Los miembros de la eurozona
aprobaron los mecanismos para instrumentar, como último recurso, el salvataje
de la economía de ese país
Bruselas.– Después de
meses de profunda incertidumbre y turbulencias en los mercados, Francia y
Alemania lograron ayer un acuerdo para respaldar un programa de rescate de la
eurozona y del Fondo Monetario Internacional para Grecia, que será liberado
cuando Atenas ya no pueda recurrir al financiamiento de los mercados
internacionales.
Los líderes de los 16 países
miembros de la eurozona dieron su aprobación a un mecanismo de préstamos
bilaterales de carácter voluntario, luego de ser convocados por el presidente
la Unión Europea (UE), el belga Herman van Rompuy.
Según el borrador del
acuerdo, además de esos préstamos, que otorgarán la mayoría de los países
de la eurozona, se prevé un aporte "sustancial" del FMI, una de las
principales reivindicaciones de Alemania.
Según publicó ayer el
diario francés Le Figaro , el plan ofrecería a Grecia unos 29.300 millones
de dólares en ayuda, que combinaría tanto préstamos individuales del FMI
como de las naciones de la eurozona.
El esquema de financiamiento
se extendería eventualmente a otras naciones de la UE con problemas
financieros. Antes de que se conociera este acuerdo clave, España y Grecia
pidieron a la UE que use un fondo de 67.000 millones de dólares para ofrecer
créditos de bajo interés a Atenas y a otras economías de la eurozona en
apuros.
El fondo recaudó dinero a
intereses bajos luego de acudir al mercado de bonos, para después entregar
parte de ese dinero a Hungría, Letonia y Rumania en colaboración con el FMI.
El fondo es utilizado para ayudar a los miembros de la UE que aún no
adoptaron el euro, aunque los líderes de España y Grecia sostuvieron que su
mandato podría ser ampliado para socorrer a los países de la eurozona al
borde de no honrar los pagos de su deuda soberana.
Grecia había obtenido créditos
mediante la venta de bonos soberanos, pero a mayor interés, que según el
primer ministro griego, Giorgios Papandreu, minan sus gestiones para cubrir el
enorme déficit presupuestario. Por eso pidió a los líderes europeos que
acuerden un plan de ayuda.
Puja entre
Berlín y París
El acuerdo para liberar el
eventual plan de rescate financiero de Grecia llega luego de que Francia y
Alemania, las economías más grandes de la UE, limaron sus diferencias
respecto de la metodología del mecanismo.
La discordia entre Berlín y
París había estallado cuando el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble,
bautizado "señor no", se oponía a utilizar fondos europeos para
rescatar a Grecia. Por su parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy,
impulsaba el salvataje financiero a los griegos para que el euro no sufriera
un golpe mortal a su credibilidad.
Mientras la jefa del gobierno
alemán, Angela Merkel, apostaba por una solución "mixta" para
rescatar a Grecia, mediante créditos bilaterales coordinados y con la
participación activa del FMI, Sarkozy se resistía, temeroso de que la
entrada del organismo multilateral "empañe" la imagen de
"independencia" o "autosuficiencia" de Europa para
resolver sus problemas.
Fuentes de la UE destacaron
ayer el papel que tuvo en las negociaciones el jefe del gobierno español y
presidente de turno de la UE, José Luis Rodríguez Zapatero.
"Un buen europeo no es
necesariamente uno que ofrece ayuda rápidamente. Un buen europeo es uno que
respeta los tratados europeos y los derechos nacionales para que no se
perjudique la estabilidad de la zona euro", dijo Merkel, horas antes de
que Berlín accediera a colaborar con sus socios de la UE, tras imponer duras
condiciones al acuerdo. Según la declaración, cualquier desembolso de créditos
bilaterales será decidido por los países de la eurozona por unanimidad, lo
que equivale a conceder a Alemania un derecho de veto. El documento establece
además que el mecanismo adoptado debe ser considerado "una última
instancia, que implicaría que el financiamiento del mercado es
insuficiente".
El Banco Central Europeo
también dio un paso al frente en apoyo a Grecia, al extender reglas más
blandas para el eventual salvataje.
"Es una decisión muy
satisfactoria, que instala un mecanismo europeo con una participación
minoritaria del FMI, que garantiza la estabilidad financiera en la zona
euro", dijo Papandreu tras conocerse el acuerdo.
Luego de años de manipulación
de las cifras de su deuda real –en colaboración con bancos
norteamericanos– y de alteraciones de los datos de su déficit fiscal, la
economía de Grecia arrancó 2010 al borde del colapso y generó preocupación
en la UE, por la posibilidad de que la caída de ese país arrastrara a otras
naciones de la eurozona. El bloque ve con serias dudas el futuro de las
debilitadas economías de Portugal y España.
En medio de la creciente
tensión social en toda Grecia, el gobierno socialista de Papandreu tomó
severas medidas para intentar frenar la debacle, como el aumento de un 2% en
el impuesto al valor agregado (IVA), recortes de hasta el 8% en los sueldos de
los empleados públicos, el congelamiento de las pensiones y una intensa lucha
contra el fraude fiscal.
En los últimos meses, Grecia
ha sido escenario de huelgas y conflictos gremiales de distintos sectores. En
total, el gobierno quiere ahorrar unos 4800 millones de euros este año, para
reducir el déficit público del 12,7% del PBI al 9%. El país acumula deudas
por 300.000 millones de euros.
El plan
Una ayuda combinada: Alemania
apostó fuerte por una solución "mixta" para rescatar a Grecia,
mediante créditos bilaterales europeos y con la participación activa del
FMI. Francia, temerosa de que la entrada del organismo multilateral "empañe"
la imagen de "independencia" o "autosuficiencia" de Europa
para resolver sus problemas, finalmente cedió ante la propuesta de Berlín.
Créditos bilaterales
voluntarios: Los socios de la eurozona otorgarán créditos a una tasa de
interés "aceptable" para Grecia, estimada en torno al 3%. Se creó
un fondo con "aportes voluntarios" de los países europeos por un
valor que supera los 16.000 millones de dólares.
FMI: Los créditos
europeos irán combinados con inyecciones del FMI. Se prevé un total de
13.000 millones de dólares en ayuda de este organismo.
Bruselas.– La UE acordó
ayer un mecanismo para rescatar a Grecia que abre la puerta de la Eurozona al
FMI y sus tratamientos de choque. El acuerdo, cocinado entre Berlín y París,
fija un sistema de préstamos bilaterales de los miembros de la Eurozona y el
FMI.
Para el presidente francés
Nicolás Sarkozy, este acuerdo es "preventivo" y tiene como objetivo
"no usarlo". "Es un seguro para que Grecia pueda financiarse
sin ser penalizada por la especulación", dijo el jefe de Estado francés
al final de la cumbre, en la que también aseguró –como hizo la UE en su última
cumbre– que "Grecia no está sola". El primer ministro griego,
Yorgos Papandreu, se mostró "muy satisfecho". La canciller alemana
Angela Merkel se fue de la cumbre de Bruselas sin hacer declaraciones.
El FMI actuaría en primer
lugar. Los países europeos después y tras muchas condiciones. El documento
de conclusiones de la reunión, que Clarín pudo consultar anoche, explica que
"el gobierno griego no ha solicitado apoyo financiero de ningún tipo.
Por lo tanto, no se ha adoptado ninguna decisión para activar el
mecanismo".
No se especifica la cuantía
de esos préstamos, aunque varias delegaciones estimaban anoche que podría
sumar 30.000 millones de euros. La UE espera que el anuncio calme a los
mercados internacionales, que ya apuntan también a Portugal. El euro volvió
a caer ayer y ya está a 1,32 dólares.
El "mecanismo" sólo
se activaría, "en último momento" si se dan dos condiciones: que
Grecia no pueda refinanciar su deuda en los mercados internacionales y que
toda la Eurozona apruebe su activación.
La primera condición es durísima.
Grecia colocó su última emisión de bonos, por 5.000 millones de euros, a un
6,3%, una tasa que a medio plazo haría que su deuda, que ya suma 300.000
millones, fuera una losa que haría inútiles todos los esfuerzos helenos por
reducir el déficit público.
¿Qué tasa de interés tendría
que ofrecer Grecia a los mercados para que la UE considere que es
insostenible? Eso no aparece en el acuerdo, en el que sólo se indica que el
mecanismo se activaría si la financiación del mercado es
"insuficiente" –"cuantitativa y cualitativamente", según
aclaró Sarkozy–.
La participación del FMI fue
definida por fuentes de la Presidencia española de la UE como "una
derrota política de Europa", que demuestra su incapacidad para rescatar
a un país miembro cuya economía representa el 2,6% del PBI de la Eurozona.
La llamada al FMI era vista
como un imposible. Así lo habían dicho el BCE, Bruselas, Francia, España.
Ahora se acepta, como quería Alemania. A pesar de que todavía anoche,
Jean–Claude Trichet, presidente del BCE, decía a la televisión francesa
LCP que acudir al FMI sería "muy malo" y pedía a la UE "que
asumiera sus responsabilidades".
La UE intenta con este
acuerdo de mínimos que Grecia no caiga y provoque un efecto dominó que
arrastre a Portugal, Irlanda, España o Italia. El euro es el mayor logro de
la UE y dejarlo a la deriva en los mercados sería traicionar el corazón del
proyecto europeo.
Merkel sale de esta cumbre
reforzada en Alemania y como madre intransigente de unos europeos poco
rigurosos con sus cuentas públicas. Berlín consigue que se revise antes de
finales de año –para facilitarlo– el procedimiento por el que se sanciona
a los países incumplidores.
La negativa de Merkel a
rescatar ya a Grecia se debe al rechazo que la idea provoca en su opinión pública
y en sus socios de gobierno, unos liberales que preferirían castigar a
Atenas.
Merkel juega a mantener el
modelo económico alemán, que resiste la crisis sin destruir empleo y
necesita cuentas públicas saneadas. En algunas críticas recientes parecía
que la culpa de la crisis era menos de Grecia que de Alemania, a quien se
acusa de fomentar una economía muy exportadora y poco consumista que
perjudica a sus socios europeos.