la independencia por mayoría.
Si los líderes
de esa región fueron o no elegidos democráticamente de
acuerdo con los estándares internacionales, sus líderes,
de hecho, los representan de forma legítima. Pero si
Estados Unidos sigue ignorando esa realidad puede llegar a
atenuarse la postura internacional de este país como
defensor de la democracia y la autodeterminación.
"La
gente se empieza a preguntar por qué adoptamos esas
posiciones", arguyó Saunders. "Se hace más difícil
decir que nos basamos en principios".
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