Le
salió mal
Por
Juan Gelman
Milenio, México, 16/08/08
Ocurre.
A veces. El presidente georgiano Mijaíl Saakashvili creyó
posible imitar a su gran amigo Bush e invadió Osetia del
Sur, territorio que alguna vez formó parte de Georgia y que
se convirtió en república autónoma en1991, cuando la
implosión de la ex Unión Soviética. Así tiñó de rojo
la “revolución rosa” que lo llevó al poder, con el
apoyo de EEUU: más de mil civiles osetios muertos. Calculó
mal: la respuesta rusa fue contundente y Saakashvili debió
pedir auxilio a su aliado norteamericano, que acusó a Moscú
de agresor ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Todo al
revés.
Hace
un año que, a pesar de no estar en conflicto con nadie,
Saakashvili aumentó en proporción sin precedente el
presupuesto militar nacional: más del 86 por ciento. Esto
reveló su ambición de reclamar los territorios de Abjasia
y Osetia del Sur que Georgia perdió en las guerras de
comienzos de los años 90. La Casa Blanca financió el
incremento y proporcionó equipos a las tropas georgianas
por valor de 34 millones de dólares sólo en el 2007. No
asombra que Tiflis ampliara de 850 a dos mil el número de
sus efectivos en Irak, era parte del trato.
A
finales de ese año, Saakashvili declaraba el estado de
sitio y reprimía a una multitud que reclamaba su renuncia y
que lo obligó a apañar nuevas elecciones para ser
reelecto. De paso, clausuró un canal televisivo y otros
medios favorables a la oposición (www.allheadline.news.com,
7 de noviembre de 2007). No ha cambiado mucho en Georgia
desde la era soviética con este paladín de “la libertad
y la democracia” que dijera Bush, valores que Saakashvili
dice amar... por la televisión norteamericana.
Rusia
no es precisamente un dechado en la materia, pero el régimen
de Saakashvili no se diferencia de una satrapía corrupta.
Human Rights Watch y Amnesty International denuncian desde
hace tiempo la práctica de la tortura en las cárceles, por
otro lado repletas de opositores políticos. Son juzgados
por “traición a la patria”. Le sucedió a Irakli
Okruashvili, ex ministro de Defensa, cuando en el 2006
decidió formar un partido de oposición. “Trabajé con
Mijail Saakashvili durante más de seis años. Era su mano
derecha. Al minuto de pasarme a la oposición, me llamaron
criminal”, declaró este hombre profundamente antirruso y
que tampoco vacilaría en invadir Osetia www.spiegel.de, 4
de enero de 2007). Algunos sugieren que los habría separado
el reparto del botín. A saber.
La
táctica de la “blitzkrieg” empleada con éxito por los
nazis fue un fracaso para el georgiano. Hay aspectos
militares del ataque francamente curiosos. Saakashvili creyó
que podía ocupar un territorio que limita con Rusia sin
cortar la frágil línea de abastecimiento que une a los dos
países: un túnel de casi tres mil metros de altura que
atraviesa la cadena montañosa del Gran Cáucaso y que la
aviación georgiana podía haber cerrado con pocas bombas
del lado de Osetia del Sur. Pero el túnel siguió abierto y
la razón no estribaría en una falta de conocimientos
estratégicos de los militares georgianos. Pareciera que fue
otra cosa: Saakashvili habrá pensado que Moscú no
reaccionaría para evitar más tensiones con EEUU y la Unión
Europea.
Esta
imitación de la costumbre de invadir que practica la Casa
Blanca no tomaba en cuenta ni el poderío militar ruso, ni
la determinación absoluta del Kremlin de impedir que EEUU
se meta en sus zonas de influencia, ni el escaso –por
ahora– deseo de Washington de enfrentar militarmente a
Moscú en territorio ruso. El presidente georgiano tampoco
incluyó en sus cálculos el temor de Occidente a que se
viera interrumpida a bombas rusas la salud del oleoducto que
va de Bakú al puerto turco de Ceyhan y transporta
hidrocarburos de Azerbaiján sorteando el monopolio de los
ductos rusos.
La
reacción de EEUU fue cauta: anunció ayuda para su
“aliado democrático” pero sólo envió dos vuelos con
asistencia humanitaria y abundó en amenazas verbales.
Incluso los países de la OTAN no se mostraron de acuerdo
con la posibilidad de imponer al Kremlin sanciones económicas:
Rusia satisface entre un 20 y un 25 por ciento de las
necesidades energéticas de Europa Occidental. El petróleo
es eso: petróleo.
El
Kremlin aceptó –con condiciones– la tregua que el
presidente francés Nicolás Sarkozy le presentó en nombre
de la Unión Europea, pero no frena las matanzas y saqueos
de las milicias separatistas de Osetia del Sur y, al
parecer, tampoco el movimiento de sus tropas en Georgia. El
conflicto se abre en una región donde el peligro de una
tercera guerra mundial no es una fantasía.
Aun
así, no falta la nota cómica: el candidato republicano
John McCain declaró su interés en mantener “buenas
relaciones entre EEUU y Rusia, pero en el siglo XXI las
naciones no invaden a otras naciones”
(www.washingtonpost.com, 14 de agosto). Olvidadizo el
hombre.
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