Otoño
caliente por cierre de fábricas y despidos
Grecia
estalla por la muerte de un adolescente
a manos de la policía
Por
Montse Martínez y Andrés Mourenza
Desde Atenas
El Periódico, 08/12/08
Miles de
manifestantes de izquierda se han enfrentado a la policía
en Grecia, en el segundo día de protestas luego de que un
agente del orden matara de un balazo a un adolescente en la
capital, Atenas. Disturbios sin precedentes en los últimos
25 años en muchas otras ciudades. Actualmente varias
universidades permanecen ocupadas por cientos de
estudiantes. Y varios partidos de izquierdas han convocado
nuevas manifestaciones para hoy. Incluso los profesores
universitarios podrían secundar una huelga que convergiría
con la del miércoles contra las reformas del gobierno.
Un
estudiante de 15 años muerto, dos policías detenidos y
toda Grecia envuelta en la ola de disturbios más importante
de los últimos 25 años. Las principales ciudades griegas,
con el epicentro en Atenas, han vivido un fin de semana de
auténtica batalla campal ––que al cierre de esta edición
seguía desatada y había causado al menos 10 heridos, entre
ellos cuatro policías–– para alzarse contra lo que se
perfila como un gravísimo caso de abuso policial. La muerte
del joven parece haber abierto la compuerta de un
descontento social larvado, alimentado por la crisis económica
y la corrupción política en el país.
El
estudiante Andreas Grigorópulos falleció el sábado por la
noche cuando el policía Epaminondas Korkonéas, de 37 años,
le disparó en el céntrico barrio ateniense de Exarchia,
donde se ubican las universidades, en el contexto de una de
las ya habituales protestas de grupos anarquistas contra la
policía.
El
enfrentamiento entre un grupo de 30 jóvenes y la policía
se desencadenó cuando el vehículo policial patrullaba por
el conflictivo barrio. La versión de la policía asegura
que los agentes fueron atacados de forma directa con piedras
y bombas incendiarias cuando bajaron del coche, y que por
eso un agente disparó tres veces su arma al aire y una de
las balas alcanzó al menor.
Pero los
varios testigos presenciales perfilaron una sucesión de
hechos completamente diferente. Primero, puntualizaron que
el joven fallecido, perteneciente a una familia rica, no tenía
nada que ver con los manifestantes, y que los disparos no
fueron intimidatorios sino directos y se llevaron a cabo
"a sangre fría", en palabras de un taxista. El
joven, herido de muerte en el estómago, falleció al llegar
al hospital.
La
fulminante detención de los dos policías, tanto del que
disparó al joven como del que le acompañaba, y la
contundencia de las acusaciones de la Fiscalía ponen en
entredicho la versión policial. El agente Korkóneas está
acusado de "homicidio voluntario" y su compañero,
Vassilis Saraliotis, deberá hacer frente al cargo de cómplice.
Pocas horas después del incidente, el ministro del
Interior, Prokopis Pavlópulos, presentaba su dimisión al
jefe de Gobierno, Costas Caramanlis, que no se la aceptó.
Los
disturbios se desataron de forma tan rápida como violenta
y, como si de una traca se tratara, fueron explotando de
ciudad en ciudad: a Atenas le siguieron la norteña Salónica,
Komotini, Ioannina, Patras e incluso la isla de Creta.
Banderas de
Grecia ardieron en el lugar donde fue abatido el joven en
Atenas mientras los manifestantes, cada vez más a medida
que pasaban las horas, reventaban cristales de escaparates y
prendían fuego a locales, como dos concesionarios de coches
y un supermercado en el centro de la capital. Estampas por
el estilo se repitieron en las otras principales ciudades
griegas.
Protegidos
con máscaras de gas ––sabedores de que serían
reprimidos con gases lacrimógenos––, cascos de motos,
capuchas y bragas que ocultaban su rostro, los manifestantes
hicieron gala de una violencia inusitada. Llegaron a verse
extintores industriales con los que atacar a la policía que
los jóvenes arrastraban con carritos.
Los
incidentes se prolongaron durante toda la noche del sábado
y todo el día de ayer, con una concentración de más de
5.000 personas en el centro de Atenas.
Otoño
caliente
El Gobierno
del conservador Costas Caramanlis se está enfrentando a un
otoño caliente provocado por los cierres de fábricas y
despidos originados por la crisis, diversos casos de
corrupción y una reforma educativa que ha puesto en pie de
guerra a la universidad. En la capital, las huelgas de
transporte y las manifestaciones estudiantiles son casi
diarias.
"Los
griegos tienen un gran sentido de la democracia y piden
cuentas al Estado", concluye Eliana Romero, una
informadora extranjera.
|