La
crisis desata la tensión social: huelgas en Francia - El
malestar llega a las calles
Marcharon
contra el gobierno cerca
de 2,5 millones de personas
Por
Luisa Corradini
Corresponsal
en Francia
La
Nación, 30/01/09
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Algunos
datos
2,8
millones de desempleados, hay en Francia. La Comisión
Europeo cree que el desempleo alcanzará el 9,8% este año.
2%
se contraerá la economía. Sarkozy ya anunció un plan de
estímulos de 26.000 millones de euros, considerado
insuficiente por la mayoría de los franceses.
300
millones de euros le costó a Francia la huelga. Según los
organizadores, 2,5 millones de personas salieron a la calle.
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Paris.–
Alrededor de 2,5 millones de personas desafiaron ayer el frío
y hasta la nieve para protestar contra la política del
presidente Nicolas Sarkozy, en una jornada de movilización
nacional que constituye una grave advertencia para el
gobierno y prenuncia un período de tensiones sociales.
Convocada
por todos los sindicatos en defensa del empleo, el poder
adquisitivo, las garantías colectivas y los servicios públicos,
y para denunciar la política anticrisis del gobierno, la
masiva protesta también puede ser considerada la punta
visible del iceberg de la agitación social que sacude al
resto de los países europeos desde que comenzaron a hacerse
sentir las consecuencias de la crisis financiera.
"El
número de manifestantes en las 195 marchas organizadas en
todo el país alcanzó los 2,5 millones", indicó un
vocero de la Central General de Trabajadores (CGT), de
orientación comunista. La organización anunció que hubo
unos 300.000 participantes en la movilización realizada en
París, mientras que la policía estimó que sólo fueron
65.000.
Esta
fue, en todo caso, la protesta más importante desde que
Sarkozy asumió sus funciones, en mayo de 2007. En
particular, porque por primera vez participaron numerosos
asalariados del sector privado y porque la iniciativa contó
con el apoyo de la opinión pública: 69% de los franceses
consideraron "justificada" la jornada de protesta,
según una encuesta del instituto BVA. Prácticamente todos
los sectores se sumaron a la huelga: empleados públicos,
docentes y estudiantes, ferroviarios, empleados postales,
funcionarios de justicia, así como los empleados de los
transportes públicos urbanos, compañías aéreas, la
empresa nacional de teléfonos y varios otros sectores.
Si
los transportes funcionaron mejor de lo previsto
inicialmente, se debió a que los sindicatos querían
facilitar el desplazamiento de los huelguistas para que
pudieran llegar al sitio de las movilizaciones.
Entre
las pancartas más repetidas estaban las que exigían al
gobierno una ayuda para los trabajadores, similar a la que
han dado para salvar a los bancos. "El dinero de los
banqueros debe venir a nosotros", rezaba una de las
pancartas de la manifestación en París. "Ellos son el
problema; nosotros, la solución", podía leerse en
otra.
"Estas
manifestaciones fueron las más multitudinarias de los últimos
20 años", dijo François Chérèque, líder de la
central socialista CFDT.
Pese
a la magnitud de la protesta, Sarkozy no parece dispuesto a
cambiar su política. "Comprendo las inquietudes de la
gente, pero es necesario continuar con el proceso de
reformas", había dicho el martes, tratando de restar
importancia al movimiento.
Más
conciliador, ayer declaró en un comunicado: "La crisis
tiene una amplitud sin precedente que afecta a la economía
mundial y provoca en Francia, como en todas partes del
mundo, una inquietud legítima".
"Esta
crisis impone a los poderes públicos el deber de escuchar,
de dialogar y, al mismo tiempo, una gran determinación para
actuar. En este espíritu, me reuniré en febrero con las
organizaciones sindicales y patronales para consensuar un
programa de reformas para aplicar en 2009 y los métodos
para sacarlo adelante", agregó el mandatario.
Pero
Sarkozy y su equipo de gobierno saben que caminan en terreno
minado. Además de los sindicatos y de la oposición, que le
reprochan haber abandonado a la clase media y a los
trabajadores para ayudar a los banqueros y los empresarios,
las cifras de la segunda economía de la zona euro son
alarmantes.
La
Comisión Europea prevé para 2009 una recesión en Francia
que llegará acompañada de un fuerte aumento del desempleo
y déficits de las cuentas públicas.
El
producto bruto interno (PBI) debería caer a –1,8%, cifra
mucho peor que lo previsto inicialmente. El desempleo,
principal motivo de preocupación de los franceses, afecta
actualmente a 2,1 millones de personas. Las principales víctimas
de la desocupación son los jóvenes de menos de 25 años,
lo que explica la masiva participación juvenil en las
protestas de ayer.
La
situación, según los expertos, se agravará en forma
acelerada. Del 7,9% en la actualidad, el desempleo podría
llegar al 10% en 2010.
El
sector más afectado por la crisis es el de la industria
automotriz, que emplea a 700.000 personas en forma directa y
a 2,5 millones indirectamente. Este vertiginoso deterioro de
la situación económica ya ha provocado varios estallidos
sociales en el interior del país. A mediados de noviembre,
durante una visita de Sarkozy a Normandía, la policía tuvo
que utilizar gases lacrimógenos para dispersar a
estudiantes y maestros enfurecidos que silbaron
estruendosamente al presidente.
La
oposición de izquierda, que llamó a sus militantes a
sumarse a la manifestación de ayer, acusa al presidente de
practicar la política del avestruz y gana simpatías en la
opinión pública.
"Lo
que más inquieta es que la crisis económica derive en una
crisis social. Y ésta, teniendo en cuenta el autismo del
gobierno, provocará rápidamente una crisis política",
declaró Benoît Hamon, vocero del Partido Socialista (PS).
En
pie de guerra
La
ultraizquierda también aprovecha la situación para ganar
puntos. El vertiginoso ascenso del sindicato Solidario,
Unitario, Democrático (SUD), ligado a grupos trotskistas y
revolucionarios, obligó a las centrales obreras moderadas a
adoptar una combatividad que parecían haber perdido hace
tiempo.
¿Qué
sucederá ahora? Ante el éxito de la movilización, los
sindicatos se reunirán el lunes para hacer un balance y no
descartan nuevas medidas de fuerza para intensificar la
presión sobre el gobierno.
"Ante
semejante movilización, [Sarkozy] sería irresponsable si
no respondiera", comentó Jean–Claude Mailly, líder
del sindicato Fuerza Obrera (FO), de tendencia moderada.
"Vamos
a pedir una entrevista con el presidente. Su actitud en esa
reunión será muy importante. Permitirá abrir un diálogo
–advirtió– o, de lo contrario, asumiremos nuestras
responsabilidades."
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