Congreso de Die Linke (La Izquierda)
Socialdemócratas hasta el final
Por
Edith Bartelmus–Scholich (*)
Europe solidaire sans frontiers, 21/06/09
Enviado por Correspondencia de Prensa, 20/07/09
Traducción de Alberto Nadal
Con la izquierda del partido a la defensiva y los elementos anticapitalistas
abiertamente ahogados, todo está en orden y sobre todo, la
imaginación ausente del poder.
Como estaba previsto, el congreso del partido en Berlín ha validado en lo
esencial el programa presentado por la dirección para las
elecciones legislativas del 27 de septiembre de 2009,
acentuando incluso sobre algunos puntos su orientación
derechista. Las enmiendas anticapitalistas o propuestas
favorables a los intereses de los asalariados o de los
parados han sido rechazadas, con alguna excepción, por la
mayoría de los delegados. El congreso se ha plegado a la
puesta en escena de la dirección que intentaba dar a los
medios la imagen de un partido armonioso y disciplinado. El
dinamismo y la apertura de los congresos de 2005 y de 2007
pertenecen al pasado.
Ninguna
concepción nueva de lo social
En 2005, el "Linkspartei PDS" se había presentado a las
elecciones con el eslogan de "por una nueva concepción
de lo social". Cuatro años más tarde, la reivindicación
de 2005 ha sido abandonada. El programa electoral se titula
"Firmemente social. Por la democracia y la paz", y
no incluye ninguna concepción nueva de lo social, pues se
sitúa completamente en el marco del orden social y político
tal como fue pensado y puesto en marcha esencialmente por la
socialdemocracia durante el siglo XX.
Ha sido Oskar Lafontaine quien ha presentado a los delegados el programa
electoral. Partiendo de la consigna de "Atreverse a más
democracia y más libertad" y de las limitaciones de la
crisis económica mundial, ha esbozado un programa que
apunta a un reajuste y una reorganización de la economía
de mercado. En ningún momento la lógica de la ganancia y
de la competencia ha sido puesta en cuestión. Hay que
producir como antes, sin embargo Die Linke espera hacer de
los asalariados, en esta sociedad capitalista, accionistas
de su empresa. Además, la cogestión deberá ser amplia.
Esto está justificado por el hecho de que la
corresponsabilidad de los asalariados evita "los
errores del sistema y pone los intereses sociales de los
asalariados en el centro" como se dice en el capítulo
2 del programa electoral. Una posición ya inaceptable en el
plano teórico, pues la idea de que una participación de
los asalariados pueda abolir las leyes del mercado es
insostenible. Poco importa quien posea una empresa en la
economía de mercado mundializada, son las leyes del mercado
las que deciden. La participación de los asalariados y una
ampliación de la cogestión no constituyen más que una
nueva forma de colaboración de clases. Pero en la práctica
también, tales tentativas han sido hechas ya por el
movimiento obrero y, como podía esperarse, han fracasado
siempre. Die Linke silencia esas experiencias. Toda
tentativa de renovar y de ampliar los compromisos entre las
clases del siglo pasado a las que el capital ha renunciado,
es por otra parte imposible, pues las condiciones económicas,
que prevalecen desde 1990, no incitan de forma alguna al
capital a buscar un nuevo compromiso.
Partiendo del hecho de que no es el capitalismo el que ha fracasado sino únicamente
el capitalismo financiero y que el compromiso de clase
pasado es actualizable, Die Linke propone reformas para
controlar los mercados y humanizar las reglas neoliberales
del mercado. Ninguna de las reivindicaciones se ha elaborado
partiendo exclusivamente de la necesidad de satisfacer las
necesidades de las categorías que personas que se supone se
benefician de ellas. Las reivindicaciones se limitan cada
vez a lo que la dirección del partido considera realista,
posible con vistas a una coalición, incluso si por ello,
estas reivindicaciones se hacen insuficientes. Falta la
voluntad política de defender sin reservas los intereses de
los asalariados.
De la misma forma que en el terreno de la democracia económica, Die Linke
quiere poner al gusto del día las ideas de la
socialdemocracia de los años veinte del siglo XX, se acerca
de la de los años setenta en lo que se refiere a la
democratización de la sociedad. Incluso si el rechazo a las
restricciones de las libertades públicas y la exigencia de
transparencia y más democracia directa son evidentemente
compartidas por las demás fuerzas de izquierda, hay que
insistir en que una sociedad en la que la democracia se
detiene ante las puertas de las empresas y de las
administraciones no será jamás ni democrática, ni libre y
que la cogestión ejercida por representantes no
controlados, que Die Linke quiere extender, no corresponde a
lo que se puede esperar de una verdadera democracia social.
El programa es defensivo, no solo en sus grandes líneas, sino también en
lo que se refiere a numerosas reivindicaciones aisladas. Hay
progresos en relación al programa de 2005 en lo que se
refiere al montante del salario mínimo y la elevación de
la renta mínima de existencia a 500 euros. Estas posiciones
han podido ser conservadas como objetivos a medio plazo
gracias a la presión sobre la dirección ejercida desde el
interior y el exterior del partido en la primavera de 2009 y
a pesar de las intervenciones acuciantes de los políticos
"realistas" del Este del país. En cambio no fue
posible hacer aceptar una reivindicación suficiente para la
reducción del tiempo de trabajo. Incluso una enmienda
moderada para que el partido exigiera que la semana de 35
horas fuera el mínimo legal ha sido rechazada en nombre de
la imposibilidad de encontrar un aliado para defender juntos
esta reivindicación en el Parlamento. Por otra parte,
demandando solamente que se vuelva sobre la jubilación a
los 67 años, Die Linke ha operado un retroceso en relación
a 2005, cuando el partido exigía aún la jubilación a los
60 años. Se ve aquí como tras una pesada derrota, adapta
sus reivindicaciones a las nuevas condiciones dictadas por
la clase dominante.
Adepto
de la "Realpolitik" y represivo
La línea defensiva de la dirección refuerza en el seno del partido el ala
derecha de los "realistas" del Este. Esto se ha
visto en el congreso, donde la dirección no era la única
en defender la idea de que sería preciso en el futuro
participar en el gobierno en los cinco Länder del Este e
incluso tener allí presidentes de Länder. Sin turbarse en
absoluto porque la crisis económica y la limitación severa
de los déficits presupuestarios inscrita en la Constitución
no permitirá a los gobiernos de las regiones hacer otra
cosa que terribles recortes en los programas sociales, la
camarilla de responsables del Este al completo aspira a
gobernar con el SPD en cuanto sea posible y donde sea
posible.
Paralelamente los presidentes de Land y las cabezas de lista del Este
anunciaban que en caso de participación gubernamental, están
dispuestos a quedarse por detrás del programa. Es el SPD y
no Die Linke el que bloquea la constitución de gobiernos
"rojo–rojo" asegura Oskar Lafontaine. Teniendo
en cuenta las perspectivas de los Länder, es un triste
consuelo pensar que hoy aún la entrada del partido Die
Linke en el gobierno federal es imposible debido a sus
posiciones en política exterior.
A medida que el ala derecha se beneficia de la línea de la dirección del
partido, el ala izquierda se encuentra cada vez más a la
defensiva. A diferencia del congreso de preparación de las
elecciones europeas de fines de febrero cuando había una
corta mayoría para enmiendas de izquierda, la izquierda del
partido ha perdido posiciones en Berlín. La presidencia y
la dirección del congreso se ponían manifiestamente de
acuerdo en que las iniciativas de la izquierda no favorecían
la organización que habían previsto. No solo miembros de
la dirección del congreso se han permitido reprender a
oradores de izquierda y polemizar con ellos, sino que la
lista de oradores establecida por la dirección no dejaba más
que muy poco lugar a la izquierda, y fueron incluso
ocultadas contribuciones provenientes de anticapitalistas.
Algunas enmiendas no fueron, deliberadamente, sometidas a
discusión ni a votación. Centenares de marcadores para los
libros que promocionaban un periódico en línea
independiente, "scharf–links", fueron retiradas
de la circulación por miembros del servicio de orden así
como un panfleto de la red de la izquierda socialista "Marx
21". El SDS y la corriente derechista "Foro del
socialismo democrático" pudieron, en cambio, presentar
sin dificultad sus panfletos en cada local. Die Linke
demuestra así que la única libertad de opinión que le
importa es la que permite las opiniones cuya expresión
conviene a la dirección.
Algunos miembros de la dirección del partido y del aparato se mostraron
represivos e incluso despreciativos hacia militantes de su
propio partido cuando venían al congreso como espectadores.
Primero se les impidió entrar por miembros del servicio de
orden. Finalmente el congreso aceptó la proposición de una
joven delegada de poner fin a esta práctica. Sin embargo
otros miembros del partido se vieron prohibir el acceso.
Cuando pregunté a un miembro del servicio de orden por qué
la decisión del congreso no era respetada, me respondió:
"Tendrías que estar contenta, puedes trabajar más
tranquilamente cuando no hay demasiados contestatarios en la
sala".
(*)
Edith Bartelmus-Scholich es editora del periódico en línea
“scharf-links” (www.scharf-links.de).
|