El Gobierno griego ha cedido el
control de su política económica y a cambio ha recibido
palabras de apoyo. Un respaldo que ya tenía ganado al haber
aprobado las medidas de ajuste que antes le habían
demandado los mismos que aplauden esas mismas medidas.
Papandréu y Merkel coincidieron en decir que Grecia no ha
pedido ayuda financiera, pero horas antes el ministro de
Economía alemán ya había zanjado el tema: los griegos no
verán «ni un céntimo».
Dos
días después de anunciar las nuevas medidas de ajuste que
le reclamaban las instituciones comunitarias y el Fondo
Monetario Internacional (FMI), el primer ministro griego,
Yorgos Papandréu, inició ayer una gira en la que se reunió
con el jefe del eurogrupo, Jean–Claude Juncker, y la
canciller alemana, Angela Merkel, y que en los próximos días
le llevará a encontrarse con el presidente francés, Nicolás
Sarkozy, y su homólogo estadounidense, Barack Obama.
Su
objetivo, según admitió en una entrevista a «Frankfurter
Allgemeine», ni siquiera consiste en recabar fondos para
afrontar la crisis que vive su país, sino obtener un
respaldo público de los citados mandatarios para que Grecia
pueda colocar su deuda a un precio más barato del que le
está suponiendo en este momento. «Todo lo que necesitamos
es apoyo para obtener créditos con condiciones aceptables»,
declaró Papandreu al diario alemán, explicando que para
los bonos que acaba de emitir –por 5.000 millones de
euros– Grecia deberá pagar 750 millones más en intereses
que lo que tendría que abonar Alemania. Lograr ese apoyo no
le supondrá gran esfuerzo, dado que ha cumplido a pies
juntillas todo lo que le han ido redactando sus
interlocutores.
Con
el precedente de la entrevista en el «Frankfurter» y las
declaraciones del ministro de Economía alemán, Rainer
Bruederle, diciendo que su Gobierno «no tiene intención de
dar ni un céntimo» a sus socios helenos, pocas horas antes
de celebrarse el encuentro, sobraba que tanto Merkel como
Papandréu subrayaran que Grecia en «ningún momento» ha
pedido ayuda económica a Alemania para combatir la crisis.
Por
eso, la intervención de la canciller alemana, que compareció
junto a su homólogo heleno, se centró en la necesidad de
hacer frente a los ataques especulativos contra la economía
griega. «Tenemos que lograr la neutralización de los
especuladores. Es algo técnicamente difícil pero no
podemos permitir que haya gente que prácticamente asegure
la casa del vecino para luego destruirla», manifestó
Merkel.
Tratando
de relativizar la difícil situación económica de Grecia,
lastrada por un déficit y una deuda acumulada durante años,
sostuvo que naturalmente en aquel país hay problemas, pero
apostilló que ha sido el problema de la especulación el
que ha agravado las cosas.
En
este contexto, y a falta de fondos, Merkel y Papandréu
acordaron la creación de una comisión gubernamental
greco–alemana que deberá apoyar la modernización de
Grecia en diversos campos como la protección del clima y
del medioambiente, la política energética, el desarrollo
científico y la política de inmigración.
La
mandataria alemana defendió que el apoyo a la modernización
de Grecia en esos campos es también un aporte a la lucha
contra la crisis en la medida que contribuye a aumentar la
confianza de los mercados financieros. Y, en el camino de
consolidar la imagen del Gabinete de Papandréu ante los
mercados, celebró que haya aprobado nuevas medidas para
reducir el déficit diciendo que se trata de «un esfuerzo
tremendo» que implica sacrificios pero que es un paso
importante en la recuperación de la economía griega. «Los
expertos de la UE, el BCE y el FMI coinciden en que se trata
de un paso importante», alabó.
«Han
sido medidas necesarias para sacar a nuestro país de la
crisis», replicó Papandréu.
Las ocurrencias alemanas
La
visita del primer ministro griego había estado precedida de
ciertas irritaciones debido a una serie de sugerencias de un
grupo de diputados alemanes, miembros del partido de la
propia canciller y de la formación que le apoya en el
Gobierno, para combatir la crisis griega, entre las que
estaba la de vender algunas islas que no estuviesen
habitadas. «Quiero dejar claro que no comparto esas
sugerencias y que ningún miembro del Gobierno ha sugerido
algo similar», dijo Merkel al ser confrontada por un
periodista griego con ese tema. Papandréu, por su parte, se
limitó a decir que hay ideas más imaginativas y más
eficaces para combatir la crisis y dijo que, por ejemplo,
las islas que los diputados alemanes quieren vender se
pueden convertir en centros de desarrollo de la energía
solar.
«Colonización
de la economía»
En
esos términos quedó el respaldo público de Merkel. Puede
decirse, por tanto, que Grecia ha cedido su soberanía económica,
no ya a cambio de los 53.000 millones de euros en los que
hasta hace unos días se estimaba su rescate, sino por unas
bonitas palabras y unas fotografías con quienes realmente
man– dan en este tema y, además, ya poseen gran parte de
la deuda del Estado heleno.
Tal
como indicaba recientemente el sociólogo norteamericano de
origen griego James Petras en una entrevista conce– dida a
la uruguaya Radio Centenario, «lo peor en Grecia es que lo
que exigen los países europeos imperialistas como Alemania,
y los Estados Unidos, es que el control sobre la economía
pase a manos del Fondo Monetario y de los gobiernos alemán
y francés». «Es la colonización de la economía»,
sentenciaba, tras explicar que las instituciones
internacionales «dicen que no pueden confiar en los griegos
para imponer la austeridad y enfrentar al pueblo», de modo
que «exigen que los extranjeros supervisen la economía,
tomen las decisiones y evalúen la aplicación de la política».
Debate en el Parlamento griego
Mientras
tanto, en Atenas, el Parlamento, donde el Pasok de Papandréu
tiene una mayoría holgada, aprobó ayer el tercer plan de
austeridad en pocos meses, con el que el Ejecutivo pretende
ahorrar 4.800 millones de euros por medio de recortes
sociales y nuevos impuestos. La votación se celebró después
de seis horas de tenso debate, del que se retiró el partido
comunista KKE, declarando una «guerra contra las medidas».
«Seguiremos la lucha en las calles», advirtió la
secretaria general de este partido, Aleka Papariga.