Ulster (Norte de Irlanda)
Un ataque que se venía anunciando
Por Txente Rekondo (*)
La Haine, 10/03/09
El ataque contra una base militar británica en el norte
de Irlanda ha desatado una avalancha de comentarios y análisis
sobre la marcha del proceso de paz o sobre los obstáculos
que éste afrontará tras esa acción de los disidentes
republicanos.
Los avisos de los responsables de la seguridad en la zona
llevaban desde hace varias semanas indicando la posibilidad
de que este tipo de acciones tuvieran lugar, aunque la mayoría
de los informes apuntaban a que el objetivo sería un policía,
con grandes posibilidades además que éste fuera católico.
Desde hace ya tiempo que los “micro grupos” disidentes
tienen como objetivos a las fuerzas de seguridad y al
movimiento republicano encabezado por el Sinn Féin y que
apuesta claramente por el proceso de paz. En este contexto
podemos ver cómo desde hace tiempo los ataques y la
estrategia de los disidentes pasa por entorpecer la labor
del Sinn Féin.
Más allá de la coyuntura del actual ataque, es evidente
que sus autores persiguen varias cosas. Por un lado estarían
buscando la fotografía de algún dirigente del movimiento
republicano en el funeral de un policía o soldado, y por
otro lado pretenden que desde Londres se vuelva a impulsar
la presencia militar en las calles, dando más argumentos a
los que reclaman que ésta todavía no ha concluido.
Si bien es cierto que la presencia británica no ha
finalizado, también es verdad que la estrategia republicana
en trono al proceso de paz ha logrado que ésta sea la más
pequeña en muchos años (De cerca de 30.000 se ha pasado a
menos de 5.000).
El intento de crear mayores contradicciones dentro de las
bases del republicanismo, mayoritariamente situadas en el SF,
es uno de los motores de las acciones disidentes. Por eso
hay que ubicar la respuesta del partido republicano en ese
contexto. La respuesta de los dirigentes del Sinn Fein, ha
sido interpretada como “una declaración calculada políticamente”.
Tras presentar el ataque como una acción contra el
proceso de paz, el SF se reafirma en su objetivo de acabar
con la “ley británica” en Irlanda por medios pacíficos
y democráticos. En el comunicado, los republicanos también
resaltan otros aspecto clave, que pasa desapercibido
intencionadamente para algunos medios, y es la existencia
2de elementos dentro del unionismo y del propio sistema británico”
que no desean que el proceso de paz cumpla sus objetivos, en
una clara alusión a los llamados “segurócratas”.
En los últimos meses han aparecido por doquier nuevos
grupos disidentes que se han escindido del RIRA, CIRA o INLA,
lo que ha hecho que algunos portavoces políticos cercanos a
éstos grupos, como 32CSM, denuncien que algunos de estos
nuevos grupos estarían actuando “bajo las ordenes de la
inteligencia británica”. Algunas fuentes señalan
asimismo ese abanico de nuevos grupos (Óglaigh na hÉireann–
OHN, Irish Republican Liberation Army–IRLA, Saor Uladh–
Ulster Libre o Irish Republican Brotherhood–IRB) como foco
de reunión de individuos relacionados con el tráfico de
drogas y con bandas de ladrones. De ahí que muchas de sus
acciones estén ligadas al dinero del narcotráfico, a robos
o a extorsiones, y que intenten barnizar las mismas bajo el
manto de los principios republicanos, algo que han rechazado
de plano los portavoces de las comunidades afectadas.
La presencia de estos “micro grupos” es una constante
en la escena política del norte de Irlanda, aunque la mayoría
de ellos apenas cuentan con apoyo entre la comunidad, y
tienen serias deficiencias de militantes, y armamento. Pero
a pesar de todo ello han demostrado que pueden realizar
ataques de distinto tipo. Sólo desde el pasado mes de
noviembre, se han contabilizado más de quince ataques
(disparos, bombas, palizas…).
Otros aspectos del ataque contra la base de Massereene
también deben tenerse en cuenta. Por un lado la elección
del lugar, en el condado de Antrim, considerado como el
corazón de la comunidad protestante, y por otro lado la
repercusión mediática y junto a ello la anulación del
viaje a EEUU de Robinson y McGuiness, donde se escenificaría
una cierta unión de cara al mundo. Además, atentando
contra la base se lanza un serio aviso a todos aquellos que
colaboran de una u otra forma con las fuerzas británicas
(estaciones de servicio, alimentación o construcción).
La marcha del proceso de paz no parece peligrar de
momento, pero es evidente que su cumplimiento es una condición
para que el mismo no acabe atascado y cree desilusión entre
la sociedad. Aspectos como la investigación sobre la
colaboración de las fuerzas británicas y los grupos
armados lealistas, la transferencia de poderes en materia
judicial y policial, el desarme lealista, y la profundización
de las relaciones norte–sur de la isla, tendrán su peso
en la buena marcha o no del proceso de paz irlandés. Sin
olvidar tampoco que el próximo mes de junio, las elecciones
europeas se convertirán en un espacio de batalla entre las
diferentes sensibilidades de la isla, tanto en el norte como
en el sur.
(*) Del Gabinete Vasco de Análisis Internacional
(GAIN).
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