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Sarkoleón |
Las
últimas elecciones antes de las presidenciales de 2012
adquirieron una dimensión nacional que terminó cercando a
Sarkozy en la lógica de un voto sanción. De las 22
regiones que estaban en juego, el oficialismo sólo conservó
una.
París.– Menos un color azul a la derecha del mapa, Francia amaneció
embebida de rosa–verde–rojo. El electorado ratificó
ayer la línea marcada en la primera vuelta de las
elecciones regionales y sancionó con un voto masivo a favor
de las listas fusionadas de la izquierda al Ejecutivo de
Nicolas Sarkozy.
De las 22 regiones metropolitanas que estaban en juego, el partido
gubernamental UMP sólo conservó su bastión histórico de
Alsacia. El resto pasó a ensanchar el dominio regional de
la alianza forjada entre socialistas, ecologistas y un
frente de izquierda cuyo principal componente es el casi
desaparecido Partido Comunista francés.
Las estimaciones difundidas al cierre de los colegios electorales le dan a
la gubernamental Unión para un Movimiento Popular (UMP)
35,4 por ciento de los votos mientras que el Partido
Socialista (PS), Europa Ecología y el Frente de Izquierda
obtuvieron 54,1 por ciento de los votos y la extrema derecha
del Frente Nacional sacó cerca del 9 por ciento a nivel
nacional.
“Estas elecciones confirman el éxito de las listas de izquierda. No
supimos convencer”, afirmó anoche el primer ministro
francés, François Fillon. Jean–François Copé,
presidente del bloque de senadores de la mayoría
presidencial, admitió a su vez una “derrota real”.
Irreconocible con su nuevo look, la primera secretaria del Partido
Socialista francés, Martine Aubry, dijo que los socialistas
recibían “estos resultados con responsabilidad” al
tiempo que pidió al gobierno “que escuche el mensaje”
de la urnas donde, recalcó, los electores “sancionaron
con su voto una política injusta”. El gobierno francés
parecía golpeado por los resultados, ya adelantados por las
encuestas de opinión durante la semana.
La consulta regional adquirió una dimensión nacional que terminó cercando
al Ejecutivo de Nicolas Sarkozy en la lógica de un voto
sanción. Estas fueron además las últimas elecciones antes
de las presidenciales de 2012 y ello explica en mucho su
trascendencia.
Seis ejes de la política francesa quedaron definidos con esta consulta: la
constitución posible de un polo compuesto por socialistas,
verdes, socialistas disidentes, comunistas y extrema
izquierda; la legitimización de una oposición invisible
que encontró en las urnas un camino hacia la redención; el
resquebrajamiento del sólido bloque conservador constituido
en torno del partido UMP; la identidad de las fuerzas que
bifurcarán en la disputa presidencial de 2012; el arraigo
electoral de la extrema derecha y el cambio de fichas en el
seno de la alianza que el PS puede pactar con sus aliados.
Allí donde antes había comunistas, éstos fueron ahora
barridos por una opción más contemporánea y más cercana
a las preocupaciones y compromisos del electorado, es decir,
los ecologistas de Europa Ecología.
El presidente francés debería introducir algunos cambios en su gabinete.
El palacio presidencial adelantó que Sarkozy recibirá el
lunes a su primer ministro “para hacer un balance sobre el
mensaje de los franceses”. Este no pudo ser más
contundente. François Miquet–Marty, director de la
consultora Viavoice, explicó anoche al diario Libération
que se trata “de un voto de ruptura fuerte contra Nicolas
Sarkozy: Sarkozy fue elegido por la ruptura y hoy se
encuentra confrontado a un deseo de ruptura. Es, en el
fondo, como un 2007 (elección presidencial) al revés
ligado a los efectos de la crisis económica y a la
desesperanza de los franceses ante la incapacidad de los políticos
a mejorar su vida cotidiana”.
Alta
abstención
Incluso si la abstención fue inferior a la anunciada por los sondeos y
menor a la registrada el domingo pasado (53,6 por ciento),
el 49 por ciento de la población habilitada no se desplazó
a votar. Se trata de un porcentaje alto que se inscribe en
el análisis del politólogo francés: el desinterés por la
política de parte de los ciudadanos no es sino la respuesta
a la indolencia con que el sistema político, medios de
prensa incluidos, miran a la sociedad.
Con todo, el juego que se distribuye desde ahora es complejo para la mayoría
del gobierno y la oposición. Los socialistas arrastran un
problema que se llama Ségolène Royal, la candidata a las
presidenciales de 2007 que aspira a una nueva candidatura en
2012 y cuya postura quebró el PS en dos. Royal fue reelecta
ayer en su región de Poitou Charente con más del 60 por
ciento de los votos, lo que seguramente le permitirá
mantener a fuego cruzado su proyecto presidencial con las
consiguientes divisiones que ello acarrea si el PS no define
un método seguro de designación.
La derecha tiene aún dos años de gobierno con una opinión pública en
contra y desencantada. Los ecologistas, en cambio, aparecen
como los felices de la historia. Recién llegados al tablero
electoral, los verdes decidirán de las mayorías futuras.
Anoche ya plantearon el camino a seguir. Uno de sus líderes
de más peso, Daniel Cohn–Bendit, lanzó un llamado con
vistas a crear una “cooperativa política” capaz de
“elaborar posiciones colectivas y transmitir el proyecto
ecologista”. Cohn–Bendit apunta a un proyecto
presidencial que se distinga de los socialistas y del centro
y con capacidad para pactar alianzas en torno de una
plataforma y no de meros intereses electorales del momento.
París.– El presidente francés, Nicolas Sarkozy, sufrió ayer una grave
derrota política en la segunda vuelta de las elecciones
regionales, que confirma la resurrección de los
socialistas, aliados a los ecologistas, y los ubica como
serios aspirantes al poder en la batalla presidencial de
2012.
"Es una auténtica derrota", admitió Jean–François Copé, líder
del bloque del partido oficialista Unión para una Mayoría
Popular (UMP) en la Cámara de Diputados.
En una consulta que volvió a caracterizarse por la fuerte abstención
(49%), la alianza de izquierda mantuvo las 24 regiones que
controlaba desde 2004, le arrebató Córcega al gobierno y sólo
perdió en Alsacia, que se mantuvo fiel a la derecha.
A nivel nacional, la izquierda totalizó el 54,3% de los votos; la derecha,
el 36,1%, y el Frente Nacional (extrema derecha), el 8,7%,
según cálculos del instituto OpinionWay.
Pero un análisis más fino de los resultados demuestra que los electores
expresaron una clara reprobación de la acción de gobierno:
19 ministros y secretarios de Estado fueron derrotados en
las urnas.
Esa tendencia fue confirmada por un sondeo, realizado por el instituto
Sofres al cierre de la consulta, según el cual el 71% de
los electores exige una modificación de la política
desarrollada hasta ahora por Sarkozy. Sólo el 13% de los
encuestados expresó "aprobación" de la política
oficial.
"Estos resultados marcan un rechazo de la política de Sarkozy",
declaró la dirigente socialista Martine Aubry, que con esta
victoria confirmó su liderazgo y ganó estatura de
presidenciable en la campaña para las elecciones de 2012.
"Los franceses sancionaron una política injusta de regalos fiscales
para los privilegiados en detrimento del empleo, la lucha
contra el desempleo y el poder adquisitivo", insistió
Aubry.
Sarkozy, que parece haber escuchado el mensaje de las urnas, convocó al
primer ministro, François Fillon, para hoy a primera hora a
fin de "analizar los resultados" e introducir
algunos "cambios modestos" en la composición del
gabinete.
El secretario general del Palacio del Elíseo, Claude Guéant, afirmó que
Fillon no presentará la renuncia y estimó que se tratará
de "cambios técnicos".
Esa aclaración no constituye un indicio claro, porque los últimos cambios
en el equipo ministerial comenzaron como un
"reajuste" y concluyeron en una profunda
"reestructuración".
Varios representantes de la UMP y, sobre todo, los militantes reunidos en la
sede partidaria pidieron ayer poner término a la política
de apertura a la izquierda iniciada por Sarkozy cuando llegó
al poder, en mayo de 2007.
Esa estrategia fue adoptada con la esperanza de debilitar al Partido
Socialista y profundizar sus divisiones.
Pero estos resultados parecen indicar que el aporte de los socialistas que
aceptaron puestos en el gobierno fue escaso en materia
electoral y tampoco sirvió para desmovilizar a la oposición.
Algunos dirigentes del partido de Sarkozy reclaman una "clarificación"
de la orientación política del gobierno, considerada
"incoherente", "voluntarista" y hasta
"contradictoria con la ideología" de la UMP.
Lucha
por el poder
Las elecciones regionales que concluyeron ayer, última consulta antes de la
batalla presidencial de 2012, prefiguran en cierto modo las
características que tendrá la próxima lucha por el poder
supremo en Francia.
La hazaña lograda por Martine Aubry, que en un año consiguió unificar al
Partido Socialista, apaciguar las rivalidades, darle
coherencia ideológica y llevarlo a la victoria, la colocó
entre los principales aspirantes a disputar las elecciones
internas para elegir al candidato que enfrentará a Sarkozy
en 2012.
Su triunfo, sin embargo, resulta matizado por el enorme éxito que obtuvo su
rival Ségolène Royal en su región de Poitou–Charentes,
donde totalizó más del 60% de los votos.
Ese auténtico plebiscito legitima en buena medida sus aspiraciones de
postularse nuevamente al poder.
El duelo entre Martine Aubry y Ségolène Royal también relativiza las
posibilidades del actual director general del Fondo
Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss–Kahn, que
hasta hace pocas semanas aparecía como el único capaz de
unir el partido y evitarle una nueva debacle electoral.
La resurrección socialista también se debe –en gran parte– al aporte
de Europa Ecología, el movimiento verde unificado gracias a
la tenacidad de Daniel Cohn–Bendit, líder del movimiento
estudiantil de mayo de 1968.
El ex "Danny el Rojo", convertido ahora en "Danny el
Verde", fue el artífice de la definitiva
institucionalización política de los ecologistas, iniciada
en las elecciones para el Parlamento Europeo de 2009.
Transformados ahora en tercera fuerza nacional con el 12% de los votos, los
ecologistas serán uno de los actores clave en 2012, porque
ninguna victoria de la izquierda es posible sin el voto
verde.
En sentido inverso, el Frente Nacional (11,5%) se convertirá en un serio
dilema para la derecha, que difícilmente pueda conservar el
poder sin una alianza con la extrema derecha.
El viejo líder Jean–Marie Le Pen, que acaba de reunir un 25% en la región
PACA (Provenza–Alpes–Costa Azul), no será candidato
dentro de 26 meses.
Su hija Marine, que se perfila como su probable sucesora, se convertirá en
una candidata aun más peligrosa, en la medida en que marcará
un rejuvenecimiento del FN, una modernización y mayor
moderación formal que su padre.
La última semana mostró un anticipo de lo que será la disyuntiva de la
derecha dentro de dos años. La UMP apeló sin pudor al FN a
respaldarlos en el ballottage.
Pero Le Pen decidió tentar suerte individualmente en 12 regiones para
mostrar el verdadero caudal de su partido y advertirle a
Sarkozy que si en 2012 desea permanecer en el Palacio del Elíseo
tendrá que negociar con el FN, aunque eso obligue a los
herederos del gaullismo a "perder su alma".