Yaak
Pabst de la revista alemana Marx21
(*) habló con Sotiris Kontogiannis, dirigente del Partido
Socialista de los Trabajadores de Grecia sobre las causas de
la crisis de la deuda, la corrupción y las protestas contra
las políticas de austeridad del gobierno.
Grecia se hunde en la deuda. En
2009, el déficit se situó en poco menos de 300 millones de
euros, más alto que en cualquier otro país de la zona
euro. Eso coloca a Grecia en el puesto número 4 de los países
más endeudados del mundo. El interés de los préstamos
provoca enormes agujeros en el presupuesto público. Para
llenarlos, se acude a más préstamos. ¿Un círculo
vicioso?
Los
pagos de intereses son, en realidad, un gasto permanente
para el presupuesto familiar. Este año, el gobierno pagará
cerca de 13 millones de euros únicamente en intereses a los
bancos. Además, los bancos esperan otros 13 millones de dólares
como "rentabilidad del capital”. La suma total de 26
mil millones corresponde a la partida del presupuesto para
salarios y pensiones de los funcionarios públicos. Estos
miles de millones elevan a las nubes los beneficios de los
bancos griegos –incluso en una crisis tan profunda como la
que tenemos actualmente.
Los
banqueros no son los únicos que se benefician a expensas
del Estado. El ministro de Finanzas Giorgos Papakonstantinou
se queja de que los griegos no pagan suficientes impuestos
sobre la renta. Los impuestos directos (por ingresos)
contribuyen un promedio del 13 por ciento al PIB en Europa.
En Grecia, representan sólo un escaso 7,7 por ciento.
Papandreou y Papakonstantinou dicen que están decididos a
actuar contra la evasión de esos "impuestos
ilegales". El principal problema en Grecia no es la
"evasión ilegal" de impuestos. El verdadero
problema es la evasión fiscal legal. Grecia tiene la flota
mercante más grande del mundo. Los armadores griegos son
tradicionalmente muy ricos. Aristóteles onassis, uno de
los ejecutivos de la más famosa de la industria griega, era
un armador. Igual que la familia Latsis, que también
controla el Eurobank, uno de los mayores bancos de Grecia.
¿Cuánto contribuyen los armadores al presupuesto? La
respuesta es: ¡cero! Están exentos de pagar impuestos, no
sólo a causa de una antigua ley de 1967 (en ese momento era
Grecia una dictadura), sino también a causa de la (muy
reciente) Constitución.
Sólo
unas pocas empresas grandes pagan impuestos. En la década
de 1970, sus beneficios se gravaban en el 60 por ciento.
Ahora, después de dos décadas de reformas de libre
mercado, se ha reducido a un 25 por ciento. Pero eso no es
todo: los beneficios reinvertidos no se gravan en absoluto.
La Sindicatura de Cuentas ha calculado que los beneficios de
los bancos fueron grabados el año pasado un promedio de sólo
el 7 por ciento. En comparación, la tasa más alta de
ingresos para los trabajadores y jubilados en el último año
era un 40 por ciento. Un trabajador que gana 30.000 euros al
año habría tenido que pagar 4.500€ en impuestos directos
–lo que es un 15 por ciento.
Si
las excepciones hubieran sido suprimidas y la fiscalidad de
las empresas se hubiera incrementado a un 40 por ciento,
Grecia tendría un superávit presupuestario en lugar de un
déficit enorme. ¿Y qué pasa con los planes de impuestos
del gobierno? Al igual que otros gobiernos neoliberales,
Atenas ha reducido los impuestos corporativos del 25 al 20
por ciento. Al mismo tiempo, quiere aumentar los impuestos
sobre los trabajadores y pensionistas –aunque el gobierno
admite que los trabajadores y los jubilados son casi los únicos
que pagan impuestos.
¿Qué significa la bancarrota del
Estado para la población trabajadora?
Sencillamente,
el abandono. Hospitales sin médicos y personal de
mantenimiento; caminos con baches; escuelas sin libros y
maestros. Los gobiernos europeos –y, especialmente, Angela
Merkel y su gabinete– instarán a Grecia hasta el extremo
a asumir planes de ahorro que sólo son comparables con las
duras medidas de Margaret Thatcher al comienzo de los ’80
en Gran Bretaña. No se trata sólo de drásticos recortes
en los salarios públicos. Cada gasto que no está
directamente relacionado con el pago de las deudas a los
bancos, se considera “innecesario". Quieren impulsar
un plan que es sólo comparable con el programa de ajuste
estructural del FMI. Si sale adelante su plan, se perderán
miles de puestos de trabajo, el desempleo crecerá de forma
explosiva, y millones de personas caerán en la extrema
pobreza.
¿Cuál es tu opinión sobre la
amenaza de quiebra de la deuda nacional? En los medios de
comunicación alemanes se habla mucho acerca de la
ineficacia de una administración clientelista, sobre
corrupción e ilegalidad en Grecia. ¿Cuáles son las causas
reales de la crisis?
Por
supuesto que hay corrupción en Grecia. E ineficiencia. Y
trabajo no declarado. Y nepotismo. Pero esto no es una
peculiaridad griega. Hace dos años, Grecia fue sacudida por
un escándalo: el llamado "escándalo de Siemens."
Siemens había sobornado en estos años a los políticos
griegos para obtener contratos del gobierno. Michael
Christoforakos, director de Siemens Grecia, escapó de la
detención cuando huyó a Alemania –donde puede moverse
libremente. Siemens ha sido popularmente rebautizada por “Miesens”,
palabra griega usada para decir “soborno”.
El
origen de la profunda crisis actual en Grecia está en la
crisis financiera internacional –precisamente la crisis
que comenzó tras el colapso de Lehman Brothers en los
EE.UU. en 2008. Los gobiernos de todo el mundo en ese
momento trataron de frenar la crisis con la inyección de
millones de dólares al sistema bancario internacional, para
evitar su quiebra. Según declaraciones oficiales, la crisis
fue el resultado de la avaricia y el descuido de los famosos
"Golden Boys".
No
obstante, se dijo que no podíamos permitir que los bancos
fueran a la quiebra: que tendrían que ser salvados, si
fuera necesario, con dinero de los impuestos, de lo
contrario toda la economía se vendría abajo. Pronto, la
recuperación debería comenzar de nuevo y el estado recibiría,
como dijo Barack Obama, todos los millones de vuelta, hasta
el último centavo. En diciembre de 2008, el gobierno
conservador griego de Kostas Karamanlis dio, con el
consentimiento de sus socios de la Unión Europea, 28 mil
millones de euros a un puñado de grandes bancos.
En
ese momento había incluso entre los economistas burgueses
algunas voces que advertían de una crisis mucho más aguda.
La enfermedad, dijeron, tenía sus raíces en la economía
real. Como resultado del intento de evitar el colapso del
sistema bancario por medio de enormes obsequios de dinero,
los estados se endeudarían enormemente, tarde o temprano.
Pero nadie los escuchaba: el sistema estaba ahogándose, y
si te estás ahogando, te da igual si el pedazo de madera al
que te aferras sigue nadando. Tú simplemente te aferras con
tanta fuerza como puedas a él. Y oras y sueñas con
"brotes verdes" y "luz en la oscuridad"
y "signos claros" de recuperación.
Con
el colapso de Dubai en noviembre de 2009, se vieron
frustradas estas ilusiones. La estimación del canal de
noticias Bloomberg era que 13 billones de dólares de fondos
del mundo de rescate se habían gastado. Sin embargo, el
sistema todavía estaba en el punto cero, allí donde se
encontraba 14 meses atrás, cuando el banco de negocios
Lehman Brothers quebró. Entonces vino la tragedia griega:
una economía desarrollada, un país que es miembro de la
Unión Europea y de la prestigiosa eurozona, está al borde
del colapso y está dispuesto a pedir ayuda al FMI, igual
que los más pobres países del Tercer Mundo. Y Grecia no
está sola: Portugal, el Estado español, Irlanda e incluso
Italia y Gran Bretaña le siguen los talones.
El
gobierno griego y la clase dirigente griega están
desesperados. Igual están sus homólogos en Berlín, París
y Bruselas. El barco se hunde y nadie tiene idea de lo que
pueden hacer para detener la catástrofe. La verdadera razón
de la disputa entre el Primer Ministro Giorgos Papandreou y
la canciller alemana, Angela Merkel, es el hecho de que no
tienen un plan claro y realista. El sistema está tan
enfermo que cualquier medicina para curar los síntomas
tiene tantos efectos secundarios mortales y peligrosos, que
amenazan con matar al paciente inmediatamente.
El diario Bild escribió sobre
Grecia "Sin, ‘Fakelaki’ no hay nada”. La palabra
"Fakelaki" es el diminutivo de "Fakelo"
(sobre) y se usa en Grecia para la corrupción cotidiana. La
onG anticorrupción Transparency International ha
calculado que una familia media paga 1.700€ al año en
sobornos. ¿Por qué la corrupción está tan extendida?
Bueno,
yo no sé de dónde Transparency International obtiene sus
cifras. Mi experiencia personal es ciertamente diferente. No
estoy diciendo que no haya corrupción. Pero no está tan
extendida como los medios de comunicación nos quieren hacer
creer. Por eso soy muy prudente respecto a estos informes de
"Fakelaki". Sólo hay que ver cómo se habla del
tema. Los medios dan mucho eco a estos informes –con una cámara
oculta se filma a los médicos en los hospitales, mientras
aceptan sobornos. Hay historias muy extendidas en los periódicos
acerca de funcionarios financieros que son pillados con una
pila de billetes en los bolsillos, etc. Todas estas
historias de terror tienen algo en común: están siempre
dirigidas contra los funcionarios de la administración pública.
Los
medios de comunicación hacen una constante campaña de
desprestigio contra los funcionarios del Estado. Según
afirman, hay demasiados; su trabajo es sólo una ventaja del
gobierno; no trabajan; y así sucesivamente. La leyenda del
"Fakelaki" es parte de esta campaña de difamación.
Hay dos razones para una disposición tan hostil de los
medios de comunicación respecto a los funcionarios del
Estado. La primera es el déficit público general. El
gobierno busca reducir los salarios del gobierno (que está
siendo presionado por la Comisión Europea para suprimir los
subsidios de Semana Santa y verano) y suprimir tantos
puestos de trabajo "innecesarios" como sea
posible. Uno de los primeros actos del gobierno
“socialista” PASOK cuando llegó al poder fue el despido
trabajadores “stage”. Estos eran jóvenes que estaban
empleados como trabajadores temporales por el Estado a través
de un programa especial de formación de la Unión Europea
("stage"), con alrededor de 500 euros al mes, pero
sin ningún tipo de seguridad social.
La
segunda razón para la campaña de desprestigio es política:
los empleados de la administración pública tienen una
larga tradición y militante y han estado siempre muy
sindicalizados. Los empleados públicos, como maestros,
enfermeras del hospital, trabajadores de sanidad de los
municipios, etc. no son reembolsables. Este tipo de
"privilegio" conduce a la clase dominante a la
locura. Hace dos semanas, los periódicos publicaron una
historia sobre un grupo de funcionarios de aduanas que han
sido capturados, ya que aceptaron sobornos. El mismo día,
los funcionarios de aduanas entraron en una huelga
prolongada. ¿Coincidencia?
Los
médicos en los hospitales públicos, que al parecer son tan
corruptos que no se trata a los pacientes sin "Fakelaki",
también se resistieron a una ley racista que les obligaba a
llamar a la policía si un inmigrante ilegal venía a ellos.
En lugar de entregarlos a la policía, los sindicatos de los
médicos decidieron tratar a los inmigrantes, sin
preguntarles si estaban residiendo legalmente o ilegalmente
en el país. La próxima vez que escuches que los médicos
en los hospitales públicos en Grecia no sólo son
corruptos, sino que tampoco tienen ningún respeto por las
leyes, entonces ya sabrás de qué se trata.
El gobierno quiere controlar la
crisis de la deuda con un programa de austeridad drástica.
Con recortes de salarios, congelación de las contrataciones
en la administración pública y aumento de impuestos deben
ser saneadas las arcas públicas. ¿Cuál es la respuesta de
los sindicatos?
El
24 de febrero de 2010 hemos tenido en muchas ciudades una
huelga general y manifestaciones de los trabajadores. La
manifestación en Atenas era grande: decenas de miles de
trabajadores marcharon durante horas por el centro y hacia
el Parlamento, para protestar por los recortes. Esta fue una
de las mayores manifestaciones en los últimos años.
La
huelga fue organizada por la Confederación General de
Sindicatos en el sector privado y el sindicato del sector público
ADEDY. Ambos están controlados por el PASOK, el Partido
Socialista de gobierno de Papandreu y Papakonstantinous. Los
líderes de los dos sindicatos habían hecho todo lo posible
para evitar una convocatoria de huelga. Sólo la presión
desde abajo obligó a hacerlo. Esta ha sido la tercera gran
huelga contra los planes de recorte del nuevo gobierno. La
primera se celebró el 17 de diciembre del año pasado. Esta
huelga había sido convocada sólo por algunos sindicatos
–sobre todo los que son controlados por la izquierda. Los
dirigentes de la GSEE y ADEDY condenaron la huelga. Sin
embargo, fue un gran éxito. Esto hizo saltar la alarma
entre las burocracias sindicales. La ADEDY apeló entonces a
una huelga del servicio público para el 10 de febrero de
2010. Giannis Panagopoulos, presidente de la GSEE, hizo caso
omiso de la presión para unirse a la convocatoria de
huelga. Pero frente a la presión cada vez mayor, convocó a
una huelga para el 24 de febrero para aliviar la presión,
pero también para dividir al movimiento.
La
huelga del sector público del 10 de febrero fue también un
gran éxito. Las masas de trabajadores se declararon en
huelga y luego se echaron a las calles en el centro de la
ciudad de Atenas. Nunca antes en la última década (o
incluso antes) participaron tantas personas en una
manifestación convocada por la ADEDY. Y entonces la ADEDY
se vio también bajo presión para unirse a la llamada de la
Confederación General de la huelga de una semana después.
La dirección se dio cuenta de que no podían escaparse de
lo que terminó con una huelga general.
Los
trabajadores de Grecia están muy enojados. Algunos
sindicatos están tratando ahora de organizar una nueva ola
de huelgas para el 15 y 16 de marzo, coincidiendo con la
visita a Grecia de la Comisión Europea para ver cómo se
implementa el plan de estabilización. El gobierno trata de
presentar su plan como una "cuestión nacional".
Dice que "nosotros" somos atacados por los
especuladores, y esto es una guerra nacional que queremos
ganar. Los medios de comunicación añaden a Angela Merkel y
a los alemanes a nuestra lista de enemigos. El título de la
revista Focus, "Estafador en el euro–familia",
fue una noticia central el pasado martes en todos los
canales. Por eso son muy importantes las declaraciones de
solidaridad formuladas por los sindicatos alemanes y la
izquierda alemana.
¿Cuáles son las alternativas a las
medidas de austeridad del gobierno?
Sólo
hay una alternativa: la lucha. El dinero está ahí. El
gobierno podría fácilmente cubrir el déficit
presupuestario mediante impuestos a los ricos. Pero esto es
algo que nunca va a hacer un gobierno socialdemócrata. Para
ellos tienen prioridad absoluta los banqueros, los
propietarios de buques y los ricos. Por supuesto, el
gobierno nunca va a admitir esto. Dicen que los
"mercados" son demasiado poderosos. El
"mercado" es sólo otro término para los
banqueros y los especuladores. El gobierno dice que no hay
otra opción más que obedecer.
Bueno,
nosotros somos mucho más poderosos que un puñado de
banqueros ricos. En primer lugar, son sólo unos pocos, y
nosotros somos millones. En segundo lugar, su riqueza se
basa únicamente en nuestro trabajo. El dinero que han
prestado al gobierno no es otra cosa que un derecho legal de
los productos que los trabajadores producirán en los próximos
meses y años. Sin nuestro trabajo, todos los millones de
euros y dólares que han acumulado son una montaña de papel
impreso que no vale nada. En la manifestación, había a la
cabeza de una pancarta en la que ponía: "LA PLHRONO"
(no pago). Nosotros no pagamos. Estamos en huelga. Y los burócratas
en Berlín, París, Bruselas o Londres, que creen que pueden
obligar a los trabajadores griegos a arrodillarse, deberían
pensárselo otra vez. La "enfermedad" griega puede
muy rápidamente extenderse por todo el mundo. No, no me
refiero a la deuda y el déficit. Me refiero a la huelga.
(*) Yaak Pabst es colaborador de
Marx21, revista de la corriente International Socialism
dentro de Die Linke.