“Oye,
presidente Bush: ¿Por qué no te callas?”
Dos
imbéciles, Bush y Saakashvili
Por
Paul Craig Roberts (*)
CounterPunch,
13/08/08
Traducido por Germán Leyens
Tlaxcala, 24/08/08
El
régimen neoconservador de Bush y los medios estadounidenses
ocupados por Israel llevan a un mundo inocente hacia la
guerra nuclear.
En
los años de Reagan fue creada la Fundación Nacional por la
Democracia como instrumento de la guerra fría. Actualmente
la NED es una agencia controlada por los neoconservadores
para la hegemonía mundial de EE.UU. Su principal función
es dedicar mucho dinero estadounidense y amañar elecciones
estadounidenses en antiguas partes constituyentes de la Unión
Soviética a fin de rodear a Rusia con Estados marionetas de
EE.UU.
El
régimen neoconservador de Bush utilizó la NED para
intervenir en los asuntos internos de Ucrania y Georgia, de
acuerdo con el plan neoconservador de establecer regímenes
políticos amigos de EE.UU. y hostiles a Rusia en esas dos
antiguas partes constituyentes de Rusia y de la Unión Soviética.
La
NED también fue utilizada para desmembrar la antigua
Yugoslavia con sus intervenciones en Eslovaquia, Serbia y
Montenegro.
Allen
Weinstein, quien ayudó a redactar la legislación que
estableció la NED, declaró al Washington Post en 1991 que
gran parte de lo que la NED hace “actualmente fue
realizado de modo clandestino por la CIA hace 25 años”.
Tras
haber situado como presidente de Georgia al títere Mikhail
Saakashvili, el régimen de Bush trató de introducir
Georgia en la OTAN.
Los
lectores demasiado jóvenes han de saber que la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fue una alianza
militar entre EE.UU. y países europeos occidentales para
resistir cualquier acción soviética en Europa Occidental
[y para asegurarse de que los países europeos se alinearan
en apoyo de EE.UU. y compraran sus sistemas de armamentos.
La OTAN ha perdido su justificación desde la implosión política
de la Unión Soviética hace casi dos décadas. Los
neoconservadores convirtieron a la OTAN en otro instrumento,
como la NED, de la hegemonía mundial de EE.UU.
Subsiguientes gobiernos de EE.UU. violaron los acuerdos que
el presidente Reagan había establecido con Mikhail
Gorbachev, el último dirigente soviético, y han
incorporado a antiguas partes del imperio soviético en la
OTAN. El objetivo neoconservador de cercar a Rusia con una
alianza militar hostil ha sido proclamado en numerosas
ocasiones.
Los
miembros europeos de la OTAN se negaron a admitir a Georgia,
ya que lo consideraban una afronta provocadora contra Rusia
de la que depende Europa Occidental para su suministro de
gas. A los europeos también les inquieran las intenciones
de Bush de instalar defensas de misiles balísticos en
Polonia y en la República Checa ya que la consecuencia será
que habrá misiles crucero nucleares rusos apuntados hacia
capitales europeas. Los europeos no ven la ventaja de ayudar
a EE.UU. a bloquear represalias rusas contra EE.UU. a costas
de su propia existencia. Las defensas de misiles balísticos
no son útiles contra misiles crucero.
Todos
los países están cansados de guerras con la excepción de
EE.UU. La guerra, incluyendo la guerra nuclear, es la
estrategia neoconservadora para la hegemonía mundial.
Todo
el mundo, con la excepción de los estadounidenses, sabe que
el desencadenamiento de un conflicto armado entre Rusia y
las fuerzas georgianas en Osetia del Sur se debió
enteramente a EE.UU. y a su títere en Georgia, Saakashvili.
En todo el mundo, sólo los estadounidenses ignoran que las
hostilidades fueron iniciadas por Saakashvili, porque Bush,
Cheney y los medios estadounidenses ocupados por Israel han
vuelto a mentirles.
Todo
el resto del mundo sabe que el inestable y corrupto
Saakashvili, quien proclama la democracia y dirige un Estado
policial, no habría enfrentado a Rusia atacando a Osetia
del Sur a menos que Washington le hubiera dado visto bueno.
El
propósito del ataque georgiano contra la población rusa de
Osetia del Sur es doble:
Convencer
a los europeos de que su acción al retardar la membresía
de Georgia en la OTAN es la causa de “la agresión rusa”
y que para salvar a Georgia de la conquista, hay que
otorgarle la membresía en la OTAN.
Realizar
una limpieza étnica de Osetia del Sur contra su población
rusa. Dos mil civiles rusos fueron atacados y muertos por el
ejército georgiano equipado y entrenado por EE.UU., decenas
de miles huyeron a Rusia. Después de lograr ese objetivo,
Saakashvili y sus titiriteros en Washington pidieron rápidamente
un cese al fuego y la detención de “la invasión rusa.”
Esperan que la población rusa tema retornar o que se pueda
impedir que retorne, eliminando así la amenaza
secesionista.
Sin
duda el régimen de Bush puede timar a la población
estadounidense, como lo hizo con las armas de destrucción
masiva iraquíes, las bombas nucleares iraníes, y el propio
11–S, pero el resto del mundo no se lo traga, ni siquiera
los aliados europeos comprados y pagados por EE.UU.
Escribiendo
en Asia Times, el embajador M. K. Bhadrakumar, ex diplomático
de carrera en el Foreign Service indio, señala la
desinformación con la que trafica EE.UU. y los medios de
EE.UU. e informa que “al estallar la violencia, Rusia había
tratado que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
expidiera una declaración llamando a Georgia y Osetia del
Sur a deponer de inmediato las armas. Sin embargo,
Washington se desinteresó.”
El
embajador Bhadrakumar señala que el recurso a la violencia
y a la propaganda por EE.UU. y Georgia ha eliminado la
creencia del gobierno ruso en que la diplomacia y la buena
voluntad puedan lograr una solución del problema de Osetia
del Sur. Si Rusia lo quisiera, podría terminar a voluntad
con la existencia de Georgia, y no hay nada que EE.UU. pueda
hacer al respecto.
Es
seguro que la invasión georgiana de Osetia del Sur fue un
evento orquestado por el régimen de Bush. Los medios
estadounidense y los think tanks neoconservadores estaban
preparados con sus guerras relámpago propagandísticas. Los
neoconservadores ya tenían preparado un artículo para
Saakashvili en la página editorial del Wall Street Journal
en el que declara que “la guerra en Georgia es una guerra
por Occidente.”
Enfrentado
al colapso de su ejército cuando Rusia envió tropas a fin
de proteger a los surosetios contra las tropas georgianas,
Saakashvili declaró: “Esto ya no tiene que ver con
Georgia. Tiene que ver con EE.UU., sus valores.”
La
neoconservadora Heritage Foundation en Washington, D.C.,
convocó rápidamente a una conferencia patrocinada por el
belicista Ariel Cohen: “¡Urgente! Evento: Guerra
Ruso–Georgiana: Un desafío para EE.UU. y el Mundo.”
El
Washington Post presentó el tamborileo de guerra del
neoconservador Robert Kagen: “Putin entra en acción.”
Sólo
un badulaque como Kagen podría pensar que si Putin quisiera
invadir Georgia lo haría desde Beijing, o que después de
poner en fuga al ejército georgiano entrenado por los
estadounidenses, no seguiría adelante y conquistaría toda
Georgia para terminar con las maquinaciones de EE.UU. en la
frontera más delicada de Rusia, maquinaciones que en última
instancia podrían terminar en una guerra nuclear.
El
New York Tiimes presentó los desvaríos de Billy Kristol:
“¿Se saldrá con la suya Rusia?” Kristol vocifera
contra “regímenes dictatoriales, agresivos y fanáticos”
que “parecen contentos al colaborar para debilitar la
influencia de EE.UU. y de sus aliados democráticos.”
Kristol presenta un nuevo eje del mal – Rusia, China,
Corea del Norte e Irán – y advierte contra “retraso e
indecisión” que “sólo invitan nuevas amenazas y
peligros más graves.”
En
otras palabras: “atacad a Rusia ahora.”
Dick
Cheney, el demencial vicepresidente estadounidense, llamó
por teléfono a Saakashvili para expresar la solidaridad de
EE.UU. con Georgia en el conflicto con Rusia y declaró:
“La agresión rusa no puede quedar sin respuesta. Sólo un
idiota diría a Saakashvili otra cosa que no sea “cesar de
inmediato.”
¿Cuál
será el efecto sobre los servicios de inteligencia y los
militares de EE.UU. de la declaración propagandística e
irresponsable de Cheney de apoyo de EE.UU. para los crímenes
de guerra de Georgia? ¿Cree realmente alguien que la CIA o
algún servicio de inteligencia de EE.UU. dijo al
vicepresidente que Rusia inició el conflicto con una invasión?
Las tropas rusas llegaron a Osetia del Sur después que
miles de osetios habían sido muertos por el ataque
georgiano y después que decenas de miles de osetios habían
huido a Rusia para escapar al ataque georgiano. Según las
noticias, las fuerzas rusas han capturado a estadounidenses
que estaban con las tropas georgianas dirigiendo su ataque
contra civiles.
Los
militares de EE.UU. ciertamente carecen de recursos para una
guerra contra Rusia aparte de guerras perdidas en Iraq y
Afganistán y una guerra planificada contra Irán.
Con
su aventura georgiana, el régimen de Bush se hace culpable
de una nueva serie de crímenes de guerra. ¿Cuál será la
consecuencia?
Muchos
responderán que ya que se salió con la suya con el 11–S,
Afganistán, Iraq y con sus preparativos para atacar Irán,
el régimen de Bush también lo hará con su aventura
georgiana.
Es
posible, pero esta vez el régimen de Bush se extralimitó.
Es
seguro que ahora Rusia se da cuenta de que EE.UU. está
determinado a ejercer su hegemonía sobre Rusia y es su peor
enemigo.
China
se da cuenta de que EE.UU. amenaza su propio suministro de
energía y, con ello, su economía.
Incluso
los aliados europeos de EE.UU., exasperados por su papel en
el suministro de tropas para el Imperio de EE.UU., deben
darse cuenta ahora de que es peligroso ser aliado de EE.UU.
y que no representa beneficio alguno. Si Georgia llega a ser
miembro de la OTAN y renueva su ataque contra Osetia del
Sur, arrastrará a Europa a una guerra con Rusia, principal
proveedor de energía a Europa.
Además,
si tropas rusas son enviadas a través de las fronteras
europeas, no hay nada que pueda detenerlas.
¿Qué
ofrece EE.UU. a Europa, aparte de los millones de dólares
que paga para comprar dirigentes políticos en Europa para
asegurar que traicionen a sus propios pueblos? Nada en
absoluto.
La
única amenaza militar que enfrenta Europa proviene de ser
arrastrada a las guerras de EE.UU. para establecer la
hegemonía estadounidense.
EE.UU.
está en bancarrota financiera, con déficit presupuestarios
y comerciales que exceden los déficit combinados del resto
el mundo en su conjunto. El dólar flaquea. El mercado de
consumo estadounidense se muere por la subcontratación en
el extranjero de puestos de trabajo estadounidenses y, con
ello, de los ingresos, y por el efecto sobre la riqueza de
los colapsos de los bienes raíces y de los derivados.
EE.UU. no tiene nada que ofrecer a Europa. Por cierto, la
decadencia económica estadounidense está destruyendo las
exportaciones europeas al aumentar el valor del euro.
EE.UU.
perdió hace tiempo su autoridad moral. La hipocresía se ha
convertido en la característica más conocida de EE.UU.
Bush, el invasor de Afganistán e Iraq sobre la base de
mentiras y engaño, vocifera contra Rusia porque sale a la
defensa de sus mantenedores de la paz y de ciudadanos rusos
en Osetia del Sur. Bush que arrancó a Kosovo del corazón
de Serbia y lo entregó a los musulmanes, ha tomado una
posición intransigente contra otros movimientos
separatistas, especialmente los surosetios que quieren
formar parte de la Federación Rusa.
El
régimen neoconservador de Bush está furioso porque el oso
ruso no se dejó intimidar por la agresión del Estado títere
estadounidense, Georgia, apoyado por EE.UU. En lugar de
aceptar el acto de hegemonía estadounidense que exigía el
guión neoconservador, Rusia puso en fuga aterrorizada al ejército
georgiano aleccionado por EE.UU.
Después
de fracasar en el uso de las armas, el régimen de Bush
desata ahora la retórica. La Casa Blanca advierte a Rusia
que la no aceptación de la hegemonía de EE.UU. podría
tener “un impacto significativo, a largo plazo, sobre las
relaciones entre Washington y Moscú.”
¿Es
posible que los imbéciles que forman el régimen de Bush no
comprendan que salvo con un ataque nuclear por sorpresa
contra Rusia, no hay absolutamente nada que EE.UU. pueda
hacerle a Moscú?
El
régimen de Bush no posee moneda rusa que pueda vender para
destruir su valor. Los rusos poseen dólares
estadounidenses.
El
régimen de Bush no posee bonos rusos que pueda vender para
destruir su valor. Los rusos poseen bonos estadounidenses.
EE.UU.
no puede cortar los suministros de energía de Rusia. Rusia
puede cortar la entrega de energía a los aliados europeos
de EE.UU.
El
presidente Reagan negoció el fin de la guerra fría con el
presidente soviético Gorbachev. Los neoconservadores, a los
que Reagan despidió y expulsó de su gobierno, estaban
furiosos. Los neoconservadores habían esperado ganar la
guerra fría, estableciendo al hacerlo la hegemonía de
EE.UU.
El
establishment republicano estableció su hegemonía bajo
Bush I, la que había perdido bajo Ronald Reagan. Con esa
proeza, la inteligencia fue expulsada del Partido
Republicano.
Los
neoconservadores urdieron su retorno con la Primera Guerra
del Golfo y su propaganda, mentiras puras, de que soldados
iraquíes pasaron a la bayoneta a bebés kuwaitíes en
hospitales.
Los
neoconservadores volvieron a reaparecer con el presidente
Clinton, al que convencieron para que bombardeara Serbia a
fin de permitir que movimientos separatistas se convirtieran
en Estados independientes dependientes de EE.UU.
Con
Bush II, los neoconservadores tomaron el poder. Su agenda,
la hegemonía mundial de EE.UU., incluye la hegemonía
israelí en Oriente Próximo.
Hasta
ahora los ardides de esos ideólogos ignorantes y peligrosos
han fracasado miserablemente. Iraq, antes en manos de suníes
seculares que representaban una barrera para Irán, está,
después de la invasión y ocupación por EE.UU., en manos
de chiíes religiosos aliados con Irán.
En
Afganistán, resurgen los talibanes, y un gran ejército de
la OTAN y EE.UU. es incapaz de controlar la situación.
Una
consecuencia de la guerra afgana de los neoconservadores ha
sido la pérdida de poder del presidente títere
estadounidense de Pakistán, un país musulmán armado de
armas nucleares. El presidente títere enfrenta ahora la
recusación, y los militares paquistaníes han informado a
los estadounidenses que dejen de realizar operaciones
militares en territorio paquistaní.
Los
títeres estadounidenses en Egipto y Jordania podrían ser
los próximos en caer.
En
Iraq, los chiíes, después de completar su limpieza étnica
de suníes en los vecindarios, han declarado un cese al
fuego a fin de contradecir la propaganda de EE.UU. de que la
retirada estadounidense conduciría a un baño de sangre.
Negociaciones sobre las fechas de retirada están en vías
de ejecución entre los estadounidenses y el gobierno iraquí,
que ya no se comporta como marioneta.
El
año pasado Hugo Chávez ridiculizó a Bush ante la ONU.
Putin, de Rusia, ridiculizó a Bush como Camarada Lobo.
El
12 de agosto de 2008, Pravda ridiculizó a Bush: “Bush, ¿Por
qué no te callas?”
Los
estadounidenses podrán pensar que son una superpotencia que
hace temblar al mundo. Pero no a los rusos.
Estos
estadounidenses suficientemente estúpidos como para pensar
que la “superpotencia” de EE.UU. asegura a sus
ciudadanos contra el peligro, harían bien en leer el desdén
total por el presidente Bush mostrado en Pravda:
“Presidente
Bush,
“¿Por
qué no te callas? Supón, por ejemplo, que Rusia declarase
que Georgia posee armas de destrucción masiva. Y que Rusia
supiera dónde están esas ADM, es decir, en Tbilisi y Poti
y en el norte, sur, este y oeste. Y que tiene que ser
verdad, porque existe una “magnífica inteligencia sobre
asuntos extranjeros”, como son fotos satelitales de fábricas
de leche en polvo y de cereales para lactantes que producen
armas químicas y que actualmente están siendo
“transportadas por el país en vehículos”. Supón, por
ejemplo, que Rusia declarase que “Saakashvili engañó al
mundo” y que “ha llegado la hora de un cambio de régimen”.
Simple,
¿verdad, presidente Bush?
“Así
que ¿por qué no te callas? ¡Oh!, y a propósito, envía a
unos pocos más de tus asesores militares a Georgia; están
haciendo un trabajo de primera. Y se ven tan divertidos
cuando los miras por las gafas de visión nocturna. Todos
verdecitos.”
EE.UU.
no es una superpotencia. Es una farsa en bancarrota dirigida
por imbéciles que llegaron a sus puestos mediante
elecciones robadas, amañadas por Karl Rove y Diebold. Es un
hazmerreír que agravia con su ignorancia e intenta de
intimidar a un país enorme equipado con decenas de miles de
armas nucleares.
(*)
Paul Craig Roberts, nacido en 1939, economista, fue
secretario asistente del Tesoro en la administración
Reagan. Se hizo famoso como “Padre de la Reaganomics”;
es decir, el giro neoliberal iniciado por EEUU en 1981.
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