Bruselas.– A la Unión Europea (UE) casi no le preocupa el virus H1N1 y se
habla poco de posibles contagios masivos por la gripe A. El
nuevo temor de Europa no figura en el vademécum de los
epidemiólogos de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), pero ha sido bautizado como "gripe G", por
Grecia.
Por eso, el consejo extraordinario que mañana se celebrará en Bruselas con
presencia de los 27 jefes de Estado y gobierno comunitarios
tendrá un argumento casi monotemático: cómo salir
definitivamente de la crisis y evitar que las dificultades
de la economía griega se trasladen –por efecto dominó–
a otros socios del bloque, como España o Portugal.
Este Consejo Europeo, el primero bajo mando del nuevo presidente estable de
la UE, Herman Van Rompuy, pretende elaborar una hoja de ruta
para alejarse de la crisis que atenaza a Europa y –en
concreto, tal como ha planteado la presidencia semestral
española de los 27– se debatirá la nueva estrategia de
crecimiento, bautizada "UE 2020".
Agobiada por el potencial polvorín de las finanzas públicas griegas, al
borde del colapso, el objetivo de la UE es superar la
desfasada estrategia de Lisboa, que fue aprobada en 2000 con
ambiciosos objetivos, pero que la fuerza de los hechos ha
dejado en papel mojado.
Todavía se recuerda en Bruselas cómo ese año los jefes de Estado y
gobierno de la UE anunciaban que el bloque debería
convertirse en 2010 en la economía más dinámica y
competitiva del mundo basada en el conocimiento, con
objetivos como lograr una tasa de empleo del 70% o
incrementar el gasto en investigación hasta el 3% del PBI.
Pero de esa ensoñación voluntarista apenas quedan los enunciados. Al no
ser vinculantes, los planteos económicos que se hacía
Europa en 2000 se han quedado en un recuerdo para las
hemerotecas y en un ingenuo brindis al sol.
Nueva
estrategia
Precisamente, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez
Zapatero, en su función de presidente de turno de la UE,
volvió a subrayar, en una intervención ante el Parlamento
Europeo, el mes pasado, la importancia de poner a Europa
sobre la buena vía con la nueva estrategia "UE
2020".
"O nos lo tomamos en serio o volveremos en 2020 a preguntarnos por qué
no ha funcionado (la estrategia)", aseguraba en el
hemiciclo de Estrasburgo.
Con una tasa de desempleo del 10% (en diciembre pasado) para la zona euro
(16 socios, incluida Grecia), el nivel más alto desde 1998,
los líderes comunitarios tienen ante sí un reto de
dimensiones colosales.
Y por si no bastara la presión que supone la histórica tasa de desempleo,
los mercados internacionales han reaccionado con alarma ante
la desbocada situación de las finanzas griegas.
A pesar del duro plan de austeridad presentado por el gobierno socialista
griego, que prevé una reducción del déficit público del
12,7% con que cerró 2009 al 3% en 2012, los mercados
financieros y los expertos de Bruselas han reaccionado con
recelo.
El comisario Joaquín Almunia no oculta su enfado por las estrategias
contables de los griegos, que consiguieron burlar las estadísticas
oficiales de Eurostat (el organismo oficial de estadísticas
de la UE) y mintieron sobre su déficit público en 2009
que, en realidad, multiplicaba por cuatro la cifra publicada
por Atenas.
"Necesitamos endurecer los instrumentos para controlar cómo se aplica
y evitar que se incumplan los objetivos", aseguró
Almunia, en su última intervención hace unos días como
comisario de Economía.
Así que, para escarnio internacional de Grecia, la Comisión de Bruselas la
someterá a un primer examen el 16 de marzo próximo y si
comprueba que no está "haciendo los deberes", la
reacción puede ser imprevisible.
Para sumar todavía más preocupación, las dudas de los inversores
internacionales sobre la capacidad del gobierno griego para
poner en marcha su fuerte ajuste presupuestario se han
extendido a países del flanco sur europeo, como Portugal o
España.
Un
gobierno económico
En concreto, España lleva por lo menos dos semanas en el ojo del huracán
al centrar los ataques de medios de prensa internacionales
por el elevado déficit público, cercano al 10% del PBI
(algo más de 10.000 millones de euros), uno de los más
altos de la UE.
Las caídas pronunciadas de los últimos días en casi todas las bolsas
europeas tampoco han aportado la necesaria serenidad.
Aunque, según anunció Van Rompuy, en la cita de mañana se hará un
"debate libre", sin decisiones, muchos son los
analistas que consideran que de mera cumbre informal, la
reunión de Bruselas servirá para marcar el rumbo de la
futura política económica del bloque.
Y en ese contexto, una de las palabras clave será "gobernanza económica".
En ese sentido, está previsto que el presidente francés,
Nicolas Sarkozy, vuelva a insistir en su idea de la
necesidad de contar con "un gobierno económico para
los 27".