Texte
en français au dessous
Declaración
Por una Tendencia en el NPA en defensa de
la revolución,
el comunismo y la autoorganización
Enero,
2009
Los
militantes y militantes abajo firmantes, participantes en el
proceso por un Nuevo Partido Anticapitalista, miembros de
comités NPA en diez departamentos, desean constituirse en
Tendencia en el nuevo partido para defender la revolución,
el comunismo y la autoorganización, sobre la base de la
presente Declaración y los documentos políticos que los
acompañan (propuestas de enmiendas a los proyectos de
“principios fundadores” y de estatutos del NPA,
propuestas de Resolución alternativas sobre la situación
política y social y sobre las elecciones europeas).
Algunos
de nosotros éramos miembros del grupo CRI, otros de la LCR
y otros no estábamos en ninguna organización antes de
unirnos al proceso del NPA.
Sobre
la base de un primer balance de la dinámica del NPA, de las
dos reuniones nacionales y de los textos propuestos por el
Comité de Animación Nacional provisional, estamos
determinados a participar en la construcción del nuevo
partido con los trabajadores, jóvenes y militantes
anticapitalistes de distintas sensibilidades que se
incorporaron al proceso.
En
efecto, la situación actual de crisis del movimiento obrero
hace necesario la reconstrucción de una representación política
de los trabajadores. El aumento, limitado pero real, de la
lucha de clases desde 1995, la intervención creciente del
sector privado en las luchas en el reciente período y la
simpatía significativa para la extrema izquierda ofrecen la
posibilidad de desarrollar esta tarea con éxito.
El
NPA ya comenzó a probar su capacidad para desempeñar un
papel importante en el reagrupamiento de los
anticapitalistes y revolucionarios y en la politización de
un sector de trabajadores y jóvenes. Aprobamos plenamente
el conjunto de los siguientes puntos:
1)
El proyecto de “principios fundadores” denuncia el
capitalismo poniendo de relieve sus efectos desastrosos para
la humanidad y el planeta. Se
fija el objetivo de “derribar el Estado y las
instituciones”, quiénes son “una máquina
armada para la defensa de los intereses de la burguesía”.
Se pronuncia contra la ilusión de una “humanización”
del capitalismo, a la cual se opone la única perspectiva
realista, la del “socialismo”. Por lo tanto, el “poder
de los trabajadores en todos los ámbitos de la vida política,
económica y social”, la “democracia de los
productores asociados”, “el fin de todas las
opresiones” (racismo, sexismo, opresión de
juventud…), el internacionalismo. Se define como un “partido
de clase”, luchando, en particular, por “el
desarrollo y la generalización de las luchas, de las
huelgas generalizadas y prolongadas”. Denunciando el
PS y el PCF que “no ofrecen ya ni proyecto, ni
esperanza”, propone “crear una nueva representación
política de los explotadas, un nuevo partido
anticapitalista, un partido que luche hasta el final contra
el sistema”.
Anuncia
que sus posibles cargos electos se negarán a “cogestionar
el sistema”, ya que“una dominación de clase no
puede eliminarse por vía de reformas” y que
“será
necesario una revolución social para abatir al
capitalismo”.
Se
pronuncia a favor de “que el NPA haga revivir lo mejor
de las tradiciones de las y los que se han enfrentado el
sistema desde hace dos siglos, la de la lucha de clases, de
las tradiciones socialistas, comunistas, libertarias,
revolucionarias”.
Finalmente,
prevé que el
“NPA iniciará el diálogo y
colaboraciones políticas con otras fuerzas anticapitalistes
en el mundo, en la perspectiva de la constitución de una
nueva internacional”.
2)
El proyecto de “estatutos” prevé un marco y un
funcionamiento a la vez democráticos y eficaces.
Su
preámbulo justifica la forma por el fondo, explicando, en
particular, que “nuestro proyecto común es construir a
una nueva sociedad que rechaza toda forma de explotación,
opresiones y enajenaciones” y que, por lo tanto, “la
organización que lleva tal proyecto debe pues, en sus prácticas
propias, al diario, combatir los efectos de la ideología
dominante. La organización que lleva tal proyecto debe
pues, en sus prácticas propias, al diario, combatir los
efectos de la ideología dominante. (…) Es necesario pues
que la organización interna que será los suyos da a ver la
sinceridad de nuestras convicciones y nuestro proyecto de
emancipación.” Hace hincapié a continuación a justo
título en la necesidad de la democracia y el centralismo a
la vez: por una parte, “las formas de organización y
el funcionamiento no son neutros. Balance que podemos hacer
del Siglo XX, en particular el stalinismo y todas las
experiencias de burocratización del movimiento obrero , nos
imponen sacar todas las lecciones para construir a una
organización viva, democrática, donde cada uno y cada una
pueda encontrar su lugar al igual de todos los otros. ”
Por otra parte, “lo que hace necesario una centralización
de las actividades del partido, es que el capitalismo
dispone de un marco centralizado de ahí se organiza su
soberanía: el Estado, las potencias económicas y
financieras. Lo que está en juego es un cambio de poder y
una ruptura revolucionaria con el orden establecido. ”
En
este marco, no se pueden sino aprobar las disposiciones
previstas por el proyecto de estatutos, como el hecho de que
el comité sea la estructura básica del partido, la soberanía
del congreso, la responsabilidad del consejo político
nacional ante el congreso, la coordinación local de los
comités, las comisiones temáticas, el sector juvenil autónomo,
la importancia de la formación de todos los militantes, el
dispositivo de comunicación sitio web/periódico/revista,
la exigencia de democracia, de transparencia, de circulación
de las informaciones y, finalmente,
“la posibilidad de
organizarse para hacer cambiar la orientación del partido,
es decir, el derecho de tendencia y el derecho de fracción”.
3)
El proyecto de “Resolución general sobre la situación
política y social” se niega a separar un “mal”
capitalismo bancario y un buen capitalismo empresarial, y
denuncia el capitalismo en su conjunto.
Condena
las intervenciones estatistas actuales, como extrañas a los
intereses de la mayoría. Plantea, para responder a la
crisis, un “todos juntos” contra la dispersión de las
luchas; alega para eso una serie de demandas inmediatas legítimas.
Rechaza al imperialismo en general y denuncia a los
imperialismos de EEUU y de Francia en particular. Condena el
“diálogo social” promovido por las direcciones
sindicales y a su política de cogestión. A eso se les
opone un sindicalismo de lucha de clases y la convergencia
de las luchas. Hace hincapié, al final, en la necesidad
para el NPA de tomar la iniciativa en todas las luchas que
pueda y, para sus miembros, estar presentes y activos en las
distintas movilizaciones en curso.
4)
Por último, el proyecto de Resolución sobre las elecciones
europeas denuncia la pretendidas “construcción europea”
capitalista desde
sus principios, factor de agravación de desigualdades y
arma de las burguesías nacionales más poderosas, y que está,
por otra parte, limitada por sus propios conflictos de
intereses. Denuncia los partidos de la izquierda
institucional que contribuyeron y contribuyen en primera línea
a imponer los Tratados y directivas de la UE. Se pronuncia
correctamente por una Europa de los trabajadores y los
pueblos y menciona incluso los “Estados Unidos
socialistas de Europa”, única perspectiva histórica
alternativa a la del capitalismo y sus horrores.
Sobre
la base del conjunto de los estos elementos positivos y sólidos,
estamos convencidos de que será posible comenzar a
construir, en la situación actual en Francia, un partido de
combate prosiguiendo al mismo tiempo al debate.
Desde
este punto de vista, la existencia de tendencias y fracción
no es sólo una exigencia democrática. Es también una
necesidad política para forjar poco a poco un partido
anticapitalista coherente y consecuente.
De
manera más general, la historia del movimiento obrero ha
mostrado que el reconocimiento de las tendencias o
fracciones que defendían claramente sus posiciones en el
partido, con una mayoría y minorías en los términos de
los debates programáticos y estratégicos, permitía a los
trabajadores afilar las armas de la lucha contra el
capitalismo.
En
cambio, la prohibición o las restricciones a esta libertad
siempre han conducido tarde o temprano a la degeneración. Más
concretamente, hoy no es posible reconstruir la conciencia
de clase y forjar sobre bases sólidas la unidad de los
anticapitalistes sin dejar a las opiniones enfrentarse
libremente.
Eso
corresponde tanto más a la realidad del proceso actual como
al que continuará después del Congreso de Fundación:
seguramente, el NPA se construirá progresivamente y su
primera delimitación seguirá siendo provisional,
especialmente, hasta el primer congreso estatutario del año
próximo.
Es
en este marco democrático que queremos, por nuestra parte,
constituir una Tendencia que defiende la revolución, el
comunismo y la autoorganización en el marco del nuevo
partido. Eso se justifica a partir del Congreso fundador por
las siguientes razones:
A)
El proyecto de “principios fundadores” está destinado a
agrupar militantes anticapitalistes de diferente
sensibilidad en la situación histórica actual,
de acuerdo con el espíritu mismo del proceso NPA.
Se
presenta deliberadamente pues como un texto abierto, en
parte provisional, que será necesario seguir elaborando y
discutiendo después del Congreso de Fundación, ya que el
nuevo partido no va a construirse en un año.
Ahora
bien, por una parte, nosotros somos partidarios del
programa histórico de la IV Internacional,
fundada por Léon Trotsky, ya que concentra los acervos de
las tres primeras internacionales- Consideramos pues que el
programa del partido que los trabajadores necesitan para
hacer la revolución, deberá a largo plazo integrar los
acervos de ese programa: esta es la razón por la que nos
proponemos hacerlo conocer y defender las perspectivas en el
marco de los debates democráticos del NPA.
Por
otra parte, para el NPA actual, partido pluralista necesario
por la situación inmediata del movimiento obrero, el
proyecto de principios fundadores contiene en nuestra opinión
una serie de insuficiencias, o incluso de ambigüedades.
Ellas justifican nuestras propuestas de enmiendas
adjuntas y, más allá del Congreso, la defensa paciente y
sistemática de las que no se hayan adoptado. Podemos
resumir nuestras principales propuestas de enmiendas
de la siguiente forma:
•
El proyecto de principios fundadores no confiere claramente
al NPA una identidad de clase como partido obrero; no habla de la centralidad de la clase obrera, sino de
conceptos vagos como “la población”.
•
No coloca claramente la perspectiva del comunismo, que implica la revolución y la
gradual extinción del Estado, hasta la llegada a una
sociedad sin clases y sin Estado.
•
No pone en su centro la lucha por la conquista del poder por
los trabajadores y
no dice nada de la forma del Estado obrero resultante de la
revolución, que no puede sino basarse en los órganos de
autoorganización de los trabajadores, con el fin de que
lleve a cabo las tareas de la extensión internacional de la
revolución y la transformación de las relaciones de
producción.
•
Emplea un vocabulario de “derecha / izquierda”,
proveniente del parlamentarismo burgués, que impide
reconocer la frontera entre los partidos del movimiento
obrero y los partidos burgueses. No permite comprender que hoy el PS es un partido pura y
simplemente burgués, similar al Partido Demócrata de EEUU
y que por lo tanto no hay que llamar a constituir un frente
único obrero con él, ni en las elecciones constituir
listas comunes, incluso en la segunda vuelta. Ni tampoco
llamar a votar por el PS, ni en la primera ni en la segunda
vuelta.
•
El proyecto de principios fundadores muy limitado sobre las armas de
las luchas y la autoorganización de clase:
huelgas, bloqueos, ocupaciones, comités de huelga y
federación de estos comités, comités de empresa ,
autodefensa, piquetes de huelga, teniendo el hecho de que
los trabajadores deben prepararse para la confrontación
revolucionaria con la burguesía y su Estado. Ahora bien
estas cuestiones deben, a nuestro modo de ver, ser centrales
en la construcción del partido, desde sus primeros pasos en
la lucha de clases.
B)
El proyecto de “Resolución general sobre la situación
política y social” se autodefine
correctamente como uno “texto puntual”; tal texto
sirve en efecto para analizar la situación del momento y a
adaptar de manera circunstancial la aplicación del programa
fundamental, en este caso de los “principios
fundadores”.
Se
trata, entonces, de definir las propuestas del NPA para su
acción inmediata, entre el Coingreso de Fundación y el
primer Congreso estatutario del año próximo.
Ahora
bien, si este proyecto de Resolución comporta elementos
indispensables que indicamos, queda muy por atrás de lo
que necesita un partido anticapitalista coherente y
consecuente, en la situación actual de ofensiva
patronal y del gobierno, agravada por la crisis. Esto es
así, incluso desde el punto de vista del proyecto de
“principios fundadores”. En efecto:
•
Se
orienta hacia un “programa de urgencia” que no es
revolucionario,
en la medida en que no es articulado en la perspectiva del
gobierno de los trabajadores, pero deja flotar la ilusión
que sería posible satisfacer las reivindicaciones indicadas
por una simple movilización potente de los trabajadores.
Ahora
bien, es cierto que algunas demandas (por ejemplo, aumentos
de salarios, derogación de tal o cual ley, etc.) pueden ser
satisfechas por la lucha inmediata. Pero no es posible
obtener la satisfacción de todas las que se proponen, sin
revolución socialista.
El
texto siembra ambigüedades cuando habla de“incursión
en la propiedad capitalista”, lo que podría designar
una forma de cogestión, mientras que el
anticapitalisme coherente y consiguiente implica el combate
para la expropriación de los capitalistas.
Además,
no es posible absolutamente obtener reivindicaciones como la
“prohibición de los despidos” sin expropiar a los
grandes grupos capitalistas, que son los primeros patronos
directos o indirectos: la lucha contra los despidos es una
necesidad cotidiana vital, pero ningún gobierno del Estado
burgués podría prohibir pura y simplemente los despidos,
ya que eso significaría la negación de la misma propiedad
privada capitalista.
Es,
pues, importante no hacer creer lo contrario a los
trabajadores, sino contribuir a desarrollar su conciencia
anticapitalista revolucionaria. Además, la historia pone de
manifiesto que las fuertes movilizaciones permitieron lograr
conquistas importantes, pero eso fue al precio del desvío
de sus potencialidades revolucionarias hacia el terreno del
reformismo; es decir, del mantenimiento del capitalismo (por
ejemplo, en la huelga general de mayo-junio de 1936 en
Francia, en la ola revolucionaria de la después segunda
Guerra Mundial en Europa y en los países dominados, en a la
huelga general de 1968 en Francia, etc).
•
El
proyecto de Resolución general pone estrictamente sobre el
mismo plano a organizaciones que se reclaman claramente del
anticapitalismo y la revolución y con otros que sólo son
reformistas y antineoliberales ; propone asociarse con unas y otras
como si no existera entre ellas ninguna diferencia
fundamental.
Presentándose
como “una izquierda que resiste, una izquierda que
presenta propuestas” en comparación con la otra
izquierda, institucional, no caracteriza las organizaciones
en términos de clases sociales. Por lo tanto, propone “crear
el debate a la izquierda”, confundiendo la necesidad
del frente único obrero con un reagrupamiento sin
coherencia de clase. En particular, como los “principios
fundadores”, sigue siendo ambiguo sobre el PS, al que no
se caracteriza como un partido puramente burgués, con el
cual ningún frente único obrero es posible.
•
Todas sus ambigüedades programáticas y estratégicas hacen
que esta Resolución no sea tampoco lo necesriamente
concreta para la lucha inmediata;
es decir, para la resistencia social a la ofensiva de la
patronal y el gobierno, agravada por la crisis, que está al
orden del día.
–
En
la práctica, desde septiembre, el CAN no supo defender una
orientación independiente sobre la cuestión de la
privatización del Correo, aceptando aliarse con las
direcciones sindicales y el PS para pedir un “referéndum”,
mientras de lo que se trata es de luchar por una huelga
unida de los trabajadores de correos hasta que el proyecto
sea retirado. Y, por lo tanto, contra las direcciones
sindicales que no dieron ninguna continuidad a la huelga del
23 de septiembre y que canalizaron el descontento mediante
una petición ridícula.
–
Del
mismo modo, el CAN no supo proponer a los obreros del automóvil,
primeras víctimas de la crisis en la industria y espontáneamente
movilizados en una serie de fábricas, un plan de acción
que permitiese hacerlos converger hacia una acción unida y
firme, comenzando por ejemplo con una manifestación
nacional en París. Este combate supone obviamente la lucha
contra las direcciones sindicales colaboradoras o pasivistas.
–
Aunque
numerosos comités del NPA estuvieron fuertemente
involucrados en la lucha de los trabajadores sin-papeles que
se continúa desde abril, el CAN no llevó no llevó
adelante un combate para la extensión de la huelga, contra
la política de fraccionamiento y aislamiento de la dirección
del CGT, a pesar de la voluntad de numerosos militantes
sindicales que animaron la lucha.
–
Por último, el CAN no llevó adelante una verdadera campaña
nacional contra el reencarcelamiento y por la libertad
incondicional de Jean-Marc Rouillan, mientras que era
posible y necesario unir el combate contra el ataque de la
burguesía y los medios de comunicación contra el NPA a la
lucha para el respeto de los derechos democráticos, tanto más
que Jean-Marc Rouillan participa en el proceso NPA.
Es
por todo esto que proponemos la Resolución alternativa
adjunta.
Retomando
un gran número de las reivindicaciones propuestas por el
CAN, pero no el marco ambiguo de un “programa de
urgencia”, esta propuesta comienza por una delimitación
clara en relación al reformismo, defiende abiertamente el
objetivo político de un gobierno de los trabajadores, y
propone en lo inmediato el uno plan de acción concreto para
la movilización de los trabajadores.
El
objetivo de este plan es la convergencia de las luchas y la
huelga general como única perspectiva para combatir a la
patronal y a Sarkozy, propone la autoorganización, el
combate frontal contra las direcciones sindicales
colaboradoras (lo que incluye la construcción de una
corriente combativa en los sindicatos) y la táctica del
frente único obrero como los únicos medios de lograr eso.
C)
El proyecto de Resolución sobre las elecciones europeas, a
pesar de sus puntos positivos que indicamos, no se centra en
la perspectiva de los Estados Unidos socialistas de Europa y
sigue siendo demasiado ambiguo sobre la Unión Europea
actual.
•
Se
opone una “Europa social” a la “Europa liberal” más
que el proyecto de una Europa socialista a la UE
capitalista. Se pronuncia a favor de la derogación
de “todos los tratados y acuerdos de la Europa
liberal”, pero sólo menciona explícitamente “Lisboa,
Barcelona, y los acuerdos Schengen”, olvidando citar
los Tratados fundadores de Roma, Maastricht y Niza
(incluso si se mencionan al principio del texto).
Ahora
bien, la derogación de estos Tratados debe exigirse de
manera central, para poner de manifiesto que se trata de
romper completamente con la UE, luego de derribarla y
destruirla, de la misma forma que se trata de derribar y
destruir los Estados burgueses nacionales.
•
Del
mismo modo, la consigna de “Asamblea Constituyente
europea” deja creer que se podría hasta aceptar el marco
de la UE en vez de destruirla mediante la revolución
–de la misma forma que una Asamblea Constituyente nacional
sirve para cambiar un régimen (por ejemplo, pasar de la
monarquía absoluta a la monarquía constitucional, de ésta
a la república, de la III a la IV República, etc), y no
destruir al Estado. ¡En Francia, el Estado burgués se
mantuvo e incluso reforzó bajo sus regímenes sucesivos
desde el siglo XVIII a la V República!).
•
Por
fin, la cuestión de la participación en las próximas
elecciones europeas no se plantea como una cuestión táctica,
sino deja flotar la ilusión de que sería posible, mediante
las elecciones, hacer triunfar a largo plazo el “programa
de urgencia”.
Ahora
bien, estas ambigüedades pesan lógicamente sobre esto:
como a nivel nacional, se acerca más a un proyecto
reformista que revolucionario, a falta de estar articulado
en la perspectiva de la revolución y el gobierno de los
trabajadores.
Esta
es la razón por la que proponemos una Resolución
alternativa que, coincidiendo al mismo tiempo sobre la
utilidad de participar en las próximas elecciones europeas,
precisa que se trata solamente de una táctica para dar a
conocer nuestras ideas y propuestas, y que el eje central
de las ellas es la destrucción de la UE capitalista y la
edificación de los Estados Unidos socialistas de Europa.
D)
El proyecto de “estatutos”, que aprobamos en lo
esencial, es sin embargo insuficiente sobre tres puntos:
• Falta allí el carácter central
del proletariado, del que se deriva la necesidad de dar
prioridad a la construcción de comités del NPA en los
lugares de trabajo (empresas y establecimientos). Dentro de la misma lógica, no
está expresamente previsto organizar a los militantes del
mismo sector para centralizar la intervención en los
sindicatos.
•
La
importancia de autonomía de juventud está subestimada:
preconizamos a completa autonomía política y organizativa
de los comités juveniles y su propia federación nacional.
Esto es tanto más necesario, cuanto que es imprescindible
ganar progresivamente al programa de la revolución a los jóvenes
de los barrios populares, que ya se rebelan pero por el
momento sin experiencia política organizada.
•
Tras
afirmar que se quiere construir un partido de militantes,
las condiciones fijadas para ser considerados como tales,
nos parecen demasiado ligeras:
para forjar un partido en condiciones de derribar el
capitalismo, es necesario pedir a los militantes no sólo
pagar su cotización y venir a las reuniones, sino también
participar regularmente en las actividades del
partido (difusión de panfletos, venta de la prensa,
intervención en las luchas, etc.).
Pero,
sobre todo, insistimos en que los principios y disposiciones
concretas de los estatutos se apliquen efectivamente, para
que el NPA sea creíble desde su nacimiento. Ahora bien las lagunas democráticas en la preparación y
el desarrollo de las dos reuniones nacionales (deploradas
por numerosos militantes), así como las exclusiones
injustificadas de tres militantes del CRI de su comité
–contrarios al espíritu y a la letra del proyecto de
estatutos, así como a los principios generales del NPA,
pero aceptadas de hecho por el silencio del CAN–, son muy
inquietantes. Esta es la razón por la que estamos
autorizados para considerar que el combate para la
democracia obrera en el NPA sigue siendo necesario.
Estas
críticas políticas, formuladas en el marco de la
indispensable transparencia debida al conjunto de los
militantes del NPA, nos fundamentan a pedir la constitución
de una Tendencia en el NPA por la revolución, el
comunismo y la autoorganización.
Nos
proponemos contribuir activamente –por nuestra militancia
sobre el terreno y por nuestras elaboraciones políticas–
a la construcción del partido que necesitan nuestra clase y
nuestra juventud rebelada. Y queremos convencer el máximo
de camaradas, a mediano o largo plazo, que el NPA, para ser
anticapitaliste coherente y consecuente, deberá ser en última
instancia revolucionario y comunista.
La
presente declaración, las propuestas de enmiendas a los
proyectos de principios fundadores y de estatutos, y las
propuestas de Resoluciones alternativas sobre la situación
general y sobre las elecciones europeas, corresponden a los
resultados de nuestras evoluciones respectivas y los debates
entre nosotros y con otros militantes o grupos de que
participan en el proceso NPA. Queremos así constituir un
primer marco para reunir progresivamente a los militantes
del NPA que quieren pesar sobre la orientación del partido
en un sentido comunista y revolucionario.
En
esta perspectiva, somos favorables a un amplio debate y al
reagrupamiento. En particular, como ya lo hicimos en
sucesivas ocasiones, seguimos proponiendo a otros militantes
o grupos de militantes que defienden también ideas
revolucionarias y comunistas en el NPA, en particular, a la Fraction
L’Étincelle proveniente de LO y a la Gauche Révolutionnaire,
de abrir un debate en vistas de una Tendencia común.
Así
como el proceso de construcción del NPA se continuará más
allá del Congreso de Fundación, hasta el primer Congreso
Estatutario el año próximo, así mismo el proceso de
construcción de la Tendencia que deseamos se realizará a
través de numerosos debates, combates políticos comunes y
nuevos reagrupamientos.
Nosotros
entendemos esto y queremos contribuir activamente. Estimamos
ser coherentes con nuestras ideas y nuestras propuestas para
la intervención inmediata del NPA, comenzando desde el
Congreso de Fundación el someter al conjunto del partido
nuestros análisis y propuestas.
En
consecuencia, en el marco de la preparación del Congreso de
Fundación:
–
pedimos al Colectivo de Animación Provisoria (CAN) del
proceso NPA, organizador del congreso, hacer llegar a todos
los Comités la presente Declaración, con
los textos que lo acompañan, y de presentar al voto, en
las asambleas electivas de enero, nuestras propuestas de
Resoluciones alternativas sobre la situación social y
política y sobre las elecciones europeas;
–
llamamos a los Comités a discutir y votar las enmiendas
y las Resoluciones alternativas que proponemos;
–
llamamos
las militantes y a militantes que se encuentran a firmar
la presente Declaración para una Tendencia en defensa
de la revolución, el comunismo y la autoorganización.
28
primeros signatarios (miembros de los Comités NPA):
A.
(Université de Rouen Madrillet, 76); A. (Université
Paris–VII); C. (Université Paris–I Tolbiac); C. (Romainville,
93); C. (Université Paris–VII); Ed. (Paris 19e
Pantin/Jaurès); Fl. (Montreuil, 93); Fr. (Massy, 91); G. (Université
Paris–VII); J.–J. (Auxerre, 89); J. (Massy, 91); J. (Université
Paris–VII); J. (Sens, 89); K. (Fontenay–sous–Bois,
94); L. (Université Rouen Mont–saint–Aignan, 76); L. (Nanterre,
92); M. (Évry, 91); M. (Université Paris–VII); Ma. (Libourne,
33); M. (Université Paris Sorbonne); Q. (Orléans, 45); R.
(Université de Bordeaux, 33); S. (Auxerre, 89); S. (Brest,
29); S. (Dole, 39); St. (Paris 11e); S. (Évry,
91); Y. (Auxerre, 89).
Déclaration
Pour
une tendance dans le Npa défendant
la révolution, le
communisme et l’auto–organisation
Les
militants et militantes soussignés, participant au
processus pour un Nouveau Parti Anticapitaliste, membres de
comités NPA dans dix départements, souhaitent se
constituer en Tendance dans le nouveau parti pour défendre
la révolution, le communisme et l’auto–organisation sur
la base de la présente Déclaration et des documents
politiques qui l’accompagnent (propositions d’amendements
aux projets de « principes fondateurs » et de
statuts du NPA, propositions de résolution alternatives sur
la situation politique et sociale et sur les élections
européennes). Certains d’entre nous étaient membres
jusqu’à présents du Groupe CRI, d’autres de la LCR,
d’autres encore d’aucune organisation avant de rejoindre
le processus NPA.
Sur
la base d’un premier bilan de la dynamique NPA, des deux réunions
nationales et des textes proposés par le Comité d’Animation
National provisoire, nous sommes déterminés à participer
à la construction du nouveau parti avec les travailleurs,
jeunes et militants anticapitalistes de diverses sensibilités
qui ont rejoint le processus.
En
effet, la situation actuelle de crise du mouvement ouvrier
rend nécessaire la reconstruction d’une représentation
politique des travailleurs. La remontée, limitée mais réelle,
de la lutte des classes depuis 1995, l’intervention
croissante du privé dans les luttes dans la période récente
et la sympathie significative pour l’extrême gauche
offrent la possibilité d’engager cette tâche avec succès.
Le NPA a d’ores et déjà commencé à prouver sa capacité
à jouer un rôle majeur pour le rassemblement des
anticapitalistes et des révolutionnaires et pour la
politisation d’une fraction des travailleurs et des jeunes.
Nous approuvons pleinement l’ensemble des points suivants :
1)
Le projet de « principes fondateurs » dénonce
le capitalisme en mettant en évidence ses effets désastreux
pour l’humanité et la planète. Il
se fixe l’objectif de « renverser l’État et
les institutions », qui sont « une
machine rodée à la défense des intérêts de la
bourgeoisie ». Il se prononce contre l’illusion
d’une « humanisation » du capitalisme, à
laquelle il oppose la seule perspective réaliste, celle du
« socialisme », donc du « pouvoir des
travailleurs dans tous les domaines de la vie politique, économique
et sociale », la « démocratie des
producteurs associés », « la fin de toutes les
oppressions » (racisme, sexisme, oppression de la
jeunesse…), l’internationalisme. Il se définit comme un
« parti de classe », luttant notamment
pour « le développement et la généralisation des
luttes, des grèves généralisées et prolongées ». Dénonçant
le PS et le PCF qui « n’offrent plus ni projet, ni
espoir », il propose de « créer une
nouvelle représentation politique des exploité-e-s, un
nouveau parti anticapitaliste, un parti qui se bat jusqu’au
bout contre le système ».
Il
annonce que ses éventuels élus refuseront de « cogérer
le système », car « une domination de
classe ne peut pas être éliminée par voie de réformes »
et « il faudra une révolution sociale pour abattre
le capitalisme ». Il se prononce pour « que
le NPA fasse vivre le meilleur de la tradition de celles et
ceux qui ont affronté le système depuis deux siècles,
celle de la lutte des classes, des traditions socialistes,
communistes, libertaires, révolutionnaires ». Enfin,
il prévoit que le
« NPA engagera le dialogue et
des collaborations politiques avec les autres forces
anticapitalistes dans le monde, dans la perspective de la
constitution d’une nouvelle internationale ».
2)
Le projet de « statuts » prévoit un cadre et un
fonctionnement à la fois démocratiques et efficaces.
Son
préambule justifie la forme par le fond, expliquant
notamment que « notre projet commun est de
construire une nouvelle société qui rejette toute forme
d’exploitation, d’oppressions et d’aliénations »
et que, par conséquent, « l’organisation qui
porte un tel projet doit donc, dans ses pratiques mêmes, au
quotidien, combattre les effets de l’idéologie dominante.
L’organisation qui porte un tel projet doit donc, dans ses
pratiques mêmes, au quotidien, combattre les effets de
l’idéologie dominante. (…) Il faut donc que
l’organisation interne qui sera la nôtre donne à voir la
sincérité de nos convictions et de notre projet d’émancipation.
» Il insiste ensuite à juste titre sur la nécessité
de la démocratie et du centralisme à la fois :
d’une part, « les formes d’organisation et le
fonctionnement ne sont pas neutres. Le bilan que nous
pouvons faire du XXe siècle, en particulier le stalinisme
et toutes les expériences de bureaucratisation du mouvement
ouvrier, nous imposent de tirer toutes les leçons pour
construire une organisation vivante, démocratique où
chacun et chacune puisse trouver sa place à l’égal de
tous les autres. » D’autre part, « ce
qui rend nécessaire une centralisation des activités du
parti, c’est que le capitalisme dispose d’un cadre
centralisé d’où s’organise sa domination : l’État,
les puissances économiques et financières. L’enjeu est
bien un changement de pouvoir et une rupture révolutionnaire
avec l’ordre établi. »
Dans
ce cadre, on ne peut qu’approuver les dispositions prévues
par le projet de statuts, comme le fait que le comité est
la structure de base du parti, la souveraineté du congrès,
la responsabilité du conseil politique national devant le
congrès, la coordination locale des comités, les
commissions thématiques, le secteur jeune autonome,
l’importance de la formation de tous les militants, le
dispositif de communication site/journal/revue, l’exigence
de démocratie, de transparence, de circulation des
informations et enfin
« la possibilité de
s’organiser pour faire changer l’orientation du parti,
c’est–à–dire le droit de tendance et le droit de
fraction ».
3)
Le projet de « résolution générale sur la situation
politique et sociale » refuse de séparer un « mauvais »
capitalisme bancaire et un bon capitalisme entrepreneurial,
et dénonce le capitalisme dans son ensemble.
Il
condamne les interventions étatiques actuelles, comme étrangères
aux intérêts du plus grand nombre. Il prône, pour
riposter à la crise, un « tous ensemble »
contre la dispersion des luttes ; il met en avant pour
cela une série de revendications immédiates légitimes. Il
stigmatise l’impérialisme en général et évoque les impérialismes
états–uniens et français en particulier. Il condamne le
« dialogue social » défendu par les directions
syndicales et leur politique de cogestion ; il leur
oppose un syndicalisme de lutte de classes et la convergence
des luttes. Il insiste au final sur la nécessité pour le
NPA de prendre l’initiative des luttes dès qu’il le
peut et, pour ses membres, d’être présents et actifs
dans les différentes mobilisations en cours.
4)
Enfin, le projet de résolution sur les élections européennes
dénonce la prétendue « construction européenne »
capitaliste depuis
ses débuts, facteur d’aggravation des inégalités et
arme des bourgeoisies nationales les plus puissantes,
d’ailleurs limitée par leurs propres conflits d’intérêts.
Il dénonce les partis de la gauche institutionnelle qui ont
contribué et contribuent en première ligne à imposer les
traités et directives de l’UE. Il se prononce à juste
titre pour une Europe des travailleurs et des peuples et évoque
même les « États–Unis socialistes d’Europe »,
seule perspective historique alternative à celle du
capitalisme et de ses horreurs.
Sur
la base de l’ensemble des ces éléments positifs et
solides, nous sommes convaincus qu’il sera possible de
commencer à construire, dans la situation actuelle en
France, un parti de combat tout en poursuivant le débat.
De
ce point de vue, l’existence de tendances et de fraction
n’est pas seulement une exigence démocratique, elle est
aussi un besoin politique pour forger peu à peu un parti
anticapitaliste cohérent et conséquent.
D’une
façon plus générale, l’histoire du mouvement ouvrier a
montré que la reconnaissance des tendances ou fractions défendant
clairement leurs positions dans le parti, avec une majorité
et des minorités au termes des débats programmatiques et
stratégiques, permettait aux travailleurs d’aiguiser les
armes de la lutte contre le capitalisme.
En
revanche, l’interdiction ou les restrictions apportées à
cette liberté ont toujours conduit tôt ou tard à la dégénérescence.
Plus particulièrement aujourd’hui, il n’est pas
possible de reconstruire la conscience de classe et de
forger sur des bases solides l’unité des anticapitalistes
sans laisser les points de vue se confronter librement.
Cela
correspond d’autant plus à la réalité du processus
actuel qu’il se poursuivra après le congrès de fondation :
le NPA va bien sûr se construire progressivement et sa
première délimitation restera provisoire, notamment
jusqu’au premier congrès statutaire l’an prochain.
C’est
dans ce cadre démocratique que nous voulons pour notre part
constituer une Tendance défendant la révolution, le
communisme et l’auto–organisation dans le cadre du
nouveau parti. Cela se justifie dès le congrès fondateur
pour les raisons suivantes :
A)
Le projet de « principes fondateurs » est destiné
à regrouper des militants anticapitalistes de sensibilité
différente dans la situation historique actuelle,
conformément à l’esprit même du processus NPA.
Il
se présente donc délibérément comme un texte ouvert, en
partie provisoire, qu’il faudra continuer d’élaborer et
de discuter après le congrès de fondation, car le nouveau
parti ne va pas se construire en un an.
Or,
d’une part, nous sommes pour notre part partisans du
programme historique de la IVe Internationale,
fondée par Léon Trotsky, car il concentre les acquis des
trois premières ; nous estimons donc que le programme
du parti dont les travailleurs auront besoin pour mener la révolution
devra à terme intégrer les acquis de ce programme :
c’est pourquoi nous entendons le faire connaître et en défendre
les perspectives dans le cadre des discussions démocratiques
du NPA.
D’autre
part, pour le NPA actuel, parti pluraliste rendu nécessaire
par la situation immédiate du mouvement ouvrier, le
projet de principes fondateurs comporte à notre avis un
certain nombre d’insuffisances, voire d’ambiguïtés,
qui justifient nos propositions d’amendements
ci–joints et, au–delà du congrès, la défense patiente
et systématique de ceux qui n’auront pas été retenus.
Nous pouvons résumer ces principales propositions
d’amendements de la façon suivante :
•
Le projet de principes fondateurs ne confère pas clairement
au NPA une identité de classe comme parti ouvrier ;
il ne parle pas de la centralité ouvrière, au profit de
notions vagues comme « la population ».
•
Il ne met pas clairement en avant la perspective du
communisme,
impliquant la révolution et le dépérissement de l’État,
jusqu’à l’avènement d’une société sans classes et
sans État.
•
Il ne met pas en son centre la lutte pour la conquête du
pouvoir par les travailleurs et
ne dit rien de la forme de l’État ouvrier issu de la révolution
qui ne peut que reposer sur les organes de
l’auto–organisation des travailleurs, afin de mener à
bien les tâches de l’extension internationale de la révolution
et de transformation des rapports de production.
• Il
emploie un vocabulaire droite/gauche, issu du
parlementarisme bourgeois, qui empêche de saisir la frontière
entre partis du mouvement ouvrier et partis bourgeois.
Il ne permet pas de comprendre que le PS est aujourd’hui
parti purement et simplement bourgeois, similaire au Parti démocrate
des États–Unis, et que par conséquent il ne faut ni
appeler à constituer un front unique ouvrier avec lui, ni
lors des élections constituer des listes communes avec lui,
même au deuxième tour, ni appeler à voter pour lui, que
ce soit au premier ou au second tour.
• Il
reste trop discret sur les armes de la lutte et de
l’auto–organisation de classe :
grève, blocage, occupation, comités de grève et fédération
de ces comités, comités d’entreprise, autodéfense,
piquets de grève, sur le fait que les travailleurs doivent
se préparer à l’affrontement révolutionnaire avec la
bourgeoisie et son État. Or ces questions doivent selon
nous être centrales dans la construction du parti, dès ses
premiers pas dans la lutte de classe.
B)
Le projet de « résolution générale sur la situation
politique et sociale » s’auto-définit à juste
titre comme un « texte ponctuel » ;
un tel texte sert en effet à analyser la situation du
moment et à y adapter de façon circonstanciée
l’application du programme fondamental, en l’occurrence
des « principes fondateurs ». Il s’agit donc
de définir les propositions du NPA pour son action immédiate,
entre le congrès de fondation et le premier congrès
statutaire l’an prochain.
Or,
si ce projet de résolution comporte les éléments
indispensables que nous avons indiqués, il reste bien
trop en deçà de ce que l’on est en droit d’attendre,
dans la situation actuelle d’offensive patronale et
gouvernementale encore aggravée par la crise, d’un parti
anticapitaliste cohérent et conséquent, même du point de
vue du projet de « principes fondateurs ». En
effet :
•
Il est axé sur un « programme d’urgence »
qui n’est pas révolutionnaire, dans la mesure où il
n’est pas articulé à la perspective du gouvernement des
travailleurs, mais laisse planer l’illusion qu’il serait
possible de satisfaire les revendications indiquées par une
simple mobilisation puissante des travailleurs.
Or,
s’il est vrai que certaines revendications (par exemple
les augmentations de salaires, l’abrogation de telle ou
telle loi, etc.) peuvent être satisfaites par la lutte immédiate,
il n’est pas possible d’obtenir la satisfaction de
toutes celles qui sont proposées sans révolution
socialiste. Le texte sème des ambiguïtés quand il parle
d’« incursion dans la propriété capitaliste »,
ce qui pourrait désigner une forme de cogestion,
alors que l’anticapitalisme cohérent et conséquent
implique le combat pour l’expropriation des
capitalistes. De plus, il n’est absolument pas
possible d’obtenir des revendications comme l’« interdiction
des licenciements » sans exproprier les grands groupes
capitalistes, qui sont les premiers employeurs directs ou
indirects : la lutte contre les licenciements est une nécessité
quotidienne vitale, mais aucun gouvernement de l’État
bourgeois ne pourrait interdire purement et simplement les
licenciements, car cela signifierait la négation de la
propriété privée capitaliste elle–même ; il est
donc important de ne pas faire croire le contraire aux
travailleurs, mais de contribuer à développer leur
conscience anticapitaliste révolutionnaire. En outre,
l’histoire montre que les mobilisations puissantes ont
certes pu permettre des conquêtes importantes, mais cela a
toujours été au prix du détournement de leurs potentialités
révolutionnaires vers le lit du réformisme, c’est–à–dire
du maintien du capitalisme (on pense par exemple à la grève
générale de mai–juin 1936 en France, à la vague révolutionnaire
de l’après–Seconde Guerre mondiale en Europe et dans
les pays dominés, à la grève générale de 1968 en
France, etc.).
• Le
projet de résolution générale met strictement sur le même
plan des organisations qui se réclament clairement de
l’anticapitalisme et de la révolution et d’autres qui
ne sont que réformistes et antilibérales ; il propose de s’associer avec les unes et les
autres comme s’il n’existait entre elles aucune différence
fondamentale.
En
se présentant comme « une gauche qui résiste, une
gauche qui fait des propositions » par opposition
à l’autre gauche, institutionnelle, il ne caractérise
pas les organisations en termes de classes sociales ; dès
lors, en proposant de « créer le débat à gauche »,
il confond la nécessité du front unique ouvrier avec
un rassemblement dénué de cohérence de classe. En
particulier, comme les « principes fondateurs »,
il reste ambigu sur le PS, qui n’est pas caractérisé
comme un parti purement bourgeois, avec lequel aucun front
unique ouvrier n’est possible.
• Toutes
ses ambiguïtés programmatiques et stratégiques font que
cette résolution n’est pas non plus assez concrète pour
la lutte immédiate,
où c’est la résistance sociale à l’offensive du
patronat et au gouvernement, aggravée par la crise, qui est
à l’ordre du jour.
— Dans
la pratique, depuis septembre, le CAN n’a pas su défendre
une orientation indépendante sur la question de la
privatisation de la poste, acceptant de s’allier avec les
directions syndicales et le PS pour demander un « référendum »,
alors qu’il s’agit de se battre pour la grève unie des
postiers jusqu’au retrait du projet, donc contre les
directions syndicales qui n’ont donné aucune suite à la
grève du 23 septembre et ont justement canalisé le mécontentement
avec une pétition dérisoire.
— De
même, le CAN n’a pas su proposer aux travailleurs de
l’automobile, premières victimes de la crise dans
l’industrie et spontanément mobilisés dans un certain
nombre d’usine, un plan d’action permettant de les faire
converger vers l’action unie et déterminée, en commençant
par exemple par une manifestation nationale à Paris — combat
qui suppose évidemment le combat contre les directions
syndicales collaboratrices ou attentistes.
— Bien
que de nombreux comités NPA se soient très fortement
impliqués dans la lutte des travailleurs sans–papiers qui
se poursuit depuis avril, le CAN n’a pas mené le combat
pour l’extension de la grève, contre la politique de
fractionnement et d’isolement conduite par la direction de
la CGT, malgré la volonté de nombreux militants syndicaux
qui animent la lutte.
— Enfin,
le CAN n’a pas mené de véritable campagne
nationale contre la réincarcération et pour la libération
inconditionnelle de Jean-Marc Rouillan, alors qu’il était
possible et nécessaire de coupler le combat contre
l’attaque de la bourgeoisie et des médias contre le NPA
à la lutte pour le respect des droits démocratiques,
d’autant que Jean-Marc Rouillan participe au processus
NPA.
C’est
pourquoi nous proposons la résolution alternative
ci–jointe.
Tout
en reprenant un grand nombre des revendications proposées
par le CAN, mais non le cadre ambigu d’un « programme
d’urgence », cette proposition commence par une délimitation
claire par rapport au réformisme, en défendant ouvertement
l’objectif politique d’un gouvernement des travailleurs,
et propose pour l’immédiat un plan d’action concret pour
la mobilisation des travailleurs.
L’objectif
de ce plan est la convergence des luttes et la grève générale
comme seule perspective pour battre le patronat et Sarkozy,
l’auto–organisation, le combat frontal contre les
directions syndicales collaboratrices (incluant la
construction d’un courant lutte de classe dans les
syndicats) et la tactique du front unique ouvrier comme
seuls moyens d’y parvenir.
C)
Le projet de résolution sur les élections européennes,
malgré ses points positifs que nous avons indiqués,
n’est pas centré sur la perspective des États–Unis
socialistes d’Europe et reste par conséquent trop ambigu
sur l’Union européenne actuelle.
• Il
oppose une « Europe sociale » à l’« Europe
libérale » plus que le projet d’une Europe
socialiste à l’UE capitaliste. S’il
se prononce pour l’abrogation de « tous les traités
et accords de l’Europe libérale », il ne
mentionne explicitement que « Lisbonne, Barcelone,
accords Schengen », oubliant de citer à ce
moment–là les traités fondateurs de Rome,
Maastricht et Nice (même s’il les a évoqués au tout début
du texte).
Or
l’abrogation de ces traités doit être exigée de façon
centrale, pour montrer qu’il s’agit de rompre totalement
avec l’UE, puis de la renverser et de la détruire, de la
même façon qu’il s’agit de renverser et de détruire
les États bourgeois nationaux.
• De
même, le mot d’ordre d’« Assemblée
constituante européenne » laisse croire qu’on
pourrait accepter le cadre même de l’UE au lieu de détruire
par la révolution — de la même façon qu’une
Assemblée constituante nationale sert à changer un régime
(passage par exemple de la monarchie absolue à la monarchie
constitutionnelle, de celle–ci à la république, de la
IIIe à la IVe République, etc.), non à détruire un État
(en France, l’État bourgeois s’est maintenu et même
renforcé sous ses régimes successifs du XVIIIe siècle à
la Ve République !).
• Enfin,
la question de la participation aux prochaines élections
européennes n’est pas posée comme une question tactique,
mais laisse planer l’illusion qu’il serait possible, par
les élections, de faire triompher à terme le « programme
d’urgence ».
Or
ces ambiguïtés pèsent logiquement sur celui–ci :
comme au niveau national, il se rapproche d’un projet réformiste
plus que révolutionnaire, faute d’être articulé à la
perspective de la révolution et du gouvernement des
travailleurs.
C’est
pourquoi nous proposons une résolution alternative qui,
tout en se concluant également sur l’utilité de
participer aux prochaines élections européennes, précise
qu’il s’agit seulement d’une tactique pour faire connaître
nos idées et propositions, et que l’axe central de
celles–ci est bien la destruction de l’UE capitaliste et
l’édification des États–Unis socialistes d’Europe.
D)
Le projet de « statuts », que nous approuvons
pour l’essentiel, est cependant insuffisant sur trois
points :
• Il
y manque là encore la centralité du prolétariat, dont découle
la nécessité d’accorder la priorité à la construction
de comités du NPA dans les lieux de travail (entreprises et
établissements). Dans la même logique, il n’est pas expressément prévu
d’organiser les militants du même secteur pour
centraliser l’intervention du parti dans les syndicats.
• L’importance
de l’autonomie de la jeunesse est sous–estimée :
nous préconisons une complète autonomie politique et
organisationnelle des comités jeunes et leur propre fédération
nationale ; c’est d’autant plus nécessaire qu’il
est impératif de gagner progressivement au programme de la
révolution les jeunes des quartiers populaires, qui se révoltent
déjà, mais pour le moment sans expérience politique
organisée.
• Tout
en affirmant vouloir construire un parti de militants, les
conditions fixées pour être considérées comme tel nous
semblent trop légères :
pour forger un parti à même de renverser le capitalisme,
il faut demander aux militants non seulement d’acquitter
leur cotisation et de venir aux réunions, mais aussi de
participer régulièrement à celles–ci et à
l’activité du parti (diffusions de tract, vente de la
presse, intervention dans les luttes, etc.).
Mais
surtout, nous insistons pour que les principes et les
dispositions concrètes des statuts soient appliqués
effectivement, afin que le NPA soit crédible dès sa
naissance.
Or les lacunes démocratiques dans la préparation et le déroulement
des deux réunions nationales (déplorées par de nombreux
militants), ainsi que les exclusions injustifiées de trois
militants CRI de leur comité, contraires à l’esprit et
à la lettre du projet de statuts comme aux principes généraux
du NPA, mais acceptées de fait par le silence du CAN, sont
très inquiétantes. C’est pourquoi nous sommes fondés à
considérer que le combat pour la démocratie ouvrière dans
le NPA reste nécessaire.
Ces
critiques politiques, formulées dans le cadre de
l’indispensable transparence due à l’ensemble des
militants du NPA, nous fondent à demander la constitution
d’une Tendance dans le NPA pour la révolution, le
communisme et l’auto–organisation.
Nous
entendons contribuer activement, par notre militantisme sur
le terrain et par nos élaborations politiques, à la
construction du parti dont notre classe et la jeunesse révoltée
ont besoin. Et nous voulons convaincre le maximum de
camarades, sur le moyen et le long termes, que le NPA, pour
être anticapitaliste cohérent et conséquent, devra être
en dernière instance révolutionnaire et communiste.
La
présente déclaration, les propositions d’amendements aux
projets de principes fondateurs et de statuts et les
propositions de résolutions alternatives sur la situation générale
et sur les élections européennes correspondent aux résultats
de nos évolutions respectives comme de nos discussions
entre nous et avec d’autres militants ou groupes de
militants participant au processus NPA. Nous voulons ainsi
constituer un premier cadre pour rassembler progressivement
les militants du NPA qui veulent peser sur l’orientation
du parti dans un sens communiste et révolutionnaire.
Dans
cette perspective, nous sommes favorables à une large
discussion et au regroupement. En particulier, comme nous
l’avons déjà fait à plusieurs reprises, nous continuons
de proposer à d’autres militants ou groupes de militants
qui défendent eux aussi des idées révolutionnaires et
communistes dans le NPA, notamment à la Fraction L’Étincelle
issue de LO et à la Gauche Révolutionnaire, d’ouvrir la
discussion en vue d’une Tendance commune. De même que le
processus de construction du NPA se poursuivra au–delà du
congrès de fondation, jusqu’au premier congrès
statutaire un an après, de même le processus de
construction de la Tendance que nous voulons s’accomplira
à travers de nombreuses discussions, des combats politiques
communs et de nouveaux regroupements. Nous entendons y
contribuer activement et estimons être cohérents avec nos
idées et nos propositions pour l’intervention immédiate
du NPA en commençant dès le congrès de fondation à
soumettre à l’ensemble du parti nos analyses et
propositions.
En
conséquence, dans le cadre de la préparation du congrès
de fondation,
-
nous demandons au Collectif d’Animation Provisoire (CAN)
du processus NPA, organisateur du congrès, de faire
parvenir à tous les comités la présente Déclaration, avec
les textes qui l’accompagnent, et de soumettre au vote,
lors des assemblées électives de janvier, nos propositions
de résolutions alternatives sur la situation sociale et
politique et sur les élections européennes;
–
nous appelons les comités à discuter et voter les
amendements et les résolutions alternatives que nous
proposons;
–
nous
appelons les militantes et militants qui s’y retrouvent à
signer la présente Déclaration pour une Tendance défendant
la révolution, le communisme et l’auto–organisation.
28 premiers
signataires (adhérents des comités NPA):
A.
(Université de Rouen Madrillet, 76); A. (Université
Paris–VII); C. (Université Paris–I Tolbiac); C.
(Romainville, 93); C. (Université Paris–VII); Ed. (Paris
19e Pantin/Jaurès); Fl. (Montreuil, 93); Fr.
(Massy, 91); G. (Université Paris–VII); J.–J. (Auxerre,
89); J. (Massy, 91); J. (Université Paris–VII); J. (Sens,
89); K. (Fontenay–sous–Bois, 94); L. (Université Rouen
Mont–saint–Aignan, 76); L. (Nanterre, 92); M. (Évry,
91); M. (Université Paris–VII); Ma. (Libourne, 33); M.
(Université Paris Sorbonne); Q. (Orléans, 45); R.
(Université de Bordeaux, 33); S. (Auxerre, 89); S.
(Brest, 29); S. (Dole, 39); St. (Paris 11e); S. (Évry,
91); Y. (Auxerre, 89).;
|